10 diciembre 2009

La llamada

Si escuchan la voz del silencio sentirán que ya está ocurriendo, todo el universo está sintiendo la llamada.
Pero esa llamada que el hombre se empeña en buscar fuera de sí, solamente la van a poder sentir si son capaces de escuchar desde el silencio más profundo de su corazón.
¿Cómo pueden saber todas las orugas que es el momento de encerrarse en un capullo para empezar a convertirse en mariposas? ¿Cómo pueden saber las plantas cual es el momento de florecer? Hay una voz en el interior, en ese silencio profundo en el que nada distrae, en que el ser siente la llamada, siente el momento y tiene la opción de acudir.
Pero el hombre está demasiado ocupado escuchando las voces que, como las sirenas, le llaman desde todas partes, modificando cada dos por tres su rumbo, persiguiendo lo que atrae a sus sentidos, lo que llama su atención, lo que más le convence, porque no entra dentro de sí y escucha su propia voz.
En este tiempo en el que todo se está revelando, el hombre debe escuchar esa llamada y debe decidir, porque así se le deja, si sigue escuchando esas llamadas del exterior o trata de volver sus sentidos hacia adentro para dejar de escuchar esos cantos de sirena y ser capaz de reconocer su voz interior, esa voz que no es sino el reflejo de todo el universo que esta también dentro de él y que si la escucha y la siente, él sabe lo que tiene que hacer.
Pero, claro, es más fácil ajustarse a la costumbre, hacer lo de siempre, confiar en lo de afuera, más fácil que confiar en lo que uno mismo siente, más fácil que parar su propia cabeza. Y ahí está la dificultad de este momento en que la fuerza de la costumbre es el mayor impedimento para que el hombre escuche esa llamada, para que responda y decida cuál va a ser el camino a seguir.
De tantas maneras el hombre es llamado, que cuando no quiere escuchar esa llamada es su propio cuerpo doliente quien le llama. Y aun así, hace todo lo que está en su mano para dejar de escucharlo, para acallar ese grito, para mitigar ese dolor, para no torcer sus planes y seguir con la misma vida que lleva.
Parece que la solución esté en tratar de salvar a los demás, en salvar al planeta, en salvar a los que tienen hambre, en definitiva, siempre fuera de uno. Y no es el hombre consciente de que su propia experiencia es el reflejo de lo que él lleva dentro, que aunque no le guste, aunque lo rechace, aunque no lo acepte, todo lo que le ocurre es una creación suya consciente o inconsciente.
Y esa llamada que convoca a un nuevo momento en el que todo va a ser revelado no tiene referencia anterior, el hombre no puede planificar ahí nada, no puede tratar de entender ni siquiera hacia adonde va porque hasta su propio cuerpo, lo que él conoce como su propio cuerpo, si fuera capaz de imaginar cómo acabará siendo, ahora mismo no se lo creería.
Tienen la necesidad de quererlo entender todo para dar el siguiente paso y eso ahora no vale. Ahora se les pide que escuchen dentro de ustedes, que recurran a ustedes mismos aunque les cueste confiar, porque no están habituados, que traten de actuar sin cabeza, que se dejen llevar por lo más profundo de su sentir en cada instante, ante cada momento de su vida cotidiana.
No es difícil, no tienen que saber nada, simplemente ante cada circunstancia tratar de sentir desde el interior y decidir qué respuesta quieren ustedes dar, la respuesta que sienten desde su alma o la respuesta fácil, cómoda y cotidiana, la respuesta del miedo o la respuesta de la vida. Porque no hay otra, sepan que en la verdadera vida no tiene cabida el miedo, y cada vez que estén actuando con miedo esa respuesta no va a favor de la vida. No valen reservas, no valen comodidades, no valen reglas, realmente nada de lo que ustedes conocen vale ahora, solamente vale la respuesta del alma.
Y ninguna de las dificultades que ustedes crean tener va a ser un impedimento porque esas dificultades no existen en realidad, las pone solamente su mente. Por muy real que a ustedes les parezca el problema que estén viviendo, el impedimento que cada uno tenga, nada de eso es real, recuerden, es la ilusión que ustedes han decidido vivir. Hace falta valor para dar el siguiente paso sin ninguna seguridad, sin ningún control, pero acaso sea lo único que merece la pena, porque vivir con miedo es más bien morir.
Es el tiempo de la llamada, el momento en que se convoca a cada ser de humanidad a dar el siguiente paso para entrar en la nueva vida en la que no valen las referencias que ahora hay, y cada uno de ustedes decidirá si responde y cuál es su respuesta. Se respetará la decisión de cada cual.
La llamada ya ha sido hecha y el tiempo de la respuesta es ya.
Amén.

20 noviembre 2009

La trascendencia: un punto y aparte

Si sentimos la naturaleza podemos bien sentir la belleza, la abundancia. Si sentimos al hombre podemos sentir su magia. Si sentimos a la vida, sin lugar a dudas podemos vivir la trascendencia.
Y ahí, partiendo de ese punto trascendente, deben sentir las palabras y dejar su mente en blanco, recordando que todo lo que les resuene es porque está en su interior y es vital que trasciendan bajo ese punto aquello que les llegue, aquello que les haga sentir, aquello que les haga vibrar. Deben hacerlo suyo, vivirlo para que en ese instante comience la trascendencia. Deben saber qué es para poderla vivir en sus vidas partiendo de lo que hay en cada uno de ustedes, partiendo de la vida que cada cual ha elaborado. Deben reunir, religar todas y cada una de las oraciones que han escuchado.
De nuevo se les recuerda que se les está induciendo a través del conocimiento de su propio medio comenzando por ustedes mismos, por sus vidas, con lo que ustedes tienen, de nuevo partiendo de lo que hay para poder llegar a que el hombre se adentre en esa nueva dimensión.
Lógicamente venimos insistiendo. Por más que imaginen, por más que ustedes intuyan, escuchen o vean lo que está ocurriendo en el planeta, lo que está ocurriendo con los seres humanos, con el entorno, por más que ustedes lo imaginen y lo vean, nada es ni será con la auténtica vida.
Por tanto no tienen que coger esquemas mentales, porque no sirven, no tienen que repetir hábitos que tienen aunque crean que son correctos, porque no sirven. Es dejar ese vacío total para que puedan impregnarse de lo nuevo todos sus sentidos, todas sus percepciones. Porque está ocurriendo, seres humanos ya están recibiendo, no información, sino toda esa energía, esa vibración que les hace observar lo distinto, ya no lo equivocado, lo distinto que es lo que ocurre en base a lo que él creía o pensaba. Pero esos seres han dejado ese espacio para poder percibir esa nueva vibración. E insistimos, está ocurriendo.
Pero, ¿qué es lo que le pasa a la mayoría de los seres humanos?: les molesta el intelecto. Hemos dicho muchas veces que el hombre ha engordado demasiado lo que él llama conocimiento y no quiere para nada dejarlo a un lado. Y vuelve a repetir los mismos patrones de conducta porque aunque algo de lo que está ocurriendo le llegue, siempre lo filtra a través de su conocimiento, de lo que ha aprendido, de lo que cree haber aprendido. Pero lo que puede reflejar en la vida, en su vida, es más de lo que hay, más de lo mismo que ya no sirve.
Y volvemos a repetir: observen qué está ocurriendo con sus vidas, con su entorno, para que les cueste aceptar que lo que saben no es lo que hoy corresponde, no es lo que les va a poder ayudar a ver la autentica vida que ya se está plasmando, ¡ya se está plasmando!, y ustedes están viendo la misma vida antigua, están replicando en lo mismo.
Cuando está ocurriendo algo trascendente en el universo, y es el momento, el hombre tiene que sentirlo, y no basta con sentirlo, ha de vivirlo, ha de replicar en su vida, en su hacer diario, en cada instante interna y externamente ha de replicar en base a esa trascendencia que esta.
El hombre no lo vive como tal, está viviendo momentos como algo más. Sí que se plantea, se dice y se repite: “algo está ocurriendo, ¿qué está pasando?”. No sirve con decirse a uno mismo: “algo está ocurriendo, algo me estoy perdiendo”, claro que algo se están perdiendo, están replicando idénticamente igual que ayer, que el año pasado, están en lo finito. Ya se acabó, están replicando en algo que ya no existe. Ustedes viven un tiempo lineal y ese no es el verdadero tiempo. Lo que ustedes están hoy haciendo ya no existe, por eso la vida en el planeta no es vida, no es la autentica vida, es una vida empobrecida, entristecida.
Pero sí que es a raíz de ella que ustedes tienen que trascender ese momento y se les dice como a los niños chicos, se les corrige, se les insiste en que en las pequeñas cosas de sus haceres, de sus vidas, de su entorno, es donde tienen que sacar esa trascendencia. El hombre –recuerden- es el gran mago, puede hacer de esa vida triste e insulsa, pasada o caduca, puede hacer y dar esa trascendencia y servir a los instantes trascendentes del universo. Lo están deseando, lo perciben –se insiste-, se les dice y ustedes, en su mayoría, replican en lo viejo.
No les va a agradar lo que escuchen, no les va a hacer sentir bien, pero deben escucharlo, ¡deben escucharlo! Lo que hagan ustedes con lo que escuchen ya es tarea de cada cual, pero nada se puede comenzar nuevo si antes no se ha dejado todo lo que no sirve, y las vidas –en general- que llevan los seres humanos no sirven.
¿A quién está sirviendo la vida que cada cual lleva? Un instante de reflexión. ¿A quién –y cójanlo literalmente como lo escuchan-, a quien está sirviendo la vida que ustedes llevan?
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En la mayoría de casos están replicando en algo que no sirve ni a ustedes mismos ni a la humanidad, y muchísimo menos al universo. Ya deben soltar todo, pero no de palabra. Averigüen sus vidas, indaguen en sus vidas, observen sus vidas y hagan los arreglos que tengan que hacer ya, porque no se está haciendo.
Para sublimar un hecho, para llevarlo a la máxima vibración a un nivel físico, debe ser perfecto y llevar una armonía y belleza inigualables. Recuerden que decíamos “busquen la belleza en el otro, busquen lo más hermoso en el otro y sáquenlo”. Es aplicable a todo, escuchen, a todo. ¿Qué armonía hay en sus hogares?, ¿qué armonía hay en sus trabajos?, ¿qué armonía hay con los suyos?, ¿qué armonía con aquellos con quienes se rodean?, ¿dónde está la belleza?, ¿dónde tienen la belleza? Pónganse manos a la obra, involucren a toda la familia, a todos los amigos, a todos los seres a quienes conozcan y con los que se relacionen y hagan ese espacio de belleza y armonía, sublimen, porque es tiempo de sublimar el espacio, es tiempo de sublimarse cada ser humano y llegar a esa trascendencia.
Están haciendo unas vidas vulgares, vulgares, lentas y caducas. ¿Dónde está la belleza? Miren en su entorno, ¿sus hogares son hermosos, son bellos, son pulcros?, ¿recuerdan aquella oración de la pulcritud? ¿Dónde está la transparencia?, porque si no se rodean de transparencia en sus vidas, si no se rodean de transparencia no lo van a conseguir.
Se parte de lo que hay. Se les está diciendo y cogen aisladamente lo que les llega. Únanlo, ¡únanlo!, tienen todo, todo en su interior. Se les recuerda, ¿recuerdan?, se les dice casi siempre, lo único que se les hace es recordar porque ya el hombre en sí lo lleva todo en su interior, pero se les debe recordar porque no aúnan todo el conocimiento, van cogiendo retazos de aquí y de allá y se maravillan con un pequeño descubrimiento cuando el hombre es ese gran mago si ve todo el contexto de su vida, todo, si lo aúna todo, sus ganas, su fuerza, su belleza, su armonía, la necesidad de servicio, la necesidad de servir, la necesidad de estar y de descubrir en estos trascendentes instantes de la historia, y vuelven a replicar en lo mismo.
No es agradable escucharlo, y hay muchos seres humanos, cierto es, que están tomando esa nueva armonía, esa nueva vida, esa nueva frecuencia, y están dando giros en su vida, giros de 180º, pero están alineados.
Recuerden que el hombre tiene que saber, sino ¿cómo va a introducir en su vida esos nuevos cambios? Debe de saber, pero una vez ha sentido en su interior ese conocimiento debe aplicarlo. Debe observar su vida, recuerden, su vida, no la vida de los demás, no se comparen a nadie, no juzguen a nadie, es ustedes mismos con ustedes y su entorno, y la ayuda que tienen desde fuera es impresionante, inmensa, pero muevan ustedes la primera pieza, muevan, acérquense a ese estado de conciencia porque el estado de conciencia, esa tasa de vibración más elevada, no puede bajar, ¿lo entienden?, no puede. Se está haciendo muy distante, muy distante. El que está arriba no puede bajar, moriría, físicamente moriría, es el que está abajo quien debe alcanzar solo un peldaño más, y ese peldaño lo alcanza observando su vida.
Observen su vida, observen cómo está, qué de belleza hay en ese interior, en esas relaciones con el entorno comenzando, lógicamente, por ese pequeño núcleo familiar. Pero no se queden en él, extiéndanlo, amplíenlo y observen ustedes, observen, sólo mirando con los ojos físicos, después ciérrenlos y sientan el espacio, huelan el espacio, muévanse por él, ¿con qué tropiezan?
No tienen tiempo para ello, están enfrascados en ese tiempo, en ese horario, en mas y mas y mas de lo mismo, van corriendo de aquí para allá, van apresurados sin detenerse un instante a ver qué hacen con su vida y qué hacen con lo que corresponde a una Vida con mayúsculas.
No se quejen, no se quejen para nada de ella, ¿lo recuerdan?, no se trata de fustigarse cuando uno vea que no es lo que él esperaba, se trata de reaccionar, sencillamente, reaccionen, ¡reaccionen!.
En último término cada ser de humanidad tiene su ritmo, su propio ritmo, por eso no debe compararse con ningún otro, tiene su propio ritmo. Por eso tampoco se le puede juzgar, nadie va más lento ni más rápido, sencillamente hay quien va y quien no va. Quien va eleva esa vibración y tiene otro sentir y otro hacer. Quien no va, quien está repitiendo lo mismo, su vibración es la misma, por tanto aunque escuche no ve, no va por tanto, por tanto no cambia, es esa gran incongruencia que tiene el hombre quiere saber, saber, saber, documentarse, documentarse, documentarse, y lo más sencillo, que es pararse, observar su propia vida, observar la armonía que hay en ella, no lo hace, pero sí pasa al siguiente paso de saber, saber, saber, querer acaparar, querer en definitiva compararse, y cada cual lleva su ritmo. Se sentirán mal, se agobiaran, verán al contrario, parecerá un retroceso si se comparan con otros seres humanos.
Deben de coger su punto, su propio punto, es tan sencillo, ¡tan sencillo! Si nadie les juzga, si ustedes no juzgan, qué más da que en un momento determinado se les ilumine y comiencen a cambiar y otros lo hayan hecho antes, ¡qué más da!, si lo que se trata, lo que se está intentando que comprendan es que el cambio lo va a hacer toda la humanidad entera, toda la humanidad. Lógicamente, unos a un tiempo, otros a otro, unos de un modo, otros de otro, unos con alegría, otros con sufrimiento, unos con enfermedades, otros con salud, pero el cambio, hagan lo que hagan, lo va a hacer toda la humanidad y lo está haciendo.
Se habla para aquel que quiere hacer el cambio con armonía y se les dan bases, únicamente bases, por eso no se han de sentir mal. Tienen que trabajar, observarse e inmediatamente ponerse al Servicio, con mayúsculas, primero a su auto servicio, después al de su entorno más inmediato y después ya serán requeridos.
Pero tienen que armonizar sus vidas. Deben armonizar sus vidas, lo deben, es el gran débito de la humanidad, llegar a dar lo mejor de ese ser cristalino para ayuda de sus semejantes y ayuda para el Gran Plan.
Así sea.

