29 junio 2008

ORACION: LA MAGIA


Recordamos brevemente la oración anterior para facilitar a los seres a que vivan la magia.

Anteriormente les decíamos que el hombre tenía dos opciones: una era estar consciente del cambio vibracional de su cuerpo, y la otra hacer ese cambio a un nivel inconsciente, a través del sueño.

Y les decíamos que optaran por la que optasen iban a llegar al mismo lugar, ese lugar de cambio necesario de vibración para el ser humano, para la tierra, para el planeta.

Conscientemente les decíamos que sería cada cual quien llevase las riendas de su destino para poder girar en cualquier instante, mover, ser voluntariamente y no perderse la magia del cambio.

Y el otro era a través del sueño y les decíamos que ahí, optando por la inconsciencia, deberían estar alertas porque serian sus propios jueces, por llamarlo de alguna forma. Ustedes mismos evaluarían si realmente está ocurriendo ese proceso de cambio y lo sentirían a través del comportamiento diario, del día a día, del momento, de sus reacciones. Si era igual que en tiempos pasados, días pasados o momentos pasados seria como decir que la persona no está abriendo su puerta para que entrase esa nueva vibración. Si las respuestas con la vida y con la convivencia del entorno más inmediato no cambian en algo, son muestras de que el ser humano está cerrado, no está abriendo esa puerta para entrar la vibración.

En caso de que el hombre no abriese sus puertas y ocurriese ese cambio internamente, les recordamos que el hombre enfermaría, enfermaría para llegar del mismo modo al mismo lugar donde todo, todos los seres humanos, tienen su reencuentro. Así quedamos, a rasgos generales, el día anterior.

Para poder vivir y ser dueños del propio destino de cada cual y saberse él mismo el que escribió su destino y conscientemente llevarlo a cabo, ahí es donde entra la palabra mayúscula MAGIA. Es el gran mago de la vida, el creador de ella creando su propio momento y sus propias circunstancias en cada instante.

Cuando el hombre conscientemente apuesta por vivir esa experiencia sin perderse nada, automáticamente se le apoya para que lo viva pero creando y sintiéndose creador de su destino.

En el momento en que ustedes escuchen las palabras, las incorporen y las lleven a cabo, comprobaran que están siendo dueños de su propio destino, por difícil que les parezca. Inténtenlo, inténtenlo al principio en lo más sencillo, pero inténtenlo, y así sucesivamente una vez tras otra irán comprobando que lo sencillo lo cambian y lo que veían como difícil o imposible también pueden cambiarlo. Pero en la medida que escuchen y no comiencen a procesar ese cambio visible y a darle forma, eso no pasará por ustedes, recuerden que no es tiempo de escuchar, es tiempo de abrir las puertas para que entre esa nueva vibración que les pueda hacer rozar ese estado de consciencia o esa octava superior que hablábamos.

En lo más sencillo, cotidiano, cercano, hagan la prueba ya, continuamente, pónganse retos mayores constantemente y no olviden de elevar hasta sus máximas consecuencias las palabras escuchadas. Si comienzan en lo pequeño, en lo cotidiano y cercano, llévenlo al máximo del hecho, el que sea, cambiar una actitud por ejemplo, esa actitud llevará o estará tildada de muchas consecuencias, llévenlo al máximo, traten de ver que esa actitud que van a cambiar ha provocado ciertas cosas, y otras, y otras, y otras, hasta donde su conciencia pueda llegar.

Recuerden lo que decíamos el día anterior, elevar o sublimar quiere decir no quedarse con la palabra ajustada que han escuchado, esa palabra tendrá muchas connotaciones y muchas consecuencias, y el deber de cada cual es llegar a descubrir todas las consecuencias o entonaciones que tiene cualquier hecho o palabra. Eso es elevarlo al máximo, no dejarlo únicamente con lo que han escuchado.

Ponemos un ejemplo muy sencillo que ocurre con los niños, aunque en la mayoría de casos los adultos, porque conviene, nos comportamos como tales. A un niño se le dice: “no comas o no piques después de las comidas”, y a eso que entras y lo ves picar y le dices: “¿no te he dicho que no piques…”, y dice: “no me has dicho de cual”, por ejemplo. Se le tiene que decir: “no después del desayuno, no después de la comida principal, no comas después de la merienda, no piques…” eso es al niño. Al hombre, cuando se le dice “no piques” es no piques con todas sus consecuencias. Es un ejemplo, eso llévenlo a todo lo que conlleva la vida.

Cuando escuches una palabra o veas una reacción, llévala al máximo, al por qué, pregunta, no te quedes con la apariencia, llévalo a su máximo para que queden las cosas tan transparentes y claras que no se pierda esa energía elucubrando, que quede todo directo. Recuerden que en la octava superior o nueva energía de la tierra no puede haber verdades a medias, no puede existir envidia, odio, todo eso, se hace transparente a través del medio que tiene el ser humano, que es la palabra, dar a la palabra el fundamento que tiene, y es no quedarse a medias o no presuponer o no quedarse con lo que observa, sino que al observarlo, si hay dudas se expresan y no importa cuántas veces se pregunta hasta quedar claro, pero las dudas, por ejemplo –son ejemplos pero que ustedes los tiene que llevar a sus máximas consecuencias-, merma la energía del hombre hasta tal punto que cierra las puertas para esa nueva energía directa, transparente, que es la que puede generar magia, magia en la vida de uno y magia en este planeta.

Es la que puede darnos la opción de que aquello que no nos gusta, que ya no nos sirve, que ya bajo nuestros conceptos creemos que no nos va a llevar a aprender nada, quede resuelto. Y en la medida que el hombre crea que ese hecho o causa está resulto, automáticamente la energía va a otro lugar, genera otras circunstancias, y es cuando la energía entra totalmente directa y transparente a los órganos internos de cada ser, a esos centros energéticos que hoy ya comienzan a vibrar de forma distinta.

