27 diciembre 2007

ORACION: LA ESPERA DEL HOMBRE ANTE LA VIDA


Comenzamos con una pregunta para que cada uno la responda para sí mismo:

¿cómo viven ustedes la vida?
¿qué sensación tienen ante la vida?
¿qué esperan de la vida?

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Cuando preguntamos por las sensaciones que cada uno tiene de la vida es porque no hay palabra adecuada para cada cual, para hacer esa pregunta, porque el hombre, el ser de humanidad, se mueve por sensaciones y cada uno tiene sensaciones distintas, pero ante la vida cada cual sí sabe dar nombre a esas sensaciones que tiene. Puede ser que una persona sienta -tenga esa sensación-, que está parado, que toda su vida se mueve siempre de la misma forma, con el mismo ritmo, con lo cual la sensación que tiene es de parón y muchas veces se dice a sí mismo: “esto no puede ser, porque yo tengo otras sensaciones”. Otras, la persona cree que hace mucho, otras el hombre no mas que está a la espera y se da cuenta, es consciente, que está esperando algo para moverse, no sabe qué, pero la sensación que tiene es la de espera.

Y así, cada ser humano tendrá esas sensaciones que le hagan ver su vida de forma distinta a los demás y le dará un nombre, y ese nombre que le dé, si es de que lo hace todo maravillosamente, que está perfectamente adecuado con su pensamiento, su sentir y su hacer y está satisfecho, lógicamente su sensación será la de hacer y estar haciendo, y ese ser no se sentirá a la espera, no pensará, aunque siempre el ser de humanidad espera algo porque no tiene todas las respuestas, por tanto él espera, espera a que algo le haga ver otra cosa, o a que alguien le dé una idea, o le venga una intuición, a esa espera nos referimos, que el hombre está llevando su vida, trabajando en el hogar, pero la sensación es de que a través de un instante, en un momento, puede tener una intuición o un sentir que le dé ese sentido que el necesita a su vida. Y así, con esas incertidumbres o respuestas o necesidades, está la gran mayoría de los seres humanos.

Y nosotros, seres que apoyan al hombre, que están velando por el hombre para que se decida a seguir esos atisbos de intuición, a coger sus riendas de la vida y que la dirija por donde sienta, intuya o necesite dirigirla, ahí estamos los servidores, a punto y dispuestos para aquel que lo solicita.

Pues bien, con esa intención de apoyo y claridad para aquel que quiera, que pida, que necesite, les decimos: hay cada vez más seres en el planeta que están preparados para dar respuestas autenticas, seres que están preparados para ver la vida de forma distinta a lo que hoy están viéndola.

Y ¿qué ocurre cuando un ser está preparado a todos los niveles, anímicamente, físicamente, mentalmente, emocionalmente, energéticamente, qué ocurre cuando ya está todo su cuerpo preparado para recoger esa nueva visión y no lo hace, y no lo muestra? Lo que ocurre es que el hombre que está totalmente preparado y no lo muestra se siente totalmente desconsolado, nada de lo que tiene a su alrededor le hace plenamente feliz, siempre está con la sensación de que en su vida falta algo fundamental, aunque no lo comente con nadie y se lo calle para sus adentros.

Pero cada vez se queda más a la espera, a la espera de que la vida le traiga, le lleve, le haga. Y como la vida no le puede traer, no le puede llevar y no le puede hacer, se siente desconsolado. Porque -no lo olviden- la vida no trae, la vida no lleva, eres tú el que trae a la vida, el que lleva la vida, porque la vida en sí es vida, el hombre, dentro de esa vida, es el que se tiene que configurar, el que se tiene que obligar a hacer de su vida, cada cual de su vida.

No puede el hombre estar a expensas y a la espera de que la vida le traiga. La vida no trae, la vida está, está a la espera de que el hombre coja sus riendas y dirija su propia vida tal y como él siente. Si quedan a la espera, se encontrarán cada vez mas desconsolados, mas frustrados, sentirán que la vida no tiene ningún fundamento. Y la vida sí tiene, la vida es vida, pero el hombre no la vive, el hombre pasa, la deja pasar, y ella está a la espera de que el hombre la atraiga, la atraiga y la configure en base a sus propias necesidades, en el más amplio sentido de la palabra, a sus propias necesidades sean las que fueren para cada uno de los seres humanos.

Y volvemos a repetir, cuando el hombre está preparado y no coge las riendas, no encontrará sentido a su vida, vivirá en esa frustración que en muchos momentos le hace caer en enfermedad, cuando no debería conocer la enfermedad. El hombre, si está preparado, no debería conocer la enfermedad. La enfermedad es sinónimo de frustración del alma, del espíritu, como quieran, es un reflejo de que en lo esencial no se le está dando cauce. Cuando se le da cauce, cuando el hombre, en base a su intuición, a su sentir, dirige su propia vida y hace de ella algo que le llena, algo que para sí mismo es inmejorable, no cabe la enfermedad.

Pero vamos mas allá, dando por sentado, por hecho, que ya se sabe que la enfermedad es un reflejo de que el hombre no está haciendo lo que realmente le corresponde por nacimiento, eso dejándolo ya bien sentado, cada vez que veamos a un ser enfermo, automáticamente no cabe ningún juicio ni valoración, no, sencillamente no está haciendo aquello a lo que vino, no está cumpliendo aquello por lo cual nació. Es más, se está alejando.

Vamos más allá. Cuando el hombre está preparado, ahí entra la palabra espiritualidad bien puesta y bien comprendida. Cuando el hombre está preparado, todo lo que le rodea, todo lo que ve, todo lo que toca, está impregnado -y así lo siente y lo vive- de esa espiritualidad que envuelve todo lo creado. Ya la siente, la vive.

Insistimos hasta la saciedad para que se les quede bien claro, para que no hayan dudas ni confusiones, cuando está preparado y no se impregna toda su vida, lo que toca, lo que hace, lo que piensa, lo que siente, de esta espiritualidad, de nuevo el hombre se siente frustrado y de nuevo no ve la salida por dónde ir, por donde caminar, por donde continuar. A eso, estos servidores llaman estancamiento. Sí, está preparado, pero no da el salto. Sí, todo está a su favor, pero no se atreve. Sí, todo lo tiene, todo lo tiene a punto pero no se decide, espera de nuevo.

Observen sus vidas. No vamos a entrar en individualismos ni en uno ni en otro. Todo aquel que escucha la oración, todo aquel que está siguiendo, continuando con una oración, debería saber que hoy ya, ya, está preparado, y que hoy ya se espera de él otras respuestas, se esperan de cada uno de ustedes otras respuestas.

Para todo ser orante, para todo aquel que escucha y vive la oración, se espera otra respuesta. ¿Qué no se atreven?, ¿que no se deciden?, ¿que les parece pronto?: eso cada cual debe observar su vida y si realmente está satisfecho con ella. Si realmente su vida en la mayoría de puntos la ve correcta y bien, perfecto, perfecto, pero para todo aquel que se introduce dentro de la oración y siente que a su vida le falta, aunque no sepa darle nombre, pero le falta sentido, para este ser o estos seres es para los que se les dice: están preparados, pero ustedes no quieren verlo porque verlo es tomar la responsabilidad de hacer, de hacer para mostrar, y ustedes no quieren coger esa responsabilidad.

Y se le podría poner muchos ejemplos a cada uno de ustedes. Se les podría y se les puede y se les contesta individualmente a cada una de las preguntas, pero ustedes las velan, no las quieren escuchar.

Observen sus vidas, sobre todo últimamente, ¿cuántas veces no han sentido como una llamada de alerta para hacer o decir algo y no lo han hecho? ¿Cuántas veces se han quedado a mitad de camino con una idea, una idea dada, regalada, y la han cortado antes de plasmarla? Muchas, pero aun así, ahí se apuesta porque en un momento pueda alguien atreverse a dar cauce a esa idea, a esa intuición, y se apoyará y se apoya.

Están a la espera. Y sus vidas no deberían de estar a la espera. Están todos dormidos y no se les exige ni pide nada, nada, porque ustedes automáticamente que escuchan estas palabras piensan: “¿bueno, y qué tengo que hacer, y qué tengo que decir, y qué…?”, automáticamente.

Pero, ¿están dormidos?, ¿acaso no han tenido la sensación o la intuición o la idea de hacer algo? Y lo han filtrado por su mente y lo han abortado antes de comenzar

Que un ser humano que no está -que no se puede decir orante- tenga esas respuestas, es lo normal, entre otras cosas porque su vibración está donde está, no está preparada para recibir esas intuiciones, para escuchar o tener esas ideas, es normal, muy normal la repuesta de ese ser humano. Pero que ustedes den todavía esas respuestas como si estuviesen dormidos, no hay compresión para ello, no lo comprende, ¿quién no comprende?: su espíritu, su alma, no comprende cómo teniendo esa fuerza en un instante, no lo han llevado a cabo, cómo a través de esa fuerza, de ese impulso momentáneo, no han dado rienda suelta.

Son palabras de su espíritu, necesidades que tiene su propia alma y no las dejan salir, no las plasman. Lógicamente nos sentimos en el deber de decirles: despierten, despierten porque sus cuerpos van a enfermar, porque están preparados para hacerlo y no quieren, han hecho lo que no deberían de hacer, comenzar. Aquel ser de humanidad que comienza por curiosidad, por salir, por reunirse, ya se les dice y se les dijo “están en tierras movedizas, si no se van a atrever a dar otra respuesta mejor déjenlo como está, no escuchen aquello que les va a hacer daño como no lo saquen, como no le den forma”

El hombre debe escuchar cierto tiempo, cada cual el que necesite, unos más otros menos, pero cuando ya su cuerpo y todo él está preparado para dar, preparado para esas respuestas perfectas, no casi perfectas o en una parcela de mi vida perfectas, no, exíjanse la perfección en todo lo que ven, en todo lo que tocan, sienten o piensan, no dejen pasarse nada.