07 noviembre 2009

El reconocimiento

Tienen que reconocer en sus vidas, en su interior, la magia del momento.
Tienen que comprender que la vida, para que se sienta una vida en mayúsculas o la autentica vida, es como muchas veces les hemos ido diciendo, engrandezcan los acontecimientos, las palabras, las ideas, no las empequeñezcan.
Cuando sean capaces de vivir cada momento como mágico será cuando se acerquen a lo que nosotros llamamos la autentica vida, porque se darán cuenta que de lo que están viviendo en su mayoría, quejándose de lo que ocurre, quejándose de su entorno, quejándose de su propia vida y de los demás.
En eso que ustedes viven como queja, si descubren el sentido en todos esos acontecimientos que no les gustan, es cuando automáticamente surge la magia y todos los instantes se engrandecen y pasa de ser una vida simple a una vida grandiosa, y no han cambiado absolutamente nada físico o concreto, han cambiado su forma de ver y sentir el instante.
Hacen de sus instantes de vida una rutina ordinaria y eso empequeñece la vida. Esperan y esperan esa grandiosa vida, esa auténtica vida, y esperan encontrarla deslumbrante, pero lo están viviendo, o mejor dicho, lo tienen ante ustedes y no lo han descubierto por su forma de ver sus vidas y por tanto de vivirlas. En ese espacio concreto y con esos seres concretos con quienes ustedes han formado lo que llaman su vida, pueden descubrir la autentica vida.
Lo que les queremos expresar es que están acostumbrados por hábito a desear cosas de fuera, cosas que según la mayoría no tienen, y pierden la magia del instante, no reconocen que en esa pobre vida, en esa pequeña vida, pueden estar la magia y la grandeza.
Y lo que queremos que descubran es que, para coger las riendas de sus vidas es a partir de ahí, tienen que habituarse a recrearse en lo que hay, en lo que son, partiendo de sus limitaciones o no limitaciones, partiendo de lo que son y lo que hay. Pues partiendo de esa vida de queja, de esa vida que han hecho oscura, en su gran mayoría, es donde pueden encontrar la grandeza y donde sus espíritus se deben de recrear.
No busquen fuera, no alimenten otras vidas que no sean las que ustedes han creado. Como tantas veces les decimos, andan buscando equivocadamente, andan anhelando equivocadamente aquello que creen no tener y ansían las vidas de los demás, ansían las personalidades de los demás, no se han centrado, no han aceptado que la Vida con mayúsculas comienza a crearse a partir de lo que hay, a partir de lo que son. Pero, lógicamente, no con esa visión que tienen ustedes de la vida. Está todo dentro de ustedes, lo que no saben es buscarlo y buscan fuera tratando de alimentarse de cosas externas cuando deben –repetimos- buscar en su interior pero de otra forma, deben aprender a buscar de otra forma en sus vidas.
En primer lugar deben reconocer lo que tienen, un buen reconocimiento. De hecho, estos que hablan están reconociéndoles, están reconociendo sus energías para potenciarlas. Ustedes deben reconocer sus espacios, su entorno, lo que ustedes llaman su vida, reconocerla, observarla. Y automáticamente creerán que deben cambiar, formas, actitudes, para ir mejorando, pero ¿cómo?, ¿cómo van a comenzar ese cambio?, ¿fustigándose?, ¿pensando: “¡qué mal lo he hecho! o ¡qué mal lo estoy haciendo!”?, ¿dejando un espacio para el día siguiente, para pensarlo más concienzudamente?, ¿cómo?
Porque, con toda la trayectoria que el hombre lleva, aun no ha encontrado el modo correcto de reconocer su vida y realmente comenzar a ordenarla para que sea ensalzada, para que sea realmente grandiosa, gran diosa, una vida perfecta en el planeta Tierra.
Son pequeñas reflexiones que deben hacerse, porque para buscar en lo que hay, o partir desde lo que hay, si lo que hay esta caduco, enfermo o no válido y tenemos que partir de lo que hay, ¿qué debemos hacer para que deje de ser esa reflexión obsesiva que al hombre no le ha llevado a despegar, esa obsesión que constantemente le lleva al mismo punto de partida y le hace estar con una gran insatisfacción con su entorno y con lo que es?
Si en estos momentos actuales les estamos insistiendo en que van a ser reconocidos, alineados y traídos a otros espacios con otras vibraciones, tendrán ustedes que reconocer su propio espacio y elevar en ese hábitat toda la energía, toda, las suyas y las de los que convivan en ese lugar.
El hombre reflexiona y se obsesiona al instante, y siempre comienza a pensar, hasta con las mismas palabras, en qué hacer para cambiar, pero siempre lo coge desde el mismo ángulo. En principio sería bueno que cortaran las rutinas, porque de la forma que el hombre siente cuando todo es rutinario, es pobre, muy pobre, y lógicamente no puede enriquecer ni dar luminosidad a esa vida porque está girando y girando y girando en un sin sentido.
Entonces debería romper con las rutinas, cortar con las rutinas, huir de las rutinas, y para eso la mayoría pensaran: “¿y qué puedo hacer con los horarios?”. Lógicamente, se les va indicando poco a poco, paso a paso, pero tienen la necesidad de ir sintiéndose –no pensando, sintiéndose- capaces o capacitados para comenzar a actuar sin ningunas direcciones.
Para ello les decimos: “siéntanse, sientan qué desean, sientan qué necesitan”. Si deben cortar con las rutinas y deben cambiar horarios o deben dar un giro de 180 grados a sus vidas háganlo, ¡háganlo!, hagan todo aquello que necesite cada uno de ustedes para no sentirse atrapados dentro de una misma rutina con una vida pobre y empequeñecida. En sus manos y en sus vidas esta la grandiosidad, y de esa vida a veces no tienen que cambiar o cortar absolutamente nada, deben de cambiar su forma de ver y coger lo que ustedes llaman “el problema”.
Con aquello que no estén a gusto, con aquello que deseen cambiar, la forma es romper con las rutinas. Si yo me pongo a pensar por la noche qué hacer, no lo voy a hacer por la noche, lo voy a hacer a mediodía; si tengo que llevar una vida de horarios por trabajo, voy a ver cómo arreglarlo para romper con esos horarios.
No se les da nada que no puedan hacer, nada. Lo que hoy les parece una gran montaña es sencillísimo, todo va a ir en función del punto evolutivo en que esté cada ser humano.
Si el hombre se plantea engrandecer su vida, llegar a esa culminación de evolución como raza con su vida, ante ese planteamiento es que ese ser está preparado para poder hacer todos los cambios, por difíciles que a uno le parezcan.
Ahora bien, si escuchan las palabras, si leen las palabras, si les llegan de alguna forma y no se han planteado engrandecer sus vidas porque no tienen la necesidad de ver y vivir esa grandiosidad con los seres que les rodean, y prefieren su vida porque lo llevan bien o mejor, es que no están en el momento y no pueden encontrar ese camino dentro de sus vidas, por tanto no van a hacer el cambio.
Pero si el que escucha, aquel que le llega toda la información y quiere, porque lo ve lógico, porque siente que debe ser así, pero en él no está, no se fustiguen, vivan sus vidas y dentro de su necesidad vivirán bien, continuaran deseando vivir de otro modo, reconocerán constantemente que otros, según ustedes, viven o les va –como se suele decir- mejor la vida, sí, todo eso lo verán, pero no traten de contemplarlo de forma para poder cambiar su vida, no lo van a conseguir. El hombre no eleva su estado de vibración o su conciencia a través de su voluntad, no es así, no se obsesionen buscando una salida cuando todavía no están preparados.
Tienen que comprender y reconocer el punto en que cada uno está, hacerse sus preguntas no obsesivamente, sus preguntas. Para ello tienen el tiempo de meditación, el tiempo de oración, el tiempo de quietud, el tiempo de contemplación. Háganse sus preguntas: “¿Yo quiero cambiar de vida?, ¿necesito cambiar de vida?, ¿me gustaría que fuese de otra forma mi vida?, ¿estoy dispuesto a cambiar esa vida?, ¿qué quiero ofrecer yo?”.
