24 abril 2008

ORACION: EL TEMPLE O LA TEMPLANZA


¿Cómo se definirían cada cual, cada uno de los que escuchan las oraciones, a sí mismos en base a la asimilación de éstas?

¿Creen que a lo largo de las semanas y los meses han asimilado parte del contenido de las oraciones?

Si es así, si realmente creen que han asimilado, ¿son conscientes de haberlo llevado a cabo en base a su actitud con la vida y con los seres de humanidad?, ¿han llevado a cabo esa oración asimilada?, ¿se ha reflejado en algo, son conscientes de que han reflejado algo de lo asimilado con cada ser humano que se le ha presentado, o lo han guardado para ustedes mismos, o han llevado a cabo actitudes puntuales con el prójimo?

Háganse todas esas reflexiones, observen si a lo largo del tiempo cada uno de ustedes se sabe dirigido, apoyado por seres con un nivel de conciencia más elevado. ¿Saben realmente que eso es así?, ¿sienten realmente que eso es así, o sencillamente en momentos puntuales de sus vidas recuerdan una de las oraciones, una, y en ese instante se sienten bien pero después continúan con sus vidas como si tal cosa no hubiese ocurrido?

Se les dice todo esto para que cada vez se vayan haciendo más conscientes de ustedes y de sus reacciones ante lo que la vida les presenta, porque a veces, a lo largo del tiempo que estamos con cada uno de ustedes, con cada uno de los grupos de oración, les hemos dicho que el hombre coge aisladamente la vida, no puede ver las relaciones o interrelaciones que ocurren y, por tanto, no ven cual es su momento, su actitud, en definitiva, su vida en este instante.

Si comprendieran y no viesen como hechos aislados los acontecimientos, sino que se habituaran a ver la correlación que hay con cada uno de ellos, podrían ver y sentir lo que en este instante está ocurriendo en sus vidas como parte de un proceso iniciado tiempo atrás, hasta incluso en los años más tiernos de la infancia y hasta incluso antes de esta encarnación.

Cada cosa, cada hecho que se les va expresando, es para que templen sus cuerpos y sus emociones para todo lo que acontece, y todo lo que acontece no es ni muchísimo menos un castigo ni un premio, sino una consecuencia en base a las actitudes que está teniendo el ser humano. No existen, como tal, los premios ni los enfados de la Divinidad con el hombre, los castigos como los llaman, eso es una invención del hombre. Existen unas consecuencias en base a la actitud de un hecho, de un hecho tras otro, tras otro, tras otro… eso ha generado que en un momento puntual ocurra un hecho importante para sus vidas que cada cual lo vive como un premio o un castigo, pero no deja de ser una consecuencia de sus formas de hacer para con ustedes mismos y para con la vida.

De ahí que muchas veces les expresamos la importancia, la gran importancia de que se conozcan a ustedes mismos cueste lo que cueste, les cueste lo que les cueste, les cueste llantos, lágrimas o alegrías, pero conózcanse porque en la medida que ustedes se conozcan darán otra respuesta ante el ser humano y ante la vida. Si no se conocen usan el verbo sin reparar el daño que hacen, usan los silencios sin ser conscientes de lo que ello conlleva. En definitiva, si no conocen lo que ustedes están proyectando, si no conocen su resultado, ocurre lo que ocurre, lo que ustedes dicen desgracias, ocurre lo que ustedes viven como desgracias.

Si el hombre en todos sus momentos, y no puntualmente, se observase y fuera realmente fiel con esa observación, se diría a sí mismo: “no me importa cuál será el resultado ante lo que voy a hacer porque está bien sentido desde el corazón, aunque el hombre no lo comprenda, no me importa el resultado de esto que va a ocurrir en base a mi respuesta, no me voy a dejar condicionar por una sociedad que va hacia el gran deterioro, voy a ser consecuente hasta las últimas consecuencias con mi vida, con mi verbo, con mi forma de sentir y mi forma de pensar”.

Si el hombre no llega a hacerse todas estas preguntas y a apostar por ellas no podrá ayudar, serán palabras lo que salgan de sus bocas, porque antes de poder ayudar la persona tiene que conocerse, tiene que conocer sus limitaciones y vencerlas, tiene que conocer sus posibilidades e ir más allá, debe de fundirse con lo que es, y fundirse con lo que es, es fundirse con la verdad, con la claridad, y no fundirse con la equivocación, porque no existe, no fundirse con la pena porque no existe, no fundirse con el deterioro porque no está programado para el hombre, no está, existe únicamente porque el hombre quiere que exista, porque potencia ese deterioro, porque como no se conoce sus hechos hacen que se produzca el deterioro. Si conociese su potencial, si conociese y creyera en él sabría perfectamente que cada pensamiento sería una actitud y cada actitud sería realmente una fuerza de sanación y una fuerza de creación, pero ¡hay tantas cosas que el hombre pasa por alto conscientemente, tantas…!