Eso lo debe de hacer cada cual consigo mismo, no sean tolerantes con ustedes y sí sean tolerantes con los demás, sí tolerantes con los demás porque nadie sabe en qué punto o lugar está ese ser, pero uno de sí mismo sí lo sabe, sí lo sabe. No se puede permitir, no se debe, dar unas respuestas que surgen por la inercia de tanto y tanto tiempo con ellas pero que hoy ya no están en el interior, ya no le corresponde a uno.

Y en esta oración de la espera, al igual que el hombre espera, el Cielo espera sin esperar ¿comprenden? El Cielo espera sin esperar para derramar todos sus dones y toda su fuerza en aquel que se decide y apoyarle en cualquier empresa o idea. Esa es la espera del Cielo.

La espera del hombre es la de brazos cruzados. No, el hombre tiene que hacer su vida, modelarla, imagínense que pueden ustedes dibujar su vida y la dibujan, la dibujan, es un acto de hacer, hacen un dibujo, dan forma a un sentir y cauce a esa necesidad de ese sentir. Pero, ¿qué hace el hombre?: esperar, esperar a que unos u otros le muevan su vida, bien sea con gritos, con enfados, con alegría, con ilusiones, pero es el enfado de otro, la ilusión de otro, cuando el hombre se debería de fusionar con todo aquel con quien convive, fusionarse esas dos, tres, las que sean, fusionarse con esas ilusiones, esas necesidades y llevarlas a cabo, darles forma a través de la fusión de ideas. Ese es el caminar del hombre.

Hace tiempo se les dijo que estos servidores y otros están a la espera de cada uno de ustedes, seres de oración, seres que apuestan por otra calidad de vida. Se les dijo que se estaban preparando para poder ser cada cual su propia guía y que a no mucho tardar no necesitaríamos de esta persona que transmite, que ustedes podrían y deberían ser transmisores. Todo ser orante puede y debe ser transmisor porque está preparado para ello.

Cuando el hombre se siente con esa lucidez y se deja hacer es cuando realmente puede decir: no estoy a la espera, no sé qué ocurrirá, sé que puedo hacer maravillas, tampoco sé cuándo ocurrirá pero hago, y hago, y hago. A través de ese ser se puede proyectar, a través de los demás si ustedes se cierran, no podemos proyectar, y aun estando preparados no podemos proyectar.

Y cada ser de humanidad que despierta, cada ser orante, tiene el deber de dar aquello que recibe.

¿Qué dan ustedes?

Amén.

12 diciembre 2007

ORACION: LA GRANDEZA DEL HOMBRE Y LA GRANDIOSIDAD DEL CREADOR

En estos momentos en que se ubica la humanidad, ya muchos saben de la grandeza del hombre, ya muchos han experimentado que los conceptos que el mismo hombre se apropió de pequeñez, de invalidez, de imposible, ya tienen seguro que no son conceptos validos porque han experimentado que el ser de humanidad es más, mucho más de lo que nos han ido inculcando. Y ya hay muchos seres que viven con esa idea y con esos nuevos conceptos y lo han aplicado en el hacer diario, pero hay muchos más en la humanidad que aun viven en esa invalidez, que no creen en la grandeza del hombre como raza ni como individuo, que no se ven capaces de romper con las limitaciones que diariamente el propio hombre les ha puesto, ni tan siquiera con las limitaciones que uno mismo se pone a través del pensar y de la actuación.

La gran mayoría aun viven con todas esas limitaciones, la gran mayoría. Solo aquel que se atreve a pensar, aquel que se atreve a ir más allá de ese pensamiento, a cambiar las formas y conductas, formas de pensar y de actuar, solo esos pocos pueden decir que el hombre es, fue y será grandioso. Ellos ya viven sin limitaciones, ya viven sin fijarse en su entorno, ya viven con la seguridad que da el saber que uno crea ese propio destino, y lo están viviendo.

Para aquel hombre que todavía no se ha decidido a creer y actuar dentro de esa grandeza, para aquel se habla, pero no se cojan a la palabra. Como decíamos estos últimos encuentros, vayan acercándoselo a sus propias vidas el máximo posible. Observen que no decimos a su pequeño mundo, sino que sustituimos la pequeñez por el acercamiento. Acérquenlo a su vida cotidiana. ¿Recuerdan que hablábamos que todo lo que escuchen lo pongan en todos los ejemplos que se les presentan en el día a día? Porque es ahí, en ese acercamiento, donde van a poder entender por qué el hombre, siendo grandioso, vive en la pequeñez y vive en la prisión. Prisión de una mente totalmente encerrada en sí mismo y sus pensamientos, prisión de sentir, hacer y no mover absolutamente nada, prisión del verbo por no expresar aquello que se siente.

Acérquenselo en su totalidad desde el mismo instante en que se levantan hasta cuando termina el día. ¿Cómo se han relacionado?, ¿cómo han vivido sin limitaciones en un aspecto u otro del día? Y en todos los ámbitos en donde se mueven, trabajos, familias, amigos, conocidos. Todo lo que tocan, los alimentos, el agua, la tierra, háganlo lo más cercano posible para que no se les escape nada, todo lo que escuchen, y vayan mas allá de la propia palabra.

Se les sugiere que mientras escuchan no vayan haciendo ese trabajo de rutina mental clasificando las palabras, déjenlo, porque si al tiempo que escuchan van clasificando, no dejan espacio, no dejan ninguna apertura para poder introducir una nueva forma de pensar.

Recuerden también que les hemos hablado de los conceptos caducos de pensamiento con los cuales el hombre se mueve. Si ustedes mientras escuchan están pensando y clasificando, se van a quedar en sus propios pensamientos, no van a dar opción a que estos puedan cambiar. Lo que les sugerimos es que escuchen, sencillamente que escuchen, ya tendrán momento de poder poner en común y ampliar cualquier duda o sensación.

Si venimos diciéndoles mucho tiempo que el hombre ya está totalmente introducido en la nueva vibración de la Tierra, pueden pensar que el hombre actual debe cambiar sus formas de hacer, y no cesaremos hasta que el hombre cambie su forma de hacer. Para cambiar esa forma de hacer, antes tiene que cambiar su forma de pensar, y ahí es donde tenemos el deber de hacer mas hincapié, en esa forma de pensar que ya no se corresponde, y los cogeremos de un lado, de otro, de arriba, de abajo. Y escucharán lo mismo de miles de formas hasta dar con la apropiada para cada uno de los seres humanos del planeta.

Si el hombre no se atreve a vivir esa individualidad no puede haber un cambio de pensamiento y, por tanto, no cabe que haya un cambio de conciencia. Si no se da esa forma nueva de pensamiento, el hombre, como ya les hemos dicho y ahora lo van a escuchar de otra forma, tiene dos opciones: imbuirse, derretirse en ese ser individual que es, o dejarse llevar como raza de humanidad.

Nos explicamos. Cuando el hombre pone a su ser individual en el lugar que le corresponde, donde corresponde, le entra automáticamente una nueva forma de pensar y, por tanto, una nueva forma de actuar. Si el hombre no vive esa individualidad sino que hace en su vida según otros, bien sean jefes, esposos o esposas, familia, amigos, quien sea, si no toma su propia individualidad con su propia necesidad y sentir, no puede elevar ese estado de conciencia.

La Tierra ya alcanzó su nueva vibración y a la raza humana le corresponde dar otro salto, otra respuesta. Como en otras eras o épocas del planeta, en que hubo civilizaciones que sucumbieron y nacieron otras, estamos en la misma situación de cambio en la cual solo toman conciencia aquellos seres que viven su individualidad y no se dejan arrastrar por la humanidad.

Cuando decimos que hay dos posibilidades es porque el ser humano como raza, va a hacer el cambio y lo está haciendo. Cuando se toma voluntariamente la decisión de vivir dentro de esa individualidad, lógicamente no le atañe el resto de la humanidad.

Si la humanidad en general no cree, no quiere, no sabe, no se plantea absolutamente nada de cambios, vive las cosas como son y actúan en base a como le llegan, ahí es donde decimos “meterse con el resto de la humanidad”. Porque como raza igual tiene el hombre que hacer su evolución, idénticamente igual, pero como masa ¿entienden?, como masa.

O sea, somos un poco más claros para que no se confundan.

El hombre genera una vibración individualmente, sí, el hombre individualmente genera una vibración. Si se juntan cientos, miles, millones de hombres, generan una vibración a la cual se le llama masa. De ahí que es tan importante que el hombre viva su propia individualidad, sus propias necesidades y no las de los demás, y no las de la pareja, acérquenlo, y no las de los hijos, más cerca, y no las necesidades de los superiores como jefes, y aún pueden acercarlo mucho mas hasta llegar a vivir su propia individualidad con sus propios pensamientos sin tener en cuenta –escuchen las palabras pero vayan más allá- sin tener en cuenta lo que piense mi pareja, que es lo más cercano, o mis hijos, sin tener en cuenta lo que piense nadie.

Así es como se vive la individualidad y, ¿qué ocurre cuando enseguida les asaltan las dudas? “tengo que pensar en mi pareja, en mis hijos, porque si no voy en contra de mi conciencia, me siento un ser egoísta, me siento un ser…“ Ya están haciendo que esa grandeza del hombre se quede en lo más pequeñito, y así es como está la humanidad salvo un grupo de seres, en lo pequeñito, en lo acotado.

Cuando el hombre da esplendor a esa grandeza y se acerca a la grandiosidad a través de su forma de pensar, la suya propia, que no está teñida con ninguna forma de pensar distinta a la suya y no ha tenido en cuenta ninguna forma de pensamiento a excepción del suyo, es cuando realmente puede vivir la grandiosidad del Creador y la grandeza del hombre.

Hemos comenzado acercándolo a lo cotidiano y ahora lo estamos alejando sin contar la lejanía como la cuenta el hombre. Pero el hombre, viviendo su pequeñez, ha alejado al Creador de sus vidas, lo ha alejado tanto que no lo siente, y muchos, muchos seres humanos, no tienen la menor idea ni sensación ni creencia de que exista un Creador.

