Comenzamos con una pregunta para que cada uno la responda para sí mismo:
¿cómo viven ustedes la vida?
¿qué sensación tienen ante la vida?
¿qué esperan de la vida?
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Cuando preguntamos por las sensaciones que cada uno tiene de la vida es porque no hay palabra adecuada para cada cual, para hacer esa pregunta, porque el hombre, el ser de humanidad, se mueve por sensaciones y cada uno tiene sensaciones distintas, pero ante la vida cada cual sí sabe dar nombre a esas sensaciones que tiene. Puede ser que una persona sienta -tenga esa sensación-, que está parado, que toda su vida se mueve siempre de la misma forma, con el mismo ritmo, con lo cual la sensación que tiene es de parón y muchas veces se dice a sí mismo: “esto no puede ser, porque yo tengo otras sensaciones”. Otras, la persona cree que hace mucho, otras el hombre no mas que está a la espera y se da cuenta, es consciente, que está esperando algo para moverse, no sabe qué, pero la sensación que tiene es la de espera.
Y así, cada ser humano tendrá esas sensaciones que le hagan ver su vida de forma distinta a los demás y le dará un nombre, y ese nombre que le dé, si es de que lo hace todo maravillosamente, que está perfectamente adecuado con su pensamiento, su sentir y su hacer y está satisfecho, lógicamente su sensación será la de hacer y estar haciendo, y ese ser no se sentirá a la espera, no pensará, aunque siempre el ser de humanidad espera algo porque no tiene todas las respuestas, por tanto él espera, espera a que algo le haga ver otra cosa, o a que alguien le dé una idea, o le venga una intuición, a esa espera nos referimos, que el hombre está llevando su vida, trabajando en el hogar, pero la sensación es de que a través de un instante, en un momento, puede tener una intuición o un sentir que le dé ese sentido que el necesita a su vida. Y así, con esas incertidumbres o respuestas o necesidades, está la gran mayoría de los seres humanos.
Y nosotros, seres que apoyan al hombre, que están velando por el hombre para que se decida a seguir esos atisbos de intuición, a coger sus riendas de la vida y que la dirija por donde sienta, intuya o necesite dirigirla, ahí estamos los servidores, a punto y dispuestos para aquel que lo solicita.
Pues bien, con esa intención de apoyo y claridad para aquel que quiera, que pida, que necesite, les decimos: hay cada vez más seres en el planeta que están preparados para dar respuestas autenticas, seres que están preparados para ver la vida de forma distinta a lo que hoy están viéndola.
Y ¿qué ocurre cuando un ser está preparado a todos los niveles, anímicamente, físicamente, mentalmente, emocionalmente, energéticamente, qué ocurre cuando ya está todo su cuerpo preparado para recoger esa nueva visión y no lo hace, y no lo muestra? Lo que ocurre es que el hombre que está totalmente preparado y no lo muestra se siente totalmente desconsolado, nada de lo que tiene a su alrededor le hace plenamente feliz, siempre está con la sensación de que en su vida falta algo fundamental, aunque no lo comente con nadie y se lo calle para sus adentros.
Pero cada vez se queda más a la espera, a la espera de que la vida le traiga, le lleve, le haga. Y como la vida no le puede traer, no le puede llevar y no le puede hacer, se siente desconsolado. Porque -no lo olviden- la vida no trae, la vida no lleva, eres tú el que trae a la vida, el que lleva la vida, porque la vida en sí es vida, el hombre, dentro de esa vida, es el que se tiene que configurar, el que se tiene que obligar a hacer de su vida, cada cual de su vida.
No puede el hombre estar a expensas y a la espera de que la vida le traiga. La vida no trae, la vida está, está a la espera de que el hombre coja sus riendas y dirija su propia vida tal y como él siente. Si quedan a la espera, se encontrarán cada vez mas desconsolados, mas frustrados, sentirán que la vida no tiene ningún fundamento. Y la vida sí tiene, la vida es vida, pero el hombre no la vive, el hombre pasa, la deja pasar, y ella está a la espera de que el hombre la atraiga, la atraiga y la configure en base a sus propias necesidades, en el más amplio sentido de la palabra, a sus propias necesidades sean las que fueren para cada uno de los seres humanos.