Háganse todas esas preguntas. Si en algunas de ellas sienten en lo más profundo que se puede, que deben, ahí están preparados, por tanto no les costara encontrar el modo de organizar para poder hacer de su vida ese instante de grandiosidad, pero no para un momento pasajero, sino para conformar una nueva vida en la que estén totalmente complacientes y complaciendo a todos los que participen de ella.
No se dejen atrapar en la queja por muy sutil que esta parezca. No se quejen, no se adapten a algo por miedo, no se adapten a esa vida por alguien o alguienes, sean lo más sinceros y transparentes con ustedes mismos para saber que son ustedes los que han decidido y deciden qué hacer con su vida.
Pero no a través de “podría ser de otra forma, debería ser de otra forma pero es lo que me toca, pero es lo que ahora tengo que vivir, ya pasará”. No es el momento de esas reflexiones, porque si comienzan con estas quejas y reflexiones van a llevarles al mismo sitio en el cual están, y si realmente quieren por necesidad vital hacer el cambio, no es la forma correcta de recrearse en esa vida porque no van a encontrar salida por ahí. Eleven a aquel, a aquellos que tienen alrededor, elévenlos, vean lo más hermoso que ese ser tiene y sáquenlo, sáquenselo.
En la medida que ustedes, con los seres con los cuales se relacionan, con los cuales han creado una familia, unos amigos, un entorno, eleven al máximo toda la potencia que tienen como seres y les muestren esos dones que en muchas ocasiones ni uno mismo se cree, en la medida que ese entorno vaya elevando esa vibración a través de uno que le hace ver lo hermoso que es, la belleza que hay en su interior, la forma tan maravillosa en la cual se puede comportar, puede pensar, puede idear, en esa medida va engrandeciendo su propia vida, va reconociéndose hacedor de esa maravilla porque ahí está creando la vida, la magia, está sacando de una vida simple y vulgar, y disculpen, una vida simple y vulgar esta elevándola al máximo a través de los componentes de ese entorno, de esa vida.
Y ¿qué hace el hombre actual en su gran mayoría?: empobrecer las relaciones, mostrar lo feo que tiene, por tanto, uno mismo ve la fealdad. Deben potenciar todo el entorno sacando la belleza. Les va a resultar más grato, más enriquecedor, mostrar la belleza de los demás, hacerles sacar esa belleza, que descubrir la propia. Es más, potenciando a todos los seres que a uno le rodean se engrandece tanto el alma que ya no recurre absolutamente a nada de fuera, ve la belleza interna y tiene esas ideas luminosas y tiene esos sentires hermosos.
Pero el hombre vuelve a replicar de la misma forma para ver qué hacer con su vida y vuelve a sentarse y a decirse: “¿por dónde y cómo lo hago?”, y “no puedo, ¿por qué?”, y “claro, si yo no tuviera y tuviese”, “claro es que otro puede pero yo no”, “cada uno tiene sus problemas…”
¿Dónde están?, ¿qué están haciendo con esas vidas? Si es lo que quieren, adelante, continúen con ellas. No se habla para aquel que está durmiendo, se habla para aquel que quiere escuchar. Tienen que partir de lo que hay, pero lo que tienen hoy, hoy es pobre, hoy sus vidas, en la inmensa mayoría, no sirven, ¡no sirven!, entiendan la palabra, no dan servicio ni a ustedes mismos y cuanto menos a la humanidad. Es un reflejo de decrepitud, un reflejo de lo que no se debe hacer, un reflejo de lo que ya está caduco para el sentir que comienza a tener este ser.
Pero si –repetimos hasta la saciedad-, si vuelven a entrar en sus mismas preguntas lo único que van a obtener son las mismas respuestas, van a estar enclaustrados sin saber por dónde tirar, con mucha información que les va a llegar por todos los sitios, por todos, porque es momento de hacer una nueva vida dentro de la que hay, con los mismos cuerpos, con los mismos seres.
No pueden escuchar otras cosas porque es momento de lo que están escuchando, y deberán escuchar hasta que ese que sabe de su interior no dé el salto evolutivo y vibre de determinada forma para poder ser, ¡para poder ser! Ser ese hombre complaciente, esa mujer femenina, creativa, esa belleza grandiosa, esa sensibilidad que da muestras en cada instante de que sabe.
No pueden continuar con esas vidas limitadas, con sus mismos hogares, sin ningún cambio. Por favor, airéense, rompan rutinas, si quieren realmente ser servidores rompan rutinas, no se encasillen, están encasillados en: ”no sé cómo”, en ”todo se pondrá cuando sea momento”, en ”me están ayudando”.
Sí, les están ayudando, y sí, todo cuando sea el momento, sí. En todo eso está, pero no olviden lo siguiente: el momento lo ponen ustedes, el sufrimiento lo ponen ustedes, con lo cual, si se recrean en una vida que no les complace es porque ustedes están poniendo el momento. Ya se les dijo que el momento es ya, ¡ya!, el apoyo es ¡ya!, ¿Qué ustedes dicen: “ya”?, en instantes, ni minutos ni horas, instantes, verán la forma para adecuar esas vidas con lo que conlleva la vida de cada cual para engrandecerlas. Pero mientras estén con sus limitaciones, lógicamente pueden aplazarlo y dirán y se dirán: “ya llegará el momento”. Todo está en sus manos, todo.
Dentro de ese reconocimiento -como hemos dicho hace unos instantes- somos una gran familia, lo que ustedes consideran una gran familia, somos una gran familia de almas. Y los componentes o los dirigentes de esa gran familia de almas también están reconociendo cómo hacer que ustedes se engrandezcan, que el hombre eleve esa vibración.
Al igual que sus vidas, cuando hablamos de la gran familia de almas imagínense con sus mismos medios pero a un nivel de almas. Hablamos de almas, hablamos de espíritus, hablamos de seres de luz. Pueden o no estar encarnados, pueden o no residir en este planeta, pueden o no ser humanos, recuerden que esto no tiene fin, es una constante, una constante evolutiva.
Pues cuando se plantea a ese nivel ocurre lo mismo pero engrandecido: ¿cómo hacer para elevar la conciencia de estos seres para que el momento de transito planetario puedan realmente hacerlo con armonía, para que puedan escucharnos, para que podamos tener mutuamente una constante comunicación? Porque es necesaria la comunicación de los seres que habitan el planeta y los seres de otros lugares, es necesario que cada cual esté en esa sintonía para que cuando sea el instante de marchar puedan escuchar.
Pero ese ejercicio que es tan sencillo en palabras, escuchar, hablar, comunicarse, cuando se trata de la materia que tiene el hombre hay pasos a seguir como es elevar su estado de vibración para que puedan escuchar, para que puedan sentir, para que puedan percibir. Y el estado de vibración no se cambia si la vida física concreta que son sus vidas no las elevan, porque, ¿de qué respiran ustedes?, ¿de qué se conforman ustedes? Se conforman de su entorno, de la belleza del entorno, o la no belleza. Se alimentan de los que forman esas familias, se alimentan de salir, se alimentan de ideas. Pero si todo ello está con una vibración densa y baja, la cual no les gusta y por eso se quejan, entran dentro de esa densidad que ni escuchan, ni perciben ni atisban, solo se quejan.
No se quejen. Realcen sus vidas, vean la grandeza que tienen en su entorno con todo, seres, espacios… Háganlo bello.
El hombre se irrita, el hombre se enfada, el hombre no está satisfecho con su vida y hace culpable al resto, se hace culpable a sí mismo, se anulan. No es tiempo de anularse, es tiempo de potenciarse, tiempo de que aquel que sabe, aquel que siente, aquel que esta mas despierto potencie su vida, su entorno y a los seres que componen su vida. Poténcienlos, porque eso es lo que les va a enriquecer y hacer llegar a donde cada cual siente que debe de llegar.
Esa sería una buena forma de ver un cambio en la vida de cada cual, ¿cómo cambiar mi vida?: potenciando a los seres que en ella habitan, haciéndoles sacar lo más hermoso que tiene cada cual. Eso, por sí solo, engrandecerá sus vidas, y partiendo de esa vida insignificante crear esa vida grandiosa.
Así sea.

