28 enero 2010

En busca del Creador

Mantengan la mente relajada, el cuerpo sereno y alerta.
No cambien las palabras que escuchen, sientan la entonación, el momento, la resonancia en su interior, pero permanezcan serenos.
Desde tiempo se les vas mostrando qué hacer, cómo comportarse para encontrar lo que cada cual busca en su interior, y se les dan pautas para que así lleguen a alcanzarlo. Pero cuando el hombre pide, lo espera ya y lo quiere ya, y todo lo que existe tiene un proceso.
El hombre, después de su andadura por el planeta ha ido dejando atrás lo más puro de él y ha ido, sin darse cuenta, quedándose con lo mas cómodo, con lo más rápido, apagando así una sed momentánea. Y así hasta nuestros tiempos. Pero dentro de todo ese proceso, civilización tras civilización ha ido ganando de alguna forma ese billete de vuelta porque, en definitiva, el hombre, desde que existe, trae en lo más profundo de él ese recuerdo de El Creador, en lo más profundo desde que comenzó su andadura por la Tierra tiene ese recuerdo de dónde procede.
Pero, ¿qué ha ocurrido?: que el hombre ha intentado encontrarlo en la Tierra, ha intentado encontrarlo en su día a día, y lo ha buscado por miles de sitios desde las religiones, filosofías, formas de vida… Lo que muestra es que el hombre tiene recuerdos de una armonía vivida.
Y en ese proceso, durante todo ese proceso y esas andaduras, resulta que el planeta Tierra ya ha tomado su investidura de divinidad, por tanto el hombre que habita en el planeta tiene el deber de hacerlo si quiere continuar dentro de este sistema, este sistema de mundos.
Para poder el hombre permanecer en este planeta, como así lo ha hecho la Tierra, debe encontrar en su interior a Dios, al Creador, a la Divinidad, denle el nombre que mejor se ajuste a cada uno de ustedes, pero en definitiva tienen que retornar a la esencia de Dios. Y ese camino de retorno que tiene que hacer, que ya ha comenzado en su andadura, tiene que hacerlo sintiendo en su interior la voz. Por eso venimos encuentro tras encuentro recomendándoles que expresen en voz alta para sentir su voz, para romper todos los inconvenientes, taras, obstáculos que se han puesto a sí mismos para no escuchar ni a estos servidores ni al Gran Servidor.
Y lo buscan, lo buscan con palabras, se aclaman a Él a través del rezo o la oración, a través de la meditación, a través de las reflexiones, pero con palabras vacías. Recuerden que el verbo es creador cuando se utiliza el Verbo y no la palabrería.
Ustedes, tanto interna como externamente, usan palabras para ir al encuentro de Él, que en definitiva, no serán ustedes quien Le encuentren, será Él el que se acerque, pero ustedes tienen que poner todos los medios desde lo más profundo para querer ir hacia El, para querer que les encuentren. Y así como muchas veces decimos “es una de las formas, pero hay más”, en esta ocasión no hay ninguna otra forma, no hay ningún otro modo de llegar hasta Él. En definitiva, no hay ninguna otra forma de permanecer en este planeta ni en ningún otro lugar del universo si no es a través de sentirlo, de escucharlo, de entablar esa comunión o dialogo interno con Dios.
Y podemos llamarle de muchas formas, de la que mejor se nos acople. Podemos creernos religiosos o no, ateos o no, no importa la forma externa que le demos. El resultado es que el hombre es Su creación, y en este momento de la historia la Tierra retorna al Creador, a su Creador, por tanto el hombre retorna, hace el camino inverso, ya ha cumplido todo lo que tenía que cumplir y ahora se debe a otras cuestiones.
Al comienzo les hemos dicho: no cambien ninguna palabra. Continuamos recordando.
Para que el hombre continúe estando con su cuerpo en este planeta tiene que adoptar otro cambio de conciencia. El cambio de conciencia no es físico, el cambio de conciencia se lo da su Creador. Y todo este tiempo vamos preparando a cada uno de los seres humanos para que sientan a ese Creador dándole -se repite- el nombre que cada cual necesite, y les vamos dirigiendo de la mejor forma para sentirlo.
Pero el hombre aun quiere cogerse, aun quiere aferrarse a lo que conoce y lo que conoce el ser humano, como ustedes pueden ver, no es a Dios, no es al Creador. Conoce las creaciones de los propios hombres y estas creaciones las ha hecho propias, propias y necesarias.
Pero como dijimos la ultima vez, todo a lo que el hombre se ha ido agarrando, todo lo que el hombre puede decir hoy “esta es mi vida”, todo, todo salvo la forma física en algunos de los casos, todo se le va a ir abajo, no lo va a sostener, no puede sostener la forma, o sea, el cuerpo físico, no lo puede sostener la misma forma de vida que han llevado hasta el momento.
Todo cambia, y es literal, todas sus vidas van a cambiar comenzando por la vida personal, íntima, llámenla como quieran, trabajo, amigos, formas… Pero claro, tantas veces el ser humano ha escuchado semejantes palabras… Semejantes palabras y nada en sus vidas ha cambiado aparentemente, que una vez más, una vez más el hombre escucha pero no asimila.