Recuerden también que les hablábamos de la respiración. Cuando el hombre está sumergido en un problema, en unas medias verdades o mentiras a medias, esa energía esta condensada en puntos del cuerpo que están cerrando los centros de energía, con lo cual la energía es densa, la respiración se acelera y la energía merma. Cuando el corazón esta sosegado, tranquilo y en paz, aunque el cuerpo este haciendo, esté dinámico, esa energía es totalmente vibracional a un punto en que ni se lo imaginan, rayando esa octava superior, deja los centros libres para poder sentir esa sutil vibración, por tanto los centros empiezan a girar al unísono que la energía requiere.

Cuando el hombre, por problemas, obcecación, enfado o miles de cosas va acelerado, su corazón se agita, cuando el corazón se agita se ralentiza la energía y se densifica, con lo cual pasa de largo esa energía vibracional y no penetra, está totalmente cerrado el hombre a esa nueva energía. Y ocurre que si no penetra en su cuerpo, el hombre enfermara porque es la única forma que tiene de dar el paso, enfermar y marcharse o abrirse para que esa energía le haga tener el cambio.

Y esa opción es nuestra, puede ser consciente y generar esa magia en la vida del hombre, o inconsciente a través del sueño.

Recordamos también, porque es muy importante recordar y llevar a cabo aquello que el hombre asimiló. Cuando el hombre conscientemente da un paso hacia lo que él cree que necesita, sea lo que sea, cuando se atreve a dar un paso hacia aquello que necesita, el destino va hacia él el doble. Si yo he dado un paso, el destino viene dos pasos hacia mí para que yo lo cumpla, si yo doy dos pasos el destino viene hacia mí y se me acerca el doble de lo que yo he hecho. Si no mueves y esperas a que te lo traigan, el destino espera a que tú vayas.

Y así ha pasado constantemente el hombre y ahí está, a la espera de que le den, pero no le pueden dar si él no pide. Y la petición es ese paso adelante.

Y cuando el hombre atisba una necesidad, bien sea porque su cuerpo ha enfermado, porque la vida que lleva no le satisface o porque atisba que las cosas puedan ser de otra forma, automáticamente tiene que hacer cambios en su vida para adecuarse a lo que pueda venir, si es a través de la enfermedad adecuarse a una sanación, si es a través de dar un giro a su vida porque no le satisface, dar ese giro con el primer pensamiento que tenga aunque le parezca imposible, y así sucesivamente.

Cuando el hombre se queda a la espera, automáticamente se genera un estancamiento, y ese estancamiento le hace sentirse cada vez mas sumido en ese pozo oscuro en que no ve satisfacción ni salida en su vida. Y en la medida que el hombre solamente atisbe con la mente a través del pensamiento y no mueva su cuerpo para crear una nueva situación o forma de pensar, pero que lo active a un plano concreto, se quedará en la mente, y en la medida que se quede en la mente en estos momentos actuales, de nuevo volverá a enfermar.

Aquí estamos, entre –como decíamos la semana anterior- dos opciones, y se mueven siempre similar y paralelamente, enfermedad-muerte, salud-vida, y hagamos lo que hagamos en este momento de la historia el hombre se mueve entre estas dos grandes necesidades, porque en la necesidad de cambio vibracional , volvemos a insistir, solo hay dos, la salud o la enfermedad, ¿para qué?, para de nuevo volver a la vida, por supuesto, pero automáticamente, en este cuerpo físico hay dos opciones, continuar con él o dejarlo, así de claro, y acostumbremos a nuestra mente y cuerpo a escuchar las palabras claras para que no hayan malos entendidos.

Volvemos a repetir. El hombre tiene siempre dos opciones, no más. Que luego las puede ampliar hasta donde quiera, pero en su base son dos, continuar con este cuerpo o dejarlo y volver a nacer, a través de lo que él quiera porque se lo genera uno, a través de la enfermedad, del accidente, de la muerte natural, pero siempre voluntariamente es el hombre quien consciente o inconscientemente dice hasta aquí, eso tienen que asimilarlo, siempre es él aunque no sea consciente de que él lo hizo, lo vivió o produjo ese efecto o causa, siempre es el hombre con su conducta y sus formas de pensar y hacer quien opta por un cuerpo sano o la enfermedad, quien opta por hacer o quedarse parado, cambiar o quedarse como está. Nunca es la Divinidad la que se lo pone, nunca es el destino el que le hace mover ficha, nunca.

Pueden pensar que eso no es así porque ustedes tengan referencias en su propia vida de otras circunstancias, pueden pensarlo, pero a poco que sean sinceros consigo mismos observaran que en cualquier circunstancia que la vida les haya puesto, han sido ustedes mismos los que se han acercado a esa circunstancia y, claro, la vida se lo ha dado, pero porque ustedes se han acercado con actitud, pensamiento u obra para que eso ocurra.

E igual que el hombre llega a esa decrepitud por sus propios medios, llega también a la magia por sus propios medios.

Cuando el hombre cambia, automáticamente dice: “yo me he generado esta vida y, hasta donde el ser humano está hoy, he producido este estado. Esté como esté la humanidad, yo he formado parte de lo que hoy es la humanidad, pero hoy soy consciente y quiero cambiarla, hoy creo que soy un ser humano que puede cambiar su historia y voy a cambiar mi historia. Igual que cambie la historia principal con mi actitud, hoy la voy a cambiar conscientemente”.

Y esto no se produce a largo plazo como el hombre puede pensar, “claro, si yo me voy portando bien, no miento, no envidio…”, no, no, no, es de la noche a la mañana. Cuando el hombre ve su vida y es consciente de donde la puede mejorar o cambiarla radicalmente y se pone manos a la obra, no que lo deje en la mente pensando lo que va a hacer y pasando mientras tanto el tiempo, no, sino que se pone manos a la obra, son instantes, lo que le cueste ponerse, si quiere ir a un ritmo más acelerado solo tiene que acelerar su ritmo, o si quiere ir a un ritmo más pausado hacer lo propio. Es que lo tiene el hombre ahí, a eso nos referimos cuando decimos que el hombre crea magia o que la magia existe y puede tener acceso a ella. Es que el hombre es la magia, es mágico.