Les hacemos que lleguen a todas estas reflexiones porque es el único modo para poder ayudarles, el único modo para que el hombre pueda ayudarse a sí mismo. Si dentro de una comprensión a una escucha, no la hacen suya y comienzan a vivir en base a esa comprensión, y no se dejan llevar porque los demás no lo hayan comprendido así o no estén dando una respuesta así, si ustedes lo han comprendido, lo han llegado a asimilar pero no lo incorporan en sus vidas, si no lo incorporan no va a servir de nada, de nada. Tantas veces han escuchado, tantas veces han creído asimilar pero les ha dado reparo, miedo, vergüenza, todas esas actitudes que no les han dejado llevarlo a cabo, implantarlo en sus vidas hasta el punto que lo han olvidado, y de nuevo en otra oración se les recuerda.

¿Creen de verdad que siempre van a ser guiados? ¿Creen que ustedes no pueden ser sus propios guías? Porque en cuanto estos servidores sientan que pueden llegar a ser sus propios guías se retirarán con el máximo respeto. Y si llegan ustedes a relacionar solo las oraciones que han escuchado, podrán observar que tienen mucho conocimiento que han dejado que se pierda, si, pero lo han escuchado muchas veces de distintas formas; tienen mucho conocimiento pero no lo llevan a cabo.

Claro que lo vivirán como un castigo, como todo, la enfermedad la viven como un castigo, o lo viven como premio o como castigo, y no saben y se les ha dicho muchas veces que no existe el premio ni el castigo, son sus hechos, son sus obras, “por sus obras los conoceréis”, las que los premian y los castigan, sus propias formas de vivir la vida, o sea que ustedes mismos se premian y se castigan. Pero lo más triste, porque es triste, es que al igual que ustedes se premian y se castigan, premian a los demás seres humanos y castigan a los demás seres humanos. Eso no se les va a consentir, no son quienes, al igual que a ustedes no se les premia ni castiga, no son quienes para premiar ni castigar a nadie, ni tan siquiera a los más débiles. Eso no se les puede permitir. Obsérvense, observen sus formas de hacer ante la vida y observaran a lo largo del día la cantidad de veces que ustedes halagan o premian, o juzgan o castigan.

Podríamos recordarles, porque así están sus vibraciones en este momento, desde la primera oración, y para unos serian novedosas, para otros repetitivas, pero para aquel que lo viviese como novedoso observaría que no lo es tanto, que en su interior lo da por bueno, lo da por correcto, lo tiene asimilado, y para aquel que creyera que es una vez más una repetición, observaría que la escuchó pero no la incorporó. Por eso les decimos que estamos apoyándoles hasta que sintamos, en cuanto se observe que el hombre puede caminar en solitario se les dejará en solitario para que lleguen a lo más profundo de ustedes en solitario, para que se apoyen los unos a los otros sin este aporte de energía, porque este aporte de energía, a la vez que el hombre está para apoyar, no está para coger en brazos al hombre, está como bastón para apoyar. De ahí que les decíamos que la pena no sirve, que el castigo no sirve, y el premio tampoco. Lo que sirve es el conocimiento de uno mismo y al conocimiento se llega sin tapar absolutamente ninguna emoción, sin tapar ningún sentir, llegar hasta lo más profundo ocurra lo que ocurra al hombre, hasta llegar a conocerse, conocer las respuestas y si a uno no le agrada cambiarlas.

Cuando uno no quiere mentirse y quiere llegar a la verdad, tal y como está el ser humano le costará llegar a su verdad, claro que le costará, pero si eso es lo que busca y lo que anhela llegará, y una vez llegado a su verdad actuará en consecuencia hacia la humanidad y hacia el planeta, en consecuencia, porque cuando el hombre llega a su verdad llega a la verdad autentica. No hay más que una verdad, y no hay más que un ser dividido en millones de almas, una verdad, una, la que se llegue a través del corazón, esa es su verdad, y si es su verdad es la verdad del Divino, porque no hay otra.

Pero si el hombre se queda a medias sin querer profundizar porque atisba que no le va a agradar, porque sin profundizar está mejor, no tiene que dar ninguna respuesta, porque se puede pasar toda la vida buscándola, esa es en su gran mayoría la actitud del ser humano, no querer profundizar porque así se relaja, toda su vida diciendo que no sabe, y el hombre sabe, el ser humano sabe, miren si sabe, miren si lleva conocimiento en su interior que hace un instante les hemos dicho “en el momento en que sintamos les dejaremos caminar solos”, porque el hombre sabe y puede dirigir su vida, y cada vez con mas y mas claridad.

Dentro de lo que ustedes viven como caos y caótico, dentro de este momento de tinieblas está la luz más cegadora y deslumbrante que haya existido desde sus inicios, la más deslumbrante. Es ella la que quizá ciega a la mayoría, pero ustedes están en ese filo de la navaja que ya les hemos hablado y deben de templar esa emoción, ese corazón, para no cortarse ustedes mismos y poder cruzar al otro lado, para poder cruzar.

Amén.

19 abril 2008

ORACION: UNA VIA SIN RETORNO


(Esta oración se hizo el día 18 de julio de 2.007)

Relajen en profundidad el cuerpo y la mente. Queden abiertos totalmente para hacer un viaje sin retorno, el viaje que por herencia el ser humano debería de vivir constantemente.

Cuando el hombre retoma con plena conciencia lo que es, un ser totalmente de luz, él, por decisión propia, emprende un viaje y sabe con plena conciencia que no va a regresar al mismo lugar nunca.