Pero poco a poco, poco a poco, cada cosa tiene su momento, irán relacionando lo escuchado con esa forma distinta del devenir y eso distinto que ha de venir lo pueden buscar a través de la fusión o unión con Dios, no hay otro modo, no se metan ahora en religiones, ni tan siquiera en filosofías, adéntrense en lo más intimo de cada cual, en definitiva es ahí donde El les puede encontrar.
Pero, como decíamos al inicio, no tengan ninguna prisa, no quieran hacerlo ya. Pero sí deben de comenzar a cambiar esa actitud indolente, autoindulgente, cómoda hasta llegar hasta el hastío; deben de tener como primera o primerísima necesidad el encontrar a nuestro Creador en su interior, y después continúen con sus vidas. Para ello cada cual puede hacerlo a su forma, por supuesto, pero que sea lo primero, lo primero que ustedes piensen, lo primero que ustedes hagan, den prioridad a ese reencuentro con El.
Una, y otra, y otra, cada cual necesitara su tiempo puesto que cada cual está en momentos distintos. Cada cual necesitara su tiempo, pero no por ello deben de dejar de hacerlo, no de pensarlo, no estamos diciendo que tienen que pensar en Dios, tienen que encontrar a Dios.
No lo piensen, no se detengan en cómo. Tienen que entrar en silencio en el primer instante de su consciencia diaria, entrar en esa intima comunión con nuestro interior, o sea, a través del dialogo, a través del verbo. Si es necesario exprésenlo en voz alta para que vayan familiarizándose con su voz y con la voz de Él.
Si no tienen prisa, si parten de la base de que todo tiene su proceso, encontraran que en un momento determinado cambia hasta la forma de querer encontrarle, cambia el dialogo, cambia el tono, pero cada vez mas es más fuerte la necesidad de interiorizarse para hablar con Él.
En principio el hombre piensa que habla consigo mismo y puede pasar un tiempo que así lo crea. Cuando se atreve por fin a expresar en voz alta ese dialogo con Dios, se sorprende de las tonterías que puede llegar a decir, se sorprende de su propio tono de voz, se sorprende de tantas cosas que no conocía… Pero de lo que más se sorprende es de la gran necesidad que siente en su interior de coger un tiempo para hablar con Él.
Cuando así ocurre, cada cual llega en su momento, pero cuando le escucha ahí ya se rompen todas las barreras, y en este tiempo, para poder llegar a ese punto necesario en el cual está sumergido el hombre es necesario pasar por ese proceso. Recuerden que el hombre es un ser de divinidad en potencia, que muchas y muchas veces han escuchado que todo está en su interior, que solo hoy es el recuerdo lo que tienen que retomar. Pero en todo ese proceso en el cual han estado millones de años, cada cual tiene su apertura porque cada cual ha ido haciendo encarnación tras encarnación, por tanto cada cual lleva su tiempo, su proceso y su despertar.
Pero todo lo que han escuchado durante tanto y tanto tiempo ya no tiene espera, es ya. Tantas veces lo han oído… ¡Es ya! ¿Ya, qué quiere decir?: cuando ustedes así lo decidan, lo cual tiene un peligro para el hombre: el hombre escucha y quiere hacer eso que está escuchando, eso que le agrada, pero cree que lo va a hacer pensando, y ya se les dice que no es tiempo de pensar, estamos ya en el proceso de actuar. Lo que bien es cierto, y ahí es donde radica el peligro, es que el hombre quiere hacerlo con este cuerpo, y con este cuerpo –se les repite- es comenzar a actuar desde el instante pasado, ya ni tan siquiera el presente, el pasado, es ya, inmediato, porque ocurre que como el proceso ha de venir, el hombre tiene que aceptarlo quiera o no quiera. Si el hombre no comienza a actuar, escuchen sin asustarse, el hombre dejara el cuerpo.
Si estamos en el tiempo de retornar hacia la parte de divinidad, si estamos de retroceso a nuestro hogar, que es el del Creador, lógicamente no podemos retornar con esta forma de pensar, de sentir ni de hacer porque, entre otras, no es armónica. La armonía la está retomando el hombre poco a poco mientras va acercándose a esa parte de divinidad que hay en él, por tanto, mientras ese proceso se dé y el hombre esté haciéndolo, su cuerpo le seguirá. Pero si cree que lo escuchado o lo leído forma parte de algo mas que tiene que almacenar como conocimiento, su cuerpo enfermara y se marchara, literalmente.
Es ese momento de decidir qué quiere hacer cada cual, cómo quiere continuar, ¿quiere continuar con esta forma, con este cuerpo? Si quiere continuar con el tiene que ir en busca de su propio Dios, tiene que fusionarse con esa Perfección. Si no quiere hacerlo con este cuerpo, es más, si no puede hacerlo con este cuerpo lo dejará para así continuar.