Siendo así, ¿cómo se les puede pedir que se acerquen a la grandiosidad de Él? Por eso no hablamos para esa masa, introduzcan la palabra masa como se les ha explicado: ese acumulo de vibraciones que no tienen individualidad.

Aquel ser que vive su individualidad, ese sí cree que exista un Creador, sí cree que ese Creador pueda ser su aliado, su amigo, su compañero, llámenlo como quieran y acérquenlo mucho, Está deseándolo. Está deseando que el ser humano acerque esa grandiosidad a su vida, porque es el hombre quien se alejo de Él, es el hombre quien inculcado por la misma raza, fue creyendo en la pequeñez y en la esclavitud del propio hombre. Y aun hoy, la esclavitud con mayúsculas la vive la gran mayoría. La inmensa mayoría de los seres humanos están esclavos a un trabajo, no un hacer, un trabajo, están esclavos a una convivencia que no saben cómo arreglarla, están esclavos a unos conceptos de pensamiento que no corresponden con la grandeza del hombre. Y todo porque el hombre no se atreve a creer que es grandioso. Todo porque no se atreve a vivir esos instantes, pequeños o grandes pero instantes, que tiene cada ser humano grandiosos, no se atreve a darles cauce, “¿cómo, yo, con esta preparación, cómo yo con esta escasez?”. Todo lo que el hombre se pone son limitaciones porque vive esclavo de la limitación, porque vive esclavo de sus propios pensamientos limitados.

Se les invita a que cambien esa forma de pensar, y ¿cómo se cambia es forma de pensar?: actuando, dando forma, moldeando y modelando esa idea o ese pensamiento. Por eso les decimos: no se queden en las palabras, las palabras son palabras, tienen que ir más allá, hagan de las palabras su vida. Para hacer de las palabras la vida de cada individuo, de cada ser de humanidad, tiene que recomponer las palabras, amoldárselas a su propia vida, a la vida de cada cual, darles forma y cauce, forma y cauce, cada cual con su propia individualidad.

Cuando el hombre se siente individual, real, auténtico, para nada se siente egoísta, para nada. Eso solo lo sienten los que escuchan con oídos de juicio, sí, cuando enjuician las palabras. Porque el ser que vive en esa individualidad es más solidario, mas entregado, mas amoroso que aquel que dice vivir para los demás.

Aquel ser que ya ha descubierto que es grandioso, que su propia naturaleza, su propia individualidad es lo que le lleva a hacer esa grandiosidad y lo que le lleva a acercarse al Creador, se vuelve sumiso ante Él y ante el hombre, no cabe el egoísmo, no cabe, pero es un hecho, se ve, se nota, se siente, se escucha, se… todo, porque es todo cuando el hombre recupera lo que es.

¿Cuántas veces no se les dice y se les dijo y se les dirá que el Creador creó al hombre dotado de ese libre albedrio que es su propia individualidad y Él respeta esa libertad? Es el hombre quien no respeta la libertad del ser, quien no quiere que seamos seres libres. Y el hombre es quien tengo al lado, hombre o mujer, marido o mujer, hijos o hijas. Son aquellos con quienes nos relacionamos.

Cuando en las relaciones humanas haya un pero o un por qué, háganselo ver. En las relaciones humanas no puede haber peros ni por qué: es porque es, te amo porque te amo, convivo porque quiero convivir contigo, no hay intereses, no hay condiciones. Cuando surge un pero o un por qué, sea de donde sea, venga de donde venga, háganlo ver, si lo detectan háganlo ver.

Atrévanse a vivir su propia individualidad porque será de la única forma que puedan llegar conscientemente a vivir la grandeza del hombre. Y cuando el hombre vive esa grandeza, observa cuánto tiempo ha estado confundido, cuánto tiempo ha estado dejando de hacer aquello que podía haber hecho en cualquier instante de su vida, en cualquier momento, qué forma de pensar tan limitada que nos ha dejado totalmente encajonados sin creernos que somos seres sin ninguna limitación.

Ahí está la grandiosidad del hombre, no hay limitaciones en él, no existen, es su mente la que les pone la limitación, pero su mente hoy no sirve, atrévanse a romperle a la mente esos conceptos creados por el propio hombre, por ustedes mismos, porque en su momento optaron por creerlos y por vivir conforme a esa creencia.

De nuevo les tenemos que recordar: son ustedes mismos los que eligen qué hacer. El hombre, quizá, los hombres o mujeres con quien se relacionen quizá no respeten esa libertad, pero sin lugar a dudas, sin ningún lugar a dudas que el Creador respeta y admira la decisión que cada cual tome.

Dejen de vivir en lo pequeño, es un consejo, sólo un consejo, dejen de vivir en lo pequeño porque si lo hacen dejarán de vivir en la pobreza, pobreza de espíritu, pobreza de economía, pobreza de salud, pobreza, pobreza. ¡Atrévanse a vivir en la grandiosidad, atrévanse.!

Amén.

05 diciembre 2007

ORACION: EL HOMBRE, UN PROYECTO VITAL DEL CREADOR


Recuerden que días atrás se les hablaba de que el hombre es co-creador del Creador. Recuerden que decíamos que el hombre es Dios, en cuanto que Éste se vale del hombre para manifestar la perfección.

Hasta ahora el hombre ha creído ser su propio creador sin tener en cuenta quien le creó, por qué fue creado, y en esa ignorancia se maneja la mayoría de seres humanos. Le dan la palabra ateísmo, que usan sin conocimiento alguno, todo por rechazar que él no se creó a sí mismo. Rechaza todo lo que tenga que ver con el Creador o la Creación, con Dios, quizás por ese tilde religioso o por otras causas, pero que lo rechaza es un hecho, y en ese ambiente se desarrolla, vive y convive el ser humano.

Si hacemos recuerdo a ese instante de oración que el hombre era creado a la imagen y semejanza de Dios, porque El se servía para manifestar conscientemente la armonía en el planeta, ¿cómo puede el hombre no atisbar tan siquiera que, lógicamente, si fue un proyecto vital del Creador, éste ser humano debe proyectar su idea con la misma valoración y empuje que el mismo Creador?

Y ¿cuál es el proyecto del hombre? El hombre, aquel que proyecta, proyecta a muy largo plazo, proyecta a años, ¡años, no año!, si tiene proyectos los proyecta a muy largo plazo.

Queremos que piensen en sus vidas, que hagan ligeramente un recorrido a los proyectos que cada uno tiene.

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Todo aquel proyecto que sea a largo plazo, tengan por seguro, lo crean o no, estamos explicándoles y llevándoles hacia un seguimiento para que sean conscientes de lo que ocurre y, por supuesto, lo que ocurre tiene unos resultados. Y queremos que sean conscientes de lo que está ocurriendo para que ustedes mismos puedan valorar los resultados que obtendrá el hombre.

Cuando proyectan a largo plazo, tengan por seguro que no se cumplirá ninguno. Y ¿por qué? Si uno estructura en su idea, bajo su mentalidad, bajo sus conceptos idea un proyecto y no lo ve viable a un corto plazo, por supuesto el hombre, bajo esas premisas tiene que proyectarlo a un plazo mayor.

Y decimos que no se cumplirá ¿por qué -se preguntarán- verdad?: porque el Proyecto Divino es ya y está ocurriendo ya.

Cuando el hombre idea de ya para ya, se cumplirá siempre proyecte lo que proyecte. Si esa idea, ese proyecto lejano lo acortan, y aunque crean que no es viable lo acercan, se cumplirá. Si proyectan a largo plazo, repetimos, no se cumplirá ninguno. ¿Por qué?: porque se va acotando al hombre, le van recortando el espacio que hasta hoy él controlaba, se va cortando las ideas y la mentalidad que hasta hoy el hombre controlaba para que así, por si mismo, se dé cuenta de que lo que hay que hacer es ya, no mañana, ya. Y quitar los conceptos de no puedo, no es momento, no hay dinero, no es viable… Es viable, hay dinero aunque no lo crean.

Lógicamente, el hablarles de todo esto y que lo crean y lo hagan suyo no es fácil. No es fácil que el hombre cambie los conceptos de un instante a otro, por eso les decimos que ustedes mismos observen la frustración con la que el hombre convive hoy, frustración que se convierte en crueldad, en miedo, frustración por la que el mismo hombre quita la vida al propio hombre porque no ve ninguna otra salida.

¿Qué nos quiere decir todo lo que ocurre en el planeta? Creo que es evidente que aunque no crean que todo se puede hacer de ya para ya, aunque no lo crean, lo que sí que estarán con nosotros sin ninguna duda es que los conceptos con los que se está moviendo la generalidad del ser no sirven, que ha de cambiarlos. Como el hombre no cree sino en él mismo, lógicamente el que escuche que es momento de cambiar, tal como lo escucha lo olvida porque no lo puede, no ve la viabilidad de incorporarlo, y entonces les decimos, dentro de la observación del planeta, si el hombre está respondiendo como vemos y escuchamos siendo vital, siendo un proyecto vital para el creador, ¿cómo es posible que la propia raza esté totalmente equivocada hasta el punto de agredirse y quitarse la vida unos a otros? ¿Será que el concepto que tiene y maneja hoy el ser humano no sirve, no es así? Y por la libertad que el creador incorporó en cada ser humano, la total libertad de hacer, deja que el hombre haga o deshaga la vida, cuando es viable porque es un proyecto divino y el proyecto divino no tiene fisuras, la raza humana no tiene fisuras.

Si ante esa perfección sin fisuras el hombre, con su libre albedrio, se marcha por decisión propia o ajena, únicamente muestra que los conceptos con los que se ha hecho solidario no sirven, y ante algo que no sirve es el hombre el que ha de cambiarlos. Por eso nos van acortando el espacio y no dejan que se cumplan esos proyectos a largo plazo porque el cambio es ya, la necesidad de que el hombre tenga nuevos conceptos, nuevas normas de conducta y nuevos pensamientos es de ya.

