18 octubre 2009

Acción y reacción

Ayúdense con la respiración para alinear sus cuerpos y ábranse a otra realidad.
Como ya van sintiendo, el ser humano no tiene límites, es la mente de éste la que marca sus límites.
El ser humano, como ya bien saben, es ese haz de luz que sin él saberlo ya está iluminando el universo. El ser humano es, si la mente le dejase, el infinito en donde caben todas las posibilidades.
Esta ley de acción y reacción es una ley que el hombre aun no ha llegado a entender porque sólo la vive a un nivel humano. Hoy vamos a ampliarla para que abriéndose a ese infinito lleguen a sentir lo limitado que ha estado hasta hoy el hombre, siendo éste consciente o no. Esta ley ha sido incomprendida y, por tanto, no usada, cuando todo lo que existe esta a la disposición del ser humano para ayudarle a éste a llevarlo a ese estado de iluminación que necesita y que hoy exige.
Cuando las leyes divinas se aprenden a usar, es lo que ustedes llaman la magia, es vivir constantemente en esa Creación infinita. Hoy se vive -como se ha dicho- sin comprenderla, por tanto, cuando el hombre algo no comprende lo vive como un castigo y observa que de sus actos, de sus acciones, automáticamente le viene una respuesta que, por regla general, la vive como negativa o como castigo. Lógicamente, no ha asociado su acción, ha vivido esa reacción como un hecho aislado, ¿comprenden?
Todo lo que el hombre en su densidad vibracional hace, todo lo que hace, lo que piensa, lo que siente tiene una reacción, bien sea a nivel energético si es mental, si es emocional, bien sea a un nivel físico si así ha sido el movimiento de energía, concreto. Pero en cualquier caso esa actitud del hombre, al no ser comprendida como una unidad, como un todo que lo ha vivido separadamente, vive la reacción como castigo y, realmente, cogiéndonos a las leyes humanas, a las leyes de los hombres, sí tienen esa razón de dar el nombre de castigo a las reacciones divinas, y no se dan cuenta porque no lo asocian, que es un resultado de sus propios actos.
Por eso vamos caminando minuciosamente por esa cuerda floja, por ese filo de la navaja desde un principio, dándoles poco a poco las herramientas para que ustedes mismos evalúen sus acciones, sus actos, sus pensamientos, siendo conocedores de las leyes divinas.
Y deben, como también se les viene diciendo, unificar todo lo aprendido, todo lo escuchado, todo lo asimilado, para darse cuenta de que todo tiene una razón de ser. Cualquier pensamiento, cualquier hecho que aparentemente si no se asocia en conjunto parece que no se sepa ni por qué se está pensando o por qué se están haciendo determinadas cosas, si fuésemos capaces de unificar todo lo aprendido nos daríamos cuenta que nuestros pensamientos, y por tanto nuestras reacciones ante la vida, ante nuestra propia vida, no son ni más ni menos que un reflejo de nuestros actos, bien momentáneos o bien actos anteriores, pasados; yo realicé determinado acto y lógicamente eso tuvo un resultado que en su momento no se vio porque no era el momento, pero ese acto tuvo una reacción; esa acción tuvo una reacción y al cabo del tiempo yo no comprendo el por qué porque no he unido la totalidad, voy caminando por la vida separándolo todo, todo, vivo fraccionado. Y así el hombre no puede unificarse con las leyes divinas.
Por tanto, eso es a nivel humano, el ser humano reacciona de esa forma. Y si ustedes piensan u observan sus vidas, se darán cuenta que así lo han ido viviendo a lo largo de estas reacciones no queridas por ustedes, no buscadas por ustedes en el momento, pero si retroceden y son realmente transparentes con ustedes mismos, se darán cuenta que en su momento engendraron esa acción, por tanto también la reacción.
