10 enero 2008

ORACION: EL VERBO, VIA DE PERFECCION


¿Recuerdan la oración de la semana anterior, que se les hablaba del hombre de universo? Se les hablaba de ese instante de perfección en el cual es creado el hombre teniendo la capacidad de poder entrar y salir de este lugar del planeta Tierra como un ser de espíritu, con carne, sin necesidad de pasar por la muerte. Ese era a grandes rasgos el hombre de universo.

Y decíamos que poco a poco el hombre ha ido perdiendo esa perfección quedándose anclado en el espacio que ocupa, anclado física, mental, emocional y espiritualmente, perdiendo todos los valores con los cuales fue creado, y perdiendo por tanto la perfección, porque no la usa.

Culminando la oración de la semana anterior, quedó en el aire para que ustedes pensaran, sintieran, comentaran.

Durante un tiempo vamos a ir desarrollando aquello que a la mayoría les quedó en el aire, que fue explicado y entendido con palabras del hombre, pero recuerden que se les está diciendo constantemente que las palabras de los hombres, las ideas de los hombres, los conceptos que hoy tiene el hombre no sirven para este momento.

Vamos a introducirlos de forma que vayan asimilando poco a poco esos nuevos conceptos para que el hombre pueda vivir retomando su perfección y llegando a ser ese hombre de universo. Y hoy, la vía, el medio, va a ser el verbo, la palabra.

En conceptos de los hombres, la palabra existe para comunicarse y entenderse entre sí. Hasta ahí, hoy, el hombre tiene claro ese concepto. Bien es cierto que de un tiempo a esta parte hasta la palabra que sirve para comunicarse los unos con los otros se está deteriorando, pero aun estamos hablando de la palabra que usa el hombre. No entramos, y escuchen bien, en el verbo.

Ustedes creen que es la misma cosa el verbo y la palabra. En sí es la misma cosa, en sí, pero dentro del deterioro que el hombre ha hecho de sus dones, el verbo nada tiene que ver con la palabra que usa hoy.

¿Y por qué es tan importante que retomen, importante no es la palabra, urgente, urgente es la palabra, por qué es tan urgente que el hombre de humanidad retome el verbo? Ya dejamos la palabra a un lado, ya no usamos la palabra, usamos el verbo y se les va a explicar de modo que puedan asimilar, no ya entender, asimilar, qué es el verbo.

No vamos a entrar en las religiones, cada una de ellas tendrá su parte de razón al explicar qué es el verbo. Tal y como ustedes lo conocen, saben que el verbo creó al hombre, “y el verbo se hizo carne” les dicen en su religión. Vamos a ir desarrollando esa parte de razón que su religión les mostró. Pero nos vamos a ir ubicando en la oración de la semana anterior para que no se pierdan, de la semana anterior, y de la anterior, y de la anterior y de la anterior. Recuerden que unas con otras se entrelazan para llevarles a una comprensión y una asimilación.

Si venimos diciendo que el hombre está hecho a la imagen y semejanza del Creador, si hacemos hincapié en explicar que el hombre es parte de Dios, que Dios está en él, que el Creador es perfecto, también tenemos que entender que el hombre, el ser de humanidad, es perfecto.

Pero entra lo que venimos diciendo, entra la nueva energía que todo lo invade en la Tierra, y el hombre va perdiendo esa perfección. La va perdiendo porque si decimos por culpa de la sociedad, si pensamos que es por falta de educación o mala educación, también nos crea la incógnita de preguntarnos quien es la sociedad: el hombre, por tanto, ¿quién ha perdido ese recuerdo de perfección?: el hombre. Partiendo de la base que el hombre en un momento de su historia perdió esa capacidad de saber quién es, esa capacidad de dar la importancia que tiene a él mismo, a las cosas, pensamientos o decisiones que toma él mismo, hasta el punto de anularse y dejar que otros, la bien llamada sociedad, decidan por uno mismo, porque no lo creerán pero observen que sus vidas, las de la gran mayoría, están dirigidas por seres que no son ustedes, están dirigidas por la pareja, por los hijos, por las circunstancias, por el banco, por los jefes… y alguien diría por la vida.

Y también en oración se les explicó que la vida es el hombre. La vida en sí no podríamos definirla si no existiese el hombre. De nuevo está el hombre, ¡qué ser tan perfecto, que todo gira en su entorno sin ser necesario, sin ser necesario! En cambio, todo gira en torno a esa perfección. Y ¿Por qué si todo gira en torno a esa perfección decimos “y no es necesario”?: porque el hombre ya no reconoce esa perfección, por tanto, como hombre, como ser de humanidad, no está siendo necesario. Es necesaria la perfección, es vital la perfección, y dentro de esa necesidad, de esa urgencia, vuelve a entrar el verbo. Para que el hombre recuerde y retome la perfección que está en él tiene que usar el verbo. Y vamos a dar varios ejemplos para que comprendan qué es el verbo y qué es la palabra.