Y ahora, a estas alturas, ya no se trata de creerlo o no creerlo, es que ha hecho crearla, no creerla, crearla, crear vida, quiero crear vida, moldeo la vida y la creo, hasta ese punto puede llegar el hombre a trabajar con la MAGIA, hasta ese punto. Que esto no lo veo correcto bajo mi punto de vista…, lo cambio y comienzo a generar para cambiar eso que no veo en mi vida. En la medida que el hombre cambia su propia vida da opción a que los seres que le rodean cambien la suya, en la medida que un hombre sana, y recuerden lo de sanación, ¿eh?, SANA, da opción a que el resto de seres humanos que conviven con él, en principio los que conviven más inmediatos con él, tengan la opción de cambiar automáticamente y después ya las cosas es como que se dan por si solas, ese cambio de conciencia lleva a otro y a otro y a otro.

Y en este tiempo de la no espera, que es a lo que queremos hacerles llegar, que ya no es tiempo de esperar, estamos dentro de la no espera, en el tiempo de hacer, toda la energía se nos deposita si nosotros, el hombre, abre las puertas de su cuerpo para que entre y regenere cada centro energético del cuerpo. Es lo único que el hombre debe hacer, abrir sus puertas para que esa energía entre y se deposite adecuadamente en su interior, y en la medida que va reubicando esa energía en su interior, automáticamente cambia las formas de pensar y de hacer.

Por eso les decíamos: “obsérvense, si no quieren vivir la magia y ser ustedes los que vayan hacia ella, obsérvense si en algo cambia su forma de pensar y por tanto su forma de hacer, pero inmediato, no esperen una semana, no esperen dos, no estamos en el tiempo de espera, es ya, observen las respuestas que dieron desde el momento en que escucharon lo que hoy están escuchando, cómo actuaron desde el instante que escucharon lo que están escuchando”.

¿Han tenido algún cambio? Obsérvense, y obsérvense de nuevo a partir de hoy, ¿tienen algún cambio? Porque si no lo tienen, insistimos, están cerrando las puertas, no está entrando esa energía que les va a hacer vibrar en ese nuevo sentido de vibración. Si están replicando como antes es que están cerrados, y si están cerrados enfermarán.

Dense la opción de quedarse, dénsela, porque lo venidero es lo que cada cual ha estado esperando tanto y tanto tiempo. No generen enfermedad en sus cuerpos, porque el instante de dar a luz en el que está el ser humano es tan mágico, tan hermoso, que en otras dimensiones no lo van a experimentar, lo experimentarán en esta.

Dense la opción de tener un cuerpo saludable, una mente en armonía, un cuerpo receptivo para entrar en ese nacimiento que tantísimo tiempo ha estado esperando la raza humana.

Amén.

19 junio 2008

ORACION: EL HOMBRE COMO SER DE LUZ


Aunque el hombre no crea en ello, es un ser de luz. Aunque el hombre niegue ser parte de la Divinidad es un ser divino. Aunque el hombre se comporte con crueldad, con egoísmo, es un hombre puro. Aunque el hombre reniegue de todos sus ancestros, hasta incluso del Creador, el hombre es Dios.

En la medida que cada ser, cada hombre, vaya necesitando recuperar su lugar, en esa medida comprenderá las palabras que hoy escucha.

Cada ser de humanidad tiene un ritmo, un latido, una vibración la cual le hace comportarse de determinada forma, sea o no él consciente. De ahí que en las últimas veces les decíamos que tienen que aprender o recuperar lo aprendido, aquello que olvidaron, para poder ponerse en sintonía con esa necesidad que cada ser humano tiene.

Pero cada hombre tiene su tiempo y no puede modificarlo, como tampoco puede modificar sus respiraciones. Cada ser de humanidad tiene su tiempo, y para poder encontrar ese Dios en su interior éste tiene que unificar su tiempo con su necesidad y acoplarlo a través de la respiración.

Cada latido, cada respiración, es un tiempo que lo va acercando o alejando de ese Centro de Luz, de esa Divinidad que hay en su interior. Cuando el hombre se sumerge de lleno en los problemas cotidianos que tiene en su vida, se ralentiza esa vibración, se acelera ese corazón y acorta su tiempo de estar en el planeta.

Cuando el hombre entiende que soy, o somos, o son un conjunto de necesidades y cumplimientos y se aúna a ver más allá de lo meramente cotidiano, comienza a alterar involuntariamente su vibración, con lo cual el corazón tiene un latir más pausado, por tanto el hombre conserva esa energía por más tiempo.

¿Por qué se les dice todo esto si realmente, en última instancia, el tiempo que permanezcan en el planeta es un tiempo relativo en base a las mentes humanas, relativo? Se les dice todo esto para comenzar a entrar en otra vibración de oraciones que vayan nutriendo ese conocimiento para llegar a ser una sabiduría, y que esta sabiduría les ayude a encontrarse a Dios en su interior.

Se ha trabajado quizás con otros nombres, quizá sin saberlo ninguno de ustedes, con las emociones, con el sentir, con la mente, pero en este instante vamos a trabajar con esa octava superior que existe, que da la sabiduría, la sabiduría que conlleva todo lo existente, no del hombre ni de la tierra, de lo existente, de todo aquello que existe.

Cuando el hombre comience a tener atisbos de esa sabiduría comenzará a reubicar en su interior los tiempos, tiempos de respiración, por tanto tiempos de latidos de su corazón, tiempo vibracional para que conscientemente eleve esa vibración que le haga tener conocimiento de otros estados de conciencia, porque es momento de que comience a manejarse en otras esferas.

De seguro que muchos pensarán: “si aun en esta no me considero consciente, ¿cómo puedo entrar en otra?”. Eso es lo que el hombre en su gran mayoría va a pensar, pero no olviden que llevamos mucho tiempo diciéndoles que el planeta Tierra, su planeta, tiene otra vibración, vibra de distinto modo, con lo cual los seres que habitan en él han de vibrar de distinto modo.

Si el hombre actual, en base a todo lo aprendido, no modifica esos tiempos, esa vibración, no podrá continuar en este planeta. Por tanto se les dan todos los medios que deben conocer e incorporar, y en la medida que sientan y necesiten, tomándose sus tiempos deben incorporar todo el conocimiento, toda la sabiduría, para poder terminar su trabajo en el planeta.

Quieran o no quieran, recuérdenlo, el hombre debe modificar su vibración. Bien puede ser a través de la voluntad, del conocimiento que va adquiriendo y por supuesto libremente, o bien dejando el cuerpo y tomando otro.