Insistimos, estamos hablando a un nivel humano. Pero no deben dejarlo por ser a un nivel humano, recuerden que estamos en el interior de cuerpos humanos y es partiendo de lo que somos que podemos atisbar a la realidad del espíritu, pero hoy estamos en el interior de un cuerpo humano con las trabas de este cuerpo humano a todos los niveles. Por tanto tengan muy en cuenta que todo lo que ustedes están recogiendo que -entre comillas- no les gusta, lo han generado ustedes mismos. Todo, amplíenlo a todo: formas de pensar, formas de hacer, formas de encauzar la vida, enfermedades, disposición ante esa enfermedad, ante esa vida, ante su entorno…, amplíenlo porque va mucho más allá, amplíenlo. Todo lo que ustedes llaman su vida es un reflejo de sus actitudes, de sus actos, y eso queda ahí. Pasamos.
Si a un nivel humano todo tiene una acción y por tanto una reacción, si es una ley divina, ¿cómo creen ustedes que se está actuando a ese nivel de divinidad? Porque repetimos, estamos dentro de una ley divina, por tanto tienen que conocer cómo se desenvuelve esa ley divina con la vida humana. Recuerden que antes de escuchar esa ley divina tienen que asimilar, y esa quizás sea la clave si quieren que les resuene lo que van a escuchar, esa sería la clave para que ustedes trabajasen durante un tiempo, cada uno el necesario, para rehacer su vida.
Ante los acontecimientos humanos, ante todos los actos de esta humanidad, lógicamente está habiendo una respuesta, y esa respuesta ustedes como la humanizan la verán o la están viendo como un castigo divino. Otros que no crean en esa divinidad lo estarán viviendo como un cambio climático, otros que tampoco crean en ese cambio climático lo estarán viviendo como unas temperaturas o reacciones insólitas de la Tierra. De cualquier forma que ustedes piensen, se les dice: es una reacción divina ante un acto humano. Y ahí desearíamos que estuviesen templados para continuar escuchando.
Como la divinidad –recuerden- no castiga, como la divinidad es totalmente imparcial y pura, está adecuando espacios para poder albergar a esos seres humanos que no se hayan quebrado por sus actos. Ustedes escucharán en breve que galaxias han colisionado, que la Tierra se está descomponiendo. Y lógicamente, a un nivel humano, como ya tanto han escuchado, como ya tanto han visto, se quedaran idénticamente igual que están. Pero para aquellos que algo les resuene en su interior, para aquellos que hayan buscado ese mínimo equilibrio para que sus cuerpos puedan estar, observar y continuar, para todos estos seres de humanidad se están adecuando espacios que puedan albergar esos espíritus.
Y no se juzguen como bueno y malo, no se juzguen porque se queden igual, no se juzguen porque les dé por emocionalmente estallar, no se juzguen por nada. Ahora sí, observen, observen sus actos, porque en base a ellos ocurrirá esa reacción. Pero es normal, es natural, es una ley, no se pueden saltar las leyes, las divinas. Por eso les decíamos que se les está apoyando para que todo lo que escuchen, todo lo que vivan les resbale para que sus cuerpos se mantengan en el equilibrio mínimo para poder estar, hoy, en el planeta Tierra, y mañana no. Pero poder estar, poder continuar estando.
Se les está ayudando a ello, lo cual no quiere decir que no sean conscientes de lo que está ocurriendo, de ahí que les decimos: no se juzguen por sus reacciones, están ante lo imprevisible, no pueden saber cómo van a reaccionar, pero tampoco juzguen a otros seres que no reaccionen como ustedes. Todo ocurre en base a esa ley y todo está bien, todo permanece en equilibrio. Es una reacción a actos del hombre pero que se está haciendo. Todo, todo, y nada como castigo.
Eso y así es la vida, esa es la vida. Hay seres que se equivocan, seres que no actúan, pues no ocurre nada, todo tiene una causa y un efecto, una acción y una reacción, no ocurre nada. Nada se termina, todo es una gran continuidad, pero -se les repite- sean conscientes porque es la consciencia la que les va a permitir flexibilizarse, no quebrarse.