Ese es el hombre, el autentico ser, un viajero sin retorno cuando se dispuso desde el inicio de los inicios a encarnar como ser humano, ya no había vuelta atrás, ya es una constante ida. Ese es en esencia el hombre, el hombre que está vivo, el hombre que en conciencia se siente vivo.

Como observaran o sentirán no estamos hablando del ser de esta humanidad. El ser del planeta Tierra, el hombre físico del planeta Tierra, siempre quiere retornar a lo mismo, no le gusta saber que no hay vuelta, no le gusta, no se siente cómodo sabiendo que a cualquier decisión, hecho o acontecimiento no puede darle la vuelta. Ya ha acumulado una energía y esa energía ha producido unos hechos irreparables, buenos, malos o regulares, pero irreparables.

El hombre no tiene referencia ninguna, ni científica ni espiritual ni mental, en donde cogerse siempre a lo mismo, nunca, no existe. Desde que nace, desde que se ubica en un lugar y crece y muere y renace, y crece y muere y renace, y así constantemente en su evolución, jamás repite algo idénticamente igual, nunca.

Pero este ser de humanidad, cualquier hecho de su vida cotidiana lo repite y repite e intenta repetirlo idénticamente igual, consciente o inconscientemente no acepta ningún cambio en su mente, en su cuerpo, en sus emociones… Si es feliz siempre quiere ser feliz, si es triste o pasa un tiempo triste se adentra y se regocija en ese tiempo y lo nombra y lo renombra, ¿para qué?, para que vuelva a ocurrir.

No ha aceptado lo que es, ha perdido totalmente el sentido de lo que es. Y retomar lo que el hombre es, un viajero sin retorno, es lo que le va a dar a esta humanidad la visión de la no catástrofe, la visión del no miedo, la visión del no apego. Le va a dar la autentica visión de lo que es la llamada vida.

El hombre cree que por respirar, crecer, madurar y cumplir edad está vivo, y no está vivo. La vida es cambio, la vida es crecimiento, la vida es lo inesperado en cualquier situación, en cualquier lugar o en cualquier pensamiento. Estar vivos es subirse al tren sin tan siquiera sentir ni pensar qué queda atrás. Estar vivos, evolucionar dentro de esa vida evolutiva, es estar constantemente sintiendo que cada instante es nuevo, nuevo, al nivel mas grande o inmenso que pueda imaginar la mente humana; nuevo se refiere a renovar, renovarse, reconducirse, recomponerse.

Y hoy el hombre puede conseguir -y que no le cuenten- estar vibrando en esa densidad que le dé el poder, no de ese gran poder que están ustedes imaginando, sino de poder hacer, que el hombre cree no poder hacer, de poder hacer lo inimaginable, cuánto más aquello que imaginan sus mentes. Si el hombre puede entrar en esa fluidez de energía para poder llevara a cabo lo impensable, imagínense cómo no va a poder hacer lo que su mente imagine o crea o decida, o lo que su espíritu le pida.

El hombre entra en la etapa de poder y de sentir ser energía ilimitada, de reconducirse del modo en que quiera. Lo verán como una ciencia ficción, pero es una realidad que está ocurriendo en algunos lugares de este planeta. Y no está ocurriendo ahora precisamente en esta época, está ocurriendo desde los tiempos más remotos. Bien es cierto que la Tierra se ha puesto en conjunción con lo necesario para que toda la humanidad pueda hacer ese viaje sin retorno a un pasado viciado, vicioso, oscuro, caduco y sin forma, ya sin forma.

Recuerden algo que las Sagradas Escrituras narran en el tiempo aproximado de Moisés, ubiquen sus mentes para poder entender que esos pasajes que la Biblia u otros libros sagrados cuentan, no necesariamente tienen que ocurrir con esos precisos detalles, porque para la información de las mentes en cada momento histórico de la vida han tenido que usar formas y palabras que el ser humano de esa época pueda entender, al igual que en algunos momentos han generado una visión o han visionado una película y le han puesto forma, pero quédense no con esas formas sino con el mensaje. Pues bien, en ese tiempo hubo en la Tierra grandes cambios, pero al que nos vamos a referir, que es similar al que ahora está ocurriendo, es el de la peste. Recuerden cuando el faraón no quería dejar salir de Egipto al pueblo de Israel y el tal llamado Moisés, que como nombre no existió, pero que como ser de humanidad sí, entró en ese tiempo, en ese viaje sin retorno y dentro de la vibración cósmica, y le dieron la capacidad para poder regenerar ese preciso momento de la historia. Y a la actuación de un señor de poder como fue un faraón o mandatario, el que fuese, él replicaba para abrir las mentes y los corazones, pero en especial cuando mandó a todos los primogénitos que iban a morir. Y ahí es donde nosotros queremos poner este ejemplo. El pueblo de Israel pintó sus puertas con sangre de cordero para que esa peste, esa maldición, no tocara a sus hijos, y pasara de largo.