Si el hombre hiciera la prueba, por aquello que dice el ser humano “vamos a ver qué pasa”, si hiciera la prueba y comenzara a estructurar su idea y a estructurarla a corto plazo, se asombraría. Si no dudara, si no proyectara para dentro de diez, quince, o un tiempo, déjenlo así, todo lo que esté proyectado para un tiempo no ocurrirá porque lo que está proyectado para un tiempo, nada se parece, nada, nada, ni conceptos, ni hombres, a lo que ustedes manejan. El Gran Proyecto Vital nada se parece a lo que ustedes hoy manejan.

Si decimos que es ya para ya, lógicamente ese Proyecto Vital del Creador no está muy lejos, ¿entienden, verdad?, no puede estar muy lejos. Si no está lejos para el hombre y el hombre es Dios, si no está lejos parta el hombre y Dios es el hombre, la idea de Dios y su proyecto no está lejano.

Estructuren sus vidas, sí, estructúrenlas, pero no proyecten ni tan siquiera a un año, cambien esos conceptos porque si no los cambian observarán que, como dice el hombre, “parece que nada me sale bien”, parece que todo se complica, parece que todo lo que dependa de otros seres humanos no puede cuajar. Pero no lo miren así, no lo observen así. Si ese proyecto que uno tiene, sea el que fuere, lo hubieran ideado para el presente, esos hilos intermediarios que parece que estén en contra se pondrían a favor y el resultado sería el que uno ha ideado. Pero seguro, segurísimo, que esa idea no pasa por el “ya”, pasa por el “dentro de un año, dentro de… tiempo”, o más, quizás más. El hombre proyecta muchísimas veces para el día de mañana, pueden ser muchos años, y el día de mañana, no ya por el tiempo sino porque el mañana es y será distinto, distinto totalmente y no les serviría lo que hoy están ideando, por lo que hoy están apostado, es que no les serviría. Por eso están esos hilos, hilos o seres humanos que parece que se pongan en contra de nosotros para no hacer viable esa idea o proyecto.

Estamos hablando y expresándoles proyectos, ideas o ideales que el hombre tiene, pero acérquenlo, acérquenlo a su vida cotidiana, a su vida del día a día, de hora a hora, de momento a momento y obsérvense como relajan y posponen cualquier necesidad. Lo relajan, “bueno pues a la noche, pues mañana, pues dentro de dos días…”. Acérquenlo y acérquenlo a todo, a la expresión, al acercamiento corporal, a la palabra… Vayan acercándolo, se lo expresamos como proyecto, pero si decimos que es de hoy para hoy, aunque no lo tengan como un proyecto maravilloso que pasa por una economía grande, que a eso el hombre llama proyecto, pero al día a día, a la convivencia, a la relación humana, el hombre no la tiene ni la contempla como proyecto.

Y ahora les decimos: ¿por qué el hombre es proyecto vital para el Creador, ¡proyecto vital!? El hombre no tiene ni idea de lo que el Creador proyectó para él, ni idea, pero ante la perfección no puede haber proyectado lo que el hombre está hoy viviendo, por eso, como no entra dentro de ese Proyecto, está recortando los medios para que la necesidad vital del hombre sean la relaciones humanas, como proyecto vital. Y ese proyecto vital es en cada momento, en cada lugar, en cada instante. Eso es lo que el hombre, y hasta ahí y desde ahí, tiene que abordar si quiere realmente fundirse con la idea que en su día proyectó conscientemente con el Creador antes de nacer.

El proyectó dar muestras, mostrar a través de él la perfección del Creador. Y si el Creador creó al hombre para poderse expresar, para poderse comunicar con otros seres, ¿no será que es vital saber que el primer proyecto que el hombre debería tener es relacionarse con todos y cada uno de los seres que habitan el planeta elevando a la máxima perfección esa relación?

Y aun el hombre se entretiene con proyectos a largo plazo… No se realizarán, lo irán observando. No es ninguna sentencia, observen que no les va a salir, que van a perder, lo que ustedes llaman de pérdida y ganancia. O lo proyectan a corto plazo, que sea viable para muchísimos seres de esta humanidad, incluidos el que proyecta, o no se realizará y en pérdidas y ganancias que el hombre se mueve, perderán totalmente, se sentirán estafados, calumniados, sí, se sentirán, porque no tienen en cuenta que todo lo que se está enlazando es porque el Creador ha optado por ir cortando todos los largos plazos.

Y no se sientan ni mal ni bien, es porque así tiene que ser, porque ya es momento de que el hombre vea la vida con los ojos que debe de verla, que viva la vida tal y como tiene que vivirla. Y acérquenlo, por favor, a toda la cotidianidad, a todo lo que ustedes tocan y, sobre todo, al ser humano, a todo lo que el hombre toca en relación al hombre, porque el planeta, lógicamente, claro que necesita de sus proyectos, claro que necesita de su armonía, pero él se basta por sí mismo, y ustedes no se bastan por sí mismos, porque si se bastaran por sí mismos sólo existiría uno de ustedes, y son millones. El hombre, para evolucionar, necesita del hombre. El hombre, para llegar donde el Creador pensó, donde el Creador proyectó, solo puede hacerlo a través del propio hombre, de las relaciones humanas. Y descuiden, que automáticamente se van a ir dando cuenta de que sus relaciones humanas pueden y deben mejorar, que no pueden posponerlas ni a la noche ni al día siguiente. Deben de ser pulcros, muy pulcros, porque es a través de esas interrelaciones como van a poder cumplir lo que en su día vinieron a hacer, a través de las interrelaciones con el propio ser humano.

No busquen más allá. No busquen ideales elevados, a esos llegarán a través de lo pequeño. No busquen proyectos maravillosos, porque a estos también llegaran a través del ser humano. Busquen y no paren, hasta encontrar la forma y el medio de sentirse en armonía total y plenamente con todo aquel ser que forma parte de su vida inmediata, porque también se alejará cada vez mas y se expandirá cada vez más, pero comiencen con lo inmediato, y en el momento inmediato.

¡Si es tan sencillo! Y el hombre tan sencillamente se escapa, busca grandezas, busca ideas maravillosas para encontrarse. Quizás en otros momentos o en otras historias les haya servido, pero en esta estos servidores les piden, por favor, vayan a lo inmediato de sus vidas, a lo inmediato de ustedes y del que tienen delante, para que se pueda ir expandiendo a todo aquello con lo que ustedes se manifiestan, con palabras, con hechos, con obras. No lo retrasen, no pueden retrasarlo, no se les va a dejar retrasarlo, y esta palabra tómenla como ustedes crean que deben de tomarla. Si les hace sentir bien el que al escuchar “no me dejarán” lo encasillan en que algo ocurrirá, está bien, encasíllenlo donde quieran, donde ustedes quieran. Realmente, dentro de su gran libertad con sus vidas pueden hacer lo que quieran, cuando quieran, y de nuevo todo estará bien, todo.

Pero no olviden que el proyecto vital del hombre no es la imperfección, es la perfección puesta al servicio del hombre, que es como decir “si Yo Soy Dios, si Dios está en mí, Él es perfecto, yo no puedo repetir sino la perfección”.

Amén.

28 noviembre 2007

ORACION: EL HOMBRE Y EL ESPLENDOR DE LA VIDA



Que la Tierra está en su mejor esplendor es un hecho. Que la vida como tal en ella lo ilumina todo es un hecho. Que el hombre observa y es parte primordial de ese esplendor es un hecho.

¿Han pensado alguna vez por qué la Tierra, ya no le demos la palabra esplendorosa, sino que la Tierra es hermosa, que la Tierra, el planeta, es armónico, que rebosa belleza por donde la mires? Y ¿han pensado para que y por qué? Porque todo tiene una función, un sentido, y todo está relacionado con todo y con todos.

Si guarda ese esplendor, esa armonía, es para deleitar al hombre. Si no existiese el hombre, el único ser en este planeta con conciencia, el único ser capaz de mostrar la belleza, quizás el planeta no estaría vibrando, no estaría iluminando como lo hace porque no habría nadie consciente para verlo y todo lo que existe aquí y en otros lugares es como una muestra, no olviden las anteriores oraciones, el hacer, el mostrar, la belleza se ha de mostrar, la armonía se ha de mostrar, todo es necesario darle forma y mostrarlo para que así cumpla la función que le fue encomendada.

El hombre tiene una función y brilla con luz propia. ¿Para qué brillará el hombre con luz propia? Si pensamos y sabemos que el hombre no habita en solitario en el planeta y que es el único ser consciente, debemos pensar igualmente que brilla con luz propia para mostrarse a sí mismo que eso es así, para mostrar la belleza y la armonía. En ese tiempo se encuentra el hombre actual, y en ese tiempo es en el que tiene que vibrar el hombre actual.

El hombre, hasta hoy, salvo excepciones, está latente, dormido, tiene todos sus dones dormidos. Como venimos diciendo, si el planeta ya tiene esa vibración el hombre tiene que despertar, y cuando el hombre despierta, habitualmente ha de modificar lo que le rodea para que pueda brillar con su propia luz y no con la de los demás. Ha de cambiar ciertas costumbres, ciertos hábitos, ciertas formas de pensar y de sentir para que comience a vibrar en el mismo unisono que la Tierra. Y,¿cómo puede hacer el hombre que esa vibración le resulte cómoda? Y usamos cómoda porque la comodidad en el hombre no es latente, es un hecho. El hombre lleva a cabo todo lo que le resulta cómodo, vaya en contra de ese despertar, vaya en contra de la armonía, le resulta cómodo y dentro de esa comodidad se deja vencer. La comodidad no pasa por estar sentado, no. Hay muchas personas, muchos seres humanos que están de un lado para otro constantemente, pero les resulta cómodo todo aquello que hacen.

Dentro de que entiendan, asimilen qué ha de hacer el hombre para entrar en esa nueva vibración sin perder de vista todo lo que hasta hoy han ido escuchando, porque no es otra cosa que repetir lo mismo que ya se les ha dicho de otra forma para que ustedes puedan tener muchos recursos por donde a cada uno le pueda resultar más cómodo.