Lo que debe ocurrir en el planeta está ocurriendo y, como ustedes pueden observar, todo está bien, todo está en su lugar, no depende del hombre que el planeta, el universo, tome su lugar, no depende del hombre. Lo que sí depende del hombre es que él permanezca allá donde quiera estar, eso sí depende de él, por lo tanto se les dan las pautas de conocimiento para que si ustedes quieren, dentro de ese libre albedrio que tienen, puedan permanecer en el planeta. Ahora bien, éste les exige un cambio, voluntario o involuntario.

Cuando el hombre es consciente de que existen otros niveles de conciencia a los cuales él no puede llegar, porque la vida actual que lleva y el recorrido que él ha hecho le han mostrado de distintas formas que existen otros estados de consciencia, se los ha mostrado, porque en momentos puntuales ha atisbado, ha sentido, ha intuido que esto solo es un comienzo, que hay mucho más que a él se le escapa.

Pues eso es lo que el hombre tiene que alcanzar, a poder manejarse en esos estados de consciencia, conscientemente o inconscientemente. Pero si lo trabaja inconscientemente, igual debe de influir en su forma de actuar en la vida, en su personalidad, en su carácter y en la forma de relacionarse con la vida misma.

Poco importa que el hombre sea consciente del trabajo que está haciendo, porque puede ser perfectamente a través del sueño, puede ser, hay muchas formas en que el ser de humanidad puede trabajar alterando esa vibración y no ser consciente, pero sí se muestra y eso le hace ser consciente que algo está ocurriendo en él y en su vida, porque ya no se comporta igual, sus necesidades ya no son las mismas, ya ve y actúa ante la vida con otros valores. Y aquel que es consciente porque ha querido trabajarlo de esa forma, ha querido no perderse la emoción y el entusiasmo de dar un paso sin saber qué viene después, quiere ser consciente de ese cambio de hombre a hombre-Dios.

Actualmente ese hombre-Dios se está viviendo. Los maestros, los místicos, viven en esa vibración y son conscientes. Claro está que para hacerse consciente lo primero que el hombre tiene que hacer es conocerse, conocer donde se está metiendo, tener conocimiento para llegar a moverse dentro de la sabiduría. A esas alturas nos referimos en cuanto a la evolución del hombre, ya es imposible pensar que haya un ser de humanidad que crea estar solo en este planeta. Creo que ya no ha lugar que el hombre pueda pensar que solamente existe la raza humana. En estos momentos evolutivos, debe entender que es parte de una Totalidad que él llama seres humanos pero que tras esos seres humanos hay otros seres, que no está habitado únicamente éste planeta y que cuando las vibraciones de los planetas, de las galaxias, entran en ese punto de despegue en el que está la tierra, lógicamente ya es un despertar para saberse acompañados de muchas formas.

Cuando decimos que el hombre tiene esa vibración que llaman octava superior, todo lo existente, todo lo que él controla, cualquier cosa de la vida tiene su vibración alta, su octava superior, el hombre y el super hombre, o el hombre-Dios, por ejemplo, un cuerpo físico con sus necesidades físicas, pero que en un momento determinado eleva la vibración siendo el mismo hombre y estando en el mismo cuerpo, pero que en un momento dado vibra de distinta forma, lo cual le hace entrar en unas necesidades distintas y en una comprensión totalmente distinta sin dejar de estar aquí. Eso es la octava superior de todo lo que existe.

Cuando muchas veces les hablamos de elevar (“eleven cualquier palabra que escuchen, cualquier hecho que hagan, elévenlo al máximo, ensálcenlo”), nos referimos a esa octava superior.

La palabra es palabra, el verbo es su octava superior. Cuando la palabra se manifiesta como hasta hoy la está manifestando el hombre, la palabra puede confundir, puede dejar de tener fuerza, puede perder su sentido, porque la deteriora esa densidad del hombre denso. Cuando la elevamos, cuando se transforma en verbo, la palabra tiene la fuerza necesaria para poder transmutar cualquier hecho, cualquier situación, recoge todo su poder, el poder del verbo, y puede crear, puede ser creadora de formas nuevas, de pensamientos nuevos, de actitudes nuevas. A eso nos referimos cuando decimos “eleven”, y a eso también nos referimos cuando constantemente se les ha ido induciendo a que piensen que entran en situaciones y etapas novedosas en las que no pueden replicar de la misma forma conocida porque ya no es tiempo.

Es lo mismo que estar diciéndoles: la palabra como tal ya no sirve, tienen que elevarla para que la vibración resuene en su interior y se transforme en verbo, para que ustedes puedan regenerar, para que ustedes puedan sanar, para que ustedes puedan ser dioses. Está en su interior, no deben buscarlo fuera. Todo resuena en el interior de su cuerpo, en el interior de su mente, y a través del conocimiento pueden tener acceso a saber quiénes son.

En la medida que ustedes hagan suyo el verbo, que quieran profundizar en esa octava superior, en esa vibración superior del hombre, tienen que dejar atrás la que tienen actualmente, y eso -les repetimos- puede ser voluntario o involuntario, consciente o inconsciente.

En la medida que quieran ser conscientes deben dejar atrás los viejos hábitos como, por ejemplo: la mentira, la vanidad, el egoísmo, la falsedad, el egocentrismo, el odio. Para que el hombre pueda atisbar conscientemente y acelerar su proceso de sanación, con mayúsculas, SANACIÓN, cuando hablamos poniendo énfasis en las palabras, a estas alturas ya tienen que pensar que estamos hablando de una octava superior de la sanación. La sanación, como todo, no es lo que ustedes piensan de un cuerpo enfermo, no solamente es un cuerpo enfermo, es una mente enferma, son unas emociones enfermas, es una forma de comportarse enfermiza, a eso nos referimos cuando decimos “eleven las palabras, eleven lo que escuchan, no lo encasillen con la palabra únicamente que escuchan”.

Tenemos que emplear sus palabras porque no nos entenderían de otra forma, pero cuando se les dice “elévenlo”, usen el verbo, es usar la perfección, por tanto, cuando se pone énfasis en una palabra es porque su significado va mas allá de la palabra usada. Cuando decimos sanación es porque nada tiene que pasar por ustedes ni mental, ni emocional, ni físicamente que les haga caer de nuevo en la vibración en la cual están.