Ahora está ocurriendo lo mismo. Si ustedes creyesen a aquellos que tienen capacidad para ver, está ocurriendo lo mismo pero multiplicado por millones y millones y millones de densidad de energía. Por eso les venimos diciendo todas estas semanas “relájense, tómense el tiempo para intentar cuanto menos estar en paz, que no les mueva absolutamente nada, que el exterior está sucumbiendo”. Y volverán a pensar: “¡qué exageración!”. Piensen lo que quieran, el deber es de decirles “templen sus cuerpos, templen sus emociones, abran la mente, siéntanse como son, viajeros sin retorno, no esperen encontrar lo mismo ni a los mismos seres, ni tan siquiera a ustedes mismos, estén abiertos a lo que ocurra”.

El hombre, desde que es creado, no ha repetido jamás un mismo hecho, jamás. Siempre es un paso más hacia adelante aunque el hombre lo vea como involución, siempre es un paso más, pero claro, ese paso más en unas mentes que se han quedado concretas en un espacio reducido del universo, en un lugar tan reducido como una jaula, cualquier movimiento lo sienten e interpretan como una gran catástrofe cuando realmente la energía es una constante creadora de movimiento de vida inimaginable.

Por tanto, como estamos hablando y haciendo entender al ser humano, tenemos que hablar en estos términos y se siente el miedo en el interior del hombre cuando no debería de existir, porque nada se acaba y siempre es en sentido evolutivo. Si sus mentes pudiesen imaginar por un instante lo que es vivir, ustedes mismos decidirían en este instante morir. Si pudiesen imaginar lo grandiosa que es la vida cuando realmente es vivida, una vida sin límites… No existen mentes con limites -y está la mente universal-, no existe el ser humano, o no, con limites. Hasta en el mismo planeta ya hay seres libres, sin límites, no lo que ustedes llaman libertad, un ser sin límites, un ser que siente y vive la vida, no se lo pueden imaginar.

Y ahora, si ustedes, seres orantes, no se lo pueden imaginar, observen pues al hombre de la calle que ni tan siquiera se plantea dedicar un tiempo mínimo a saber qué hace aquí y quien es. Es grandioso, créanlo, y se les invita a vivirlo, a vivir la vida. Son -y siéntanse-, elegidos para vivir esa vida, para vivirla, para no pasar como hace el hombre, sin tocarla, para vivirla y recrearse en ella.

La semana pasada se les decía que templasen sus cuerpos, que se situasen en lugares con condiciones que les generaran esa necesidad de sentirse felices, que generaran las condiciones que cada cual necesitara para sentirse de esa forma. Esta se les pide un poco más: traten por todos los medios de, aparte de sentirse plenamente llenos, plenamente conscientes de ser un viajero de luz, un ser que no repite lo mismo ni un instante, procuren incluir a toda la humanidad, visualicen a gente, conocidos o no, sintiendo que ese ser ya ha despertado su mente. Imaginen que todos los seres humanos, sin hablar de ello, sin comunicarse siquiera de ello, no les digan por favor ningunas palabras, no lo entenderían, pero ustedes visualicen a todos los seres humanos como caminando hacia un lugar sin ningún retorno y felices de estar vivos, de ir hacia no se sabe qué, pero con ilusión. Intenten incluir a todos los seres, a todos. Compónganselas de la forma que ustedes quieran o mas fácil les sea, como ver a miles y miles y millones de seres en un lugar maravilloso, privilegiado, para eso tienen sus mentes, háganlo.

Cierren esas puertas como en aquel tiempo, que no es ni más ni menos que cerrar lo caduco y abrirse a una nueva experiencia. Enciendan velas, sí, úsenlas no como algo simbólico, intenten dar luz física, simbólica, imaginable, de todas las formas que tiene el hombre, úsenlas, iluminen sus casas, dejen que entre el sol, vayan a él, hacia él, con una mente amplia, totalmente abierta, novedosa, y no se sientan solos aunque lo estén, sientan que toda la humanidad sigue esa luz, ese sentir, ese pensar, esas emociones que ustedes deben conseguir en estos días, no hablamos de semanas o meses, días.

Procuren que cada tiempo, cada hora, momento o instante a partir de ya, sea totalmente claridad, claridad en las casas, en la forma de pensar, de sentir, de hablar, de pensar hacia los demás y con los demás, no vean ningún obstáculo ni en ustedes ni en los demás, traten de sentir por un instante esa sensación e involucren a todo ser viviente del planeta.

Cójanselo como ustedes quieran, como ejercicio, como algo voluntarioso, como un trabajo, como una maravilla, como algo inesperado, como aportar una gran sanación al planeta, como ustedes quieran. Nada es demasiado si consiguen por un instante imaginarlo, sentirlo.

Todo lo que ustedes consigan, todo, cualquier cosa de la que estamos hablando o de la que no hemos hablado e imaginen, cualquier cosa puede ocurrir, debe ocurrir y ocurrirá.

Estén prestos a intentar energéticamente llegar a más y más seres humanos que puedan imaginar, vivo o lo que ustedes llaman muerto, porque ya saben que no existe. Traten de imaginar un ser de la forma que sea, o de la forma que hoy tenga, da lo mismo, y traten de encauzarlo en ese instante y sentir que ustedes alcancen.