Y volvemos a repetir, cuando el hombre está preparado y no coge las riendas, no encontrará sentido a su vida, vivirá en esa frustración que en muchos momentos le hace caer en enfermedad, cuando no debería conocer la enfermedad. El hombre, si está preparado, no debería conocer la enfermedad. La enfermedad es sinónimo de frustración del alma, del espíritu, como quieran, es un reflejo de que en lo esencial no se le está dando cauce. Cuando se le da cauce, cuando el hombre, en base a su intuición, a su sentir, dirige su propia vida y hace de ella algo que le llena, algo que para sí mismo es inmejorable, no cabe la enfermedad.
Pero vamos mas allá, dando por sentado, por hecho, que ya se sabe que la enfermedad es un reflejo de que el hombre no está haciendo lo que realmente le corresponde por nacimiento, eso dejándolo ya bien sentado, cada vez que veamos a un ser enfermo, automáticamente no cabe ningún juicio ni valoración, no, sencillamente no está haciendo aquello a lo que vino, no está cumpliendo aquello por lo cual nació. Es más, se está alejando.
Vamos más allá. Cuando el hombre está preparado, ahí entra la palabra espiritualidad bien puesta y bien comprendida. Cuando el hombre está preparado, todo lo que le rodea, todo lo que ve, todo lo que toca, está impregnado -y así lo siente y lo vive- de esa espiritualidad que envuelve todo lo creado. Ya la siente, la vive.
Insistimos hasta la saciedad para que se les quede bien claro, para que no hayan dudas ni confusiones, cuando está preparado y no se impregna toda su vida, lo que toca, lo que hace, lo que piensa, lo que siente, de esta espiritualidad, de nuevo el hombre se siente frustrado y de nuevo no ve la salida por dónde ir, por donde caminar, por donde continuar. A eso, estos servidores llaman estancamiento. Sí, está preparado, pero no da el salto. Sí, todo está a su favor, pero no se atreve. Sí, todo lo tiene, todo lo tiene a punto pero no se decide, espera de nuevo.
Observen sus vidas. No vamos a entrar en individualismos ni en uno ni en otro. Todo aquel que escucha la oración, todo aquel que está siguiendo, continuando con una oración, debería saber que hoy ya, ya, está preparado, y que hoy ya se espera de él otras respuestas, se esperan de cada uno de ustedes otras respuestas.
Para todo ser orante, para todo aquel que escucha y vive la oración, se espera otra respuesta. ¿Qué no se atreven?, ¿que no se deciden?, ¿que les parece pronto?: eso cada cual debe observar su vida y si realmente está satisfecho con ella. Si realmente su vida en la mayoría de puntos la ve correcta y bien, perfecto, perfecto, pero para todo aquel que se introduce dentro de la oración y siente que a su vida le falta, aunque no sepa darle nombre, pero le falta sentido, para este ser o estos seres es para los que se les dice: están preparados, pero ustedes no quieren verlo porque verlo es tomar la responsabilidad de hacer, de hacer para mostrar, y ustedes no quieren coger esa responsabilidad.
Y se le podría poner muchos ejemplos a cada uno de ustedes. Se les podría y se les puede y se les contesta individualmente a cada una de las preguntas, pero ustedes las velan, no las quieren escuchar.
Observen sus vidas, sobre todo últimamente, ¿cuántas veces no han sentido como una llamada de alerta para hacer o decir algo y no lo han hecho? ¿Cuántas veces se han quedado a mitad de camino con una idea, una idea dada, regalada, y la han cortado antes de plasmarla? Muchas, pero aun así, ahí se apuesta porque en un momento pueda alguien atreverse a dar cauce a esa idea, a esa intuición, y se apoyará y se apoya.
