Todo lo que existe, todo, se cohesiona con una sintonía.
Esa sintonía es la que cada cual debe percibir, escuchar, y eso depende de la frecuencia con la cual vibre, pero todo, todo está unido dentro de esa frecuencia de amor, los mundos, los universos, los seres, y de nuevo volvemos a los grupos, esos grupos que se van formando dada la frecuencia de vibración que cada cual tiene.
Esa frecuencia el hombre común la detecta por simpatías, coincidencias, y van formando grupos con lo que ellos llaman de simpatía, con lo que ellos denominan coincidencias, “coincido por mi forma de pensar, sentir, mis necesidades son las mismas…”, y así van creándose grupos. Y toda la humanidad y todas las humanidades forman grandes grupos.
Ahora bien, como todo lo existente hay una verdad, hay una sintonía, hay un Creador, y es hacia esa unidad que esos grupos deben marchar y esa es la evolución del ser de humanidad, del hombre. El hombre va evolucionando para llegar a fusionarse con esa Creación, con esa sintonía.
Cierto es que en el camino hacia la evolución, esos grupos se dispersan. Unos, en base a esa frecuencia vibratoria van más directos hacia esa sintonía universal, hacia esa sintonía de amor, y otros se pierden por el camino con sus pequeñas sintonías, con sus pequeñas individualidades.
Pero todo llega un momento que vuelve a coincidir para transmutar ese tiempo de evolución. Cuando el planeta que los acoge ya está preparado para recoger a otros seres de humanidad con otra vibración, automáticamente se unen para escuchar una única sintonía, y de ahí que ya la humanidad da el salto evolutivo con lo que existe, con los seres que habitan el planeta, porque después, cuando ya el planeta haya unificado esa nueva vibración y haya interiorizado ese nuevo estado de conciencia, los seres que nazcan en él, lógicamente, ya traerán esa nueva forma, esa nueva vida, ese estar de perfección que ahora se exige al hombre.
Pero mientras se trabaja con lo que hay, mientras se trata de dirigir a los seres que habitan el planeta, lógicamente este se debe adecuar a esa nueva vibración en base a esa sintonía de amor. Y ustedes dirán: “¿qué quiere decir?, ¿qué me está queriendo decir?, palabras sencillas para que yo las entienda”.
Cuando el hombre se deja llevar por las sensaciones, cuando el ser humano acalla su mente, cuando no la alimenta y únicamente se deja guiar por sus sensaciones, estas mismas sensaciones son las que lo llevan, las que lo dirigen hacia esa sintonía universal. O sea, que para vibrar dentro de esa necesidad de entonación de amor, el hombre se debe dejar guiar por sus propias sensaciones sin acallarlas, sin razonarlas, sin darles ninguna forma con su mente, sencillamente dejarse llevar a donde le lleven.
Cuando esté, cuando se haya atrevido a dejarse llevar y esté en ese lugar escuchando, sintiendo, percibiendo, esa nueva vibración ya le dirá cómo darle forma. Pero si trata de darle forma antes de llegar, lo hará a través de su mente ésta le llevará hacia otras frecuencias vibratorias y no a la sintonía hacia donde el alma debe de ir. O sea, cuando el hombre se deja llevar -como es en la actualidad- por sus pensamientos, por su mente, se aleja de la frecuencia que le va a llevar a sentir esa sintonía de universo.
De ahí que les aconsejamos que no traten ya de actuar en base a lo que sus pensamientos les mandan, en base a lo que les dicen o les hacen ver que es o no correcto para ustedes. No se les está diciendo que se dejen guiar por otros seres humanos, escúchenlo bien, sólo se les dice que no se dejen guiar por sus pensamientos, los suyos, pero sí que se dejen guiar por sus sensaciones, que es lo que les va a aproximar hacia la verdad única, hacia esa sintonía de amor.
Hasta ahora el hombre ha hecho y generado en base a sus pensamientos, les ha dado forma y los ha llevado a cabo y así ha existido hasta hoy. Ahora se les dice: su mente no está en sus pensamientos, o sus pensamientos no están en su mente -como ustedes quieran-, ahora está en sus sensaciones, no en sus sentires, en sus sensaciones, y éstas pueden venir a través de un sentir pero también pueden venir sencillamente a través de nada, pero hagan grande esta palabra, elévenla, nada, o sea, del propio vacío.
Las sensaciones pueden venir de fuera, pueden venir de dentro, de arriba, de abajo, y estas son las que más se están adecuando a esta nueva forma de vibrar la Tierra. La Tierra emite una vibración y el hombre, a través de todos sus sentidos, capta esa vibración en forma de sensaciones: sensación de alegría, sensación de tristeza, sensación sin palabras, no hay palabras para poder expresar esas sensaciones que vienen, que ya no son físicas de frio o calor, de amor o de desamor, son sensaciones que se le escapan al hombre porque está sintiendo la vibración del planeta, está sintiendo el palpitar y la sintonía del planeta, o lo que es lo mismo, ya que el planeta se está adecuando a la sintonía universal, él está sintiendo a través de su planeta esa sintonía de universo.