Quizá les sea más fácil, dado a esa energía que el hombre tiene desde que fue creado, que le es más fácil darse que recibir. Quizá ubicando al ser de humanidad del planeta en todos estos -llámenlo como quieran- sentires nuevos, les sea más fácil encontrarse en ese espacio de luz y sentirse como seres realmente viajeros que van a no sabe donde, con plena conciencia y con una alegría y paz inimaginable.

Traten, hasta que de nuevo estén retomando sus reuniones, de no bajar la vibración alcanzada. Y para ello solo tienen que sentir cada instante de lo vivido y si fuese posible durante todo el mes ocho. Poténcienlo en solitario, poténcienlo al máximo. Y témplense.

Amén.

10 abril 2008

ORACION: SENDEROS DE LUZ


Si el hombre deja su mente tranquila y vive única y exclusivamente bajo los dictados de su corazón, observará que delante de él aparecen infinitos senderos de luz, infinitos.

Si el hombre no se rige por el conocimiento y se muestra humilde con la sabiduría que le da su sentir, podrá elegir dentro de sus infinitos caminos o senderos el más apropiado para él, el más corto, podríamos decir, para llegar a ese estado que anhela, estado de paz, estado de alegría, estado de plenitud, allá donde se encuentre, bien en este planeta o en otros lugares.

Pero si su mente no la rige y la dirige correctamente dándole sus pausas, sus quietudes, hasta incluso a veces el silencio absoluto, si no la educa para que cese en comparaciones, para que cese en juicios, eso es tarea de la mente, el corazón no tiene esa tarea, el corazón vive y hace vivir. La tarea del corazón es elevar al hombre a esos lugares de donde procede, a través de la alegría y la plenitud, y la mente es lo que el hombre tiene para desenvolverse en este planeta, para desenvolverse.

Ya les hemos dicho muchas veces que la mente está muy bien cuando se pone bajo las ordenes del corazón, pero cuando quiere usurpar el puesto que corresponde al corazón, automáticamente el hombre pierde una de sus funciones fundamentales con las cuales vino a este planeta, el perdón, la humildad y el servicio, y si pierde esas tres virtudes se pierde a sí mismo. Si no está presto para servirse y servir, para perdonarse y perdonar, de nada vale el tiempo de duración que esté en este planeta, o lo que es lo mismo, la vida prolongadamente larga, no está cumpliendo con su función.

Cuando la mente quiere ocupar el puesto que no le corresponde -es lo que realmente está ocurriendo en esta humanidad-, entonces está usurpando el lugar del corazón tapando así, no uno, sino la mayoría de caminos o senderos que tiene el hombre para vislumbrar hacia donde y cuando dirigir y asumir su vida como ser individual.

Si el hombre se deja, y eso es un trabajo que él debe de hacer, un trabajo que tiene que imponerse como imposición ya, sí, como imposición, puesto que la mente va y viene a la hora que quiere, le trae y le lleva a ver y hacer determinadas cosas que el corazón ni siquiera, por un asomo, lo sintió. En ese afán de controlar, de proyectar ser más y mejor que los demás, en esa necesidad en la que el hombre ya se metió desde tiempo atrás y formó una gran necesidad de tener lo que sea, tener, abundancia de todo, generó en él lo que muchas veces les hemos comentado, esa gran comodidad e inercia que es lo que está haciendo oscuro el corazón, y lo que está velando los infinitos caminos que tiene el ser para volver a resurgir.

Son pequeños impedimentos que el hombre tiene que vencer, y esos impedimentos son su propia mente, su propia mente en base a la educación que ha recibido y que él se está creando. Y decimos creando porque dentro de esa individualidad y libre albedrio, puede elegir y decidir en cualquier momento si realmente basa su vida en los proyectos ya seleccionados por la propia humanidad o crea sus propios proyectos en base a su forma de ver cómo debería de ser la vida del hombre, cómo debería de replicar el ser humano dentro de este mundo, y en base a eso que sienta, no que piense, que sienta, comenzar a dar nuevos ejemplos de vivir y convivir.

No dejar a sabiendas que lo que hay no lo vemos correcto, no dejarse llevar por esas normas de convivencia. ¿Quién ha creado esas formas de convivencia?: el propio hombre. ¿En base a qué las ha creado?: en base a la conveniencia de unos cuantos para su propio lucro y poder, por eso las implantaron.

Pero van en contra de nuestro sentir y aun así nosotros las llevamos a cabo porque es lo que hace la mayoría de seres humanos. Y lógicamente, esa mayoría de seres humanos, esa humanidad, a poco que nos separemos aisladamente, puntualmente, observamos hacia dónde va con esa actitud.

¿Hacia dónde va?: hacia un separatismo total y hacia una individualidad prepotente, no a una individualidad consciente para volver a retornar, no, a una individualidad prepotente, separatista, en la que algunos seres quieren conscientemente nublar el camino para que el hombre no se sienta libre y pleno.