Están a la espera. Y sus vidas no deberían de estar a la espera. Están todos dormidos y no se les exige ni pide nada, nada, porque ustedes automáticamente que escuchan estas palabras piensan: “¿bueno, y qué tengo que hacer, y qué tengo que decir, y qué…?”, automáticamente.
Pero, ¿están dormidos?, ¿acaso no han tenido la sensación o la intuición o la idea de hacer algo? Y lo han filtrado por su mente y lo han abortado antes de comenzar
Que un ser humano que no está -que no se puede decir orante- tenga esas respuestas, es lo normal, entre otras cosas porque su vibración está donde está, no está preparada para recibir esas intuiciones, para escuchar o tener esas ideas, es normal, muy normal la repuesta de ese ser humano. Pero que ustedes den todavía esas respuestas como si estuviesen dormidos, no hay compresión para ello, no lo comprende, ¿quién no comprende?: su espíritu, su alma, no comprende cómo teniendo esa fuerza en un instante, no lo han llevado a cabo, cómo a través de esa fuerza, de ese impulso momentáneo, no han dado rienda suelta.
Son palabras de su espíritu, necesidades que tiene su propia alma y no las dejan salir, no las plasman. Lógicamente nos sentimos en el deber de decirles: despierten, despierten porque sus cuerpos van a enfermar, porque están preparados para hacerlo y no quieren, han hecho lo que no deberían de hacer, comenzar. Aquel ser de humanidad que comienza por curiosidad, por salir, por reunirse, ya se les dice y se les dijo “están en tierras movedizas, si no se van a atrever a dar otra respuesta mejor déjenlo como está, no escuchen aquello que les va a hacer daño como no lo saquen, como no le den forma”
El hombre debe escuchar cierto tiempo, cada cual el que necesite, unos más otros menos, pero cuando ya su cuerpo y todo él está preparado para dar, preparado para esas respuestas perfectas, no casi perfectas o en una parcela de mi vida perfectas, no, exíjanse la perfección en todo lo que ven, en todo lo que tocan, sienten o piensan, no dejen pasarse nada.
Eso lo debe de hacer cada cual consigo mismo, no sean tolerantes con ustedes y sí sean tolerantes con los demás, sí tolerantes con los demás porque nadie sabe en qué punto o lugar está ese ser, pero uno de sí mismo sí lo sabe, sí lo sabe. No se puede permitir, no se debe, dar unas respuestas que surgen por la inercia de tanto y tanto tiempo con ellas pero que hoy ya no están en el interior, ya no le corresponde a uno.
Y en esta oración de la espera, al igual que el hombre espera, el Cielo espera sin esperar ¿comprenden? El Cielo espera sin esperar para derramar todos sus dones y toda su fuerza en aquel que se decide y apoyarle en cualquier empresa o idea. Esa es la espera del Cielo.
La espera del hombre es la de brazos cruzados. No, el hombre tiene que hacer su vida, modelarla, imagínense que pueden ustedes dibujar su vida y la dibujan, la dibujan, es un acto de hacer, hacen un dibujo, dan forma a un sentir y cauce a esa necesidad de ese sentir. Pero, ¿qué hace el hombre?: esperar, esperar a que unos u otros le muevan su vida, bien sea con gritos, con enfados, con alegría, con ilusiones, pero es el enfado de otro, la ilusión de otro, cuando el hombre se debería de fusionar con todo aquel con quien convive, fusionarse esas dos, tres, las que sean, fusionarse con esas ilusiones, esas necesidades y llevarlas a cabo, darles forma a través de la fusión de ideas. Ese es el caminar del hombre.
Hace tiempo se les dijo que estos servidores y otros están a la espera de cada uno de ustedes, seres de oración, seres que apuestan por otra calidad de vida. Se les dijo que se estaban preparando para poder ser cada cual su propia guía y que a no mucho tardar no necesitaríamos de esta persona que transmite, que ustedes podrían y deberían ser transmisores. Todo ser orante puede y debe ser transmisor porque está preparado para ello.
