No existe nada si no esta basado en la fidelidad, nada. Todo lo que ustedes ven, todo lo que ustedes sienten, todo aquello que piensen, existe porque el universo es fiel al hombre.
En su principio, cuando todo surgió de la nada, surgió a través de una idea que El Gran Pensador sintió que era necesaria para su desarrollo y creó lo que hoy vemos, lo que en todos los tiempos el hombre ha ido viendo, todo en base a ese sentir fiel, a esa idea llevada a cabo sin que nada perturbase, sin que nada condicionase la propia idea.
Y ahí, en ese gran juego cósmico, aparece en un momento determinado el hombre, porque así fue sentido, porque así fue pensado y hecho. O sea, que el hombre parte de la base que es fiel, fiel a una idea, fiel a un sentir, fiel a unas sensaciones y fiel a ejecutar un hecho, a plasmar esa idea, y nada del exterior y nadie del exterior puede influenciar para que esa idea se plasme. Ese es el hombre, fiel a sí mismo, fiel a lo que siente su corazón, fiel para ejecutar y llevar a cabo esa idea o ideal.
Y uno se pregunta “¿cómo es posible que el hombre se haya enmarañado hasta el punto de confundir, de equivocar esa idea de la fidelidad?, ¿a qué –háganse esa pregunta- a quien, a quienes son fieles cada uno de ustedes?”
El hombre ha basado la fidelidad, la ha basado, la ha acotado, la ha constreñido, la ha embalsamado, únicamente a su pareja. Ahí queda reducida la fidelidad del ser de humanidad. Y ha perdido por el camino la fidelidad a si mismo, la fidelidad a su sentir, porque tiene en cuenta y ha hecho suyo, se ha apropiado del sentir común, y ya no sabe, ya no sabe, no distingue si está yéndose de su idea principal, no sabe si es suya, si no es suya, si lo que esta haciendo o repitiendo esta teñido de los sentires o pensares de su pareja, de sus hijos, de su entorno. Hasta tal punto ha llegado el hombre a confundirse que le resulta muy difícil, y cada vez mas difícil, ser fiel a si mismo.
Como todo lo que existe, todo lo que ven, esta basado en la fidelidad del Cielo hacia el hombre, si el hombre no replica idénticamente igual -volvemos a lo que constantemente andamos explicándoles-, el hombre pierde su sentido en esta existencia. El hombre se entretiene con millones de aspectos externos que los contempla como algo necesario y los hace propios, bien sean cosas externas, bien sean personas que están a su alrededor, y le cuesta cada día mas, cada vez mas, distinguir donde esta su verdadero sentir, donde esta su idea que en su día la tuvo, que en su principio estaba clarísima. Lo va dejando poco a poco sin darse cuenta, tiñéndolo y tiñéndolo de ideas que no son propias, no son suyas, y ahí el hombre se enmaraña, se pierde, en consecuencia deja de ser fiel y deja de aportar al universo la vida.
Si todo lo que existe es vida, ¡todo!, lo que existe, lo que ven y lo que no ven, lo que perciben y lo que ni tan siquiera perciben es vida, todo en el universo es vida, pero esa vida replica fielmente al principio, a la idea primaria, al sentir primario que esta en el interior del hombre, dentro de él mismo, para que replique en consecuencia con la vida individual de cada ser, cada vida individual, cada ser individual, debería replicar fielmente a su propia idea, a su propio sentir y a su propio hacer y no debería, no debería de ajustarse lo mas mínimo al sentir de los demás, al pensar de los demás, a no ser, a no ser que ese sentir y ese pensar del común de las personas que con él se relacionen tengan la misma finalidad y el mismo fin que el propio, ahí si debe el hombre entremezclar sus fuerzas, entremezclar su sentir, su hacer, y existe esa comunión y comunicación con el hombre y con la Divinidad, pero hasta que el hombre no sea capaz de reconocer su propia fidelidad al sentir mas intimo de si mismo, no debería dejar que nadie ni nada lo apartase de ese sentir. Eso es ser fiel, y eso es lo que el hombre aporta a la vida, constante, o debería.
Cuando el hombre es fiel a si mismo, a lo que es, a ese conjunto de cosas que el hombre es, sentires, pensares, sensaciones, intuiciones, y es fiel a ese sentir, replica en la misma frecuencia que la Divinidad, no se aparta ni un instante de esa gran inspiración. Pero ¿cuántas veces reconocemos -aunque sea un instante- que hemos dejado de ser fieles a algo que en su día sentimos por agradar a otro ser o a otros seres, por mostrar nuestro lado mas simpático, mas agradable.