Pero el hombre debe vivir la libertad, alcanzar la plenitud y vivir bajo las leyes nacidas de su sentir, de su corazón, siendo quien marque sus normas, sus leyes y sus necesidades. Y claro, eso lo vemos muy lejano, porque si todo se basa en las normas proyectadas tal y como están y toda la humanidad se mueve en base a ellas y nadie se plantea que no ha nacido para cumplir esas normas sino otras muy distintas y nada complementarias con las que hay, ¿quién se atreve, como ser humano, a levantar un poco la cabeza y marcar sus propias pautas? Estaría loco, lo tratarían de loco, de rebelde, y tratarían, por supuesto, de quitárselo de encima.

Y eso el hombre lo siente, siente que puede ser así y lógicamente le es más cómodo replicar en lo que hay, que hacer su propio camino individual y sus propias normas individuales, crear una nueva forma de existencia en esta que ya hay, en lo ya creado. Es ahí cuando el hombre comienza a ver las infinitas posibilidades que tiene para alcanzar esa plenitud en este espacio que ocupa, en esta Tierra ya habitada por tantos y tantos seres que quieren cerrar sus ojos, que quieren acallar su corazón y dar rienda suelta a su mente.

Y eso está hasta que cada cual se haga fuerte a sí mismo a través de lo que percibe en su entorno. A través de lo que percibe en su entorno el hombre puede hacerse fuerte. Cuando el hombre se hace fuerte anímicamente, espiritualmente, nada puede pararlo, nada, pero tiene que encontrar esa fortaleza para poder ponerse únicamente en su lugar, en el que le corresponde por ser de divinidad dentro de la humanidad.

Mientras el hombre continúe viviendo bajo las normas ya pre hechas por ese hombre que quiere apoderarse y no quiere para nada el bien para la humanidad, que quiere su propio beneficio, sus propias normas y leyes, y es tan poderoso que se le ha ido uniendo más fuerza y más poder hasta acallar al propio corazón, hasta acallar a ese sentir que ya no sabe qué camino es el adecuado, qué camino tomar, cómo reaccionar y comportarse, su mente le trae y le lleva diciéndole lo que está bien y mal cuando su corazón quizá le dice lo contrario, y se pierde en sí mismo.

Por eso les decíamos la semana anterior “deben buscar en su interior su propio criterio en base a ustedes como seres de divinidad dentro de la humanidad, deben buscar en sus propios caminos internos esos senderos de luz, para que realmente les guíen y les haga fuertes”

El corazón tiene muchísima fuerza, mucha, pero hoy la mente le supera porque el corazón hace mucho que dejó de replicar en base a su sentir, mucho, tanto que en la mayoría de seres está atrofiado, como tantas y tantas cosas, como tantos y tantos dones que el hombre trae latentes y los ha apagado y oscurecido o apartado.

El corazón, el sentir, es fuerte, muy fuerte, pero está atrofiado. Debemos encontrar la forma, cada cual, para hacerlo vibrar y que coja de nuevo el lugar que le corresponde, que haga callar a su mente, sí, que le haga callar, que le haga poder diferenciar lo que es propio y lo que es ajeno para ir descubriendo sus necesidades, para ir poniendo sus propias reglas y normas para uno mismo.

Porque, ¿se imaginan ustedes que cada ser de humanidad existente viviera bajo esas formas y normas y leyes en base a la necesidad de cada uno sin querer usurpar la del otro? Como mucho fundirse, como mucho proyectarse, hacerse fuerte, como mucho. Pero sin querer usurpar. No existiría el juicio, para nada, podríamos ser libres de hablar, libres de expresar en cada momento y situación aquello que sintiésemos sin temor a que nadie nos pudiese enjuiciar, sin temor a que se mal interpretasen las palabras.

Hoy el hombre no se expresa con libertad. Hoy tiene que pensar y ahí es donde corta su libertad, cuando tiene que pensar, cuando debería de vivir y expresarse en base al sentir único del corazón. Pero automáticamente la mente filtra cualquier sensación. Nosotros se lo pasamos voluntariamente a la mente para que lo filtre y le de forma, pero lógicamente la mente ya le da forma en base a la educación que hemos tenido y a las normas que están impuestas. Por tanto, cortamos la expresión del corazón porque nunca le damos paso para que se exprese, siempre vemos algo que no corresponde, y ahí cortamos la expresión del corazón, y tantas veces lo hemos hecho que el corazón no se atreve a expresarse.

Les estamos induciendo para que ustedes lleguen a sus propios planteamientos, y lo expresamos de formas distintas en base a los momentos que ustedes acceden a abrirse, con unas u otras palabras, de formas que nos parece llegarles mejor. Pero si ustedes cuando escuchan y hacen suyo algo de lo escuchado no lo ponen en práctica en sus vidas o lo ponen en práctica puntualmente y lo olvidan, no podrán ayudar a que la humanidad se exprese con mas bondad, no podrán ayudar a que la humanidad realmente se eleve para que sea más fácil llegar al lugar donde toda la humanidad ha de llegar.

Si cuando ustedes sienten –sienten, no piensan, ¿eh?, sienten- algo que podrían aplicar a sus vidas y no puntualmente, sino ya hacerlo suyo como norma de vivir de cada uno, no pueden cambiar, ahí es donde hacemos hincapié de una y mil formas distintas.