Cuando escuchan la palabra cambio se retraen. Cuando escuchan la palabra hacer se retraen. Quizá no hayan pensado que no es que los cambios les disgusten, lo más normal que le ocurre al hombre es que los cambios le van grandes porque se ha ensimismado tanto en su propio yo que cualquier hecho que tenga que concretizar, automáticamente le lleva a un cambio. Cambios sencillos, naturales, coloquiales, del día a día, pero aun esos pequeños cambios que puede hacer cada uno en su lugar, no les resultan cómodos porque están acostumbrados a actuar de cierta forma que ya eso, para ustedes, es lo habitual. Dentro de tanta comodidad y tanto hábito el hombre se está encogiendo, envolviendo en sí mismo, incapaz de dar esa nueva vibración para armonizar, ver y mostrar la belleza del lugar.

Hemos hecho repetir la música porque es la viva imagen de lo que el hombre debería mostrar, de ahí que hemos dicho “con excepciones”. Hay cada vez mas excepciones entre los hombres, hay seres que quizá sin saberlo tienen esa vibración incorporada y lo muestran en su hacer como, por ejemplo, la música, y a ella vamos a cogernos para que observen algunos ejemplos. Hay músicas que nos gustan y las repetimos y repetimos y cada día nos gustan más, pero queremos hacer una reflexión. Dentro de la comodidad del hombre tenemos que saber muy bien si nos gusta porque nos resulta familiar, cómodo, o porque nos hace vibrar todo el cuerpo, todo, incluido el cuerpo. Y hacemos este pequeño apunte porque en la vida cotidiana del hombre ocurre lo mismo, repite y repite con hechos similares la misma intención que ya lleva grabada en lo más profundo, el mismo pensamiento que lleva grabado en lo más profundo, con lo cual siempre repite lo mismo. De hecho, la humanidad actual, salvo excepciones, está repitiendo lo mismo, unos de una forma, otros de otra, pero en realidad la vida individual de cada ser es igual, igual que el año pasado, igual que el anterior. Claro, hay pequeños cambios, a veces se ha cambiado de casa, otras se ha cambiado de amigos, otras tienen más hijos, pero realmente a nivel individual, unitario, ¿han cambiado la forma de ver, de comportarse, de imaginar, de hacer, la han cambiado, la han elevado? Porque el cambio, el cambio de casa, el cambio de amigos, eso ya es un cambio pero, ¿les lleva al mismo sitio? Cuando el ser, la persona, siente que ese cambio lo ha elevado, elevarlo nos referimos a una nueva forma de ver la vida, de vivirla, de pensar y actuar en ella, una nueva forma de inspiración, ¿han tenido a través de algún cambio de sus vidas la sensación de que a partir de ese instante del cambio realmente se han puesto en sincronía y concordancia con la vibración de la Tierra, o sencillamente han vivido el cambio como otra cosa?, “ahora toca otra cosa, ahora viene algo distinto”, sí, distinto pero de lo mismo.

Si no escuchan en su interior el instante a donde los haya llevado la música que acaban de escuchar, no van a comprender las palabras. Si intentan escuchar las palabras desde la misma óptica del pensamiento no van a entender dónde les queremos llevar. Tienen que sentir dónde les ha llevado la música. Y decimos la música porque ha sido el instante de unión con la vibración del planeta, hasta ahí de perfecto han logrado esa sintonía, a unificarse con la vibración del planeta.

El hombre tiene el deber, a través de todo su entorno, sin cambiarlo, de alcanzar esa sintonía, esa vibración. Y decimos sin cambiar para que de nuevo no se vayan por el cambio habitual que hasta hoy no les ha servido, les sirve momentáneamente, puntualmente, “que bonito, tengo una pareja, ahora me van a ir mejor las cosas”, “qué bien, he cambiado de piso, que ilusión, cambio muebles, cortinas…”, “me voy de la cuidad, me marcho a otra, qué maravillosa, qué esplendorosa”. Pero tú te vas con lo puesto, con tu forma de pensar, de sentir y de hacer, y al poquito tiempo vuelves a replicar de la misma forma. Por eso decimos sin cambiar nada.

En lo más profundo el hombre lo cambia todo, pero en lo más profundo, ya es un cambio profundo, desde lo más profundo del ser, y ahí no necesita cambio de lugar, no necesita cambio de entorno, tiene que elevar la vibración que hay en ese entorno. Y el hombre la puede cambiar, puede cambiarla partiendo de lo que es, no necesita más conocimientos, no necesita un cambio físico, no, necesita inspirarse en algo o alguien que le haga vibrar todo su ser, ahí entra el cambio, a ese cambio sí nos referimos, a ese cambio que sin haber cambiado nada, aparentemente, es un ser nuevo. Ahí es cuando el hombre toma su esplendor como ser de humanidad y en ese instante reconoce que la belleza de la Tierra, la armonía del planeta, esta únicamente dedicada a él. Así de grande es el hombre, así de maravilloso es cuando se hace consciente de lo que es, no de lo que le han contado.

El hombre, si recordamos que es parte de Dios, si recordamos que Dios está en él, si recordamos que ese Creador es perfecto, si lo vamos haciendo cada vez más pequeño, pequeño en cuanto a acoplarlo en la vida de cada uno, nos daremos cuenta que el hombre no está vibrando como le corresponde y de ahí, de esa mala combustión, vienen las enfermedades, las formas de pensar maliciosas, las envidias, los celos. Cuando el hombre replica con esa perfección como perfecto que es, ya no cabe nada de lo dicho, es un ser totalmente en armonía, sin enfermedades, con una mente sana y un hacer sublime.

Eleven todo lo que piensen y todo lo que sientan hasta rayar esa vibración sublime, que para ello, como ya les hemos dicho, tendrán que ir eligiendo, ¡eligiendo! Eso sí, como yo elijo una música para que me eleve, como elijo un lugar, como elijo a una o muchas personas. Elecciones, hay que elegir momentos, que esos momentos los pueden dar los seres humanos, los pueden dar los animales si eso es lo que les hace vibrar, la música...

Pero el hombre, habitualmente, se sumerge en la comodidad y dentro de esa comodidad quizás esté muy disperso, quizás haga muchas cosas, pero ¿puede contar una, una, que en un instante le haya hecho rozar el Cielo? –como expresión sublime, lo del Cielo-. Si a lo largo de la vida del hombre, de su día a día, hay hechos, personas o cosas que les hagan rozar ese Cielo, eso no lo cambien, avívenlo, y cuando ya el hombre se sienta fuerte, cuando ya ni de eso necesite, será cuando comience a brillar con luz propia y ahí, en ese momento, allá donde este, haga lo que haga, sentirá y sentirán los demás que están realmente ante la perfección consciente, personificada en un ser humano.

Si se hacen rodear de la vulgaridad, que también existe, lógicamente su densidad será cada vez mayor. Si por el contrario comienzan a buscar instantes que les hagan brillar, vibrar, irán elevando, irán abriendo esa conciencia y todo lo que han de cambiar lo verán tan natural que la palabra cambio no les afectara, no les retraerá. ¡Es tan natural todo lo que tienen que hacer, es tan natural! Quizá buscan grandezas, palabras elocuentísimas, y es todo tan sencillo y tan cercano al hombre, tan cercano…

Si lo que les retrae es la palabra cambio, no la usen, el cambio se producirá solo sin usar la palabra cambio. Si ustedes se cogen únicamente a instantes que les eleven, no se preocupen por la palabra, no cambien nada, cada cual con su forma, sus hijos, su familia, su trabajo… a ver si así les resulta más sencillo, no cambien nada, pero lo que tienen elévenlo, sublímenlo como si estuviesen ante la misma Divinidad. Sublimen a su pareja, a sus hijos, a sus amigos, a su entorno, a su trabajo, a su hacer. Den muestras de lo que son, que no haya en cada uno de ustedes ni la mas mínima duda de haber podido hacerlo mejor, que dentro de sus mentes se digan: “es perfecto, no puedo hacerlo mejor porque ya no sé hacerlo mejor, es perfecto”. Cuando el hombre se dice a sí mismo “es perfecto”, no tengan la mínima duda de que esa perfección la está rayando en ese instante, y si esos instantes se prolongan, no lo dejan puntualmente por un día que está uno efervescente o por dos porque está en las nubes, como suelen decir, si es ya incorporado, si es ya un hábito en el hombre, de ahí ya surge la luz, de ahí ya surge esa vibración que necesitan cada uno, de ahí ya surge la perfección.

Den curso a ese esplendor del hombre, denle curso, úsenlo. La Tierra, su planeta, lo está usando para ustedes, que sea reciproco. Abandonen esa vida mediocre que tienen la inmensa mayoría, abandónenla, usen lo mismo, partan de lo mismo que tienen, pero que ya la palabra mediocre no quepa, y cámbienla por decir “estoy haciendo que mi vida sea una vida sublime y esplendorosa”.

Amén.