31 octubre 2009

La alineación

Mantengan su atención en el centro del pecho. Respiren con suavidad, tranquilos.
Espalda erguida, dejando que todas las cosas entren y salgan sin dificultad.
Cuando el hombre usa su conciencia y todo su estar para provocar un hecho, este ocurre. Cuando el hombre sabe y siente la necesidad de alinearse con su Ser, el hecho ocurre. Pero tiene que tomar conciencia de esa necesidad.
En estos momentos la Tierra se alinea perfectamente en su nueva entrada, a esa energía subliminal. El hombre, a su vez, se alinea para entrar en esa conjunción con su Ser. Y así es el trabajo de despersonalizarse, ese que tanto ha buscado el hombre con terapias, encuentros…, ha buscado la fusión con su Ser, y en este momento la alineación se está dando. La Tierra está en su lugar preciso recogiendo todo lo necesario para después transmitírselo a los hombres, a su interior. El hombre a su vez inhala esa perfección y le hace sentir la necesidad de ir al encuentro de su Ser, fusionarse con éste.
Y ahí, cuando comienza esa unión, cuando todo se une, cuando todo se funde, es cuando realmente el hombre, dentro de ese cuerpo concreto, físico, puede vivir sin que este le moleste lo que tanto y tanto tiempo ha ido buscando, su Ser, energía pura, viva. Ya sale de esos límites del cuerpo confinado, ya es posible unirse en cualquier espacio, en cualquier lugar, en cualquier mundo, en cualquier galaxia.
Esto es así y se está dando. Pero, como venimos diciendo y haciéndoles que vean y sientan la necesidad de dar ese paso hacia adelante, también se está dando la confusión, la necesidad de salir del planeta, de marcharse, de lo que ustedes llaman morir.
En los últimos momentos de ese tránsito planetario se unen esas dos fuerzas necesarias pero incompatibles. Por un lado la satisfacción, la alegría de sentirse seres completos y, de alguna forma, privilegiados por estar viviendo este tránsito. Por la otra, seres que no pueden aguantar más la presión interna.
¿Recuerdan que hablamos sobre la necesidad de que el hombre encontrase su centro a través del silencio para retomar fuerzas y así poder ayudar a sus semejantes? Pues cada día que pasa, cada instante que pasa es mas la necesidad de ayuda que tienen esos semejantes, y aquel que se ha alineado con su Ser y puede -porque así se siente- ayudar, debe hacerlo. Pero AYUDAR con mayúsculas.
Cuando algo termina, cuando algo culmina, al instante hay un nuevo amanecer. Pero en ese tránsito, en ese instante, el caos, la confusión, la mezcla de energías es impresionante, y lo que de ahí nace es grandioso, ¡grandioso! Pues ese tránsito es el que está ocurriendo y debe el hombre aceptar, pero no con una aceptación conformista sino como una grandiosidad para así, de pronto, poder volverse luz.
Mucho han escuchado y reflexionado, pero conforme pasan los momentos, los instantes, van comprendiendo que todavía no han aceptado la situación o su situación, porque a cada paso que dan y que no sienten que ese paso dado lo hayan pedido, se sienten desorientados y frustrados.
Tienen que asimilar que en estos momentos el estar en paz es lo más grandioso que pueden tener. Y esa paz es la que les llevará, la que dirigirá sus pasos hacia donde cada cual tenga que ir. O sea, que con sentirse en paz en estos momentos ya no deseen ir más allá. Mantengan una mente relajada, un cuerpo tranquilo y una disposición de servicio, y cada instante irá llegando y ustedes lo captarán y ahí podrán actuar. Así de sencillo y así de natural.
Pero no olviden todo lo que han escuchado. Para entrar en esa gran paz interna, sus espacios, sus vidas personales, deben de estar solucionados. No es lo mismo decir estoy en paz que sentirse en paz, no lo confundan. La teoría les dirá “estoy en paz”, la práctica les hará sentir la paz.
Solucionen sus vidas, estén disponibles para cuando se les requiera, dispongan sus vidas con armonía, no dejen nada, nada, y a la vez estén dispuestos a dejarlo todo. Esa es la actitud de servicio, y la actitud que hoy se necesita en el planeta, seres que están disfrutando de esa paz interna, que están disfrutando de todo el entorno de su vida, pero que a la vez están disponibles para el instante que se les necesite.
Dentro de ese estar de profunda paz irán sintiendo –como tantas veces vamos diciendo- las palabras que en sus días escucharon, pero en esta paz las van sintiendo, van sintiendo los diálogos y el momento de actuar, dónde, cómo y cuándo. Es como si alguien les hablase en lo más profundo y dirigiese sus pasos hacia donde son necesarios. Por tanto, no es necesario que su mente esté pensando qué hacer o cómo hacerlo. Si está la disposición, la disponibilidad de servicio, lo demás no importa, al contrario, lo demás son impedimentos, los pensamientos son impedimentos, es la actitud. Por tanto, sientan si están en paz o dicen estar en paz.
¿Por qué se les hace tanto hincapié en que estén en su centro, en que se alineen con su Ser, en que dejen todo sin dejar nada?: por el gran momento del planeta. Cuando a un ser todo le funciona, cuando toda su vida le responde armónicamente, no es porque él lo haya buscado, no es porque él lo ha ganado, es porque ha entrado en sintonía, en sintonía con esa energía de comprensión, de amor, en la cual entró el planeta.
Ahí, para comprender esas últimas palabras, tienen que retroceder a unas semanas atrás cuando se les decía que ni se les premia ni se les castiga, es una situación natural de evolución del planeta y sus habitantes, y dentro de esa evolución, de ese estado evolutivo, el hombre ha llegado al punto de poder alinearse con su Ser, de reconocer que es luz. Y ahí, automáticamente, entra en sintonía con esa esencia divina y ya entra en disposición de servicio; no es voluntario ni mental, es un trabajo interno, una devoción, no un aprendizaje, es una devoción que cada ser lleva en su interior, unos más latente, otros más dormida, pero en el interior de todos los seres late esa necesidad y esa esencia divina.
Aquel que quiere, quizás no lo pueda conseguir. Aquel que siente, de seguro lo conseguirá. De ahí que insistimos en que dejen la mente a un lado. No lo piensen, que no sea mental, que no sea un querer mental, que sea una necesidad interna, una necesidad del alma. Y el hombre está acostumbrado a moverse por sus pensamientos y eso le hace creer que es una necesidad, eso le hace creer que sabe, que tiene conocimientos.
Todo es mental, han de sentir. Han estructurado sus vidas a través de unas necesidades internas, y esas no les corresponden porque lo filtran con la mente. Ven sus vidas poco agradables, ven que falta ilusión, que falta conformidad, que falta, que falta, que falta… Han conformado sus vidas a través de lo que sus mentes les han ido diciendo y pidiendo.
Y volvemos a lo de siempre. En estos momentos de la historia en que la mente no tiene protagonismo, ¿qué ocurre con sus vidas si todo ha sido pensado?, ¿qué ocurre con todo lo que han creado a través de sus mentes que no les satisface, que no encuentran donde acoplarlo en este momento? Y lógicamente, los seres humanos se sienten desvalidos y sienten la necesidad de enfermar y morir, terminar -lo que el hombre llama terminar- voluntariamente, a través de esa mente.
La semana anterior les decíamos que iríamos poco a poco introduciéndoles en esa nueva forma a la que hoy el hombre tiene que acceder, en ese nuevo comportamiento, en esa necesidad de que ya de una vez por todas no se llame ser humano, sino Ser, que se muestre sin limitaciones y su cuerpo no sea un impedimento para mostrar quien es. Pero todo lo anterior que acaban de escuchar es necesario para ir introduciéndoles en esa comprensión.
Yo tengo que comprender que hasta estos momentos de la historia ha estado viviendo mi personalidad, un humano, y a partir de ya tengo que mostrarme como un Ser. Ahí están esas dos fuerzas que hoy están levitando en el planeta. Son una, es el ser humano, pero hoy éste ya se ha hecho doble, por una parte está el Ser y por otra su personalidad, su humanidad. Y hay una lucha interna muy grande.
Eso en el hombre, pero en el planeta, en el universo, existe esa misma fuerza dividida, está la energía del Ser, del sentir, y la energía mental, y ahí hay una gran lucha a ver quién puede más. Eso, en rasgos generales, es lo que desde fuera se ve en el planeta. El hombre luchando consigo mismo, con una necesidad de vivir a través de lo que siente, y por otra parte vivir a través de lo que sabe su mente. Le resulta más fácil vivir como su mente le dice porque toda la sociedad del planeta está conformada de esa forma, mental, por tanto no le resulta difícil dejarse llevar por esa inercia que, en él, sabe, pero en su interior esa esencia divina, ese Ser, ya no puede más.
Y ustedes dirán: “¿y qué va a ocurrir?, ¿quién ganará?” Desde aquí les decimos que, indudablemente, el Ser, porque el hombre, con toda su fuerza mental, no es sino una ilusión. Por tanto el Ser, la esencia, es lo que persiste, lo que permanece, y lo crean o no, ahora, en este sistema material, no son nada comparado con esa esencia que palpita en el interior.
¿Que sus personalidades les pueden hacer creer que va a costar mucho?: cierto. ¿Que sus mentes van a poner toda la resistencia?: cierto. ¿Que puros humanos están haciendo que el planeta y sus habitantes entren en una decrepitud?: cierto también. Y ahí está, ahí está ese Ser que acaba de despertar en el interior del hombre que de momento nace y no sabe hacia dónde ir, y se refugia en esa soledad, en ese silencio, en esos amigos, sí, porque ya hay seres, ya hay seres dispuestos y disponibles para ese servicio.
Pero tienen que aprender a distinguirlo, tienen que sentirlo, ¿qué son?, ¿qué sienten que son? De nuevo volvemos a la conciencia. Cuando el hombre toma conciencia se alinea mucho más rápido con su Ser. Si el hombre no es consciente se deja llevar por la multitud, por esa energía densa en la cual también está sumergido. Y en ese espacio habitan todos, en ese mismo espacio.
¿Y qué se van a encontrar y por qué se les previene de lo que vayan a encontrar? Para que lo distingan, para que no crean que son sus imaginaciones, para que no se relajen, para que tengan la seguridad de que es realmente lo que debe ser, esa contundencia y esa fuerza.
El hombre está dentro de esas dos fuerzas -como decíamos-, su mente es la que quiere conquistar y quiere continuar, pero no es tiempo, no es tiempo. Mas la idea persiste, y ¿qué va a encontrar el Ser?: un desajuste interno que le puede provocar y le provocará confusión, malestar, enfermedad. Y es ahí donde tienen que empezar a distinguir. Si yo sé que es la mente la que está pasando por mi y sé que ésta es una ilusión, voy a dejar que pase y tranquilamente no la voy a aceptar, quiere continuar dirigiendo mi vida, pero en mi profundo Ser ya no le doy ni un instante mas.
Han de ser contundentes con lo que sienten y dejar que su mente poco a poco vaya perdiendo fuerza, porque esa fuerza es –repetimos- la que está en el planeta, seres con una fuerza increíble, seres despiertos pero que les cuesta permanecer enteros por la cantidad de energía mental que tiene el planeta, seres despiertos, seres que saben y quieren pero que les cuesta muchísimo romper esa inercia mental que han provocado cada uno de los habitantes del planeta. Pero en ello está, y siempre es ese espíritu, esa esencia, la que va a tener la fuerza para que todo, la vida, continúe.
Como decíamos hace un momento, se les dirige y se les dirigirá, pero durante un tiempo deben andar solos, deben alinearse y centrarse con su Ser. Desde ese Ser escucharán, desde su personalidad se verán aislados y solos. Y esto también es necesario para que dentro de esa lucha interna vayan acoplándose a esa nueva forma de hacer.
Hasta hoy sus personalidades han replicado a través de sus mentes. Ahora su Ser tiene que replicar a través de su sentir. Por tanto sus vidas serán nuevas. Tienen que conformar un entorno nuevo en base a esa nueva forma de ser, ¿entienden?
Hasta hoy sus vidas han estado replicando en base a una educación mental y ustedes han hecho, y creado un entorno y una vida en base a ello. Y ahora, de repente se les dice que esta no puede continuar, de hecho lo están viendo, se cae a trozos, no puede continuar. Por tanto deben interiorizarse, saber perfectamente qué sienten y en base a ese sentir crear una nueva vida. Estarán dentro del mismo cuerpo físico, aparentemente serán los mismos, aparentemente, porque no serán los mismos. Al crearse un nuevo hábitat, al replicar en unas nuevas directrices, su vibración cambiará absolutamente, totalmente, y será cuando sientan esa ligereza en el cuerpo, será cuando sientan esa sensación de apertura, esa sensación de estar en un cuerpo pero que este no les molesta para nada, una sensación de volar, energía pura, pero aun teniendo un cuerpo físico el cual pueda moldear su nueva vida, porque recuerden que el espíritu cogió un cuerpo físico para crear, para moldear. Continuaran teniendo ese privilegio, pero sin esa densidad que hoy tiene el humano. Y eso está ahí, la Tierra ya se alineó y se puso en su lugar, y el hombre está comenzando a hacerlo.
Visualícense como dos seres en uno. Por un lado el cuerpo y su mente, por el otro su sentir y su espíritu. Tienen que ir aflojando uno y alimentando al otro, es la nueva etapa. Para ello ya se les dijo “observen su alimentación, coman ligero, dejen las carnes, aliméntense lo más sano posible, beban mucho liquido”. Es como si en sus cuerpos el fuego estuviese quemando toda la densidad que hoy tiene un humano para dejar que aflore ese espíritu. Pero deben ayudarle físicamente con la alimentación, deben ayudarle físicamente con el silencio, un silencio mental, un silencio físico en momentos, pero sobre todo mental. Dejen que su mente se diluya, den fuerza a lo que de momento para la mayoría aun es desconocido, al espíritu, con la disposición y disponibilidad de permanecer en un estado de servicio hacia el planeta, hacia el universo.
Esa sería la recomendación que se les da para estos instantes, y no decimos tiempo, decimos instantes. Todo, todo se está acelerando, todo. A una acción, una reacción. A una acción del hombre, una reacción divina. Recuérdenlo, el hombre está acelerando el proceso, y muy bien, cuanto antes mejor. Pero a esa aceleración, las fuerzas del universo se alían con el Ser para aportarles la fuerza para que sus cuerpos queden, latentes, pero que sea el espíritu real quien habite en ellos.
Recuerden: la alimentación cuídenla, el silencio y la disponibilidad.
Que así sea.

