07 junio 2009

Tiempos de recuerdos


¿Han reflexionado durante la semana en el grupo de humanidad?

¿Han podido, por un momento o instante, imaginar a toda esta humanidad conociéndose entre sí?

¿Han podido sentir, visualizar, intuir ese puntal que son para esta humanidad?

De estas y otras reflexiones que se les irán haciendo, deben sentir las respuestas que surgen sin razonar al escuchar o visualizar a una humanidad grupal que entre sí se abastecen en plena armonía. Ese sentir, ese sentimiento, es el que puede acercarles un poco a la verdad de esta humanidad.

Por eso, durante bastante tiempo, venimos haciéndoles comprender que no juzguen al prójimo, que se observe cada cual a sí mismo y de lo mejor de sí en todos los aspectos -como decíamos el encuentro anterior-, a nivel de pensamiento, de sentimiento y de acción den lo mejor sin juzgar cómo está la humanidad.

Venimos tiempo, mucho tiempo, influyendo en el sentir de esta humanidad a través de muchos puntos del cuerpo y de la mente para que cambien esa visión o forma de pensar con respecto a ese grupo de humanidad del planeta. Sin darse cuenta inciden en el juicio y automáticamente les cambia la forma de sentir con respecto a un grupo de humanidad, se ensimisman en cada uno de ustedes en sus propias vidas y no pueden sentir la totalidad de la humanidad; al no sentirla, al no sentirse parte de esa grandiosa humanidad les aparece el juicio y enjuician todos los haceres de los demás, y es más, casi en la totalidad negativamente.

Observen sus conversaciones y estén atentos cómo a lo largo de estas, durante un día, siempre pasa por formar una opinión y muy sutilmente la opinión siempre está teñida de un juicio. No corresponde ya a esta humanidad repetir los mismos patrones. Esta humanidad, aunque ustedes no lo crean, aunque les cueste verlo y sentirlo, es una humanidad perfecta. ¿No lo creen?, pues es una humanidad perfecta, cada ser humano está repitiendo lo que él quiere repetir y cumpliendo sin saberlo, en la mayoría de casos, con la función que se propuso cumplir.

No es fácil entender dentro ni fuera de la espiritualidad cómo una humanidad aparentemente entrada en un caos pueda ser perfecta. Cuesta entenderlo. Pero les hacemos unas pequeñas aclaraciones y verán que no puede ser de otro modo.

Si no existe la casualidad, si todo forma parte de un plan perfecto, todo, todo lo que existe en este y otros lugares forma un mismo plan, perfecto. El hombre no sabe qué plan es, no siente la totalidad de ese plan, pero todo forma parte de un mismo plan y éste es perfecto. Pues si todo forma parte de un plan y el hombre no sabe qué hay detrás, cual es el ideal o el fin de ese plan, no puede, lógicamente, ver, adivinar o sentir qué propósito tiene este aparente caos dentro de una visión perfecta, de un plan perfecto. Eso no le cabe al hombre en su mente. Pues todo, hasta los detalles más insignificantes, hasta los detalles más perversos según la mentalidad de esta humanidad, hasta estos están siendo parte de esa perfección para finalizar un plan.

Cierto es que dentro de ese plan, como les venimos diciendo muchas veces, el hombre tiene la posibilidad de encajar las piezas conscientemente o inconscientemente. Si es consciente tiene que tener muchísimo cuidado porque ahí aun le van a entrar más esas dudas y aun le va a entrar más esa necesidad de crítica.

Y decimos esto porque conforme el hombre va elevando su punto de conciencia, su estado vibratorio, comienza a tener nuevas necesidades, observa a su alrededor y su mente le hace ver que los seres y las circunstancias que le rodean, hechos incluidos, no se corresponden con su sentir, van totalmente opuestos a su sentir, y automáticamente si no se está muy, muy pendiente de sí mismo, le entra el juicio: “¿por qué?, ¿por qué ha actuado así?, ¿por qué me ha dado esta respuesta?, debería de haber sido esta, o la otra, o la otra…

Es muy fácil, dada la forma de pensar de la mente y su limitación de ver una totalidad, que enjuicie lo que tiene a su alrededor y a la humanidad entera. Deben romper con esa forma de pensar y de vivir, porque recuerden que tal y como ustedes piensan automáticamente actúan, eso les está limitando, esa forma de ver la vida tan acotada, tan limitada les está perjudicando para poder ser conscientes y hacer el proceso de elevación de conciencia conscientemente.