Cuando el hombre se siente con esa lucidez y se deja hacer es cuando realmente puede decir: no estoy a la espera, no sé qué ocurrirá, sé que puedo hacer maravillas, tampoco sé cuándo ocurrirá pero hago, y hago, y hago. A través de ese ser se puede proyectar, a través de los demás si ustedes se cierran, no podemos proyectar, y aun estando preparados no podemos proyectar.
Y cada ser de humanidad que despierta, cada ser orante, tiene el deber de dar aquello que recibe.
¿Qué dan ustedes?
Amén.
5 comentarios:
Mis mejores deseos para ti.
Que tus anhelos sean realidad y alcances tus metas.
Me siento inmensamente feliz por comenzar un nuevo año con personas tan maravillosas como tu en mi entorno.
Gracias por todo lo que me has enseñado y aun mas por lo que me ayudarás a seguir creciendo.
Bendiciones para ti, hoy, mañana y siempre.
Un abrazo
Precioso escrito lleno de amor, de sabiduria: yo les llamos pequeños faros, que alumbran nuestra vida, que nos sacan de la oscuridad, dandonos ese atisbo de luz, que les guia en su camino. Es un placer poder compatir el camino, con personas como tu. Un abrazo
La vida la vivo como puedo y me dejan.
Es una bonita sensación las de vivir aunque algunas veces duele.
Espero de la vida…. Uffff!! Que me deje recorrerla en todas sus etapas, que llegue al final de ella con dignidad y aceptando que me toca partir.
Gracias por tus letras en mi blog. Un abrazo
Suelo ser tolerante con los demás, sin embargo soy estricta en lo que se refiere a mi comportamiento, intento que siempre sea impecable y respetarme dentro de mis límites, todos los días intento mejorar. Suelo dar sin esperar que me den, no doy lo que recibo, porque entonces no daría nada, supongo que en el futuro si recibiré y si nó, lo que importa es lo que doy y como me siento dándolo... eso es en respuesta a tu precioso escrito. Profundo y con muchos matices.
Sigo haciendo, HAGO, no se cuando ocurrirá, estos días estoy perdiendo la fé, he tenido que parar para recuperarla y estoy en ello. Me han reconfortado tus palabras, no siempre puedo dejarte mensajes, ni creo conveniente dejarte una tontada como que me ha gustado, pero te leo, quería que lo supieras.
1 beso, que a veces doy besos
jejejeje
Hola!
Estan muy bien tus palábras.
Aunque a veces asustes a la gente, jajajajaja
Las enfermedades muchas veces son retos, que nos imponemos a veces a nosotros mismos, a veces a los que hay a nuestro alrededor.
Sí tienes razon, si estamos minimamente despiertos, podemos aprovechar lo que de ellas podemos aprender. Y dar un minimo giro a nuestra vida.
Son esos minimos giros los que nos van cambiando; Encuentros casuales o causales (¿) Todo esta hay.
Pero lo más increible de todo, es que en cada grieta (como diría Jorge L. Borges) en cada resquicio puede haber una esperanza que lleva tu nombre. ¿Por que tú? Tampoco has hecho nada del otro jueves, pero por lo que sea esa esperanza te alcanza.
Si alguna vez alguien me dijera ¿como o qué hago? No sabría que contestarle.
Algunos dirian, ¡O! llevas trabajando de muy atras. Puede ser, pero no lo se.
Por eso la vida estan emocionante nunca sabes que a de acaecer mañana.
Fijate en Ignacio, un guerrero que en una guerra. La esperanza le alcanzó. Te imaginas lo que pensarían sus allegados.
Nadie esta libre de ser alcanzado por la esperanza, sea quien sea, está siempre preparado para recibirla.
En fin, la vida es como es.
Un beso.
El Vagabundo de las Estrellas.
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