Ya hemos dicho que la palabra es lo que ustedes usan para comunicarse, no para entenderse, que últimamente no se entienden, para comunicarse. Para que el hombre retome esa perfección, ¿por qué debe usar el verbo? Sencillamente porque el verbo es creador. Si la palabra que ustedes usan ya no les está sirviendo, ¿cómo creen que su palabra pueda crear?, por más que lo digan, por más que sientan que es así. Porque en teoría el hombre sí sabe que en sí es lo mismo, la misma cosa, pero comprendan que si la palabra ya no les está sirviendo porque ya no se comunican debidamente, ya no se entienden entre sí, que la misma palabra que escuchan en un grupo de personas, se puede individualmente preguntar y cada cual ha escuchado cosas distintas, ¿cómo se puede esperar que la palabra cree? No crea, la palabra no crea, ha perdido su fuerza como el hombre ha perdido su perfección.

Para retomar esa perfección, para que el hombre sea capaz de ser un hombre de universo y mezclarse entre sí y fusionarse con todo lo que existe, con todo el universo, debe dar forma hasta crear, usando el verbo. Como en sí es lo mismo, cuando ustedes empleen la palabra para que esta coja el carácter de importancia, de fuerza, fuerza de creación, y se convierta en verbo, tienen que hacer una palabra que tome forma inmediatamente sea la que sea, digan lo que digan, escuchen lo que escuchen, debe estar seguida de una forma, deben de crear que esa palabra cobre vida para que sea verbo, de nada vale entender, que es lo mismo, de nada vale decirse entre ustedes “es que no usas bien la palabra”, no sirve porque no se lo aplican. Si aquel que dice “yo uso las palabras y me cojo a ellas” observas su vida y no es creador, está usando únicamente la palabra, la teoría de la palabra, no está usando el verbo creador.

El hombre, y ahí entra la urgencia, para que despierte a este nuevo nivel de conciencia de la Tierra, a esta nueva vibración, tiene que ser consecuente con el verbo.

Aquello que no tengan la intención de plasmar inmediatamente, no lo vocalicen. El modo de ensalzar al verbo en el lugar que le corresponde es no usar la palabra si esta no va seguida inmediatamente de un hecho. Usen el silencio para aquellas palabras que todavía no sienten o no se sienten con la fuerza de llevar a cabo. Imprégnense de que detrás de una palabra tiene que haber un hecho, detrás,

- Me voy a tal sitio…

Se va, y es a ese sitio, si no únicamente digan “me voy”.

- Voy a hacer cierta cosa…

¡Háganlo!, no cabe el decir “no he podido”, porque la palabra se deteriora y el verbo se aleja, no crea. Si no están seguros al cien por cien de que tras la palabra va a haber un hecho usen el silencio.

El hombre, dentro de su olvido, ha ido deteriorando cada uno de los dones con que fue creado, cada uno. El don de la escucha, el don de la imaginación, y así con todos hasta llegar al verbo creador. ¿Por qué –pregúntense ustedes- si el verbo crea, si yo soy consciente de que soy parte del Creador, por qué mi palabra no crea?, ¿por qué cuando un ser humano tiene una necesidad vital, sea la que sea, una necesidad de mejorar físicamente, una necesidad vital de generar una economía, una necesidad vital la que sea, por qué con su palabra no la crea? Si él es creador, ¿por qué no crea aquello que es necesario en ese instante? Pregúntenselo.

Lógicamente, como el hombre habla y habla y habla, y desea y desea y desea, y no ve ni sus deseos cumplidos ni sus palabras realizadas, va perdiendo la fe en sí mismo, y sí escucha que es parte de Dios, que es un ser perfecto, que está hecho a la imagen y semejanza, lo escucha pero no lo integra, porque si lo integrara, si no fuera pura filosofía o pura teoría, podría sanar cualquier situación que le fuera vital, pero no es así.

Hay pocos seres pero los hay, no lo olviden, si la humanidad existe como humanidad es porque hay seres que sí son perfectos, que sí usan el verbo y través del verbo como vía de perfección mantienen el planeta Tierra. Y otros, a través del verbo no pensado, lógicamente, a través del verbo salido y tomado forma con palabra y hechos, verbo, palabra, hecho. Hay seres que mantienen el planeta y otros lugares a través del verbo. Y esos seres de perfección, esos hombres configurados como cada uno de ustedes, como cada uno que escucha, configurados con forma humana, usan el verbo para ser una creación. Porque si decimos seres, sus mentes se pueden ir a eso de etéreo –que los hay-, pero no, estamos hablando con sus cuerpos, cuerpos que sostienen a través del verbo creador el mundo.