21 noviembre 2007

ORACION: LA GRANDIOSIDAD DEL ALMA


Para que puedan vivir esta oración tienen que retroceder a algún instante de sus vidas en que un hecho, para ustedes, les haya sobrepasado hasta el punto de llamarlo grandioso. Remóntense a ese instante.
¿Qué hecho o circunstancia han vivido en su vida, que haya surgido del alma esa exclamación, grandioso? No es fácil que el hombre encuentre algo grandioso en su vida.
Poder expresar esta oración y hacer que lleguen a sus corazones estas palabras no resulta fácil, porque aquello que el hombre pueda llamar grandioso, aquel hecho o circunstancia que él pueda llamar grandioso se queda tan pequeñito en comparación a la grandiosidad del alma, que nos hemos atrevido a adentrarnos en ese nuevo mundo tangible para ustedes, sí, tangible, que van a poder sentirlo, tocarlo, lo que para la mayoría el alma es intangible, etérea.
Pero lógicamente les hemos hecho la sugerencia de que se remonten a algún momento puntual de sus vidas que hayan podido llamar grandioso, y les ha resultado difícil poder coger un momento en el que les haya sobrepasado. Es difícil, insistimos, que el hombre hoy que está tan materializado, tan seguro en esa materia, tan concretizado, pueda sentir a través de una oración esa exclamación porque, ¿dónde está mi alma?, ¿en qué lugar la ubico?, ¿qué es lo que conmueve al alma?, ¿qué hecho o hechos hacen, como decíamos la semana anterior, que el alma y el espíritu clamen? Porque hoy, hasta lo que ustedes llaman muerte, entristece al hombre, pero no le llega al alma. El hombre ha endurecido tanto su caparazón, ha materializado y concretizado tanto su cuerpo que tiene que encontrar el modo de saber, o sentir, o llegar a abrir las puertas del alma y ahí, cuando consiga entrar, realmente se asombrará de la magnitud.
Y ahí ya surge la exclamación, “¡qué grandiosidad!” Quizá lo mas parecido que nos lleve a sentir la necesidad de exclamar sea la naturaleza, cuando de pronto se mezclan olores, cuando de momento ves aparecer el arcoíris, cuando la brisa roza todo el cuerpo. Ahí quizá sea lo mas próximo a esa exclamación, ¡qué grandiosidad!
En los actos del hombre, en su hacer diario, ya no surge que algo grandioso nos invada. En las vidas cotidianas ¿qué de grandioso ocurre?, y ocurre ¿eh?, pero ¿qué de grandioso ven en sus vidas diarias, en el hacer cotidiano?
Queremos hacer hincapié y llevar a cada uno de ustedes a darse cuenta que los hechos grandiosos, maravillosos, ocurren en cada instante de la vida pero el hombre no los ve, se ha apartado voluntariamente de la grandiosidad de lo existente.
El hombre en sí es grandioso, y no lo tomen como normalmente. Hace tiempo les decíamos “aparten de sus mentes todo lo conocido”. Si parten de la base que todo lo saben y conocen, que es lo mismo de lo mismo, están equivocados y esa equivocación no va a dejar que entre otro sentir y otra visión de la vida. Cuando exclaman cotidianamente “eso es así en teoría, pero la realidad es la que es” -esa exclamación la tienen constantemente-, u otra exclamación que también usan mucho “todo eso es muy bonito pero luego la realidad es otra”, quiten esas exclamaciones de su mente, apártenlas del corazón, puede ser grandioso cada instante, cada instante puede y debe ser grandioso.
Olvídense totalmente de todo conocimiento que hasta hoy han adquirido, comiencen de nuevo porque todo, a partir de no hace mucho tiempo, es nuevo aunque ustedes no lo puedan ver, aunque ustedes no lo puedan sentir, aunque aparentemente estén en el momento mas caótico del planeta y su raza, aparentemente. Pero si sienten en lo mas profundo que todo tiene una causa, que todo tiene su principio y su culminación, que la casualidad no existe, que el Creador lo creó perfecto, podrán sentir que todo este proceso caótico en apariencia merece, escuchen, merece la exclamación ¡qué grandioso!
¿Cómo puede ser que ante la perdida de un ser querido el alma no se conmueva y ante este mundo, el cual el hombre ha ido tejiendo con su comportamiento, unos servidores le den la exclamación de grandioso ante todo lo que ustedes viven como caótico? ¿Qué les hace sentir lo que aparentemente esta tan alejado de sus ideas? Puede ser que digan “están locos, estos seres que nos hablan están locos”, puede ser que digan “¿cómo miro el mundo, cómo lo veo, que yo veo que todo lo que me rodea esta sin valores, llegando a la crueldad y estos seres digan que merece la exclamación de grandioso?, no lo veo”. Porque lo miran bajo unos conceptos totalmente olvidados, sí, olvidados, unos conceptos que ya no sirven y deberían estar olvidados, unos conceptos que para el momento de vida actual no sirven y no pueden ser puntos de referencia.
No tienen donde acogerse a sus recuerdos porque todo es novedoso. La Tierra tiene una vibración, tiene, no va a alcanzar ni está entrando, tiene, ya la ha alcanzado, una vibración tan grandiosa, tan sutil, que necesita renovar todo lo que en ella permanece, todo, incluido el ser humano. ¿Y el ser humano se renueva?, ¡claro que sí!, por eso damos la palabra de grandioso, por eso la exclamación es tan valida, porque el hombre se renueva, a través de lo que ustedes llaman muerte el hombre se renueva para que así el alma pueda retornar con otros conceptos, con otras necesidades.
Escuchen y presten atención, que estamos hablando del alma, y no del espíritu, no se confundan, el alma necesita renovarse para vivir su grandiosidad, para vivir tal y como es. Podríamos remontarnos a las grandezas del alma, a las grandezas del espíritu y a las grandezas del cuerpo, para que observaran que cada uno por separado necesita de ciertos alimentos para poder existir. El alma necesita del alimento que el cuerpo le tiene que dar de movimiento y asimilación para vivir su grandiosidad y hacerlo concreto, concretizar la grandiosidad del alma, que no es ni mas ni menos que expresarse el ser de humanidad, el hombre, con tal perfección que esa exclamación sea natural para cada ser humano, que no veamos, que no pensemos, que no sintamos como ahora la necesidad de decir “¡cómo está el mundo!, ¡dónde vamos a llegar!, ¿qué está ocurriendo?” Que sea todo lo contrario, que el hombre observe que el mismo hombre se ha regenerado hasta el punto de que todo su hacer, toda la expresión de su espíritu y de su alma, rebosa por el cuerpo hasta llegar a concretizar lo que piensa, lo que hace y lo que siente de una forma totalmente en armonía con el universo. Que esa exclamación de grandiosidad ya no esté latente en el alma, sea un hecho real.
Y eso, volvemos a repetir, no es algo que puedan decir “estará latente pero lo que se vive es otra cosa”. No lo pueden decir, no lo deben decir porque si se fijan está desapareciendo la mayor parte de la humanidad. Y no es una exageración, atentos al día de hoy, atentos a partir de hoy y cuéntenlo si quieren para reafirmarse. No nos importa que nos tengan siempre en tela de juicio, de si será, no será, no importa, cuéntenlos si eso les va a hacer vivir una oración, una oración de las que estos servidores quieren hacerles llegar. Si para que ustedes vivan una oración tiene que contar los seres, por ejemplo, a lo que hoy estamos haciendo alusión, los seres que están renovándose, sí, pasando por el trance que ustedes llaman muerte, se van a asustar. Muchos seres no tienen otra opción, no ven viable o no sienten que puedan ser viables para este nuevo latir de la vida.
Y es tan grandioso el Creador, que pone todos los medios a Su alcance para que ocurra lo que ustedes llaman muerte a través de lo que sea, y les da la oportunidad de volver a nacer, pero bajo otros patrones. Ya no tienen esa vibración densa, ese culto al cuerpo, ya no tienen esa densidad que tienen que ver, tocar, para creer. Son seres sutiles según a la vibración del planeta, seres que no les tienen que enseñar absolutamente nada, seres que traen recién aprendido que por ahí no puede vivir.