24 octubre 2009

La fusión

Cuando escuchan la palabra “fusión”, ¿qué les resuena en su interior?
La fusión es quizás el nuevo dialogo del hombre en estos nuevos tiempos. La forma de vivir actual ya no vale, no sirve, no lleva al hombre hacia el encuentro de sí mismo. La vida que él ha compuesto ya no es necesaria para este nuevo paso, debe dejarla como está y comenzar a recoger nuevos puntos de referencia.
Pero estos puntos de referencia han de resonarle. Para que las nuevas palabras les resuenen han de quedar en vacío, sino no existe resonancia en su interior. Las palabras que el hombre escuche cuando se dispone en ese silencio interno y en ese vacío, sin ser voluntad de éste, comienza a hacerlas suyas o a desecharlas, pero tiene que entrar en esa fusión con el silencio, en esa fusión con la paz interna, con la armonía interior, de ahí que le llamamos el nuevo diálogo del ser de humanidad para esta nueva etapa.
El hombre ha de aprender a fusionarse con todo, interna y externamente, para dirigirse hacia aquello que le resuena en el amplio sentido de la palabra resonancia: puede resonarle una idea, puede resonarle una intuición, puede resonarle el silencio. Debe ir a fusionarse con aquello que le resuene, fundirse y hacerse uno, tanto si es del exterior como de su interior.
No confundan las palabras con lo que creen saber, con lo que creen entender, no las confundan, siéntanlas, hagan que en su interior resuenen. En la medida que hagan que las palabras les resuenen, verán la sencillez y facilidad que tienen para adaptarse a esta nueva forma de vivir. Así, a voz de pronto, parece que con una sola palabra, fusión, vaya a ser la palabra mágica que lleve al ser humano a esa nueva etapa. Y aunque no lo crean, aunque les parezca extraño o lo dejen ahí en el aire, en la medida que se fusionen con esa palabra irán viviendo esa nueva etapa. Así, sencillamente, naturalmente.
Ya hace tiempo que les decíamos -y les recordamos- que todo el trabajo que la mente ha estado haciendo, recogiendo, elucubrando, engordando, sirvió, hizo su función, pero lo quiso hacer difícil y le hizo creer al hombre que en las dificultades este crece. Y él lo creyó tanto que realmente la mayoría de seres humanos viven una vida dificultosa. Pero eso fue, no es. Hoy es la sencillez, la naturalidad, lo que va a ayudar a dar al hombre ese salto; le va a dar la fuerza y la energía para ver hacia dónde y cómo.
Somos conscientes de que al hombre, este hombre al cual están todos apegados, le queda poco tiempo. Pasa de ser un hombre, un ser humano, a ser un Ser. Y a ese ser es al que nos referiremos y estamos refiriéndonos en estos instantes, ya no mas al ser de humanidad. Vamos a fusionarnos con el dialogo a la fuente, al Ser.
Para ir directamente al Ser, este tiene que observar su vida, lo que ha hecho y lo que él llama su vida. “Yo tengo mi vida”, dicen la mayoría de seres humanos, “yo he conformado mi vida y a lo largo de esta he hecho esto o aquello”. Bien, esa vida es la que tiene que observar e ir –escuchen y sientan bien- despidiéndose. Tienen que despedirse de lo que ustedes llaman vida para poder fusionarse con la autentica vida. Pasan de ser seres humanos a ser esencia divina, que con una palabra se define: pasan a ser Seres, Seres de energía que hoy pueden adoptar un cuerpo humano pero en dos instantes pueden adoptar otro cuerpo no humano. A ese ser es al que hablamos –recuerden- y al que ustedes deben fusionarse, y para ello, para fusionarse con su Ser, tienen que observar lo que llaman sus vidas e ir diciéndoles adiós.
¿Por qué si el hombre está lo que ustedes llaman “a gusto”, si el hombre esta de alguna forma “contento” con lo que vive, por qué tiene que ir diciendo adiós?
Recuerden que se les está induciendo para que decidan y sean ustedes los únicos que dirijan sus vidas. Y repetimos hasta la saciedad para que les quede bien grabado: sólo en la medida en que ustedes quieran ir hacia esa nueva vida, sólo entonces. Si están contentos, acoplados, conformados con sus vidas, está todo bien. Hablamos con palabras mayúsculas a ese Ser que se entiende, o así lo entienden estos que les hablan, que quiere ir más allá. Si es así tienen que ir despidiéndose de sus vidas para poder formar, fusionar y fusionarse con la auténtica vida. Mientras estén creyendo y actuando como tal con las vidas que llevan, recuerden que no cabe la posibilidad de nadar y guardar la ropa, no cabe la posibilidad de llevar las dos vidas paralelas, no cabe, entre otras cosas porque su nivel de energía, su tasa vibratoria es distinta en la medida que vayan fusionándose con su Ser, nada de lo que hoy llaman vida les servirá en esa medida que vayan adentrándose dentro de esa nueva vibración.
Y entren en el principio de la oración, dejen que las palabras les resuenen en su interior para poder comprender. Hoy no se les puede hablar, no se puede, si no es a través de este verbo. Pero no lo confundan con el verbo o la palabra coloquial a la que ustedes están acostumbrados, háganlo a través de ese eco que en su interior les haga ver o sentir la autenticidad de aquello que escuchan, porque si no es así lo dejaran en meras palabras. Tampoco ocurriría absolutamente nada, recuerden que todo está bien, sencillamente costaría más si quedan solo en las palabras a las cuales ustedes están acostumbrados. Pero no hay otro modo, hoy, para cercarse a ustedes y hacerles entender cuál es el nuevo camino a seguir. Por eso tantas veces repetimos: entren en ese silencio interno en que es mucho más fácil acercarnos a ustedes, entren en esa quietud para que a través de ella podamos estar más accesibles. Entre otras cosas, esa quietud y ese silencio en esta nueva etapa van a ser y están siendo uno de los requisitos para que el hombre se sienta más tranquilo, para que viva estos tiempos con un poco más de esperanza.
En la medida que dejen un tiempo para ese silencio interno y esa quietud de mente, verán esos atisbos de luz en su interior que les darán fuerza para continuar viviendo estos últimos coletazos en la Tierra.
Pero nos adentramos un poco más.
Les aclaramos cuando decimos “cuando aquel que así lo sienta comience a ir despidiéndose de su vida” para que no lo confundan: no es que van a despedirse de sus seres queridos, de sus trabajos, de sus haceres, no, pero sí internamente está en la disposición de estar de paso, pero un paso muy ligero, muy, muy, muy ligero, o lo que es lo mismo, no estar apegado a nada. Mientras continúa estando en esta vibración, lógicamente tendrá que tener un sustento que sostenga su cuerpo y sus necesidades, tendrá que relacionarse y, aparte de relacionarse, fundirse, ¡fundirse! con esas relaciones. De ahí que tiene que elegir sus relaciones, relacionarse con seres con quienes pueda fusionarse totalmente, al igual que consigo mismo, con esa tranquilidad y esa paz de que es lo que es sin dobleces. A eso llamamos “ir despidiéndose de la vida actual”.
El hombre, con su vida, esta apegado. Tanto, que cualquier imprevisto que él no haya decidido le hace entrar en un desasosiego que le genera enfermedad, en una preocupación que ya no cabe dejar espacio para atisbar una nueva forma de hacer. Está convencido de que es a través de esas relaciones, de esa vida que él ha conformado, que tiene que hacer ese cambio. Y no es así, no es así.
No todos –compréndanlo, siéntanlo-, no todos los seres humanos quieren hacer ese cambio; nos atrevemos a decir que son una minoría. Por tanto, la inmensa mayoría se está aferrando a algo que ya no cabe. De ahí que les decimos y les estamos preparando para que puedan ayudar a esos seres humanos que se han aferrado a esas vidas, a lo que ellos llaman vida, y que todo lo viven como enfermedad y catástrofe. Pero aquel que ya no está en ese estado es el hombre que tiene que apoyar, lógicamente, dando ejemplo de cómo se puede vivir en estos momentos con una sonrisa en la boca, cómo se puede vivir sin generar una enfermedad, cómo se puede vivir sin que le vaya –como la mayoría dicen- la vida en ello, vivir una vida más sencilla que hoy está aquí pero que puede, y así lo sabe, así lo siente y así lo decide, estar en otro lugar en cualquier momento.
Por tanto, no se aferren a la vida que llevan. Dense tiempo para entrar en ese nuevo estado de vida, un nuevo estado en el que las palabras no existen como ustedes las entienden. En ese nuevo estado de vida es a un nivel de sensación y fusión por amor, ese es el nuevo dialogo del Ser. Mientras estemos con este cuerpo físico sí necesitamos de estas palabras, sí necesitamos del verbo, pero seguido de un sentir, seguido o a la par de una sensación, que ese verbo me evoque un sentir, que me evoque una necesidad de fusionarme con aquel que habla.
Pues bien, si hoy el hombre quiere llegar a fusionarse con su Ser ha de ir diciendo adiós a esta vida a la cual se ha aferrado, tiene que ir soltando y dando importancia a esa nueva forma de ver la vida que es a través del silencio esté quien esté, es a través de relacionarse con un Amor con mayúsculas, no por parentescos, no por simpatías, aquel que haga que en mi interior resuene algo.
Vayan aquietando sus cuerpos físicos, dénse tiempo para todo lo que emprendan, vívanlo con la idea de que es para una nueva forma de hacer. Y ese tiempo y ese darse –se les repite- no es a través de la palabra, es a través del silencio y la quietud, silencio externo e interno, ahí la mente no habla, es ese silencio que comunica y se fusiona con otros estados de consciencia.
¿Por qué -quizás se lo hayan preguntado alguna vez- les hemos expresado en varias ocasiones que nos resulta más próximo acercarnos a ustedes a través del sueño?, ¿se lo han preguntado?: porque sus mentes están en quietud. Pero claro, en la mayoría de casos ustedes no son conscientes. Y de nuevo se les dice: depende de ustedes el que quieran hacer toda esta tarea conscientemente. Pero para poder hacerlo consciente tienen que parar la mente, por tanto, a un nivel físico tienen que dejar tiempo de quietud mental, de silencio mental y quietud física.
No se puede de otro modo hoy. No podemos llegar a ustedes cuando están dentro de una tarea, pues toda su energía o gran parte de ella está laborando en esa tarea. Pueden intuirnos, podemos acercarnos, pero nunca puede ser a un nivel consciente, pues no puede el hombre hacer dos cosas a la vez. El Ser puede hacer millones de cosas a la vez, de hecho las hace. Pero hoy están siendo hombres, hoy son seres humanos, más humanos que Seres.
Por tanto, nuevos requisitos, nuevas directrices, nuevas vías para coger nuevas formas de vivir: fusión con nuestro Ser, fusión con aquel, aquellos que elegimos, fusión con la Vida en mayúsculas, e ir despidiéndose de lo que el hombre llama vida.
Esto, poco a poco lo irán entendiendo porque lo van a ir viviendo. Y entenderán lo que hoy las palabras no les llegan, entenderán perfectamente a qué nos estamos refiriendo.
Todo se está poniendo en el lugar que le corresponde aunque el hombre así no lo crea, todo. Todo tiene una perfección tal que se asombrarían, hasta lo que ustedes llaman equivocaciones, hasta lo que no se atreven a hacer, es porque ha de ser de esa forma y no de otra. Todo está bien, recuérdenlo, todo está bien, no se agobien. Estén únicamente pendientes de cómo lo viven, cómo, eso sí. Estén pendientes de cómo lo viven, cómo viven su vida: que la viven a gusto, ¡adelante!, se les apoya sea la vida que sea. Cómo viven su vida, y si quieren algo mas porque así lo sienten, vayan a por ello, también se les apoya.
Están realmente sostenidos por la auténtica vida, ¡por la auténtica vida! Entiendan o no lo que se les quiere decir, tampoco importa. Y ustedes dirán: ¿qué es pues lo que importa? Su Ser, éste sabe, se habla a su Ser, al Ser, lo demás no importa, son sus personalidades, son la vida que sus personalidades han creado y eso, con todos los respetos, no es importante ni para ustedes ni para la Creación, son experiencias que han decidido vivir para fusionarse con su Ser.
Todas las explicaciones que les estamos dando, todas y cada una de ellas, son para hacerles comprender lo que está ocurriendo en estos instantes en sus vidas y en el planeta, pero que lo entiendan o no, no importa, no importa porque ocurre. Entonces, en la medida que ustedes quieran entender es en la medida que se han de involucrar, no más ni menos.
Un instante, sólo un instante de reflexión.
Así sea.
Amén.