Y ahí está el hombre, aun titubeando si será, no será… ¡qué palabras más bonitas, pero mi vida continúa igual!, continúa igual, claro, y continuara igual porque no lo has integrado, no se ha asimilado, por tanto se vuelve a usar la palabra sin fuerza, esa palabra que ya no sirve, esa palabra que nos retiene en una incomprensión cada vez más profunda.

- ¿Qué quiso decir?

- Pues quiso decir esto…

- No, yo no entendí eso.

Así está la humanidad. Si detrás de la palabra hay un hecho no hay posibilidad de dudas. Y ese hecho es la creación de un ser, el que sea, y esa creación puede hacer que el hombre salga de la oscuridad en la que está sin necesidad de pasar –se repite- por una muerte física. Que lo crean, eso es ya su decisión. Que lo integren y lo hagan, eso es su decisión. Que es la única vía que hay para que el hombre retome su perfección y actué en base a esa perfección y cambie el mundo, también es su decisión.

Pero como hemos dicho que ustedes, que cada cual que escucha y asimila y hace está preparado, no les quepa la menor duda. Ahora bien, la mejor demostración es la que se harán ustedes mismos usando el verbo y dejando atrás la palabra.

Usen el verbo con todo el rigor que se merece. Usen el verbo con la trascendencia que le caracteriza por su Creador. No se sientan limitados en ningún aspecto, en ninguno, cualquier necesidad que su mente tenga, que su corazón reclame, que su espíritu les pida, vocalícenlo, vocalicen su necesidad como hombre, no pidan al Creador, son creadores, son co-creadores del Creador, busquen en sus profundidades esa perfección, ese recuerdo de quienes son.

Lógicamente, lo harán y no ocurrirá nada, y se pueden pasar días, semanas, meses y años y no ocurrirá nada. Porque, volvemos a insistir, cuando el hombre pierde el recuerdo, el único medio que tiene para mostrar y demostrar son las relaciones humanas, de nada les va a servir vocalizar su necesidad si el verbo creador no lo están usando como corresponde con sus semejantes. Ahora bien, cuando ustedes en sus relaciones inmediatas y no inmediatas, con todo aquel que se relacionen lo usen correctamente, den la importancia que necesita la palabra y el verbo, ahí sí, cuando ustedes se observen que constantemente, no puntualmente, tras de una palabra hay un hecho, ya lo han creado, ahí sí. Ahí vayan ya a lo grande, sí, a lo que ustedes piensan imposible, si piensan que es imposible tener millones y millones y millones, si es imposible tener dentro de una enfermedad terminal una sanación… todo lo que les parezca imposible, vocalícenlo y ahí es cuando ustedes mismos verán quienes son.

Obviamente, cuando el hombre entra dentro de esa perfección que usa el verbo para crear, crea dentro de una perfección y armonía como el Creador, no existe ya el egoísmo, no existe ya la malicia, es perfección, y el hombre necesita de esa perfección, y el Creador también. El hombre necesita alcanzar urgentemente esa perfección y, repito, el Creador también.

Amén.

6 comentarios:

Yo dijo...

Necesitamos urgetemente esa perfeccion, para vivir como debe de ser. Para ser felices y estar completos.

Saludos!! : )

Luciano Gil dijo...

Gaby: así es, la necesitamos urgentemente, el planeta, la Creación entera tiende a la perfección, y es muy importante ir a por ella sin mas demora. Si podemos lograr la felicidad de la armonía ¿porqué seguir con las lamentaciones? ¡Qué importante es el VERBO! Gracias por tu verbo y tu presencia. Besos.

Siry Pérez dijo...

El verbo creador parece que a veces lo usamos sin darle la importancia y trascendencia que tiene.
Tengo poco tiempo de aprender esto, ahora puedo darme cuenta de la cantidad de errores que aun intento cometer a diario, pero el estar consciente me permite evitarlos.

Luciano Gil dijo...

Siry, creo que el error forma parte del aprendizaje. Y no es menos cierto que de cada error podemos aprender y avanzar en vez de volver a caer. Estoy de acuerdo contigo en que estar conscientes es una de las claves. Besos.

Anónimo dijo...

En la casa de mis padres,me enseñaron a ser muy respetuosa cuando hablara y no herir a nadie, pero nadie como vosotros me ha enseñado tan claro la razón del vervo y su gran poder ,GRACIAS, por compartir vuestra sabiduria conmigo.
ALMA.

Luciano Gil dijo...

Alma: gracias a tí por permitir que esta enseñanza tan valiosa te toque, te impregne y la hagas tuya. Verdaderamente, el verbo es la via de perfección del hombre. Besos.

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