La vibración que actualmente tienen la mayoría de seres humanos no les decimos que tiene que cambiar, no, ha cambiado, es un hecho que ha cambiado, por tanto el hombre ha de modificar su forma de pensar. Automáticamente cambiara su forma de hacer, su forma de actuar y su forma de ver y vivir la vida. Y vamos mas allá, si quieren ser conscientes y acelerar ese proceso, que todos los cambios le cuestan al ser humano, en todos los cambios se rezaga un poco y es en momentos dolorosos, pues decimos, hacemos hincapié que si quieren acelerar ese proceso tienen que usar conscientemente y no dejarse en absoluto arrastrar por su carácter o forma actual. Sobre todo, repetimos, con la mentira, la falsedad, la envidia, el egoísmo, el odio. Ese es el esfuerzo que el hombre debe hacer en la actualidad. Mientras no haga ese esfuerzo, porque tiene que ser esfuerzo, está muy habituado a dejarse llevar por esas formas y corrientes que hasta hoy le han servido, debe de hacer el esfuerzo de frenarse en sus pensamientos, el esfuerzo de frenarse en sus palabrerías y usar el verbo como corresponde. Y ese esfuerzo, repetimos, tiene que hacerlo el hombre, nadie puede hacerlo por él.

En el caso de la inconsciencia, en el caso de querer hacer este cambio sin ser conscientes, que pueda ocurrir a través del sueño como así hemos dicho, también puede, pero ahí van a tener que ser ustedes mismos quienes estén alertas de ver en sus comportamientos, en su forma de pensar si se está generando el cambio, porque de no ser así, de estar resistentes a ese cambio, de resistirse a ese cambio sus cuerpos enfermarán para dejarlos y hacer ese tránsito de otro modo. Tienen que estar conscientes, alertas de ver que en sus haceres diarios y en sus formas de pensar algo está cambiando, porque si ustedes mismos se vuelven a observar como antaño, enfermarán, insistimos, enfermarán.

Y no es que se les está diciendo “van a pasar con un premio o van a pasar con un castigo”. Recuerden que no existe el premio ni el castigo, recuerden que se les están dando opciones ni mejores ni peores, son formas de llegar al mismo lugar, al mismo, porque van a llegar al mismo lugar, la Tierra les va a llevar al mismo lugar consciente o inconscientemente.

Simplemente les estamos haciendo ver que conscientemente ustedes tienen las riendas de su destino para poder ir hacia la derecha, la izquierda, el centro, arriba, abajo, ahora o ya. E inconscientemente la vida les va a llevar, no mas, no es ni bueno ni malo.

Hablamos, eso sí, para que nos entiendan y dejen de pensar que la enfermedad es un castigo. Y no es, no es que han actuado mal o bien, no, es que se han dejado arrastrar. Pero sean conscientes de que se han dejado o se quieren dejar arrastrar, sean conscientes decidan lo que decidan, hagan lo que hagan, sean conscientes de lo que están eligiendo aunque ustedes en este instante no se pronuncien con el verbo.

Aunque no se pronuncien con el verbo tienen que elegir entre lo que se les está ofreciendo.

El hombre -repetimos -, ha de llegar donde le corresponde, a ser hombre-Dios, a saberse creador de la Divinidad, no con la Divinidad, él es un Ser Divino, él es Dios en su interior pero lo ha de mostrar.

Quizás ahí está resumida toda la oración, lo ha de mostrar, es tiempo de mostrarlo y se les dan dos vías, la consciente y la inconsciente, pero cualquiera de las dos que elijan les va a llevar al mismo lugar: a ser hombre-Dios, o a ser Dios.

Así sea.

12 junio 2008

ORACION: LA IDEA Y LA ACCION


Recuerden que en cada encuentro lo único que mueve a estos servidores es llevarles hacia su interior, para que cada cual descubra la potencia o el potencial que tiene, que sienta quien es, qué hace en este lugar y por qué.

En cada encuentro se les va dirigiendo para que sean ustedes mismos quienes descubran quien es el hombre, para que sean sus únicos dueños y para que plasmen en este lugar, en este planeta, todo lo que el hombre puede hacer.

Y se lo iremos recordando en cada momento para que no lo olviden, para que no olviden que lo único que nos mueve es el apoyo para que el hombre descubra quien es. Una vez lo descubra, ya, automáticamente, formarán parte de estos servidores.

Pero dentro de ese ensueño o ensoñación del que les hablábamos anteriormente, en que está sumergido el hombre, éste olvida quien es y olvida que en un momento puntual estuvo a punto de ver y de nuevo cerró los ojos, que estuvo escuchando algo que le llenó plenamente y voluntariamente olvidó, voluntariamente se sumergió de nuevo en ese ensueño.

Por esto, el deber que nos mueve es recordarles constantemente haciéndoles ver hasta que en un momento dado ya no quieran, no que no puedan, no quieran cerrar los ojos y estén dispuestos a actuar.

A lo largo del tiempo de soledad hasta el próximo encuentro, una y otra vez se hacen sus preguntas mentalmente, porque en este momento de despertar la mente está muy activa y quien no tiene su vida totalmente adecuada a su forma y esta forma es aceptada por uno mismo, lógicamente la mente le lleva y le trae haciéndole entrar en un inconformismo o en una falta de aceptación, o en la mayoría de los casos en una aceptación, pero con sacrificio. Nos referimos a cuando el hombre se dice: “esto lo vivo bien porque sé que es lo que me toca”, a esa expresión o expresiones similares nos referimos como una aceptación con sacrificio, y el hombre no debe aceptar que su mente le lleve a esta y otras respuestas similares.

El hombre debe encontrar esas ideas porque están en su interior, para que nada de lo que viva sea por conformarse, por acallar, por complacer al momento o a las personas. El hombre debe actuar con esa conciencia de que lo que hace lo hace por una idea a la cual su mente le ha dado ese paso y por una acción voluntaria para llevar a cabo esa idea. Que así cambie esa vida en función a su necesidad, a su propia necesidad, pase por donde pase, sea el impedimento que sea el que crea que tiene, porque la mente, cuando no actúa -que es en la mayoría de los seres humanos- es una mente activa por el momento en que está el planeta, pero sin acción, o sea, no actúa, no lleva a cabo lo que esa mente o esa idea decidió.