Enseguida, el hombre, a esos seres que nacen les da un nombre. No les importen los nombres, solo les debe importar que la tierra esta cambiando, que el hombre esta cambiando, sí, y sobre todo que no debe pasar por ese trance llamado muerte para hacer ese cambio, para vibrar a mayor frecuencia, no necesita pasar por la muerte, puede hacerlo con este cuerpo pero no puede hacerlo con la forma de pensar y con los conceptos erróneos que tiene ese cuerpo.
Y volvemos de nuevo al alma, la vibración del alma sí tiene la frecuencia correcta para estar en el planeta, la tiene, es la mente la que no le obedece y la que pone al hombre en esa tesitura de enfrentarse con otros hombres, de corromper su cuerpo hasta pasar por la muerte. Por eso el alma inmediatamente, inmediatamente vuelve a nacer.
¿Por qué?, se preguntarán, ¿por qué inmediatamente?, ¿por qué no sigue el curso que hasta hoy ha tenido?, ¿por qué el proceso es mas rápido?. Por lo mismo que les estamos diciendo, los conceptos de hoy no sirven, los conceptos de vida que tiene el hombre ya no sirven en su gran mayoría, por tanto el hombre tiene dos elecciones, sencillas las dos. Sentir que realmente, a pesar de todo lo que aparentemente se ponga en contra de él, apostar por dirigir su vida únicamente con lo que su corazón o su instinto le vaya marcando sin tener en cuenta nada de lo que el resto diga o haga, esa es una posibilidad que tiene el hombre dejarse guiar por su sentir y no mover absolutamente si no es guiado por ese sentir, ocurra lo que ocurra. Otra posibilidad que tiene es continuar como está. Cualquiera de las dos elecciones le va a llevar al mismo punto.
De nuevo, ahí, debemos usar esa admiración de grandiosidad, que haga lo que haga el hombre, tome la decisión que tome, al fin le lleva al mismo sitio, al mismo. En la primera opción el hombre es dueño de su vida y hace y se regocija a través de ese sentir y ese hacer. En la segunda el dueño son las circunstancias y pasará por lo que las circunstancias y los demás seres quieran que pase y ocurrirá lógicamente lo que llaman la muerte física, pero, repetimos, al fin llegará a la misma conclusión con una u otra opción.
¡El alma es tan grandiosa!, ¡el hombre es tan grandioso!, que haga lo que haga no existe equivocación. Puede tardar, puede retrasar, eso sí, puede retrasar el hecho, puede acortar el hecho, pero que el hombre tiene que ser y será lo que el Creador creó, ese ser de perfección, ese ser grandioso, lo quiera este cuerpo o no, será, porque la tierra ya ha alcanzado esa vibración para mantener seres perfectos.
Es lo mas parecido a eso que a ustedes les muestran a través de alguna película, de otros mundos en los cuales exclaman: “así debería vivir el hombre, así desearía vivir yo, en ese lugar, en ese planeta, con esos seres”. Pues bien, la tierra ya es ese planeta, ya lo tienen aquí. Lógicamente, bajo esa visión, si les estamos mostrando un planeta totalmente perfecto, en armonía con todo lo que existe, que puede recoger seres sutiles con sus grandes necesidades pero con esa vibración que no daña, con esa sutileza que engrandece todo lo que toca, lógicamente podrán observar que el hombre actual, con su forma de vivir, con su forma de hacer, de pensar y de sentir, lógicamente tiene que morir, ¿o no?, ¿no lo ven?
Si les hemos puesto el ejemplo de ese mundo que ven o han visto a través de películas, ese mundo donde todo es maravilloso, y ahí, lógicamente, no está la raza humana porque no podría sobrevivir dentro de esa vibración, si hoy se les dice que la tierra ya ha comenzado dentro de ese giro de armonía y está preparada para acoger seres con esa vibración y sutileza, si el hombre no equilibra su vibración, si no la hace sutil a través de dejar expresar al alma que es mas cercana que el espíritu –se lo estamos haciendo todo mas cercano para que les resulte mas fácil si optan por esa opción de no dejar el cuerpo y dar ese giro a través del cuerpo actual- lógicamente les puede surgir automáticamente el pensamiento de decir “tengo que cambiar, sí, porque yo vibro mucho mas denso, mis repuestas son mucho mas groseras, de densidad, son densas, como el pensamiento es denso mi hacer es denso y no corresponde, no van a dejar que lo haga, no tengo posibilidades”.
Todas esas preguntas tienen que surgirles. En la medida en que esas preguntas les surjan ustedes ya sabrán las respuestas, pero antes tienen surgir las preguntas, “yo tengo que cambiar, tengo que pensar de otra forma, tengo que dar menos importancia a esto que hoy es vital porque me han dicho –cójanlo así- que no me sirve, tengo que optar por la sencillez de vida que no me hace pasar por venderme ni vender a nadie, tengo que coger la sencillez mas pura que no me haga, en cada respuesta, sentirme mal, que cada respuesta me regocije el alma, me ponga en el lugar que me corresponde, ¡qué respuesta mas bonita he tenido!, ¡qué pensamiento mas grandioso he tenido!, ¡qué hermosa es mi vida!, ¡qué sensación de felicidad recorre mi cuerpo!”. Eso tiene que surgirles. En la medida que no les surja observen que es porque sus pensamientos están donde ya no corresponde.
Hasta que no les surjan todas estas exclamaciones de sus propias vidas y haceres es porque no están alcanzando la vibración para quedar en este planeta, para “servir” a esta nueva humanidad. Y esta es su elección porque están hoy aquí, porque están escuchando, porque están vivos.
Y olvídense, para poder cambiar la vibración que hoy tiene todo ser humano, no olviden cambiar las exclamaciones de todo lo que actualmente esta ocurriendo en el planeta, de todo lo que esta ocurriendo, todo, todas las catástrofes, todo el deterioro –entre comillas- del hombre, no usen las exclamaciones “qué lastima, cómo está el planeta, cómo está el hombre”, no, ¡qué grandiosidad!, ¡qué maravilla que el alma pueda expresarse a través de todo lo ocurrido con un nuevo cuerpo al instante, qué grandiosidad de Creador que pensó en lo mas insignificante para el hombre para ponérselo todo frente a él, que solamente el hombre tenga que elegir y hasta ahí, hasta esa elección es bien recibida y muy valorada, cualquier elección.
Pero sean ustedes los que se hagan ese auto examen, “mi alma esta constreñida, mi alma, que es lo mas grandioso de mí, no puede resurgir y me voy a tener que marchar, tengo que cambiar mi forma de ver la vida, mi forma de pensar en la vida, mi forma de actuar ante las circunstancias de la vida, y dar esa respuesta que yo mismo valore como grandiosidad”.
¡Qué grandiosidad, que me das a elegir, y acepte lo que acepte, decida lo que decida, aun estas ahí!
Dentro de esta oración sería bueno para cada uno valorar un mínimo sus vidas, un mínimo, para hacerles sentir cuanto y cómo pueden alcanzar, cuanto y cómo tienen que trabajar, cómo hacer para que sean ustedes mismos los que vayan poniendo ese listón para que nadie les mida, que sean ustedes mismos los que vayan observando en qué momento están en base a las respuestas que dan, no a las respuestas que piensan, a las respuestas que dan, no aquello que sienten sino aquello que hacen.
El sentir es autentico, porque son seres auténticos, pero el cuerpo, el sentir pasa por el cuerpo, muestra a través de sus manos, de su boca, muestra ese sentir, por eso les decimos que observen su hacer y no su sentir, observen el hecho concreto del pensamiento, el hecho concreto, una idea se piensa, ¿se ha concretizado?, ahí, así es donde tienen que hacer hincapié, el hombre debe mostrar aquello que esta en su interior, el hombre debe mostrar la grandeza del alma, de nada sirve que únicamente la sienta si no lo muestra.
El hombre es la muestra de la Divinidad, el hombre es la muestra de Dios, recuerden la oración de la semana anterior, el Dios Creador habita en el interior del hombre, el hombre es creador, crea, hace, no piensa, no únicamente siente, hace, por eso, repetimos, observen sus respuestas, no sus pensamientos, observen sus hechos y no solo su sentir, que vayan unidos. Muestren la perfección para que el alma realmente pueda habitar en ustedes y ser grandiosa.
Amén.