18 octubre 2009

Acción y reacción

Ayúdense con la respiración para alinear sus cuerpos y ábranse a otra realidad.
Como ya van sintiendo, el ser humano no tiene límites, es la mente de éste la que marca sus límites.
El ser humano, como ya bien saben, es ese haz de luz que sin él saberlo ya está iluminando el universo. El ser humano es, si la mente le dejase, el infinito en donde caben todas las posibilidades.
Esta ley de acción y reacción es una ley que el hombre aun no ha llegado a entender porque sólo la vive a un nivel humano. Hoy vamos a ampliarla para que abriéndose a ese infinito lleguen a sentir lo limitado que ha estado hasta hoy el hombre, siendo éste consciente o no. Esta ley ha sido incomprendida y, por tanto, no usada, cuando todo lo que existe esta a la disposición del ser humano para ayudarle a éste a llevarlo a ese estado de iluminación que necesita y que hoy exige.
Cuando las leyes divinas se aprenden a usar, es lo que ustedes llaman la magia, es vivir constantemente en esa Creación infinita. Hoy se vive -como se ha dicho- sin comprenderla, por tanto, cuando el hombre algo no comprende lo vive como un castigo y observa que de sus actos, de sus acciones, automáticamente le viene una respuesta que, por regla general, la vive como negativa o como castigo. Lógicamente, no ha asociado su acción, ha vivido esa reacción como un hecho aislado, ¿comprenden?
Todo lo que el hombre en su densidad vibracional hace, todo lo que hace, lo que piensa, lo que siente tiene una reacción, bien sea a nivel energético si es mental, si es emocional, bien sea a un nivel físico si así ha sido el movimiento de energía, concreto. Pero en cualquier caso esa actitud del hombre, al no ser comprendida como una unidad, como un todo que lo ha vivido separadamente, vive la reacción como castigo y, realmente, cogiéndonos a las leyes humanas, a las leyes de los hombres, sí tienen esa razón de dar el nombre de castigo a las reacciones divinas, y no se dan cuenta porque no lo asocian, que es un resultado de sus propios actos.
Por eso vamos caminando minuciosamente por esa cuerda floja, por ese filo de la navaja desde un principio, dándoles poco a poco las herramientas para que ustedes mismos evalúen sus acciones, sus actos, sus pensamientos, siendo conocedores de las leyes divinas.
Y deben, como también se les viene diciendo, unificar todo lo aprendido, todo lo escuchado, todo lo asimilado, para darse cuenta de que todo tiene una razón de ser. Cualquier pensamiento, cualquier hecho que aparentemente si no se asocia en conjunto parece que no se sepa ni por qué se está pensando o por qué se están haciendo determinadas cosas, si fuésemos capaces de unificar todo lo aprendido nos daríamos cuenta que nuestros pensamientos, y por tanto nuestras reacciones ante la vida, ante nuestra propia vida, no son ni más ni menos que un reflejo de nuestros actos, bien momentáneos o bien actos anteriores, pasados; yo realicé determinado acto y lógicamente eso tuvo un resultado que en su momento no se vio porque no era el momento, pero ese acto tuvo una reacción; esa acción tuvo una reacción y al cabo del tiempo yo no comprendo el por qué porque no he unido la totalidad, voy caminando por la vida separándolo todo, todo, vivo fraccionado. Y así el hombre no puede unificarse con las leyes divinas.
Por tanto, eso es a nivel humano, el ser humano reacciona de esa forma. Y si ustedes piensan u observan sus vidas, se darán cuenta que así lo han ido viviendo a lo largo de estas reacciones no queridas por ustedes, no buscadas por ustedes en el momento, pero si retroceden y son realmente transparentes con ustedes mismos, se darán cuenta que en su momento engendraron esa acción, por tanto también la reacción.
Insistimos, estamos hablando a un nivel humano. Pero no deben dejarlo por ser a un nivel humano, recuerden que estamos en el interior de cuerpos humanos y es partiendo de lo que somos que podemos atisbar a la realidad del espíritu, pero hoy estamos en el interior de un cuerpo humano con las trabas de este cuerpo humano a todos los niveles. Por tanto tengan muy en cuenta que todo lo que ustedes están recogiendo que -entre comillas- no les gusta, lo han generado ustedes mismos. Todo, amplíenlo a todo: formas de pensar, formas de hacer, formas de encauzar la vida, enfermedades, disposición ante esa enfermedad, ante esa vida, ante su entorno…, amplíenlo porque va mucho más allá, amplíenlo. Todo lo que ustedes llaman su vida es un reflejo de sus actitudes, de sus actos, y eso queda ahí. Pasamos.
Si a un nivel humano todo tiene una acción y por tanto una reacción, si es una ley divina, ¿cómo creen ustedes que se está actuando a ese nivel de divinidad? Porque repetimos, estamos dentro de una ley divina, por tanto tienen que conocer cómo se desenvuelve esa ley divina con la vida humana. Recuerden que antes de escuchar esa ley divina tienen que asimilar, y esa quizás sea la clave si quieren que les resuene lo que van a escuchar, esa sería la clave para que ustedes trabajasen durante un tiempo, cada uno el necesario, para rehacer su vida.
Ante los acontecimientos humanos, ante todos los actos de esta humanidad, lógicamente está habiendo una respuesta, y esa respuesta ustedes como la humanizan la verán o la están viendo como un castigo divino. Otros que no crean en esa divinidad lo estarán viviendo como un cambio climático, otros que tampoco crean en ese cambio climático lo estarán viviendo como unas temperaturas o reacciones insólitas de la Tierra. De cualquier forma que ustedes piensen, se les dice: es una reacción divina ante un acto humano. Y ahí desearíamos que estuviesen templados para continuar escuchando.
Como la divinidad –recuerden- no castiga, como la divinidad es totalmente imparcial y pura, está adecuando espacios para poder albergar a esos seres humanos que no se hayan quebrado por sus actos. Ustedes escucharán en breve que galaxias han colisionado, que la Tierra se está descomponiendo. Y lógicamente, a un nivel humano, como ya tanto han escuchado, como ya tanto han visto, se quedaran idénticamente igual que están. Pero para aquellos que algo les resuene en su interior, para aquellos que hayan buscado ese mínimo equilibrio para que sus cuerpos puedan estar, observar y continuar, para todos estos seres de humanidad se están adecuando espacios que puedan albergar esos espíritus.
Y no se juzguen como bueno y malo, no se juzguen porque se queden igual, no se juzguen porque les dé por emocionalmente estallar, no se juzguen por nada. Ahora sí, observen, observen sus actos, porque en base a ellos ocurrirá esa reacción. Pero es normal, es natural, es una ley, no se pueden saltar las leyes, las divinas. Por eso les decíamos que se les está apoyando para que todo lo que escuchen, todo lo que vivan les resbale para que sus cuerpos se mantengan en el equilibrio mínimo para poder estar, hoy, en el planeta Tierra, y mañana no. Pero poder estar, poder continuar estando.
Se les está ayudando a ello, lo cual no quiere decir que no sean conscientes de lo que está ocurriendo, de ahí que les decimos: no se juzguen por sus reacciones, están ante lo imprevisible, no pueden saber cómo van a reaccionar, pero tampoco juzguen a otros seres que no reaccionen como ustedes. Todo ocurre en base a esa ley y todo está bien, todo permanece en equilibrio. Es una reacción a actos del hombre pero que se está haciendo. Todo, todo, y nada como castigo.
Eso y así es la vida, esa es la vida. Hay seres que se equivocan, seres que no actúan, pues no ocurre nada, todo tiene una causa y un efecto, una acción y una reacción, no ocurre nada. Nada se termina, todo es una gran continuidad, pero -se les repite- sean conscientes porque es la consciencia la que les va a permitir flexibilizarse, no quebrarse.
A un nivel humano observen sus cuerpos, sus huesos, observen los huesos, recuerden que se les ha dado una idea de cómo alimentarse para que esos cuerpos sean más flexibles, que se les han dado ideas para observar sus vidas sin juicio ni prejuicio y enmendarse en lo que cada cual observe que debe avanzar.
Tienen muchos datos para que, si quieren llegar a ese momento con equilibrio y armonía, puedan hacerlo. Pero de nuevo depende de cada uno de ustedes lo que haga con todo el conocimiento que tiene, depende de lo que quieran ustedes alcanzar. No depende de estos servidores, no depende tampoco de la divinidad, recuerden que la llevan en su interior y son ustedes, dentro de esa libertad, los que deben de adecuarse para llegar a ello.
Tienen, y se les dará, mucho conocimiento para poder comenzar a andar hacia ese punto de luz que hay en su interior. Éste es el que les va a ir indicando el momento y el lugar, y ustedes, unos muy conscientes, otros no tanto y otros dormidos, van a llegar a hacer ese tránsito.
Pero continuamos con las leyes divinas. A causa –repetimos- de la acción del hombre, el Cielo tiene una reacción. Sí, esa reacción, como venimos diciéndoles en otras ocasiones, el hombre debería de vivirla con armonía. De hecho toda la ayuda que tienen ustedes a través del sueño, a través de estos servidores, a través de seres que están entre ustedes físicamente y que todavía no son conscientes, se les está ayudando, se les está dando un aporte de energía mayor para que puedan hacer ese tránsito en armonía.
Créanlo, siéntanlo, hasta incluso medítenlo, plantéense que sus cuerpos les acompañan porque es necesaria la acción para que haya una reacción, recuérdenlo. Imagínense, solo imagínense, que se necesitase de seres humanos totalmente despiertos, totalmente en armonía, que ya sintiesen ese Amor con mayúsculas que es el que todo lo puede, para servir en estos momentos a la Tierra. Rectificamos, en momentos muy próximos. Imagínense que los necesitásemos. Sería con sus cuerpos, porque sería para una acción ya, rápida, ¡ya!
El hombre necesita de su cuerpo, entiéndanlo, en este planeta necesita de sus cuerpos. Siempre su espíritu ha necesitado de estos cuerpos, por eso han nacido y renacido en el planeta. Si se necesitasen sus ayudas sería con sus cuerpos. Si sus cuerpos no los cuidan no van a poder ser servidores a ese nivel humano y físico, entiéndanlo. Es un ejemplo, pero no lo pierdan, porque puede ser un hecho real que se les necesite, todo depende de la acción del hombre.
Y ustedes, seres buscadores, seres despiertos, tienen el deber, que no la obligación, el deber, de cuidar sus cuerpos. Cuiden sus huesos, aliméntense bien, aliméntense de vida, recuerden, coman natural y poco. Hagan que su vibración se eleve a través de los alimentos porque es más rápido, no por nada más, porque es más rápido. Y en este momento la Tierra necesita de acciones rápidas.
Entren en armonía en su interior, agrádense, ámense, hagan que sus cuerpos se vitalicen a través de ese amor por ellos, háganle sentir al cuerpo que van a comenzar una nueva función, que van a ser premiados por ello.
Como les decíamos, pacten. El ser humano está acostumbrado a pactar y a romper esos pactos, por supuesto, pero no se atrevan a romperlos. Pacten con su mente, con sus cuerpos, pero a través del amor. Denle amor, no palabras, quiéranlo pero con un propósito, recuerden que el culto al cuerpo hoy no sirve. Recuerden todas las oraciones, únanlas, no sirve el culto al cuerpo, ámenlo desde el interior, háganle ver y sentir que va a ser su arma más valiosa para poder hacer, actuar cuando se le necesite. Y se le necesitará en la Tierra y así, sus espíritus en el interior de sus cuerpos serán grandes servidores de luz, grandes servidores de luz.
Acostúmbrense a escuchar y ver más allá de lo humano. Acostúmbrense aunque sea a través de un niño, a través de un humano, a través de otro ser que tengan enfrente. Acostúmbrense a escuchar y ver a alguien más grande que ese hombre que les está hablando, a alguien más que esa mujer que estoy viendo, háganlo grandioso, hagan sentirse y sentir que somos seres realmente privilegiados por el momento en el que estamos viviendo, por el momento, el grandioso momento del despertar de la Tierra, del despertar del hombre. Y podemos verlo físicamente, y podemos actuar físicamente, y por tanto habrá una reacción divina ante todo eso humano si lo elevan.
Aquel que tengo frente a mi es un hombre de carne y hueso, pero estoy viendo a un dios personificado y estoy actuando en base a lo que veo. Que todos los actos a partir de ya, todos, sean esa ofrenda, esa ayuda hacia el planeta y hacia los seres que están apoyando al planeta.
Tantas veces han querido ayudar, tantas veces han dicho y expresado en voz alta la gran necesidad de ayuda… Ahora se les está pidiendo. Cuiden sus cuerpos para que su espíritu, que reside en ellos, pueda actuar inmediatamente a la voz de ya. Cuiden los huesos que sostienen sus cuerpos a través de la alimentación y la respiración.
Vean que todo aquel que les rodea, incluido uno mismo, esta ofrecido a una gran misión, por tanto tengo que verlo y actuar en consecuencia a esa gran misión, porque yo así lo decidí antes de nacer y así lo he querido durante toda mi estancia en la Tierra. Actuando así no les quepa la menor duda que escucharan por ustedes mismos lo necesario para cuidar sus cuerpos, lo necesario para ir donde se les llame, y no lo tendrán que escuchar por nadie, lo escucharan cada uno de ustedes mismos.
El tiempo es ya, solo marca sus tiempos la acción del hombre. Decirles en dos, en tres, en cuatro, en cinco meses no sería correcto porque lo marca la actitud del hombre, la acción del ser humano. La reacción que pueda ser de tiempo medido, va en base a lo que el hombre de, a la acción que de. Pero no estamos hablando ni tan siquiera de un año humano, hablamos de un tiempo corto, hablamos de que a través de su energía, a través de sus vibraciones, las cuales se modifican a la vez con sus formas de pensar y sentir, pueden ayudar a que el transito, sea de meses o de años, sea en armonía.
Poco importa el tiempo, pero no hablamos de muchos años, no hablamos de “lo veré o no lo veré, o serán mis descendientes o no”, no, es ya. El ya lo marca el hombre, se repite, lo marca el hombre, pero hablamos -en sus tiempos- de muy poco tiempo. Y se les ira diciendo en base a la acción del hombre. Ayuden, ayuden a esa acción del hombre con sus actos para que la reacción del Cielo sea lo más armónica posible para el hombre.
Recuerden, tienen muchos datos y mas que se les darán, para comenzar a caminar hacia ese dar y darse. ¡Tantas veces lo han pedido, tantas!, recuérdenlo. ¿Tanto se les está pidiendo?, ¿tanto? ¡Si solo se les pide lo que ustedes tanto han pedido! De nuevo es una reacción, ¿observan? Es una reacción a lo que ustedes han pedido a través de sus actos, ¡cuántas veces, años, casi conscientemente desde su nacimiento en esta nueva etapa!
Ahora es momento. Pero de nuevo se les deja que sientan y se involucren hasta donde ustedes quieran. Siempre recordándoles que, sean las acciones que tomen las que sean, sea la ayuda que den la que sea, constantemente a ustedes se les está ayudando, se les está acogiendo, y sea cual sea su decisión siempre serán acogidos.
Así sea.

