29 noviembre 2008

El Vuelo del hombre


Después de toda la trayectoria que lleva el ser humano, lógicamente podríamos decir que en el punto en que se encuentra le son necesarias unas alas.

A pesar de que les estamos induciendo para que observen todo el entorno, para que observen las circunstancias de la Tierra, para que vivan esas circunstancias de una forma natural y necesaria para ese cambio de conciencia del ser humano, a pesar de todo ello el hombre se siente ensimismado en su propio ombligo, se siente como único y necesario como ser de humanidad y ahí entran sus quejas ante la vida que vive, sus necesidades de cambio, sus necesidades de ver otra salida y la fuerza que tiene arraigándose cada vez más a la tierra, al planeta. Y aun sabiendo que el momento es necesario para la evolución del hombre él se siente en un callejón sin salida.

En ese punto en el que se encuentra el ser de humanidad tiene que sentir –volvemos a los sentidos- hacia dónde encaminarse puntualmente para que, como les decíamos el día anterior, su vibración no merme.

El hombre sabe muchas cosas pero no pone en práctica aquello que sabe o asimiló, lo ha dejado latente sin vivirlo. Se olvida de que para alcanzar ese estado de armonía necesita una vibración más sutil y esa vibración sutil la alcanza a través de los sentidos, de las sensaciones, de ahí que es importante que se rodee de sensaciones que le hagan vibrar, que le hagan sentir, que le hagan en definitiva mantener esa constante vibratoria o elevarla.

Eso lo sabe, pero en el día a día se sumerge en sus haceres, sus trabajos, sus dedicaciones, y aquello que sabe que le hace elevar esa vibración no lo usa, quizás porque crea -sus sentidos le hagan creer- que tiene todo el tiempo del mundo para poder remontar ese estado de ánimo.

Y está bien que así lo sienta, pero la realidad no es la que ustedes están viviendo, la realidad -como ya les hemos dicho- no es ese sueño en el que están sumergidos, en la realidad no hay tiempo, el tiempo es ya y ustedes todavía trabajan para el mañana, para el fin de semana, se dejan relajadamente las sensaciones que hacen elevar su alma, elevar su ser, elevar en definitiva su vibración para los fines de semana, para momentos puntuales. Todavía no han incorporado que el tiempo de elevar la vibración es ya, que tienen los elementos necesarios cada uno de ustedes para que se rodeen en cada instante de sus vidas de esa sensaciones para que les hagan estar constantemente vibrantes.

En el momento en que esta el ser no debe permitirse bajar su ánimo, no debe permitirse sentirse triste, desalentado. Tienen la obligación, el deber de saber qué les agrada. En este momento ya el hombre debería conocer y conocerse tanto que en cada instante que sienta que las circunstancias del entorno le hacen mermar, le hacen bajar, automáticamente, antes de que eso ocurra ,recomponerse con los elementos que a cada cual le hacen vibrar, o elevar ese estado de ánimo y el estado de conciencia, unos a través de la música, otros de las salidas a la naturaleza, otros a través de los encuentros con amigos, cada cual debe saber qué le hace bien, qué le hace sentirse totalmente entregado a esa inspiración. No deben de perderlo, no deben dejar para mañana lo que saben que en cada instante, en el momento en que está el hombre, le es necesario para la ayuda de los demás y de sí mismo. Recuerden quienes son, recuerden que son seres entregados a la labor de ser guías para una humanidad latente, recuerden que eligieron dedicarse a ese conocimiento del alma.

Sí, el cuerpo, la tierra, la densidad les hacen en momentos sumergirse en todo lo que en la Tierra acontece, en toda esa densidad, en todo ese compromiso, olvidándose de que son seres de luz y deben reflejar esa luz en cada instante. Deben recogerse para que resurja de sus interiores ese ser alado, deben de ser capaces de vivir aquí, de entremezclarse pero no densificarse, procurar hacerse la vida a su medida en estos momentos, deben procurar hacerse la vida a la medida de cada cual, su propia vida, no deben dejar que la vida y las necesidades de los demás, lo que cada cual está viviendo les atrape hasta el punto de perder la identidad.

Muchas veces lo hemos repetido y lo repetiremos, porque el hombre está en ese filo de la navaja, está que como se descuide mínimamente, como no se rodee de cosas que le hagan sentirse como ser de luz, como antorcha para iluminar el camino de los demás, el trabajo o la necesidad de la mayoría de los seres humanos es tan denso, se vive con tanta y tanta carga, con tanta y tanta pena que esa energía hace que atrape todo lo que encuentra en su camino, de ahí que el hombre, el ser orante, el ser que decidió ser un ser individual y a la vez dedicado al fin último del hombre, que es ser guía, ser faro, ser el mismo Dios, sucumbe sin darse cuenta, se deja arrastrar por las dolencias de los demás, por sus necesidades.