Cuando eso ocurre la mente se dispara y es cuando el hombre no encuentra un sentido o significado a su vida, porque ha ido dejando poco a poco que esa mente fuera prolongando ideas pero sin llevarlas a cabo. Por tanto, la mente hace que la persona, el espíritu o el alma se sienta frustrado, sienta como una gran barrera, con lo cual su vida en momentos puntuales no ve salida.

Y la pregunta que nosotros tenemos para todos los seres que andan en esa vía o camino de descubrir, de descubrimiento de qué es y quien es el hombre, es para que cada cual se lo vaya contestando y observe qué es lo que le frena, qué cosa frena a cada cual para que a sí mismo se diga: “no me siento satisfecho, no me siento feliz, estoy como a la espera pero no se por donde comenzar”.

Quizá esas preguntas no sean las que ustedes se están haciendo, pero entiendan el significado de ellas. Puede ser en actitud que el hombre se sienta mermado hasta el punto de pasar aceptando lo que la vida le trae sin ser lo que él quiere, desearía, le gustaría o necesitaría. Simplemente se va conformando por lo que él llama sus circunstancias y queda a la espera de que estas cambien, a la espera de un nuevo trabajo, una nueva economía, una nueva pareja.

Cada cual observará donde se está poniendo él mismo los limites, dónde. Ahí es donde queremos hacer que ustedes mismos vean dónde se ponen los limites, porque si el hombre no ha dado aun el salto a esa luz es por temor, y si teme es porque no sabe salir de esos límites porque no sabe quién es, no sabe que no tiene impedimentos, que no tiene ninguna barrera, no lo sabe porque su mente no le deja actuar o no actúa en base a la decisión que su mente le da o a la idea que en un momento tuvo.

Cuando no van unidas la idea y la acción el hombre no se siente satisfecho, al no sentirse satisfecho se merma, ve dificultades por todas partes, al ver dificultades se hace temeroso, y al hacerse temeroso se aquieta hasta tal punto en que se queda inmóvil para aceptar lo que, entre comillas, “la vida le trae”.

Y de nuevo queremos hacerles que sientan que el hombre, el ser de humanidad, fue creado a partir de una idea sin ningún límite ni barrera. Y esa idea se proyectó en una acción tan perfecta como así puede comprobar cada cual. El hombre, su cuerpo, su caparazón, su templo, es tan perfecto que puede llevar a cabo cualquier idea que su mente le proyecte, cualquiera.

Para que surja la idea, el hombre no tiene que sentir ningún obstáculo en su vida, ninguno, ni de economía, ni familiar, ni de hogar, ninguno. Ahí es donde queremos que ustedes reflexionen. Cuando su mente les ponga, por pequeña que sea, una limitación, no crean que esa limitación la van a saltar por quitársela de la cabeza, no. La limitación que su mente les plantea o que ustedes mismos crean, solo la podrán salvar si actúan. En base al momento en que hayan actuado observarán que no existía ese límite. Si no hay acción, aunque crean que lo han apartado de su mente la limitación estará.

Y así, poco a poco, sin darse cuenta, el hombre se ha ido encerrando en su propia cárcel, muy sutil, con unos barrotes sutiles, pero está encajonado.

Si posponen una idea para mañana, para pasado, no la llevarán a cabo nunca. Se les está dirigiendo, solo se les está dirigiendo. Cuando la idea llega, automáticamente se ejecuta. Y no pongan límites a esa ejecución ni a esa idea. Lo hacen.

Recuerden que el hombre, el ser, antes que hombre es energía, y antes que energía fue idea. Si ustedes tienen una idea y su mente la estructura, su cuerpo la ejecutará. Es así, y tras esa idea surgirá una nueva, y tras esa de nuevo surgirá otra. Y así es como el hombre vuelve a retornar de lo que es, de lo que está hecho, vuelve a retornar consciente a la idea o ideal del Creador, de la Mente Creadora.

Y este es el tiempo en que está el hombre, el tiempo del despertar, de la luz, de la idea y de la acción. El hombre debe actuar, y para poder actuar en consecuencia de lo que es, un ser de espíritu, no puede tener límites. Para no tener límites estando en el interior de un cuerpo, o lo que es lo mismo, un espíritu conformado en hombre, en ser de humanidad, ese ser de humanidad con cuerpo no puede tener barreras en un plano físico, ese vehículo que le dio el Creador y que así él lo aceptó para poder hacer en un plano físico y concreto como es el planeta Tierra. Tiene el cuerpo, o sea la forma, para poder hacer aquí la idea, para poder dar forma a la idea, a la idea que a cada cual reconozca que es la parte que él tiene que aportar a esa idea universal. Cada ser de humanidad ha de aportar su propia idea, es como una ficha de un gran puzle, y cada cual tiene su propia ficha; es llevarla con consciencia de individualidad pero a la vez sabedor de la totalidad, es decir, pongo mi sello porque soy consciente de quien soy, y si no lo pongo yo faltará. Así de importante y grandioso es el hombre, el ser de humanidad.

Y debe de reconocer esa valía en su interior, saber cuál es ese sello que falta en la totalidad y conscientemente ir a depositarlo para dar cumplimiento así a una perfección en la tierra, en el planeta Tierra, una perfección de humanidad en base al despertar y los despertares, el despertar individual y los despertares colectivos para la totalidad, para crear ese gran mapa, puzle, sello, idea, ideal, llámenle como quieran, pero cada cual debe de poner lo que él tiene, y para ello tiene que averiguarlo, sentirlo, verlo, y si no mueve a través de esa idea que él tenga y la lleva a cabo dándole forma, no podrá llegar a saber cuál es su papel y cuál el sello que debe depositar.

Lo más triste es que el hombre no está conforme con su vida, anhela, siente ese anhelo de vivir de otra forma, de sentir de otro modo, de actuar de otra manera, pero dejándose llevar sin darse cuenta o conscientemente por el devenir de las cosas, las personas, las ideas y los no cumplimientos, de nuevo se sumerge en una aceptación que no le deja ver y mucho menos sentir quien es.