16 octubre 2009

Buscando el Centro

En el encuentro anterior hablábamos de la búsqueda de la armonía. En este, la búsqueda es hacia el centro del hombre.
Lógicamente, cuando el hombre busca el centro tiene que ir acompañado de la armonía: armonía interior, armonía exterior, armonía de ideas, armonía de hechos, para, sin tan siquiera saberlo, llegar a ese encuentro con su propio centro, con su esencia divina. Existe y está ubicada en el hombre, pero como tantas cosas que existen en su interior, desde su parte divina, su parte sagrada, y el hombre no conoce o reconoce pero están, pues este centro existe físicamente y es trabajo suyo el llegar hasta él.
Muchas veces se ha hablado que el hombre debe reconocer lo que es suyo y lo que es impuesto por otros, lo que es su necesidad y las necesidades impuestas por él mismo. Mucho se ha hablado sobre la fuerza que tiene toda la parte que le rodea, incluidos los demás seres humanos que están pero que no son él, y que se deja arrastrar por lo que no es él. Hemos hablado de todo ello para llegar a recordarles que en su interior existe ese centro, punto de armonía y equilibrio para hacer que su personalidad y su esencia divina, su espíritu, encuentren una comunión, una unión.
Y también se les ha recordado que toda la actividad que usan a lo largo del día, siempre buscando fuera, buscando lo que sea, pero siempre fuera de uno, todo lo que el hombre busca, sea lo que sea, siempre lo busca fuera, sea conocimiento, sea lo que fuere, y es en su interior donde deben buscar. Y ahí el hombre se pierde, se pierde con cosas ajenas a él que le gustan, que le apetecen, que lo embelesan pero lo entretienen, lo atrapan.
Es preciso que, en la medida en que cada cual necesite, sean ustedes los que evalúen sus necesidades. Cada cual, según su necesidad, debe descubrir qué es lo que necesita y qué es lo que su personalidad le pide o quiere, y una vez descubierto, si lo que buscan y quieren es ir hacia su propio encuentro, deben apartar de ustedes aquello que les aleja.
Al principio es una tarea bastante ardua, porque están habituados a conseguir todo aquello que les hace gozar -entre comillas-, y cuando el hombre se divierte, lógicamente esta entreteniendo esa búsqueda, ese anhelo. No es que no pueda divertirse, pero tiene, si así es lo que quiere, que divertirse y encontrar ese gozo en la búsqueda de sí mismo, porque realmente es lo que le va a enseñar el autentico gozo, el encontrarse y reconocer quién es.
Eso de antemano les va a suplir cualesquiera otras necesidades, tanto físicas como espirituales, les va a dejar plenos. Pero sobre todo, en esa búsqueda hacia el centro de uno mismo, lo que van a lograr es poder dar esa respuesta que quieren ustedes dar, que hoy es mental. Pero en la medida que encuentren ese centro, toda su actitud va a estar realmente en mostrar quiénes son y en hacer lo que han venido a hacer al planeta. Todo lo demás son entretenimientos que sus mentes y sus necesidades mentales les hacen tener para no llegar a ese fondo.
Por costumbre, por inercia, por comodidad, esa es la gran lucha que tiene el ser humano hoy. Por una parte quiere encontrar esa fusión con la esencia divina, y por la otra quiere llevar el mismo ritmo que su mente le marca, que sus necesidades le marcan. Es incompatible, por eso hemos comenzado diciendo: “sean ustedes quienes evalúen sus necesidades”. Pero si sus necesidades son profundas tienen que ir eliminando todos esos obstáculos impuestos por su mente, obstáculos de necesidades, obstáculos que se les ponen delante para ver la flexibilidad y la profundidad de lo que cada cual quiere o necesita, obstáculos en gran medida impuestos por el hombre, por él mismo, y en otra cierta medida por los seres que les ayudan y apoyan para, de nuevo, fortalecerles.
Recuerden que están entrando en ese manantial de energías nuevas, para lo cual tienen que prepararse, ponerse fuertes emocional, mental y físicamente. De ahí también que se les apoya haciendo que en gran parte, problemas, que así los viven ustedes, que solo son experiencias necesarias para su evolución, se les está apoyando para que esos “problemas” no les impregnen demasiado y los quiebren.
¿Recuerdan que les decíamos: “intenten que todo lo externo les resbale, que cerraran los poros para que todo resbalara”? Pues se está apoyando a toda la humanidad para que esos llamados por ustedes “problemas” sean más ligeros, porque en ese tránsito en que están sumergidos, el hombre es quebradizo, es un recién nacido, y tanto los apuros, las necesidades que este se ha impuesto, los problemas que no son tales pero así lo vive, todo, todo lo introducen en lo más profundo haciendo que su fortaleza de espíritu se quiebre, enfermando sus cuerpos y quedándose -que eso es lo más peligroso- atrapados en lo que ustedes llaman su vida, sus problemas.
A todo ello se les está ayudando porque el momento necesita de esa ayuda, el hombre necesita de esa ayuda. Y aunque ustedes no lo crean -se les repite- se les está ayudando, y una de las formas es la ya nombrada, hacer que todos los problemas no los vivan como tales, hacer que vean sus dificultades, pero salvables, ver que crecen detrás de una dificultad, que esa dificultad les ha dado más ánimo para continuar. En todo ello no están solos. Si ustedes fueran capaces de ver la energía que están recibiendo el planeta y los seres humanos, seria para mostrar las gracias y dejar las quejas a un lado.
Se trabaja contra reloj con todos ustedes, contra reloj. Lo que ustedes hoy no comprenden, lo que ustedes hoy no ven, lo que ustedes hoy ni tan siquiera atisban, todo ello se les está configurando. Están creando una nueva atmosfera para poder acoger a todos los seres que estén en su centro, de ahí que es importante que cada cual reconozca la ayuda que se les está mostrando, que se les está dando a nivel colectivo e individual, y poner todas esas fuerzas, poner todo ese ánimo en salvar lo mejor con la mayor dignidad.
Esos problemillas o dificultades que se les presentan en su vida diaria son solo experiencias, recuérdenlo, no se impregnen de ellas, son experiencias para crecer, experiencias para el alma. No pueden entrar en esos recintos sagrados con esas dificultades para entender su propia vida. Dado que no entienden, dado que todavía no están al cien por cien despiertos, cuanto menos, valoren y sientan la gran ayuda que está teniendo en estos momentos la humanidad. Eso ya es un paso de humildad, un paso hacia el agradecimiento que el hombre debe mostrar por tan semejante ayuda.
No se quejen por sus vidas. Eleven esos problemas, eleven esas dificultades, pidan ayuda a su centro, a su interior donde reside el que sabe. No busquen fuera absolutamente nada, porque nada van a encontrar. Es tiempo de buscar hacia adentro. Es tiempo de encontrarse con su centro, con su alma. Es el momento divino para hacer esa fusión. Todo lo demás que busquen son entretenimientos, y no está ni mal ni bien, recuerden, no existe la dualidad, ni el mal ni el bien, existe una necesidad que cada cual debe sentir con qué fuerza clama e ir a darle lo que clama.
Sepan distinguir cuando se están entreteniendo voluntariamente o cuando se están dejando arrastrar por la masa, una masa ciega, una energía potente, no la subestimen. Cuando el hombre está durmiendo, cuando tiene los ojos cerrados, tiene una energía que atrapa esa energía sutil y le hace desear necesidades que ni tan siquiera pasaron por él.
Y no se quejen por el momento en el que están. Al contrario, den gracias por estar participando de este nuevo amanecer, y recuerden que todo lo que se les está presentando en sus vidas es para templarlos y que puedan ingresar en esa gran burbuja.
¿Cómo encontrar su propio centro? ¿Recuerdan cuando hablábamos de la resonancia? Cuando algo resuena es porque está en vacio, una resonancia no puede como tal vibrar si no está hueca, vacía. Para poder encontrar ese punto de encuentro solo es necesario sentirse en vacio y desearlo, el centro viene hacia ti. Tu disposición es la de entrar en vacio sin que los pensamientos penetren, con un cuerpo tranquilo para que no moleste, y lógicamente, en el tronco del hombre, porque es un tronco hueco donde puede tener cabida esa vibración. Y resuena en el interior como las palabras cuando salen por la garganta, y esa resonancia despierta a esa conciencia y le hace recordar su unión con el hombre. Ahí la fusión voluntaria por parte de la personalidad del humano. Por tanto, lógicamente, si esta en el interior del hombre no se puede buscar fuera, por tanto tampoco importa el lugar donde uno busque, puesto que está en el interior.
Todo lo que el hombre necesita para llegar a ese vacío es una necesidad de equilibrarse, de armonizarse, pero no es necesaria para encontrar o llegar al centro, son adornos que se pone el hombre y que si los necesita para llegar ahí está todo muy bien, pero recuerden que es en la quietud allá donde elijan estar en quietud, es en el vacio total de pensamientos allá donde uno quiera estar en vacio. ¿Comprenden por qué el lugar no es tan importante? Ahora bien, si ese lugar hace que la persona esté en pura armonía, bendito sea el lugar, pero no se empeñen, que no interfiera absolutamente nada físico ni de pensamiento para poder fundirse con esa esencia que hay en el interior del hombre, con ese centro vital. Todos los problemas que el hombre se ponga se los está poniendo él, no existen, porque en cualquier lugar si así lo desea, puede quedar en quietud y en vacio.
Todos los impedimentos que la mente pone al hombre son producto de ella, es la mente la que los pone, no los hay. El hombre ha hecho de su vida un gran problema, y no es así, no existe. Desde que nace lo educaron para vivir una vida llena de dificultades, de tristezas, de lamentos, y no existe tal vida, eso más bien lo podríamos llamar una muerte lenta. Es lo que ustedes han creado y llaman vida, pero es una ilusión, no existe lo que están viviendo, es parte –recuérdenlo- de una experiencia necesaria para el alma. No la atrapen como vida, no es vida, es una experiencia más de la autentica vida.
Y la autentica vida no depende de este cuerpo físico, pues el hombre es esencia. Y es hacia esa esencia que queremos ir con nuestro cuerpo físico, para encontrarla. Pero el hombre –repetimos- es esencia y adopta mil y una formas, y en un preciso momento y lugar optó por una forma humana, pero esa forma humana es una ilusión momentánea para vivir unas experiencias en este planeta, recuérdenlo. No se impregnen como si fuese la vida, no lo es, es una experiencia más. Háganlo como un juego, y si no les gusta el juego cámbienlo, porque es un juego, es una experiencia que coge el alma para llevársela a su lugar, a la autentica vida, y es ahí hacia donde están entrando.
Pero a la autentica vida se entra despiertos, se entra conscientes, de ahí que esa burbuja está siendo creada para el hombre que está despierto, para aquel que quiere hacer ese tránsito consciente, y para eso no hay elucubraciones.
Sus mentes les preguntaran: “¿lo hare bien?, ¿lo hare mal?, ¿será así?, ¿será asa?, ¿qué debo de hacer?” Se les está diciendo: ir al encuentro de la esencia que reside en su interior. La esencia que reside en el interior necesita que conscientemente se vaya hacia ella para ella poder fusionarse. Es entrar en quietud, quedar en vacío y llamarla, y esta acude a la llamada. Esa vibración es tan poderosa, es tan mágica que cuando encuentra el camino correcto se fusiona, y todo, todo lo que ustedes están escuchando, todo lo que ustedes intuyen, todo lo que ustedes presienten se da al instante, y ahí se dice: han culminado su tarea, ahora sí pueden ir a su casa –con mayúsculas-, a su hogar, a su autentica vida. Mientras tanto son experiencias, es el gran juego que adoptan para impregnarse de lo necesario, experiencias necesarias, vibraciones que simultáneamente están enriqueciendo al espíritu, y las están encontrando aquí, en este planeta, dentro de estos cuerpos.
Así de grandiosa es la autentica vida. Pero si ustedes hacen de sus pequeños o grandes cuerpos el todo, de sus vidas el todo, ¿qué van a encontrar si ya creen tenerlo todo?, ¿qué pueden encontrar?: nada. Si creen que esta vida es ya la autentica vida, si creen que sus cuerpos es lo máximo que pueden alcanzar, pues ya lo tienen, no busquen mas. Es que es más sencillo de lo que sus mentes les muestran, es muy sencillo. Si ustedes creen que la vida es lo que están viviendo, si creen que todo es su cuerpo y sus dolores o sus maravillas, si creen que todo lo tienen ya, no busquen más, gocen de lo que tienen. Pero si realmente hay una necesidad vital porque intuyen, presienten, o llámenlo como quieran, que esto es una pequeña facción de una gran, grandiosa idea, no se queden atrapados en sus cuerpos, ni en sus cuerpos ni en sus experiencias, vívanlas como eso, una experiencia que viene, la tomo y la suelto. Cualquier tinte que se le ponga a esa experiencia como buena, mala o regular, ya es su mente; la experiencia es la experiencia.
No se dejen atrapar, es muy sencillo, todo es muy sencillo. La gran problemática es lo que sus mentes quieren hacer y ustedes dan por bueno, que como son sus pensamientos es lo real o lo correcto. Ni es real ni es correcto, de ahí que se les dice en cada encuentro y cada vez con más ahínco: no se dejen arrastrar por sus pensamientos, vayan a la sensación, a la sensación, vivan tras la sensación, que no sea la mente la que dirija sus vidas.
La mente no quiere entrar en ese estado de conciencia, entiéndanlo, no quiere entrar, se resiste a no ser ella la poderosa. Al resistirse hará que crean que sus cuerpos enferman, hará que crean que sus vidas son caóticas, hará que crean que es lo único que existe para encerrarlos bajo llave. Ahí son ustedes mismos quienes la tienen que acallar.
Entren en dialogo con ella: no me des más órdenes, tú estás, sí, estás, pero estás a la disposición de mi sentir, y siento blanco y tu vas a actuar en blanco, y si no tranquila, no te voy a obedecer. Hablen con sus mentes, y una vez entrados en ese dialogo hagan que calle, sí: ahora no te toca hablar, estoy relajándome, estoy entrando en mi interior, luego hablamos. Trátenla como si de otro ser se tratase: ahora te hablo, ahora no, ahora es tu turno, ahora te callas… pero con contundencia, como el que sabe, porque saben.
Recuerden que únicamente se les orienta hacia un recuerdo, pero ustedes saben. Repliquen como el que sabe.
Que así sea.