Y antes de poder mezclarse o entremezclarse con toda esa carga energética, el hombre debe estar exuberante, debe sentir que nada ni nadie lo puede atrapar, ahí sí puede sentirse con esa fuerza de decir: “voy hacia ahí porque nada me va a mover, pero si no es así, si el hombre aun no ha llegado a sentir esa fuerza en su interior, sabe que es pero tiene que sentirlo, tiene que unirse, tiene que fundirse con esa sensación de saberse que es Dios, con esa fuerza. Hasta sentirlo así, lo que el hombre debe de hacer es replegarse.

Muchas veces le hemos dicho: “vayan buscando aquello que les hace sentir y mover toda su energía interna, aquello que les hace vibrar el alma, porque así se enriquecen y de esa forma sus almas, sus espíritus, sus mentes toman fuerza”, de ahí que las veces y veces que se les dice: “reúnanse para potenciarse, para elevar esa energía al máximo”. Pero para salir fuera a las necesidades del ser humano tienen que sentirse muy fuertes, de otro modo les atraparán hasta el punto en que se sienten peor que aquellos que los están atrapando, y es normal porque aquel que atrapa no es consciente, el que se deja atrapar es consciente de que no está haciendo lo necesario, y ahí es cuando entra en una confusión interna, cuando ya no sabe ni hacia dónde ir ni qué hacer, ya lo han absorbido.

Tienen que recordar y hacer que cada instante de su vida esté repleto de momentos que les hagan elevar ese estado de ánimo, esa alma, esa vibración, y cuando día tras día sientan esa vibración será que ya se está implantado en cada uno de ustedes y por tanto se está preparando para poder mezclarse con la totalidad sin ser atrapados. De ahí que el hombre tiene que ser consciente en cada momento del día que se está dejando guiar por sus sensaciones, no por las obligaciones. Cuando el hombre se deja arrastrar por las obligaciones y no está fuerte, energéticamente hablando, será atrapado por todo ese dolor que está viviendo el ser humano en la Tierra, dolor, confusión, enfermedad.

El hombre está -sin ser quizás consciente al cien por cien- haciendo su vuelo interno, está llegando a lo más profundo de él para conocerse y reconocerse, pero todo este interior es igual de peligroso que el exterior, igual el hombre puede quedar atrapado en su interior como estar atrapado en el exterior por los demás seres. Lo único que puede templar al hombre es que éste se deje guiar únicamente por sus sensaciones sin entrar en las obligaciones que cada cual tenga a lo largo del día, porque es claro que se pone todos los impedimentos que tenga y mas, en el tiempo, en el trabajo, en el que no puede, y lo dejan para fines de semana. No estamos en el tiempo del fin de semana, la vida es integra y el hombre, el ser de humanidad y sobre todo el buscador, es en cada instante de la totalidad de su vida impregnado al cien por cien en esa búsqueda interna de la verdad, de su verdad. Para él no hay fines de semana, eso es para los curiosos, para los que todavía no se han comprometido con ser quienes son, con vivir arreglo a lo que son.

El hombre tiene que sentir quien es y a continuación comprometerse en vivir arreglo a quien es. Si en su día sintió que es, que fue, que será un ser de luz, tiene que vivir arreglo a ese ser de luz, tiene que comportarse como un ser de luz y su vida y todo lo que toca debe estar en sintonía como ser de luz que es. Y no puede permitirse dejarlo para los fines de semana, se ha comprometido con su esencia. Y en este tiempo de esta nueva humanidad, para aquel que en su día sintió que era un ser de luz ya no hay vuelta atrás. Recuerden el ejemplo del tren, aquel que se subió en el tren ya no puede ir hacia atrás, ya es una constante hacia delante, a ese ser ya no se le permite echar marcha atrás, él mismo no se lo permite.

Es a esos seres a los que se habla, a esos que son conscientes de otras realidades, porque aquellos que no son conscientes de otras realidades sí viven lo que está viviendo el hombre en la tierra, sí viven estas sensaciones de pena, de amargura, de enfermedades, de caos.

Pero para aquel que decidió vivir de otro modo es para quien se dice: mézclense, apoyen, ayuden, pero cuando estén fuertes, no se dejen atrapar, es mejor que se replieguen hasta sentirse de nuevo fuertes. Dentro de esa fortaleza es que el hombre puede estar tanto yendo a ese viaje hacia el interior del ser como yendo hacia fuera, nada ni nadie le dañará, pero si se sumerge como es el caso de la humanidad en estos momentos, que para buscar se sumerge en sus adentros pero no sabe cómo salir, también corre el peligro de ser atrapado, ser atrapado en su misma agonía. De ahí que las sensaciones las tienen que sentir y obedecerlas a cada instante.