El hombre ha aprendido a mentirse constantemente hasta el punto de ser infiel a ese espíritu, a esa Esencia Divina que está constantemente latente en él. Es fiel a su pareja, a su pareja, y es infiel al Cielo, es infiel a sí mismo. Claro que, constantemente repetimos y repetimos que el hombre se busca, se ha buscado y siempre se buscará la forma de compadecerse y mezclarse en toda la gran maraña que hay en el planeta para no reconocer, para no sentir que se ha alejado de sí mismo, de su auténtico sentir, de su auténtica necesidad, y ha dejado que se filtren en él las necesidades de todo aquel que le rodea, y es desgraciado. Voluntariamente, no inconscientemente, voluntariamente porque le conviene, siempre salvo excepciones, ténganlo en cuenta –que siempre las habrá- el hombre es egoísta, no quiere profundizar en si mismo, no le gusta lo que ve, como no le gusta lo que ve, como se ha alejado tanto voluntariamente de sus raíces, siempre encontrara disculpas para no mezclarse con la verdad, siempre, siempre atribuirá las culpas o las excusas a los demás para no imbuirse de lleno en lo mas intimo.
Y digo que el hombre no es inconsciente porque no existe la inconsciencia en este momento, ni en este planeta ni en ninguno, otra cosa es que el hombre quiera rectificar, otra cosa es que el hombre quiera hacer algo por si mismo sin escudarse ni excusarse en los demás, sin intentar agradar a nadie, por si mismo. Cuando el hombre llegue a esa idea de que no hay otra cosa que la fusión con la vida y la Creación, se dará cuenta que lo que menos importa es haber pasado una etapa por lo que llamamos vida física en el planeta sin agradar a los demás.
Es difícil, muy difícil, ser fiel a uno mismo y pasar sin agradar, es muy difícil. Lo mas natural es que sin pretender agradar a nadie, cuando el hombre se adentra en lo mas profundo y replica con esa fidelidad al Cielo, se acopla tanto a la perfección de la vida que es imposible, imposible, que se quede solo o asilado, al contario. Eso sí, será distinto, sus relaciones serán distintas, sus encuentros totalmente distintos, sus necesidades cambiarán, por supuesto, pero un cambio no significa mejor ni peor, es un cambio, el concepto de que el cambio va a peor en el hombre está tan arraigado en él que no se atreve a cambiar una forma de sentir o pensar por lo que pueda ocurrir y no se da cuenta de que si realmente se alía consigo mismo y es fiel a esa verdad que está en su interior, todo, todo le será dado, todo lo que el quiera le será dado. Si en su necesidad pasa por ser necesario relacionarse con muchísimos seres, eso es lo que tendrá, y una relación de armonía, de comprensión y de vida.
Si el hombre no retoma esa fidelidad y apuesta por ella, le cueste lo que le cueste hacer los cambios que tenga que hacer, está replicando -aunque crea que no- con la decrepitud, totalmente con la decrepitud, de cuerpo, de mente, de sentir, de corazón, es un gran deterioro. Y, ¿qué hacen ustedes con todo lo que se deteriora en su entorno?, lo tiran. Lo que no sirve, lo que está deteriorado, se tira, sí, se tira y se recicla, lógicamente. Si el hombre no replica con la fidelidad que el Cielo lo creó, el hombre será retirado y reciclado. Pueden llamarle cambio climático, pueden llamarle caos, pueden llamarle lo que quieran que sus mentes les hagan el gran juego, lo que quieran, pero lo único que esta ocurriendo en este planeta es que las cosas se están poniendo cada una en su lugar, está siendo fiel a la Idea del Principio, al sentir del universo y a la decisión Divina.
Si el hombre no replica en esa decisión Divina y es fiel a su principio, fiel a su sentir, a su pensar, fiel a su corazón y a su entorno, no sirve. Será, lógicamente, como cuando tiran una prenda o un mueble y lo mandan a reciclar.
Cuando todo en la perfección, todo, respira, late al unísono, no puede haber un ser humano imperfecto, no puede. Cuando ustedes en sus casas, en sus hogares, en sus lugares donde están tiempo y tiempo observan que ponen una decoración armónica, unos espacios selectos, perfectos, y ven un mueble destrozado y caótico lo apartan, quieren generar armonía y no les da pena, al contrario, se sienten liberados porque dejan un espacio vacio para colocar otro mueble nuevo, o simplemente dejan ese espacio en vacio. La tierra esta haciendo lo mismo, está recuperando su lugar en el gran universo y nada de lo que haya en su interior, nada, nadie, va a ser un obstáculo para ella continuar.
Ustedes lo pueden digerir, lo pueden manipular, lo pueden pensar como quieran, pueden amañárselo como amañan su vida, claro que pueden, está en ustedes, pueden hacer lo que quieran, pero nuestro deber es decirles que la armonía del universo no la va a destruir el ser humano, no puede destruirla el ser humano, y se les esta diciendo cómo puede alcanzar el ser humano esa armonía interior: siendo fiel a su sentir mas íntimo y a su idea mas íntima, sin dejar que nada ni nadie se la aparte, y plasmarla, volvemos a repetir, plasmarla, que no quede en un sentir o una idea, que se haga tangible, que la podamos disfrutar, tocar, abrazar, colaborar, que sea común, pero dentro de esa fidelidad al hombre, a sí mismo, y al Cielo.
Continuará.
Amén.
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