Si todo pertenece a un plan que el ser humano desconoce, pero sí presiente que es dirigido por una Fuerza, llamémosle divina, llamémosle elevada, que dirige y nos lleva a buen recaudo, si eso sí que se intuye el siguiente paso es que todo lo que ocurre está bien, aunque yo no lo sepa todo forma parte de ese gran juego divino del cual yo aun no tengo conciencia, pero todo lo que está ocurriendo en el planeta, cualquier respuesta de los seres humanos, cualquier proceso aunque no nos guste, y es más, aunque aparentemente esté haciéndonoslo pasar mal, es correcto.

El hombre tiene esa posibilidad de si algo de lo que está viendo, algo de lo que está ocurriendo en su entorno y mas allá no le gusta, no se siente cómodo, en vez de dejar que su mente enjuicie el momento y a los seres, en vez de que eso ocurra tiene la posibilidad de cambiar, pero ¿cómo va a cambiar si tiene esa forma de ver y pensar tan cuadriculada, tan obcecada en viejas ideas?

Si todo está bien, en mayúsculas, todo lo que ocurre en este planeta, en el universo y en toda la existencia pertenece a esa perfección, bien podemos decir: “no lo comprendo, voy a vivirlo de otra forma, de esta, de esta y de esta, pero no tengo por qué poner en tela de juicio ningún acontecimiento, ninguna persona por difícil que me sea comprender; es mi comprensión, es una comprensión apocada, una comprensión pequeña”. Ese es el esfuerzo que debe hacer esta humanidad, de ver la grandeza.

Por eso les decimos: imagínense, usen la imaginación para ver miles y millones de seres formando un grupo abasteciéndose los unos a los otros, imagínense esa nueva humanidad porque realmente, en otros aspectos que ustedes no alcanzan a ver -de momento- está ocurriendo, lo que sucede es que el hombre no tiene conciencia, no tiene el recuerdo de que todo, él incluido, forma parte de esa perfección.

Debemos adentrarnos a buscar, a ahondar dentro de ese recuerdo que llevamos dentro, qué dije yo en mis inicios, a qué me comprometí yo en mis inicios, porque en esos inicios yo vi la totalidad de la película, a mí me enseñaron cómo iba a ser este momento en la Tierra y yo decidí venir para apoyar a los demás seres humanos y para enriquecerme. Si yo decidí, después de ver la totalidad de la película, y estoy aquí y aquí me siento, escuchen, me siento, lógicamente tendré que hacer reajustes porque he olvidado.

El hombre tiene que reajustarse a cada cambio, a cada sensación de su propio cuerpo, a cada sensación de las circunstancias más inmediatas, claro que debe hacer reajustes, pero si trata de no enjuiciar, no entretenerse en ese juicio y usar esa energía para ese recuerdo, para ver la totalidad del plan, para comprender y ser consciente si es que necesita entender para mover los hilos, para mover las piezas, debe de involucrarse en ese interior y tratar de recordar “¿cuál es mi papel, a qué me comprometí?”. Es sencillo. Lo tienen además muy sencillo: encontrar cada cual aquello en lo que se comprometió.

Y dentro de que el hombre no cree si no vive la experiencia, dado que el hombre aunque escuche si algo no le resuena se olvida, observen qué tendencias son las que cada cual trae, cuáles son sus tendencias.

No hablamos de a lo que el hombre se dedica, no. Puede que dentro de ese olvido el hombre se esté dedicando a algo que nada tiene que ver con lo que él se comprometió, por eso no encuentra una satisfacción en aquello que hace. Hablamos de la tendencia innata del hombre, siempre replica algo que es aunque no sea aparente para los demás, algo que es siempre un resorte que tiene como algo guardado o escondido.

Es sencillo dar con lo que cada cual debe hacer en estos momentos. Pero vamos más allá. Si el hombre no consigue identificar para encontrar esa satisfacción de decirse a sí mismo: “estoy realmente replicando con lo que yo me propuse o me comprometí”, si no es así, el hombre debe de darse, darse. Si no consigue encontrar o tiene dudas de qué es, dense a este grupo de humanidad, en vez de en el juicio estén en la elevación por un prójimo, eleven al prójimo, traten de ver esa grandiosidad que tiene el ser humano en su interior y resáltenla, resáltenla porque es otra forma de encontrar aquello que cada cual debe hacer.