Les ponemos un ejemplo, o muchos, o los necesarios para que ustedes que lo sienten y se sienten en muchas ocasiones de esa forma, sepan cómo salir. Cuando el hombre se sumerge en su interior para llegar a conocerse sin tener ninguna referencia o referencial de lo que va a ocurrir, sabiéndose protegido, sí, pero sin referencia, debe saberse guiar por sus sensaciones y dentro de ese viaje hacia el interior, cuando sientan una sensación de miedo, de angustia física, vital, de incertidumbre, salir automáticamente, salir e ir al reencuentro de aquello que a cada cual le haga sentirse elevado, bien sea la naturaleza, música, una conversación que nada tenga que ver con ese sentir intimo, que lo haga salirse por momentos o instantes de esa circunstancia. Debe hacerlo, no debe dejarse guiar hacia sus adentros si no se da el permiso de cortar en el momento que así lo sienta. Es igual -y quizás se entienda mejor el ejemplo desde fuera- que cuando el hombre quiere ayudar a otro ser humano y este ser humano con su dolor lo va trayendo hacia sí y él siente que lo están cogiendo, siente que se está atrapando o lo están atrapando y no es capaz de decir “hasta aquí”, bien porque le haga sentir mal, bien porque no lo comprendan, bien por tantas y tantas cosas… Mejor sería que ese hombre, ese ser, no se fuese o no diese ese punto de apoyo.

El hombre debe saber cuándo cortar una situación que le va a llevar a un punto que lo va a sacar de sí. Tanto si es con la propia humanidad como con uno mismo, con su propia mismidad, está en el momento en que ya debe saber distinguir, y nada, ni obligaciones ni qué dirán debe de cortarlo; si siente que debe de ir hacia ahí, hacia ahí; si siente que es quedarse cuando se tenía que ir pues se queda; claro está que actuando así se desorientará en su inicio o desorientará a los demás, por supuesto, pero es que dejarse guiar por los sentires, por las sensaciones, también es novedoso para el hombre, no lo ha hecho nunca, siempre ha estado guiado por las obligaciones suyas o de los demás.

El vivir o querer hacer la vida únicamente basada en sensaciones es novedoso, todo el mundo, todo ser humano está repleto de obligaciones que le hacen no dejarse guiar por sus sensaciones, va a pie de reloj a lo que toca a cada instante, levantarse, trabajar, hacer la comida, trabajar, dormir, todo a lo que toca, todo a lo que está marcado. ¡No!, toca comer pero no tengo hambre, tampoco tengo ganas de hacer la comida… no lo hago. ¡Déjense, corten con las obligaciones, corten con la rutina, alcen el vuelo como seres de luz que son, no se dejen atrapar!

En estos momentos se les va a repetir muchas veces, son los inicios, los albores de una nueva humanidad en la que se les tiene que guiar como a los niños pequeños porque se dejan arrastrar creyendo que hacen bien.

Pero mientras el hombre decida ir realmente hacia ese conocimiento de lo que es se les estará apoyando, se les estará dirigiendo para que ese tránsito que está pasando el ser humano sea armónico.

Y para aquel que va mas allá, para aquel que se comprometió, para aquel que escucha las palabras y las siente en su interior sepan que todo este desazón que sienten sus espíritus es normal de un tránsito hacia una nueva humanidad, es como los dolores de parto antes de ver la luz, son necesarios para llegar a esa luz, para llegar a esa nueva dimensión.

Están en un proceso normal y natural, pero en ese proceso normal y natural en el que están sumergidos aquel y aquellos que escuchan, también se les dirige para que sean realmente signos de luz, fieles seguidores de ella y transparentes para iluminar al resto.

Así sea.

3 comentarios:

Alma dijo...

Y el hombre vuela, desde sus
deseos...

Llega a poder ser lo que deseó,
y su detino le trae
al lugar que él pidió,
todo es....
porque él lo forjó
y el universo le ayudó,
para poder ser mejor.

Jayja para tí... dijo...

lo que yo entiendo por "el vuelo del hombre", tiene que ver con el espíritu, con las sensaciones lindas, y creo que apartarse de las sensaciones lindas, no es saber volar, nunca nada que haga sentir felicidad, debe ser equivocado, cómo es que el hombre debe saber parar la felicidad? Creo que la fuerza del Universo, nos eleva, o nos lleva lejos de la fuerza de la gravedad, y en esa elevación sólo cabe el alma, cuando confundimos el alma con el cuerpo y no sabemos respetar el alma, quedaremos de pie, atrapados por la gravedad, yo, particularmente, nunca he tendio mi alma atada a este suelo, ella, sabe volar desde que existo...aunque suene difícil de aceptar, mi alma ha volado desde que mi entendimeinto podía llevarme al Universo...y ene sto no miento.
Un saludo para usted,
jayja

Unknown dijo...

Adonai, no se si como oración es un poquito larga je, :-) pero si entiendo el sentido de lo que quieres decir. Perder la identidad, ir en contra del propio sentido es un trabajo tan árduo e inutil que finalmente nos vence la propia naturaleza. A mi algo así me sucedió, me esforcé en un imposible hasta que comprendí que estaba orientando mal mis fuerzas, cambié el rumbo y a partir de ese momento sé en todo momento lo que debo hacer y lo que no, es un alivio saberlo, si escuchas tu interior te lo dicta todo, te guía, de veras. Es un extenso escrito pero con buen esfuerzo orientado a una enseñanza, gracias! un abrazo

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