A un nivel humano observen sus cuerpos, sus huesos, observen los huesos, recuerden que se les ha dado una idea de cómo alimentarse para que esos cuerpos sean más flexibles, que se les han dado ideas para observar sus vidas sin juicio ni prejuicio y enmendarse en lo que cada cual observe que debe avanzar.
Tienen muchos datos para que, si quieren llegar a ese momento con equilibrio y armonía, puedan hacerlo. Pero de nuevo depende de cada uno de ustedes lo que haga con todo el conocimiento que tiene, depende de lo que quieran ustedes alcanzar. No depende de estos servidores, no depende tampoco de la divinidad, recuerden que la llevan en su interior y son ustedes, dentro de esa libertad, los que deben de adecuarse para llegar a ello.
Tienen, y se les dará, mucho conocimiento para poder comenzar a andar hacia ese punto de luz que hay en su interior. Éste es el que les va a ir indicando el momento y el lugar, y ustedes, unos muy conscientes, otros no tanto y otros dormidos, van a llegar a hacer ese tránsito.
Pero continuamos con las leyes divinas. A causa –repetimos- de la acción del hombre, el Cielo tiene una reacción. Sí, esa reacción, como venimos diciéndoles en otras ocasiones, el hombre debería de vivirla con armonía. De hecho toda la ayuda que tienen ustedes a través del sueño, a través de estos servidores, a través de seres que están entre ustedes físicamente y que todavía no son conscientes, se les está ayudando, se les está dando un aporte de energía mayor para que puedan hacer ese tránsito en armonía.
Créanlo, siéntanlo, hasta incluso medítenlo, plantéense que sus cuerpos les acompañan porque es necesaria la acción para que haya una reacción, recuérdenlo. Imagínense, solo imagínense, que se necesitase de seres humanos totalmente despiertos, totalmente en armonía, que ya sintiesen ese Amor con mayúsculas que es el que todo lo puede, para servir en estos momentos a la Tierra. Rectificamos, en momentos muy próximos. Imagínense que los necesitásemos. Sería con sus cuerpos, porque sería para una acción ya, rápida, ¡ya!
El hombre necesita de su cuerpo, entiéndanlo, en este planeta necesita de sus cuerpos. Siempre su espíritu ha necesitado de estos cuerpos, por eso han nacido y renacido en el planeta. Si se necesitasen sus ayudas sería con sus cuerpos. Si sus cuerpos no los cuidan no van a poder ser servidores a ese nivel humano y físico, entiéndanlo. Es un ejemplo, pero no lo pierdan, porque puede ser un hecho real que se les necesite, todo depende de la acción del hombre.
Y ustedes, seres buscadores, seres despiertos, tienen el deber, que no la obligación, el deber, de cuidar sus cuerpos. Cuiden sus huesos, aliméntense bien, aliméntense de vida, recuerden, coman natural y poco. Hagan que su vibración se eleve a través de los alimentos porque es más rápido, no por nada más, porque es más rápido. Y en este momento la Tierra necesita de acciones rápidas.
Entren en armonía en su interior, agrádense, ámense, hagan que sus cuerpos se vitalicen a través de ese amor por ellos, háganle sentir al cuerpo que van a comenzar una nueva función, que van a ser premiados por ello.
Como les decíamos, pacten. El ser humano está acostumbrado a pactar y a romper esos pactos, por supuesto, pero no se atrevan a romperlos. Pacten con su mente, con sus cuerpos, pero a través del amor. Denle amor, no palabras, quiéranlo pero con un propósito, recuerden que el culto al cuerpo hoy no sirve. Recuerden todas las oraciones, únanlas, no sirve el culto al cuerpo, ámenlo desde el interior, háganle ver y sentir que va a ser su arma más valiosa para poder hacer, actuar cuando se le necesite. Y se le necesitará en la Tierra y así, sus espíritus en el interior de sus cuerpos serán grandes servidores de luz, grandes servidores de luz.