Hasta que el hombre no sienta esa fuerza en su interior y la lleve a cabo no va a despertar. Voluntariamente se encontrará más seguro rezagado a la sombra o al arropo de otros cuando, realmente, cada ser de humanidad debe poner su idea, su sello.

Observen cuántas cosas dejan por hacer esperando a un nuevo día, o esperando a tener más fuerza, o a tener más lucidez, o a que sea mejor momento, cuántas cosas dejan pasar al cabo del día.

Sean de nuevo ustedes mismos quienes valoren y se valoren a sí mismos en base a todo cuanto han escuchado.

Así sea.

06 junio 2008

ORACION: EL DESPERTAR


El ser de humanidad está sumergido en un largo sueño.

Desde quizá su inicio, que supo cuando venir y qué hacer, se quedó sumergido en esos placeres que el planeta le ofrecía. Se sentía embriagado hasta el punto de imbuirse de lleno en ese estado de sopor que le hizo entrar en este sueño profundo, quizá necesario para poner su cuerpo en comunión y comunicación con los demás seres vivos del planeta.

Pero una vez que el hombre comienza a tener conciencia de ese largo sueño, automáticamente comienza a despertar. Y ¿qué le ocurre hoy al hombre cuando, después de un largo tiempo, comienza abriendo los ojos y a despertar poco a poco? En la mayoría de casos, cuando comienza a abrir los ojos, su realidad que ve le hace de nuevo cerrarlos y continuar dentro de ese sueño.

De hecho, en muchas civilizaciones, aun actualmente se dice que lo que vive el hombre, aquello que él llama vida, no es sino una ilusión de su ensueño, que la vida o la realidad -entre comillas- del alma, nada tiene que ver con ese letargo en el que se encuentra.

Quizá por eso, en este despertar o despertares, cuando el hombre atisba lo que ha de hacer, prefiere cerrar de nuevo los ojos y continuar soñando. Y muchos seres humanos, dentro de este tiempo de despertar, lo están haciendo, y la inmensa mayoría vuelve a cerrarlos.

Y dentro de ese libre albedrio que tiene el hombre, se le respetan sus tiempos y su ensoñación porque realmente todo ser viviente en un momento determinado ha de despertar, le guste o no; es como si el tiempo de la noche hubiera culminado para dar de nuevo los buenos días al sol, a la luz, a la autentica luz, quiera el hombre o no, por tanto se le respeta ese tiempo de pereza, ese tiempo de embriaguez, porque poco le queda.

¿Qué quiere decir que al hombre le queda poco de estar en esa ensoñación?

Quiere decir una vez más, que el ciclo del universo y de la tierra está entrando de lleno en la luz, por tanto no puede haber oscuridad, no puede haber ensueño ni ensoñación. El hombre tiene que despertar de ese largo y profundo sueño y adecuarse a la luz. Y tiene, como siempre, opciones para poder hacerlo de la forma con la que más se identifique cada cual.

Una de ellas es abrir los ojos y levantarse. O sea, esos instantes de lucidez que tiene el hombre a lo largo de su vida, no acallarlos con nada del exterior. A eso nos referimos con abrir los ojos y levantarse, que no haya nada que le entretenga para de nuevo quedarse sumido en ese letargo. Ese sería el proceso voluntario de cada ser de humanidad, y seria dado con armonía puesto que él acepta, al abrir los ojos, la conciencia de dar los giros necesarios en sí mismo para ser consciente de una nueva forma de hacer y de comportarse en la vida. Y se hace con armonía porque es voluntario.

Cuando el hombre actúa dentro de esa conciencia de querer, que nada ni nadie le obliga, su cuerpo no crea desarmonía, por tanto no crea enfermedad. Pero si cada vez que quiere despertarse y lo que ve no le gusta y de nuevo vuelve a sumirse en ese letargo, su cuerpo se resiente porque es tiempo de despertar y de asumir voluntariamente cada cual aquello que vea y aquello que sienta. Si de nuevo vuelve a taparse, genera desarmonía y por tanto enfermedad.

Si decimos que el hombre está en ese proceso de luz y de despertar, no existe la enfermedad porque en el tiempo de la luz no existe la oscuridad, en el tiempo de la salud no existe la enfermedad, en el tiempo de la sinceridad no existe la mentira. Y en este tiempo en que está el hombre, si genera enfermedad, si genera mentira, si genera oscuridad, es porque quiere de nuevo sumergirse en esas tinieblas que hasta hoy le han servido –entre comillas- para lo que él llama vida, pero no sirven para el despertar de las conciencias, no sirven para la luz en que la tierra se está moviendo.

Lógicamente, dentro de esa libertad que el hombre tiene, porque así se lo conceden, la tiene hasta el punto de ser él quien genere voluntariamente una enfermedad que le haga de nuevo retornar, o sea, fundirse con la Totalidad, lo que el hombre llama muerte.

Eso parece ser que le resulta más cómodo, más fácil, dejarse llevar por las circunstancias que ha generado él con su propio hacer, con su propio cuerpo, y marcharse. Le resulta más cómodo optar por marcharse que por levantarse con la consciencia limpia y los ojos abiertos, y tomar aquello que él decidió para sí mismo como hacer, como hacer aquí en la tierra. No quiere alargar las manos a la espera de que depositen en ellas su hacer, aquel que no recuerda, aquel que olvidó dentro de ese largo sueño. No quiere extender las manos y recoger lo que le corresponde hacer dentro de este tiempo de luz. Teme porque no recuerda, pero es que no va a recordar nunca si no comienza a hacer en esos estados llenos, quizás, de penumbra, donde no ve con claridad, pero que si no mueve, si no alarga mínimamente y hace no podrá ver con más claridad.

El hombre, dentro de esa libertad, es él quien se va quitando la venda de los ojos, él quien va paso a paso observando y observándose cuál es su crecimiento, cuál es su desarrollo, cuál es su adelanto. El es el único, como ya muchas veces hemos dicho, que puede hacer aquello que necesita hacer, el único que se lo impone, el único que se juzga, el único que se premia, él es el único, nadie le juzga ni le premia, ni le empuja ni lo para. Sí es cierto que la energía universal que existe, le apoya, como punto de apoyo, en los momentos en que no se atreve pero atisba y se atreve, esa energía le apoya, pero esa energía no lo empuja, no lo para, lo apoya.