Cuando se busquen en su interior, cuando encuentren un rayito de luz dentro de esos miles de senderos que hay en su interior, aplíquenlo a su vida con fuerza, con bondad pero con fuerza, para que sea una muestra, sin querer mostrar nada pero que sea una muestra, para que aquellos que buscan o que ni tan siquiera buscan, pero observan, les agrade, vean que se pueden comportar de forma distinta para hacer la vida más agradable, para hacernos a todos la vida más agradable. Sencillamente, no le demos nombre de espiritualidad, ni de bueno ni malo, vamos a ponerlo en base a la humanidad, más agradable, una vida más llevadera, una vida que nos parezca más saludable, que nos de ese brillo en los ojos, esa esperanza .

Y eso solo lo podemos hacer cuando se sienta, no cuando se piense, cuando se sienta, y sin dar el por qué o poner nombre a las cosas, hay un sentir y en base a ese sentir la persona actúa y actúa una y mil veces y lo hace ya parte de su vida, con todo, con todos.

Muchas veces, en sueños o sencillamente cuando están alegres, atisban que el mundo, nuestro planeta, puede ser maravilloso, intuyen que el ser humano es genial. Pero es un instante. Después, lo que ustedes llaman realidad les da un golpe en la cara y lo primero que dicen es “no me esperaba esta respuesta de tal persona o de tal situación”. Y eso lo ha provocado el mismo hombre, esa situación, esa respuesta, la ha dado el propio hombre.

Somos parte de él, somos parte de esa mente universal y de ese espíritu universal. Nosotros, con nuestro comportamiento, hemos sido parte de esa respuesta, quizá no la hayamos dado nosotros, pero sí que no hemos sido capaces de cambiarla, por tanto hemos fomentado que la respuesta sea la misma que lo que hay, la misma de algo que sabemos que no nos lleva a la felicidad, que no nos lleva a la plenitud, y muchísimo menos, muchísimo menos, al amor.

Amén.

03 abril 2008

ORACION: EL CURSO DE LOS ACONTECIMIENTOS


Que el hombre puede cambiar el curso de los acontecimientos es algo que ya se les ha dicho, quizá con otras palabras, pero ya se les ha dicho que el ser humano tiene la capacidad de poder recrear su propia existencia formándola como cada cual crea necesario para poder dar rienda suelta a su ser.

Si la humanidad, si el universo, si el Creador tienen en cuenta el acontecer de cada instante, de los acontecimientos que se suceden no solo a través del hombre, sino a través del propio universo y del propio Creador. Si todo ello se contempla porque se sabe y se siente que es de suma importancia relacionarlos para ver la grandiosidad del hecho, el que sea, para ver la creación o lo creado por el hombre, por la propia naturaleza o por el propio Creador.

Cuando el ser humano vive sin ser consciente de que cada instante a través del pensamiento, del hacer, del movimiento, sea el que sea, se aúnan unas fuerzas celestes, unas fuerzas físicas, del hombre, de la naturaleza, de la Divinidad, unas fuerzas que hacen que se creen unos acontecimientos. Si el hombre no es consciente de que eso ocurre así, de que es de suma importancia ser conscientes de cada instante de lo que ocurre en el interior del hombre y lo que ocurre en el exterior.

El hombre no puede comenzar a conocerse como ser humano, como necesidades humanas dentro del planeta tierra, si ve aisladamente todos los acontecimientos que están ocurriendo fuera y dentro de él. No puede conocerse porque parte de lo que ocurre en su interior es un reflejo de los acontecimientos externos. Si el hombre no cae en la cuenta de que su pensamiento, su actitud, mueven esa energía, esos efectos, y crean o generan unos aconteceres, se pierde aisladamente en el resultado sin saber por qué le ocurren ciertas cosas o por qué ocurre, si no a él a la humanidad, al planeta, a la vida en sí.

No puede ver la relación o interrelación que puedan tener si no es consciente de ese hecho de que todo está interrelacionado, todo, el pensamiento, el hacer, el cuerpo físico, sus emociones, que todo ello genera una energía y esa energía, inconsciente o consciente, genera un hecho bien sea físico o mental, y ese hecho genera un acontecimiento bien hacia él, hacia el planeta o al universo, pero genera un acontecimiento.

Cuando el hombre sabe en teoría que eso es así, por su conocimiento, porque ya lo ha escuchado, pero no lo ha hecho suyo, si no lo hace suyo no podrá nunca llegar a conocer su propia mente, ni sus emociones, ni sus respuestas ante lo que le ocurra en la vida. Si eso no lo incorpora hasta hacerlo suyo, muy suyo, y poder ver en cada instante por qué le ocurre lo que le ocurre, por qué piensa lo que piensa, que en cada instante de creación él puede crear para modificar ese acontecimiento y por tanto su vida.

El hombre tiende a olvidar las cosas que le cuestan cierto esfuerzo hacer, asimilar, le es más fácil, mas cómodo dejarlas olvidadas. Pero el que las deje olvidadas no quiere decir que no ocurran, no quiere decir que él no tenga esa fuerza, esa sabiduría de poder cambiar los acontecimientos de su propia vida en base a que identifique que eso es así, eso es real.