26 septiembre 2009

Buscando la armonía

Hace un tiempo les comunicábamos la necesidad que tenía el hombre de encontrar su propio centro, la importancia que tenía el que cada cual, cada ser humano, encontrara su sintonía.
Hablábamos de la frecuencia vibratoria que está teniendo lugar en el planeta Tierra, en su planeta, y cómo esa frecuencia vibratoria estaba influenciando la frecuencia de vibración del hombre. Y les aconsejábamos que unificasen, que sintonizasen con la frecuencia vibratoria del planeta.
Hoy se les dice que deben buscar la armonía en sus cuerpos. Y vamos a profundizar la gran importancia que tiene en estos momentos el encontrar esa armonía.
El hombre tiene demasiada documentación teórica. El hombre tiene mucho conocimiento mental. El hombre ha dado mucho de comer a su mente, ésta ha engordado tanto que ha desequilibrado su cuerpo y hay que buscar el equilibrio para que exista esa armonía.
El hombre ha dado tanta y tanta importancia a esa nutrición mental que ésta hoy le está pasando factura. Se ha hecho la dueña y señora de todo el cuerpo, de cada uno de los órganos, de cada una de las sensaciones. ¿Cuánto cuesta hoy encontrar que un ser de humanidad se deje guiar únicamente por esas sensaciones que su cuerpo le emite? Dificilísimo, porque tras una sensación, la mente la atrapa, la quiere encasillar y consigue hacerlo, consigue darle nombres, fechas y lugares, por tanto deja de ser una sensación. Ya la mente la ha dirigido para que responda como ella quiere que lo haga en base a todo el conocimiento adquirido por una sociedad caduca, por una mente que ya no procede.
Hay que buscar la armonía. El hombre debe flexibilizarse hasta tal punto que parezca que todo, acontecimientos, pensamientos, actos, le resbalan. Cualquier hecho que ocurra a su alrededor, cualquier pensamiento que su mente le mande, tiene que resbalar por él sin quedarse absolutamente con nada.
Deben buscar la armonía. Y para ello, además de flexibilizar esas ideas rígidas, esas emociones enquistadas, esos sentimientos, además tienen que idear la forma de que durante algunos momentos al día dejen la mente totalmente en quietud. Es una obligación que se les recomienda acepten para que en ese estar de quietud el espíritu pueda encontrar dentro de sus cuerpos ese punto de equilibrio. Porque recuerden que aparte de todo lo que ustedes ya saben que hay en su interior, reside su espíritu, y éste no encuentra en el cuerpo un momento de armonía.
Imagínense, como tantas veces han escuchado, que sus cuerpos son templos y en ellos reside el alma, el espíritu. Y ese templo debe estar en armonía. Y sus cuerpos no están armónicos. Sus mentes dirigen cualquier acto de sus vidas, cualquier momento de sus vidas, son estas las que los dirigen. Recuerden y aúnen todas las oraciones que están escuchando: la mente ha tenido y tendrá su momento pero en éste es necesario aquietarla, flexibilizarla, dar la posibilidad de que todo pueda ocurrir, no lo clasifiquen, no dejen que esta lo clasifique porque si es ella la que clasifica los hechos éstos no pueden cambiar, y estamos en el momento del cambio.
Si volvemos al principio y les volvemos a recordar que todo es energía, que cada ser de humanidad vibra con una tasa energética, esa tasa energética produce una resonancia en su interior que hace que sus cuerpos se armonicen o se desarmonicen.
Tenemos la necesidad de aunarnos con esa vibración del planeta que ya no es la que nuestro cuerpo tiene. Tenemos la necesidad de observar los cambios de la naturaleza para así replicar dentro de esos cambios de modo que nuestro cuerpo se armonice y tenga similar vibración al planeta. De otra forma el cuerpo enfermará, ya que el hombre no puede convivir dentro de un planeta que no corresponde a su misma frecuencia, no puede.
Dentro de este cambio de vibración, el hombre primero debe saber qué ha ocurrido o sentir qué está ocurriendo y adecuarse y replicar en consonancia para poder tocar la misma melodía. Por eso necesita encontrar el equilibrio para que éste lo armonice.
Muchas veces insistimos en que aquieten su mente, en que no le den más alimento del necesario. Les hemos explicado cual es la función de ésta y hoy no vamos a entrar de nuevo en detalles. Pero la mente tiene una función que hoy debe ser parada. Para alcanzar esa armonía, hay que dar a la mente su alimento y al alma el que le corresponde. Y hoy necesita poco alimento la mente y mucho alimento el alma.
La forma de alimentar a ese espíritu, a esa alma, es lo que hoy vamos a sugerir, recuerden, a sugerir. Deben de sentir lo que a cada uno le resuene y obrar en consecuencia. Pero se les sugiere para que adecuen ese cuerpo, esa vibración corporal, a la del planeta.
Deben de observar su alimentación. El cuerpo tiene demasiada alimentación, está sobrealimentado. El cuerpo necesita de alimentaciones más sutiles. Ya no necesita, y sientan lo que están escuchando, como necesidad el cuerpo ya no necesita, es más, puede rechazar la alimentación que hoy se le da. El cuerpo debe alimentarse de cosas naturales y desechar todo lo que no sea natural. Y poco, aliméntense lo justo, lo justo y necesario para las tareas que cada cual ejerza, más bien menos que mas. Traten de aliviar al cuerpo de desechos animales, traten de aliviarlo, eso les va a producir mayor flexibilidad corporal, mental, emocional y sentimental. Traten de incrementar las frutas naturales.
Traten de oxigenarse al aire libre. Comprueben sus vestimentas, vayan con colores armónicos, desechen las tonalidades oscuras aunque estén de moda. Usen perfumes suaves, muy suaves. Y dejen espacios de quietud para su mente.
Actuando de esa forma ayudarán a ese cuerpo a que asimile esas nuevas vibraciones. Tienen que sutilizarse, elevar esa vibración, vibran muy densos, la humanidad vibra muy densa. Tienen que vibrar más sutil, más rápido, como hoy lo está haciendo la Tierra, de ese modo sus cuerpos se sintonizarán, no enfermarán.
No pueden –repetimos- coexistir dos vibraciones distintas en un mismo planeta. Todo aquel que en este tiempo -no decimos tiempo venidero-, actualmente, momentáneamente, no se sintonice con la frecuencia del planeta, enfermará. Es lógico, entiéndanlo, y se les da, se les da las recetas -entre comillas- para que ustedes adecuen esa vibración corporal a la de su planeta para que este continúe acogiéndolos con salud, con armonía.
Cuando ustedes cambien, cuando flexibilicen esa forma de actuar con sus cuerpos, con su mente, notarán más la sensación de flotar, notarán más las sensaciones sutiles de esos perfumes no humanos. Porque en la medida que el hombre se sutiliza entra en esa otra dimensión que ya está preparada para acogerle donde todo es distinto. Y es cuando pueden entrar a eso que hasta hoy se le llama novedoso.
Ahí podemos entrar aunque aparentemente estemos dando recetas para el cuerpo, aparentemente. Lo tenemos, lógicamente, tenemos un cuerpo el cual hemos decidido llevarlo con nosotros, por lo tanto es aparentemente. Damos recetas para el cuerpo. Estamos entrando en otra dimensión de la cual ya hemos hablado en otros momentos. El hombre vive y convive dentro de varias dimensiones aun sin él saberlo, y esas dimensiones, esos estados de conciencia que coexisten entre sí, se alcanzan cuando se cambia el nivel de vibración del cuerpo.
A uno le es más bonito decir:”me estoy trabajando la mente con meditación, me estoy trabajando la mente con oración, me estoy trabajando la mente con ejercicios místicos, estoy…” Pero, ¿es real?, ¿han flexibilizado sus caracteres?, ¿han dejado que los acontecimientos que ustedes llaman malos, buenos o regulares pasen sin impregnarse de ellos?, ¿han conseguido estar momentos al día con la mente transparente y serena, con las emociones tranquilas y en armonía, con sentires totalmente apaciguados, en paz? Porque si no es así, por más que trabajen con la mente, contorsionen sus cuerpos, oren, no les va a hacer vivir o vivenciar ese estado de consciencia porque es un trabajo individual que deben hacer con todo lo que ustedes tienen. Tienen un cuerpo, tienen una mente, tienen unas emociones, y esto tienen que armonizarlo para que todos estos atributos, incluido el cuerpo, puedan ser elevados de vibración y entrados de lleno a esos niveles sutiles de conciencia.
Cuando ustedes escuchan: “son tiempos en los cuales el hombre puede escuchar la llamada y acudir a esta llamada”, ¿cómo se imaginan que pueden acudir a esa llamada?, ¿cómo se lo imaginan?, ¿pueden imaginárselo con esta forma de pensar actual, con esta forma de sentir actual, con este cuerpo actual, con esta vibración actual? Porque no se les dice que han de pasar por el tránsito de la muerte para que vean y vivan esas dimensiones, no es momento de ello y se les ha repetido muchas veces. Pero para que puedan atisbar, entrar, vivir y convivir con esos seres que están esperándoles en esos niveles de conciencia sutiles, tendrán que trabajar con sus cuerpos, con sus mentes, con sus emociones, con todo lo que son ustedes.
Nadie lo puede hacer por ustedes. Pasa por la alimentación, pasa por su forma de vestir, pasa por la flexibilidad de sus mentes, por lo que ustedes emanan y a la vez por lo que recogen de otros seres. Recuerden que todo, todo está mezclado y entremezclado, sus mentes, sus ideas, sus emociones, todo. Un acto que parezca voluntario igual es un acto reflejo de otro ser pero que inconscientemente lo hemos hecho nuestro.
Estamos entremezclados los unos con los otros, por eso de nuevo repetimos y hacemos alusión a otros encuentros: primero deben sentir quienes son, conocerse, si son ustedes o es que están respirando algo de los demás y se están impregnando de ellos. De ahí que les decíamos: “observen la vida como si no fuera con ustedes, que les resbalen los acontecimientos sean estos como sean, los califiquen ustedes de la forma que quieran, pero que les resbalen”. Sencillamente con el trabajo de ustedes mismos con ustedes mismos ya tienen mucho que hacer para, en poco tiempo, en corto tiempo, elevar esa vibración.
Tienen la necesidad, como seres de humanidad, de introducir nuevos esquemas en su interior. Y para ello deben cambiar radicalmente sus conductas, entre ellas la alimentación. Es muy importante, muy importante, están alimentados en exceso y con fragmentos descompuestos. Aliméntense de vida, ¡aliméntense de vida!, y poco, no necesitan tanta alimentación. Déjense llevar por su intuición, que la tienen, desechen por costumbre las comidas copiosas, las bebidas en exceso, los empachos mentales y físicos, dense la oportunidad de sentirse ligeros, livianos, flexibles de mente y cuerpo. Eso es tarea de cada cual a partir de ya que saben cómo conducirse.
Si el hombre tiene cinco sentidos, que dicen tener cinco sentidos -tienen muchísimos más sentidos pero no los trabajan-, aun esos cinco les van grandes, y es más, en la mayoría de seres se están atrofiando. El olfato, en la mayoría de seres humanos se está atrofiando. El tacto, la mayoría de seres no lo trabajan, no se tocan, no se abrazan, no se sienten a través del tacto. No se trabajan las miradas. Es todo a lo bruto, todo marcado por esas pautas densas, densas, que embrutecen al hombre.
Ya no es tiempo de ello. Tanto el hombre como la mujer deben recoger esa armonía que desprende el género femenino. Y no como masculino y femenino, sino como mujer, como feminidad, como flexibilidad, como dadora de vida.
Ya los tiempos de la densidad, de la fuerza, de la grosería como cosa gruesa, fuerte y grande dejaron su sello, pero lo dejaron, ya no es tiempo. El planeta vibra con una frecuencia sutil, la que a él le corresponde. El hombre debe hacer lo mismo. Y para ello no lo volvemos a repetir, ya tienen datos para sutilizar, para agilizar la vibración.
Deben sintonizarse con otros seres del universo los cuales tienen una frecuencia superior, hoy, a la de ustedes. Deben sintonizar ustedes esa misma frecuencia. Ellos mandan y mandan energía para ayudarles a hacer ese tránsito. Con sus pensamientos, con todo su corazón mandan a la Tierra y al hombre ayuda para que éste eleve la vibración, pero ya está en el hombre el hacerlo.
En la medida que cada cual profundice con todo lo escuchado e incorpore algo de lo escuchado, así él mismo sentirá qué está ocurriendo en su interior.
Tienen toda la ayuda, toda, siéntanlo así. A cada paso que ustedes dan, toda la ayuda se les ofrece. Es tiempo de eso, recuérdenlo. No nos cansamos de insistir, es tiempo de ayuda y es tiempo de que esa ayuda se ofrezca. Siéntanlo. Es tiempo de que la ayuda se ofrezca.
Una vez incorporada, una vez trabajada ofrezcan, ofrezcan lo que ustedes hayan asimilado, porque estará ya en su interior y será ese reflejo necesario para mostrar que se puede, que el hombre puede con todo lo que acontece en el planeta. Con armonía, recuerden. Puede con todo lo que acontece en el planeta viviéndolo con armonía.
Así es.
Amén.

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