24 enero 2008

ORACION: TIEMPO DE TEMPLANZA


En este nuevo amanecer de la humanidad sus aguas están revueltas, las emociones, los sentimientos, los pensamientos de los seres humanos están revueltos, todo indica que estamos en ese proceso de cambio, pero el hombre, cuando lo vive por separado, aislado en sí mismo, no puede percibir ese gran cambio, ve su vida, ve cómo se mueve, le gusta más o menos pero está centrado en su vida y no puede percibir toda la extensión de humanidad, ese nuevo nacimiento de un nuevo ser.

De ahí que el hombre debe de hacer un esfuerzo para no verse aislado igual que no ve aislada su vida, sus acontecimientos, no los ve aislados unos de otros, tiene que unirlos para ver el por qué. Para ver el cambio de humanidad, el hombre tiene que ver dentro de ese conjunto y ahí es donde percibirá ese nuevo amanecer y donde verá el sentido de su vida dentro de un conjunto de humanidad, y verá sus hechos aislados, sus pensamientos aislados, sus emociones cómo comienzan a tomar forma dándole un sentido y un por qué a lo que está o le está ocurriendo en ese momento en la vida.

Si el hombre se extrae tanto, se aísla tanto del conjunto de humanidad, no encontrará ese sentido ni verá la razón ni el por qué de esos cambios de humor, esos cambios físicos, esos pensamientos incontrolados, esas emociones desbordantes…

El hombre tiene que unir y unirse a ese Todo, no puede ver, no puede percibir nada aislado, su vida no es aislada, es un producto de un conjunto de seres con sus pensamientos, emociones y situaciones que repercuten en la vida de cada ser. De ahí que muchas veces no podemos dar nombre a esos estados de ánimo, no podemos ni tan siquiera deducir si ese estado de ánimo es nuestro o no, pero poco importa saber si es nuestro o no lo es, cuando realmente el hombre debe de unificar y unificarse con cada ser de humanidad dentro de la gran totalidad del universo, debe mezclar la energía y en esa mezcla y en esas aguas turbulentas de una y otra energía y cientos y millones de energías sacar la pureza de ese nuevo amanecer de humanidad.

Si el hombre se empeña en seguir como está, si se empeña en ver su vida como única, como lo más grande o lo más pequeño, verse en definitiva aislado de los demás seres y las demás situaciones de los demás seres humanos, que es como está viviendo, el hombre cada vez se está aislando mas, cuando debería de mezclarse más está haciendo lo opuesto de lo que es necesario para la totalidad, aislarse, replegarse, cuando debería de expandirse en ideas, actitudes, hechos a través de los cuales se confundan todas las energías unas entre otras sin saber cuáles o de donde viene la mía. Es ahí a lo que esta nueva humanidad va abocada, lo quiera o no es al altruismo con sus palabras mayúsculas, a unificar la totalidad de la energía del hombre hasta perder la propia identidad voluntariamente. Jamás perderá el hombre su propia identidad, nunca, pero esa debe ser su intención, la intención en estos momentos debería ser el mezclar con toda la intención su propia energía con el resto del universo, desde lo más profundo hasta perder o querer perder la propia identidad. Ahí se fusiona ese amor, ahí se fusiona el sentido autentico de la vida, ahí recobra el sentido la vida.

En estos momentos cada ser observa individualmente su vida y, sin entrar en si le gusta o no, si tiene o no que modificar aspectos de ella, sin entrar en todo ello el hombre puede, perfectamente, sin profundizar demasiado, darse cuenta que el camino de la vida no lo ha comprendido. Aunque le guste la vida que lleva, aunque no crea necesario modificar absolutamente nada porque está contento o contenta con lo que ocurre en su existencia, aun así se les dice que no han comprendido el sentido de la vida, el sentido que el hombre debe de dar a la vida para que ésta le dé, le muestre, esa fusión con la totalidad.

Recuerden que estos días decíamos que la vida por sí sola no es nada, que la vida la hace el hombre. Para que el hombre le de la autentica existencia y autenticidad a la vida, debe mezclarse, no aislarse, debe, con toda la intención, saber que debe poner toda su energía a la disposición de la energía acumulada en el planeta, la energía de los demás seres humanos, sin omitir ni reservarse nada.

Lógicamente, visto así, parece extraño o algo teórico cómo hacer eso. Volvemos a lo mismo de siempre, no cojan los hechos aislados: la convivencia, el compartir. Cuando el hombre convive y comparte, ya está mezclando su energía, ya está llegando en segundo lugar para dar toda la importancia a esa relación e intentar comunicarse, ya se ha replegado ese ego, ya se ha replegado ese don de importancia para dejar paso a la comprensión, a la unicidad, a la comunión con otros seres humanos.