Quizás, quizás a muchos de los seres humanos les va a resultar más fácil dejar el cuerpo para fusionarse con la Divinidad, eso casi seguro. Pero la opción del hombre, la opción que hoy está teniendo el hombre que en otros momentos no ha tenido, es la de poder llegar a esa fusión con este cuerpo. Por tanto, de ahí que decimos que es ya, porque imagínense personas en una edad adulta de 50, 60, 70, 80, y que escuchen que es ya con el cuerpo que tienen, un cuerpo doliente quizás, sano, también, y que sea posible esa fusión con el Creador; realmente el hombre tiene que romper ahí todos los moldes estructurados en base a todo lo que él creía o pensaba, y dejarse ese espacio para entrar en comunión con esa Perfección que será la que vaya adecuando ese cuerpo doliente, esa forma de vida, esa actitud, para realmente poder continuar sirviendo a esta humanidad.
A partir de ya, todo aquello que no sirva para esta humanidad, para esta nueva humanidad, a través de catástrofes, a través de enfermedades, a través de todo lo que ya conocen irán cambiando de plano, pero continuaran sirviendo. Es lo que queremos que escuchen: el hombre, quiera o no, tienen que servir, por lo único quizás que pueden sentirse como seres privilegiados es porque se les da la opción de servir conscientes de que están sirviendo, y otros sirven siendo inconscientes, sintiéndose desgraciados, hasta incluso prefiriendo la muerte, pero sirven. Todo en el universo, todo lo creado sirve para llegar a la armonía, a la esencia, a esa esencia perfecta.
Y lo que se les trata de inculcar hasta lo más profundo, bien vayan aisladamente, bien vayan en grupos, es que tienen la posibilidad de llegar a esa perfección conscientes de lo que está ocurriendo. Pero esa conciencia no la van a encontrar en los escritos ni en las lecturas, en las religiones ni filosofías, la van a encontrar en su interior aclamándose al Creador.
Pero escuchen bien, aclamándose no quiere decir mendigando. Tienen que romper los viejos conceptos de rezar con la retahíla como si no fuesen hijos del Creador. No son mendigos, son hijos formados a la imagen y semejanza de perfección del Creador, por tanto tienen que ir de tu a Tu con todo el respeto y el amor que se le debe a un Padre –con mayúsculas-, a un Creador, pero de tu a Tu, con fuerza y resolución. Deben de sentir esa necesidad de servicio y esa claridad que solo se la puede dar El que Sabe.
Pero Se le tiene que ir cara a cara, día a día, instante a instante, no a través del rezo ni de la palabrería, sino a través del Verbo Creador: “quiero esto, necesito esto por esto y por esto, deseo esto por esto y por esto”; den sus motivos, den sus razones: “quiero servir por esto, quiero ser consciente por esto otro, tengo hasta aquí de claridad, si no es suficiente Te pido mas”.
Pero no mendiguen. Millones de años ha estado el hombre mendigando porque así se lo ha enseñado el propio hombre. El hombre es digno de alzar bien alta la cabeza y la voz, y hablar con su Creador con todo el amor del mundo expresándole sus necesidades más profundas, esa es la oración con Dios.
Conforme se vayan adentrando en esa nueva forma de dirigirse al Creador, irán observando cambios profundos en su interior, irán comprobando -porque así lo comprobaran- que lo que tienen en su entorno ha dejado de servirles, tendrán que cambiar -como así expresamos unos encuentros atrás- su forma de hacer y de reunirse, porque irán comprendiendo y aceptando sin que nadie les diga, que lo que han estructurado ha servido hasta el momento, pero a partir de ahí ya no sirve.
Como también se les dijo, a cada ser se le va adecuando la forma y el momento con mas armonía posible para que cambien sus vidas y sus formas. Como grupos también se observa cual es, en estos momentos, la mejor forma para que puedan sacar lo mejor de sí. Pero ustedes tienen que ir sintiendo, a la vez, que la estructura que han formado, tanto familiar como grupo espiritual, ha dejado de servirles; obsérvenlo, siéntanlo y hagan los cambios oportunos.
Cuando ustedes se adentren en su interior irán recogiendo nuevas formas para una estructura familiar, cuando ustedes se adentren en ese interior observaran que todo aquel que quiera realmente formar parte de esa conciencia de servicio grupal ira observando qué movimientos se han de hacer y le resultará mucho más fácil comprender; cuando se les dirige de otro modo hacia otras formas comprenderán y asimilaran más rápidamente.
Pero hagan el esfuerzo, dentro de que es tiempo de ese esfuerzo, es tiempo de dejar atrás esa comodidad, de no pensar, no lo van a encontrar a través del pensamiento, lo van a encontrar a través de esa interiorización y esa búsqueda interna, y ahí se les ayudara a través de sus encuentros.
Pero tienen que hacer ustedes el esfuerzo de ver de qué forma pueden servir mejor, más eficiente, más eficaz, más pronta, porque el tiempo es ya, a la humanidad.
Así sea.