14 noviembre 2007

ORACION: LA IDEA CONFORMADA


Y en el principio surgió la Idea y la Idea tuvo su proceso hasta llegar a conformarse y se conformó en lo que hoy conocemos como universos, como mundos. Y cada mundo tuvo su tiempo, su proceso, sus cambios, hasta llegar a la actualidad. Y todo va siguiendo su propia pauta de tiempos, de cambios, de adaptación. Y así, ese es el proceso necesario para que se conforme la Idea.
Todo tiene su tiempo, sus pausas, pero en su culminación la Idea se concretiza. Y ahí aparecen los mundos con todos los seres que habitan en cada uno, y todos los seres que habitan el planeta se comportan de igual forma, van conformándose como animales, vegetales, minerales. Todos conforman creando esa armonía entre sí y todos palpitan y habitan en armonía.
Y cuando la Idea surgió, fue dando lo necesario en tiempo, en proceso, hasta llegar a la culminación. Los seres van dando su tiempo hasta llegar a la culminación y ahí, en ese tiempo, en esa Idea, surgió el hombre porque estaba dentro de la Idea. Y el hombre fué también adaptándose, conformándose en un ser cada vez más sutil hasta que llegó un momento en que se sintió superior a la Creación. Se sintió el propio creador de todo lo que le rodeó y le rodea. Cree ser dueño y señor de todo lo que alcanza a ver, tocar, sentir.
En ese instante en que el hombre creyó ser su propio creador, creyó ser él mismo el que surgió. Abandonó la idea de que una Idea superior a la del hombre lo creó, lo aceptó. Desechó rotundamente que fuese creado por alguien que no era él y ahí rompió ese proceso evolutivo de la Creación que todos hasta la actualidad, todo ser viviente que existe, menos el hombre, respetan con armonía.
El hombre cree ser capaz de adaptar el exterior para su propio hacer y su propia conveniencia cuando realmente, entre todo lo que existe, es el único ser al que colmaron de conciencia, el único que tiene conciencia de su individualidad, conciencia de si mismo. Lo dotaron de esa libertad de hacer, de cambiar a su voluntad su entorno, y ahí, en ese proceso que debió ser evolutivo, el hombre se lo apropió y a raíz de ese instante fue cuando convirtió en involución su especie.
¿Y por qué nos interesa cuándo o por qué el hombre cambió su proceso evolutivo?, ¿por qué nos importa o es tan importante retomar ese conocimiento?: para saber dónde el hombre retrocedió y recordar, como vamos a ir recordándoles, por qué y para qué fue creado el ser de humanidad.
Si el hombre ha dejado de recordar que se conformó como ser humano, que tomó este cuerpo con la conciencia de que a través de él podía aportar a la Idea principal, a la idea de la Creación, su experiencia plasmada, conformada igual que él mismo, darle forma, dar forma a una idea humana, el hombre ha perdido el sentido de para qué fue creado.
La Idea es una energía creadora que creó todo lo que existe, pero la Idea no se conformó, no tiene forma, no tiene cuerpo y ahí, en ese no cuerpo de la Idea, creó el cuerpo del hombre haciéndole o dotándole de conciencia para que no olvidara quien era y de dónde venia.
Imagínense y créanse que la Idea, lo que ustedes llaman Dios -Dios, Idea, Creación, Divinidad, todo es lo mismo-, es una energía capaz de crear, y creó, escuchen bien, no se pierdan ningún detalle, escuchen, fue el Creador de un cuerpo humano para conformar en su interior la Idea, que es lo mismo que decir: Dios tomó el cuerpo del hombre para conformar la Idea que Él tenía, y automáticamente podemos pensar: “entonces Dios está dentro del hombre, entonces yo no soy yo, yo soy Dios”.
La Idea creó un cuerpo para habitar en él y poderse materializar o dar forma. O sea, que Yo Soy Dios, Yo Soy Dios. Manténganlo, Yo Soy Dios. El hombre es Dios. El hombre está hecho porque Él quiso poder concretizar esa gran Idea y a través de lo que el hombre va concretizando y conformando, dando forma a sus ideas humanas, va culminando la gran obra del Creador. Repito, para que no se pierdan: cuando el hombre concretiza su idea humana, sus ideas, va culminando la Idea de Dios.
Pero, ¿qué ocurre en todo ese proceso? Cuando el hombre creyó que fue él mismo el que por obra de magia nació, por obra de magia le entró conciencia de ser, y los científicos, ustedes mismos, los científicos humanos avalan esa idea de que el hombre descendió del mono, ese proceso fue haciendo al hombre cada vez lo que hoy es. Y el hombre lo cree. Cuando alguna idea se cree, todas las demás se rechazan, pero no hace falta que crean en la que están escuchando hoy, lo que sí es necesario es que bajo su individualidad, bajo su conciencia experimenten cual de todas las teorías existentes puede ser la correcta, y es necesario que lleguen a esa conclusión y apuesten hacia las que ustedes den como buenas. Y decimos que es necesario que lleguen a sus conclusiones porque el hombre ha llegado a tal egocentrismo que si no es algo que él cree, que él ve, que él toca, no puede avanzar. Sus mentes necesitan tanto alimento de conocimiento, que como no den por buena por su propia experiencia una idea no pueden avanzar. Y la idea que hoy ustedes tienen como buena y correcta está equivocada y sólo aceptan la idea de que son Dioses o que son un reflejo de la Divinidad a través de lo que llaman religión, ahí lo han aceptado como algo religioso, pero lo han dejado ahí, y el hombre ha ido avanzando a través de su conocimiento olvidando la Idea principal o primaria de que son seres creados para que en su interior habite el mismo Creador.
Claro que pueden decir: “si somos millones de seres humanos, ¿qué ocurre, que hay millones de dioses?” ¿Son tontos? El ser humano no es tonto, es inteligente, y sabe que todo lo que existe es energía y la energía puede habitar en cada lugar, en cada ser que así lo necesite. Y esa energía, ese Dios, habita a través de cada uno. Y ¿hasta qué punto de olvido ha llegado el hombre, para ni tan siquiera sentir que él mismo es Dios, que él mismo es la Idea primaria, la Idea que creó todo lo que existe, incluido a mí, y a olvidar, al hacer vulgar ese cuerpo, de ser divino a ser vulgar, vulgar en cuanto a que esta vacío, vacío por olvido teniendo conciencia de que es divino? ¿Es vulgaridad o no? O sea, que al hombre lo dotan de una conciencia para que no olvide quien es y resulta que al paso del tiempo ha llegado a creerse su propio creador y a renunciar a esa parte divina, el ser muy vulgar, a esa vulgaridad nos referimos. Pudiendo ser creadores de lo existente nos conformamos, de conformismo, en ser seres vulgares, ¿por qué?, ¿hasta dónde tiene que llegar la Divinidad para hacerles entender que en su interior no es ninguna teoría, que en su interior habita la Divinidad? ¿Hasta qué punto tiene que llegar la Divinidad para hacerles sentir que está dentro de cada uno de ustedes?
Pero claro, por ahí es, sino imposible, difícil hacerles sentir lo suficientemente fuerte para que ustedes puedan hacer un cambio. Esto ustedes lo escuchan como algo bonito, puede ser como algo grandioso, pero se les queda en una escucha. Cuando salgan, cuando comiencen a moverse, ya caen en un olvido, ya no lo pueden hacer algo concreto y dar forma para que ustedes cambien. Pero esto es así, es necesario que lo escuchen y además no debería caer en el olvido. Poco a poco el hombre tiene que ir diciéndose: “Yo Soy Dios”, hasta que llegue a sentir que es Dios y que el otro es Dios y que todos los seres humanos son Dioses. Aunque se les den pautas que ustedes puedan hacer viables para poder hacer el cambio necesario para su propia evolución como especie, no tienen que perder ni olvidar que son Dios.
Retomando ahora, ¿cómo puede el hombre cambiar y ponerse en sintonía para reconocer quien es? Porque hoy lo han escuchado y antes también, por algún lugar han escuchado que el hombre es Dios, pero lo han escuchado, no lo han hecho propio. Pues hoy, una vez más, se les recuerda quienes son. Y para que puedan acercarse a sentir quienes son les vamos a ir dirigiendo, como hasta ahora, con soluciones –como ustedes dirían- sencillas y rápidas para que cada cual, cada quien, que quiera cogerlo.
Hemos llegado a la conclusión que el hombre se conformó, una Idea tomó forma de ser humano y en el interior está su espíritu, vamos a llamarlo así, y ahora lo que debe hacer el cuerpo es ponerse a las órdenes del espíritu. Eso es, van bien, ponerse el cuerpo a las órdenes del espíritu.
¿Cómo se puede ponerse el cuerpo a las órdenes del espíritu? Si el hombre no cree que tiene espíritu, al igual que no cree que es Dios, ¿cómo me voy a poner yo a las órdenes de nadie? Es muy sencillo: no se pongan, ¿les agrada cómo son?, ¿les agrada cómo se desarrollan sus días?, ¿les agrada cómo se están desarrollando sus ideas?, ¿cómo están a lo largo de sus años?, ¿cómo está pasando su vida?, porque si les agrada no se muevan, pero si, al contrario, hay una necesidad que no saben darle nombre, hay unas inquietudes que tampoco saben darles forma, hay unas ideas que no saben como desarrollarlas, pero que realmente sí quieren concretizarlas, moldearlas, ahí lógicamente tendrán que cambiar, cambiar sus hábitos, sí, cambiar los hábitos, tirarlos, y es muy fácil hacerlo, muy sencillo, pero incómodo, muy incómodo. Cada cual tiene unos hábitos, cada uno de ustedes tiene sus propios hábitos y día a día los repite, por eso son hábitos, día a día repiten lo mismo, les guste o no dan la misma respuesta ante la misma circunstancia. ¿Qué tiene que hacer el hombre para no repetir lo mismo una y otra vez? Ahí viene la incomodidad. Es que es tan sencillo… ¡dejar de hacerlo!, me pillo en algo y automáticamente dejo de hacerlo, paro en seco. Si están repitiendo lo mismo y sus vidas no les satisfacen, cambien esa rutina. ¡Claro que les será incomodo cambiarlo!, porque si la rutina es estar constantemente comiendo, por ejemplo, o acostándose, o bailando, y siempre, y siempre, y siempre la misma rutina y en general sus vidas al cabo de los años no les satisfacen, tendrán que romper esa rutina para que algo nuevo entre.
La semana anterior les decíamos que el alimento del espíritu lo recogen en la naturaleza, el alimento, el antídoto, todo lo que está relacionado con el espíritu lo recogen en la naturaleza, ¿se acuerdan? Bien, pues si ese ser va a la naturaleza todos los días y su vida no le satisface, cámbienlo, no vayan a la naturaleza. Y no es contradictorio, es un ejemplo para que observen que si día a día repiten las mismas cosas y a lo largo de sus edades su vida no les satisface, sienten que puede mejorar, cambiar, que necesitan un cambio, tendrán que romper las rutinas implantadas durante tantísimo tiempo, si les gusta levantarse tarde levántense pronto, si son pasivos hagan ese esfuerzo. Es incomodo, repetimos, pónganse activos. Si incurren en las mismas respuestas cambien las respuestas. Es tan sencillo que el hombre, como les decíamos la semana anterior, no quiere hacerlo, no quiere porque se siente dueño y señor y hace lo que le viene en gana constantemente, es una dejadez total, una inercia total la que tiene el hombre hacia lo que le han dicho que es la comodidad, hacia lo que le han dicho que es una vida cómoda, todos nos merecemos –dicen los seres humanos- una vida mejor y más cómoda. Y esa comodidad les está sumiendo en un gran deterioro como raza y como seres individuales, les está sumiendo en lo más profundo del deterioro y siendo como son, seres divinos, seres perfectos, no deberían permitir que ese deterioro fuese a más, no deberían permitir perderse en la oscuridad hasta el punto de no saber quien son.
Ahora lo atisban. Aunque no sepan darle nombre llevan años buscando, algo queda en su interior que les hace buscar y buscar nuevas respuestas. Algo queda en su interior de quienes son. Dejen poco a poco la comodidad, adéntrense en romper esa inercia y esa repetición y automáticamente irán conociendo quienes son ustedes, irán recordando para qué llegaron a este planeta, el por qué, el cuando, y realmente lo que ustedes cogen como metáforas o como algo superior que no les toca a ustedes, eso que les va tan grande como que son seres divinos, que pueden cambiar en un momento sus vidas porque realmente tienen todo lo necesario para poder hacerlo. Son los creadores de sus propias vidas y pueden cambiarlas pero claro, no lo creen, lo escuchan, les gustaría creerlo, lo ven bonito pero no lo creen, y hasta que el hombre no lo crea no podrá hacerlo. Para ellos no se puede hacer realidad porque al no creerlo no lo pueden concretizar, no pueden conformar ese ser de divinidad que hay en su interior, conformarlo en un cuerpo físico divino que respire la perfección por todo su cuerpo, en sus actos, en sus pensamientos, en sus sentimientos, en sus haceres. Hasta que no lo crean es como si para ustedes no existiera, hasta que el hombre no lo crea, no decimos hasta que el hombre no sea consciente, el hombre tiene consciencia pero no cree que él es el Creador de éste y de todo lo que existe, no lo cree, y ahora se conforma, de conformismo, con lo que los demás seres humanos quieren hacer de su vida. Se han puesto dentro de la vulgaridad del hombre y hacen lo que los demás quieren que hagan. Les guste o no les guste repiten lo que los demás quieren que repitan hasta que ustedes mismo digan:
“¡Basta, basta ya! Yo no soy eso, yo no soy lo que me habéis dicho que soy. Yo presté, di todo para conformar este mundo y todo lo que existe y soy parte de esa Idea, soy parte de esa Divinidad y quiero retomar ese recuerdo, quiero dar cauce a lo que un día sentí, a lo que un día fui, una idea culminadora de la perfección. Y quiero de nuevo retomar esa Idea y plasmarla con el cuerpo que tengo, y no voy a ir ni detrás ni delante de los demás seres, no me voy a dejar arrastrar por esa inercia y esa costumbre de creer que otros pueden hacer mi propia vida. Nadie puede hacer mi propia vida, soy yo, yo, el que debo cambiarla si quiero cambiarla, soy yo el que tengo que dedicar todo mi hacer para poder plasmar esa Idea en mi”.
Y recuerden, son los creadores de todo lo que existe.
Amén.

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