La intención del hombre es encontrar o encontrarse con seres con los cuales pueda mezclar y entremezclar toda la energía. Sus formas de pensar generan energía, su sentir profundo genera energía, sus emociones, pensamientos, toda la actitud del hombre genera determinada tasa de energía. Esa es la que debe de mezclar potenciando al que tiene alrededor y a la vez potenciándose a sí mismo. Esa es la nueva forma de vida, ese es el sentir autentico de la vida, el dar y darse con la plena confianza de ser uno mismo, sin reservas. Eso es lo que realmente se espera del hombre, y eso es lo que este nuevo amanecer necesita para que se cumpla.

De ahí que el hombre debe entrar en momentos de pausa, porque no va a comprender ciertas actitudes de sí mismo y mucho menos de los demás. No va a comprender esa nueva forma de pensar o sentir o sus necesidades, son nuevas necesidades y formas de pensar y sentir, y necesita entrar en pausa física y mental, para poder dar forma y entender mínimamente qué está ocurriendo en el planeta y qué le está ocurriendo a él, para poder dar un poco de sentido a todo lo que a cada uno le está ocurriendo, porque el hombre, cuando ve mínimamente, le guste o no, un sentido a lo que le está ocurriendo, se relaja, le es más fácil continuar. Si en su vida no ve ese sentido, si por un lado y por otro no entiende lo que le está ocurriendo, se desespera, entra en conflicto y en enfermedad y no es de provecho a la humanidad.

Por eso es necesario ese tiempo de pausa, ese tiempo de interiorización, de aislamiento si fuese necesario, para entender todo lo que está ocurriendo. Es un nuevo amanecer, una nueva forma de pensar, de sentir y por tanto de vivir, que necesita el hombre y lo siente aunque no sepa darle nombre todavía. Está entrando en esos nuevos humores, en ese nuevo sentido no reconocido por nada, y para dar forma a eso necesita de un tiempo de pausa, un tiempo de pausa al día. Sin ensimismarse en sí mismo, sabiendo que su deber es entremezclarse con los demás seres humanos para potenciar esa nueva energía en el planeta hasta querer perder la identidad. Eso es realmente darse por amor, darse con las palabras mayúsculas del amor, sin reserva, sin mío, sin tuyo, porque no se pierde nada, se potencia.

Y en esta nueva humanidad el deber es potenciarse hasta el punto de fundirse, fundirse con la totalidad a voluntad propia. Si se dejan su tiempo llegaran a comprender situaciones que ahora les van grandes, llegaran a comprender respuestas que hasta ahora no entendían de sí mismos, cada cual entenderá el por qué de esta forma de sentir, de esta forma de pensar y por qué esta forma de actuar que a veces, en muchísimas ocasiones, entra en conflicto consigo misma. Se entenderán reacciones del cuerpo y reacciones, por tanto, de los demás seres humanos, y ahí, con esa comprensión, automáticamente pierde la referencia con la cual ahora está conviviendo el hombre, la referencia que ya está caduca, esa de poner en tela de juicio cualquier expresión de otros seres humanos, pasar por filtros que ya no corresponde porque el hombre ya entiende que se mueve únicamente con el afán de fundirse y potenciarse, ya no va al detalle, al juicio ni al prejuicio, va a fundirse.

Esa es la nueva humanidad, y ahí es a lo que cada uno de ustedes debe, por deber, hacer hincapié y no dejarse influenciar por nada, ni por actitudes ni pensamientos del pasado. Esa es la nueva humanidad a la cual ustedes van dirigidos.

Amén.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Gracias, por decirnos que nuestro deber es potenciar y fundirnos con toda la totalidad en grandes momentos de pausa, por recordarnos la templanza, ya que es una virtud de las siete que poseemos, la humildad, la generosidad, la castidad, la paciencia, la templanza, la caridad y la diligencia.
La templanza es la moderación de los apetitos y los placeres de nuestros cinco sentidos ¡que Dios y Haniel los cierren para que no nos arrastren nuestras pasiones! Gracias de nuevo por vuestra oración.
ALMA.

Anónimo dijo...

que no nos arrastre la pasión de la soberbia, ni la de la avaricia, ni la lujuria, ni la ira, ni la gula ni la envidia, ni la pereza, si no que toda comunicación con todos los seres de esta tierra esté lleno de templanza,alegria y serenidad.
DIOS OS BENDIGA Y OS COLME.
ALMA.

Luciano Gil dijo...

Alma: es todo tan sencillo... si podemos dejar a un lado la mente con sus juicios, prejuicios, cosas aprendidas... Buscar ese espacio en el que nos encontramos para poder sentirnos y desde ahí relacionarnos y fundirnos. Son nuevas referencias que no se ajustan a antiguos esquemas caducos. Besos.

Anónimo dijo...

Deseo dejar todo lo aprendido , se que la tierra ha entrado en una nueva bibración pero cuando salgo a la calles sigo encontrandome la misma humanidad, a veces me siento estraña en nuestra propia TIERRA y parece que no entienda nada y otras veces me da la sensación que lo entiendo todo, debo de ser algo rara.
Recibe con alegria ,unos golpecitos de mi corazón.
ALMA.

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