5 comentarios:

Alma dijo...

Siempre he estado buscando y sintiendo dentro de mi y fuera su presencia....Y el único deseo que resuena, es volver, volver de donde vine.

Besos.

Anónimo dijo...

Todo el universo es el mismo creador recreandose.
Nosotros llevamos la misma chispa y bailamos con el la danza de la UNION.
Macocosmos y microsmos cantan también reflejandose en el simismo.


Bello texto.
Nuestra felicitación.

Gracias.

Jayja para tí... dijo...

Amigo Adonai, no crees que aunque estés, y sé que estás, porque es imposible no ser...pero no crees, con mil respetos que un mes, en el tiempo humano, es mucho tiempo?
Hace un mes, que no escribe usted en su blog de la oración...y no es una crítica...es sólo una observación...saludos, jayja

words dijo...

HOLA, POSIBLEMENTE NO ME RECUERDES, MI NICKNAME ES WORDS, PERO EN MI BLOGS SOLIAS DEJARME COMENTARIOS AHORA TE ME GUSTARIA, SI ES POSIBLE, VISITARAS MI NUEVO BLOG ES: onlymywaysiven.blogspot.com, me encantaria seguir en contacto a traves de este medio.

Mil gracias y Dios te Bendiga

Silvia Cristina Cuesta dijo...

Bellísimo texto..

Todo en el universo, todo lo creado sirve para llegar a la armonía, a la esencia, a esa esencia perfecta.

Dios te colme de bendiciones!!!

Silvia Cristina

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