De nuevo, una vez más, es el hombre quien hace y deshace cómo y cuando quiere, donde y con quien quiere, y jamás se emite un juicio ante su evolución o involución, jamás. Es él quien está o no satisfecho consigo mismo, es él quien está o no consciente de su despertar o de su sueño.

Y dentro de todo ese tiempo, el que llamamos tiempo, el que el hombre mide como tiempo, donde aparentemente el hombre nace y muere, donde aparentemente las cosas tienen principio y fin, en esa vida que se ha hecho el hombre, lo que él llama vida la ha hecho él, con su forma de actuar, de pensar, ha elaborado esto, lo que hay.

Y estos servidores les dicen que se lo hicieron de forma y modo que los entretuvo y los entretiene para no ver la necesidad ultima que tienen, que es la de darse sin condiciones a esa inspiración divina que quizás, con la mente el hombre no atisbe –y sea eso lo que teme- a ver bajo su punto de vista, bajo su punto de pensamiento, qué es lo que le depara la vida o el destino. Como no depara a ver, teme y no se mueve, pero en esa quietud aparente que está, llega un momento en que la evolución del planeta le hace moverse quiera o no quiera, que es en el tiempo en que el hombre está entrando, de ahí que no sabe cómo vivirlo, no sabe qué hacer, y una vez más se les dice: si todo está en ustedes, dentro de ustedes, será que se tienen que conocer, será que todavía tienen formas de pensar que no corresponden con las necesarias actualmente.

Y ustedes se preguntarán “¿cuáles son las que hoy se necesitan?”. A unos les va a costar más y otros casi lo intuyen o lo saben, pero la inercia de responder con el pensamiento y la palabra de determinada forma tantísimos años, les hace volver a esa comodidad de su pensamiento, a esa comodidad de su forma de comportarse, a esa comodidad de su hacer en todo lo que les rodea. Y eso no hace cambiar nada, los continúa dejando en ese estado de ensoñación.

Y el hombre sí atisba por donde tiene que actuar y cómo tiene que moverse, pero no quiere. Volvemos a la misma metáfora, quieren continuar durmiendo, quieren estar dentro de ese sueño en el que cada uno se ha sumido, ha proyectado un sueño que les gusta, y hasta que se les deje ahí están.

Pero aquel que se llama buscador, que tiene la necesidad sin que nadie le empuje ni obligue de buscar lo que siente que es para él y hacer lo que siente que debe hacer, ya no es momento de quedarse en ese sueño o ensoñación, sino de despertar conscientemente y coger su cuerpo, su mente, su espíritu, y ver cómo tiene que perfeccionarlo. Cada cual se tiene que perfeccionar y tienen todos los medios para poder hacerlo. Recuerden lo que hace un instante se les ha dicho: en el tiempo de la luz no existe la oscuridad. Si el hombre quiere despertar, esa energía le apoyara para que despierte y recoja lo que debe de hacer.

Y lógicamente no pasa jamás -no lo olviden- porque los demás cambien. La humanidad cambia individualmente uno por uno sin que nadie cambie al otro. Yo cambio porque quiero ser consciente y despertar de este letargo, y cambio mi forma de pensar, y mi forma de actuar, y mi forma de comunicarme y mi forma de hacer. Y es de nuevo cambio, cambio, cambio… No sirve nada de lo anterior.

En el tiempo de la luz no existe, no ha lugar, lo caduco o lo anterior, por tanto, cualquier forma de pensamiento que tenga el hombre que no replique con una verdad en mayúsculas, sin ir teñida de pequeñas verdades o pequeñas mentiras, la verdad, un pensamiento sin una verdad autentica no sirve, una forma de pensar que vaya teñida por lo que conviene en cada momento, o en cada lugar, o en cada trabajo, o con las personas, o con los haceres, o con lo que existe, no tiene cabida, por tanto es más de lo que hasta ahora hay.

Cuando el hombre en su pensamiento es puro, su forma de hacer es perfecta, pura, intachable. Esa es la luz.

Claro que el hombre, en su temor se lo amaña de tal forma que no entiende, no quiere entender, no sabe, no quiere saber, y se lo amaña y de nuevo replica en lo de siempre y quiere que alguien le diga “esto es así, así y así”. Si le están diciendo constantemente que en el tiempo de la luz no cabe la oscuridad…, es lo mismo que le digan que en el tiempo de la verdad no cabe la mentira, es lo mismo que le digan “usted, ustedes son hombres y mujeres que van caminando dentro de ese ensueño y van pisando la mentira camuflada, sí, disfrazada también, pero eso, en el tiempo de la luz, la mentira es mentira y la verdad es verdad, no puede ir disfrazada.

Eso que parece que el hombre tenga tan asumido, que parece que es lo correcto y lo natural que las cosas son así, porque si las cambian pueden dañar a los demás. Son esas mentiras piadosas, esas formas de actuar sibilinas, esas formas que lo único que en este momento le están haciendo al hombre es enfermar.

Y algo más que no deben de temer, no deben tener miedo, no deben actuar como que no saben, porque aquel que escucha, aquel que siente en este momento, en este instante, sabe. Y cuando el hombre sabe y actúa como si no supiese, enfermará su cuerpo.

Muchas veces se les ha dicho que cuando el hombre no esté dispuesto a dar un cambio, dejen automáticamente de recoger más conocimiento, no quieran saber nada más, porque todo aquello que escuche, todo aquello que sienta y no haga suyo y replique en consecuencia, en este momento del despertar de la luz su cuerpo enfermará para así ubicarse en la luz pura.

Reflexionen unos instantes antes de hacer ningún movimiento y no piensen ni por un instante que no lo han entendido. Cuando se les habla es porque entienden en su totalidad, pero de nuevo, en su ensueño, recogen aquello que quieren.

No les pase por la mente que no han entendido, lo han entendido. Ahora, el llevarlo a cabo ya es, una vez más, lo que ustedes decidan.

Así sea.

Frases