Y es hacia ahí, hacia esa sensación, que él debe marchar. Pero lógicamente ahí tienen que ser muy sutiles, decimos marchar, o sea, que es avanzar, que es continuar, pero no estamos diciendo “den forma a esa sensación y vayan por ella”, no. Si tratan de darle forma lo harán de momento a través del pensamiento y este lo queremos apartar, no anular, apartar, de momento, sencillamente dejarlo apartado.
Le ha costado muchísimo al hombre confiar en esa parte que no sabe, en esa parte que no se ve, en eso que no se toca, muchísimo, y ha querido darle nombre, forma, y no ha podido ni podrá, pero sí debe dejarse guiar sencillamente por sus sensaciones. Si tiene la necesidad de correr que corra pero que no se ponga meta ni diga hacia dónde va, que corra; si tiene la necesidad de salir que salga, pero que tampoco estructure hacia dónde.
Dense el permiso de asombrarse, dejen que les guíen. A través de la mente no se les puede guiar, porque los conceptos de sus mentes no tienen la vibración adecuada para que seres elevados puedan transmitirles nada, nada de lo que hoy les puede servir. Sería más de lo que ustedes tienen y lo que ustedes tienen no sirve. De la única forma que se pueden acercar hacia esos seres humanos, hacia ustedes, es a través de sus sensaciones, ahí sí que hemos visto una puerta abierta por la cual se les puede dirigir, orientar, inspirar. Pero si esas sensaciones ustedes las acallan queriendo razonarlas, queriendo darles forma, no estamos más que en un umbral sin poder penetrar en él, sin poder tener acceso a ustedes ni ustedes hacia seres más elevados.
Para eso, para todas las nuevas formas de hacer, se necesita confianza, se necesita fe, se necesita sentirse tranquilos. Si algo les perturba, lógicamente no podrá el hombre con esa perturbación abrirse a nuevas formas y quedará en lo que está, en lo que hoy quizás aun le sirva o quizás no, pero se quedará en lo que está, no percibirá por dónde caminar o hacia dónde dirigirse.
No es sencillo dejarse guiar cuando están tan acostumbrados a hacer en base a sus propios pensamientos. Pero no se les dice que se dejen guiar a fe ciega con algo que les sobrepase, solo se les dice que en su interior está naciendo un mar de sensaciones y se les pide que vayan hacia ellas. No traten tampoco de reconocerlas porque en un comienzo no van a poder reconocerlas, déjense guiar y dense, dense el permiso de estar tranquilos, de no plantearse si sus cuerpos enferman, si sus mentes se atrofian, si van en contra de lo que piensan, ¡ojalá se atreviesen a ir en contra de lo que sus propios pensamientos les dirigen, ojalá que sus sensaciones fueran opuestas a sus pensamientos y se diesen el permiso de ir hacia esas sensaciones, a apostar en base a sus palabras, apostar todo en base a lo que la persona siente!
Hacia ahí es hacia donde deben dirigirse, hacia ahí. El tiempo que ustedes necesiten, con la rapidez o lentitud que ustedes necesiten, pero sepan que es hacia ahí hacia donde deben dirigir sus pasos. El tiempo que les cueste también deben marcarlo ustedes. Habrá seres que vayan por delante y los habrá que vayan por atrás, y en el camino se unirán o no con otros seres, pero no importa, cada cual lleva su ritmo, cada cual con sus propios pasos, pero sí que los pasos estén dirigidos para escuchar esa sintonía de universo.
En estos tiempos revueltos habrá lógicamente grupos que tirarán de otros y siempre, siempre habrá seres que se sientan más fuertes. Tampoco debe de importar, no están para basarse en todos los conceptos que conozcan, no importa, todo lo que ustedes conocen no sirve, recuérdenlo, no sirve, por tanto da lo mismo que vean grupos que ustedes hasta ahora han llamado con fuerza, con impulso, con ímpetu. No importa, si cada cual, cada uno de los seres humanos camina única y básicamente con su sentir, con su sensación, ya no importa ni el ritmo, ni la fuerza, ni nada.
Usamos –recuerden- palabras que ustedes conocen, ¿cómo si no podríamos entendernos a la hora de transmitir? Pero todo lo que escuchen lo tienen que filtrar en base a sensaciones, tienen que tragarlo y que esto entre en su interior y de ahí resuene o no, y esa resonancia será lo que en un momento determinado les genere unas sensaciones. Y hacia ellas, hacia ellas.
Recuerden y unifiquen todo lo que están escuchando. Recuerden que hablábamos de seres transfigurados, de seres transmutados, para que escuchen una nueva sintonía.
Con la fuerza del hombre, con sus condiciones mentales, con su -lo que él llama- aplomo en la Tierra, con sus seguridades es difícil que el hombre escuche nada que le pueda servir para esta nueva humanidad, nada.
O sea que todos esos conceptos que hasta hoy tenía, deben de ir cada cual a su ritmo rompiéndolos, soltándolos, atreviéndose a novedades, atreviéndose con la seguridad de que ya no se les puede dejar caer.
Cuando el hombre da un paso hacia el servicio de la propia humanidad, ya tiene un agarre en lugares que ni pueden sospechar, ya no puede caer, atrévanse a dar pasos sin que su mente lo estructure, porque no van a caer, no pueden, eso poco a poco deben entenderlo, ya no puede caer el hombre cuando éste se ha dado hacia un servicio.
Amen.
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