¿Cómo poder hacer que el hombre asimile que él es el propio creador de su propia existencia, sin darle ni quitarle la transcendencia a lo divino? Somos seres divinos, seres creados por la Divinidad, sí, pero sin quitar esa trascendencia de lo que somos, vamos a generar nuestra propia existencia sin esperar a que nadie –al decir nadie nos referimos a la Divinidad- cambie lo que el hombre, cada cual, debe cambiar y cambiarse a sí mismo, porque puede y debe hacerlo.

¿Por qué el hombre se recrea, y en base a cualquier religión lo podemos ver, en que alguien –llamémosle como queramos, Dios, Cielo, Divinidad, Creador- cambie nuestra propia existencia porque no nos guste o porque esperamos que sea distinta por un sentir, una necesidad, una intuición, pero sentimos que puede ser distinta, y el hombre se recrea a esperar que a través de unos rezos, de una creencia, de un darse, pueda cambiar su vida? Y eso puede ser así en excepciones puntuales, si así el Creador lo cree. Pero lo habitual que debería de ser es que el propio hombre reconociera su trascendencia de divinidad, sus atributos de ser divino, y pudiera cambiar aquello que no esté a su gusto en base a sus necesidades más profundas, y no esperar a que alguien lo haga por él.

Pero de nuevo retomamos esa comodidad que tiene el hombre a dejar que las cosas se sucedan por si solas. Y dentro de ese conocimiento que se les transmite, nada se construye por sí solo, nada de la existencia, nada de lo creado se sustenta por sí solo. Todo es mantenido, todo es sostenido, bien por la Divinidad o por los seres de divinidad, todo, todo lo que ustedes puedan pensar, imaginar… lo crean o no. Todo se relaciona e interrelaciona con una perfección tal que ni pueden imaginar.

Cada acontecer, tanto del hombre como de lo existente, esta sostenido y recreado por alguien. Por tanto, el hombre, en base a que sabe, debe tomar esa decisión humilde pero firmemente de que es un ser de divinidad capaz de poder girar hacia donde él sienta que debe hacerlo en el instante en que así lo decida. Pero para esa claridad y minuciosidad debe conocerse, y no puede conocerse si no cree que cada acontecimiento esta unido por un hilo fuerte que relaciona entre sí todo lo que existe, todo, pensamientos humanos, pensamientos divinos, emociones humanas, emociones divinas, universos, mundos, todo. Todo se interrelaciona formando un hecho concreto en un momento concreto que el hombre vive como algo aislado, como una casualidad, algo aislado que no va en la mayoría de casos con él, así lo vive el hombre. Algo que él, en ese instante no haya vocalizado o hecho, no lo vive con transcendencia de saber que eso repercute a todo lo que existe, incluido el hombre, por supuesto.

De ahí la gran importancia que debería asumir desde ahora mismo el hombre. Ya no hablamos de la mentira que tanto le cuesta de asumir al hombre. Asumir que es un ser divino le cuesta; asumir que es una mentira andante le cuesta; sea lo que sea, pero que se le dé una trascendencia, al hombre le cuesta, bien sea en positivo o en negativo. Le cuesta creerse que es un ser de divinidad que puede crear o recrear, y le cuesta creerse que es un ser de mentira andante. De nuevo coge ese término medio que no le lleva a ningún sitio, a ninguno.

El hombre tiene que coger esas riendas. El ser de humanidad tiene que coger su propia vida sabiendo cómo se ha creado esa vida, que es un hilo constante unido a todo lo existente, a todo, y que todo se interrelaciona entre si y nada, por pequeño o simple que nos parezca, es un hecho aislado. Que cualquier pensamiento puede dañar, que cualquier pensamiento puede elevar.

Pero el hombre que va, el hombre que piensa, el hombre que dice mitades, el hombre que no se define ni en un lado ni en otro, el hombre que subsiste, ese hombre está muerto en vida, ese hombre no se hace bien a sí mismo y, por supuesto, no hace bien a la humanidad.

El hombre tiene que definirse porque así fue definido, tiene que comprometerse porque así se comprometieron con él, tiene que cumplir porque así cumple la Divinidad con él, así cumple la Tierra con él.

El hombre no puede ir a medias, debe de ir a por todas, a por ese conocimiento interno que nadie ni nada se lo va a dar sino él mismo, porque tiene la capacidad de dárselo a sí mismo y de darse a los seres humanos como un ser de verdad, no de mentira, como un ser de divinidad, no de humanidad.

No se recreen en hechos pasados. Traten de asimilar lo escuchado, de comprender. Traten de sentirse ese hilo interrelacionado con todo lo que existe comenzando por el propio hombre y llegando hacia lo más elevado.

Traten de verse y ver que cualquier aspecto de su vida, por sencillo que les parezca, trasciende fuera de ustedes hasta lugares ilimitados, porque si no se recrean en lo pasado porque no supieron, porque no quisieron, porque delegaron, por lo que fuera, no los entretendrá y quizá podrán dar respuestas acordes con sus necesidades porque comprenderán perfectamente que todo lo que ocurre en sus vidas a partir de ya son hechos que ustedes, cada uno de ustedes, y la humanidad en su totalidad, han generado para que eso ocurra.

En la medida en que el hombre quiera generar nuevas ideas y nuevas visiones y vidas, así deben de pensar y así deben de actuar.

Amén.

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