Acostúmbrense a escuchar y ver más allá de lo humano. Acostúmbrense aunque sea a través de un niño, a través de un humano, a través de otro ser que tengan enfrente. Acostúmbrense a escuchar y ver a alguien más grande que ese hombre que les está hablando, a alguien más que esa mujer que estoy viendo, háganlo grandioso, hagan sentirse y sentir que somos seres realmente privilegiados por el momento en el que estamos viviendo, por el momento, el grandioso momento del despertar de la Tierra, del despertar del hombre. Y podemos verlo físicamente, y podemos actuar físicamente, y por tanto habrá una reacción divina ante todo eso humano si lo elevan.
Aquel que tengo frente a mi es un hombre de carne y hueso, pero estoy viendo a un dios personificado y estoy actuando en base a lo que veo. Que todos los actos a partir de ya, todos, sean esa ofrenda, esa ayuda hacia el planeta y hacia los seres que están apoyando al planeta.
Tantas veces han querido ayudar, tantas veces han dicho y expresado en voz alta la gran necesidad de ayuda… Ahora se les está pidiendo. Cuiden sus cuerpos para que su espíritu, que reside en ellos, pueda actuar inmediatamente a la voz de ya. Cuiden los huesos que sostienen sus cuerpos a través de la alimentación y la respiración.
Vean que todo aquel que les rodea, incluido uno mismo, esta ofrecido a una gran misión, por tanto tengo que verlo y actuar en consecuencia a esa gran misión, porque yo así lo decidí antes de nacer y así lo he querido durante toda mi estancia en la Tierra. Actuando así no les quepa la menor duda que escucharan por ustedes mismos lo necesario para cuidar sus cuerpos, lo necesario para ir donde se les llame, y no lo tendrán que escuchar por nadie, lo escucharan cada uno de ustedes mismos.
El tiempo es ya, solo marca sus tiempos la acción del hombre. Decirles en dos, en tres, en cuatro, en cinco meses no sería correcto porque lo marca la actitud del hombre, la acción del ser humano. La reacción que pueda ser de tiempo medido, va en base a lo que el hombre de, a la acción que de. Pero no estamos hablando ni tan siquiera de un año humano, hablamos de un tiempo corto, hablamos de que a través de su energía, a través de sus vibraciones, las cuales se modifican a la vez con sus formas de pensar y sentir, pueden ayudar a que el transito, sea de meses o de años, sea en armonía.
Poco importa el tiempo, pero no hablamos de muchos años, no hablamos de “lo veré o no lo veré, o serán mis descendientes o no”, no, es ya. El ya lo marca el hombre, se repite, lo marca el hombre, pero hablamos -en sus tiempos- de muy poco tiempo. Y se les ira diciendo en base a la acción del hombre. Ayuden, ayuden a esa acción del hombre con sus actos para que la reacción del Cielo sea lo más armónica posible para el hombre.
Recuerden, tienen muchos datos y mas que se les darán, para comenzar a caminar hacia ese dar y darse. ¡Tantas veces lo han pedido, tantas!, recuérdenlo. ¿Tanto se les está pidiendo?, ¿tanto? ¡Si solo se les pide lo que ustedes tanto han pedido! De nuevo es una reacción, ¿observan? Es una reacción a lo que ustedes han pedido a través de sus actos, ¡cuántas veces, años, casi conscientemente desde su nacimiento en esta nueva etapa!
Ahora es momento. Pero de nuevo se les deja que sientan y se involucren hasta donde ustedes quieran. Siempre recordándoles que, sean las acciones que tomen las que sean, sea la ayuda que den la que sea, constantemente a ustedes se les está ayudando, se les está acogiendo, y sea cual sea su decisión siempre serán acogidos.
Así sea.

1 comentario:

Alma dijo...

Uno contempla y se centra dentro de sí mismo, busca su armonía y pide al cielo....y el cielo le contesta....

Toda acción tiene una reacción y es el resultado de nuestro presente, el ahora, ese que construimos día a día.

Por eso tenemos que cuidarlo con sumo respeto, con alma y cuerpo, para que podamos pasar por estos momentos y poder alinearnos con nuestra madre, la Tierra, ese ser vivo que muchos no lo creen que sea así, un ser que vive y late como tu corazón y siente al igual que tú.

Saludos.

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