Cuando el hombre replica dentro de la perfección automáticamente comienza a recordar porque -se les insiste-, si todo forma parte de un plan perfecto, el hombre en sí, aunque crea que tiene todos los defectos del mundo es un ser perfecto y en su interior está, o en otro estado de conciencia así lo está viviendo. Recuerden que ustedes solo ven un estado de conciencia, solo viven –en minúsculas lo de viven- una parte muy pequeña de la totalidad. Ustedes están viviendo en otros planos de conciencia, el ser de humanidad vive en otros planos de conciencia. Lo crean o no es así.

Y se les dice todo esto para que las palabras vayan resonando en su interior, resonando, no comprendiendo, resonando para que esa resonancia les traiga el recuerdo de una totalidad en donde todo forma parte de esa perfección y todo tiene un por qué y un para qué, todo. Pero es lógico que se les escape, están viviendo una minúscula parte de la totalidad. Imaginen, ustedes ven y actúan en consecuencia con lo que ven, pero es que –para que entiendan- lo que están viendo es como la vida de una hormiga ante la de un gigante. Es una minúscula, minúscula, minúscula parte de una grandiosa totalidad. Y se les recuerda para que en su interior resuene porque la totalidad está a punto de completarse, a punto de completarse.

¿Y por qué se insiste tanto si todo es perfecto?, ¿si el ser humano va a llegar a esa perfección, por qué se insiste tanto en que ustedes comprendan y recuerden? Podrían decir: “y qué más me da, si al fin voy a llegar déjenme tranquilo”, y es así, se insiste porque todo lo que está viviendo el hombre, su vida, se está desmoronando y le hace sufrir.

¿Qué ocurre cuando el sufrimiento entra dentro de las vidas? Recuerden, recuerden y recuerden, no nos cansamos en decirles que integren todo lo que han escuchado, que está en su interior. Cuando el hombre entra dentro de esa tristeza, dentro de lo que se puede llamar oscuridad, y eso es así, cuando el hombre vive en la oscuridad es otra parte de la vida, es una parte que no tiene el hombre por qué negarla, es como lo que ustedes llaman bueno y malo, que en resumidas cuentas no existe lo bueno ni lo malo, todo es parte de un algo, llamémosle así, pero cuando hablamos de luz y oscuridad ahí entra el juego de los tiempos al cual hoy no nos vamos a referir, solo lo vamos a tocar para aclarar un poco lo de la oscuridad y el sufrimiento. Cuando el hombre entra y se sume en esa tristeza, en ese dolor, todo él, toda su energía se repliega y hace que lo que esté a su alrededor sufra las mismas consecuencias, entre dentro de esa oscuridad. Cuando el hombre se adentra en esa oscuridad tarda años y años, tiempos, en retomar de nuevo la conciencia.

Por qué, esa es nuestra pregunta y esa es nuestra decisión de intentar apoyar al ser de humanidad para que vaya hacia esa luz, hacia esa perfección conscientemente, sin dolor, sin tristeza, esa y no otra la que mueve a todos los seres que les están apoyando. El ser humano está siendo apoyado por muchos seres, muchos, y lo único que mueve a estos seres es que no pasen por esa oscuridad y ese sufrimiento, por eso se les hacen ciertas aclaraciones para que ustedes puedan hacer los cambios necesarios para vivir lo que está aconteciendo sin dolor, para que reflejen esa luz, para que el ser refleje esa luz que lleva en su interior. No olviden que la luz realmente es el bálsamo para la enfermedad.

Cuanto más necesidad tenga el hombre de comprender, de saber, mas se le apoya porque es una necesidad que no puede acallarla otro ser humano. Pero hay seres que no necesitan de preguntas, que viven y hacen; también a ellos se les apoya. Por eso decimos “no juzguen”, porque realmente se está apoyando cualquier decisión que tome el ser humano, cualquier decisión. Pero recuerden que si están dentro de esa necesidad y parece ser que todos los seres que se reúnen, todos los seres que intuyen que hay algo, algo, llamémosle así, algo que necesitan y no encuentran, a ello es a lo que se refiere cuando hablamos de aclarar, los demás ya lo tienen claro, los demás seres que no tienen ningún planteamiento viven, y ya está.

Normalmente es al buscador, aquel que se hace preguntas, aquel que lo que tiene en su entorno no le satisface, ese es el que necesita más aclaración y a él se presta más ayuda porque es bueno que se pregunte, es bueno que sienta qué tiene que hacer, hacia donde ir, cómo apoyar, todo en pro del ser humano, todo para darse al prójimo, no para colgarse ningún don, no para almacenar conocimiento, para dar, porque se siente la necesidad de dar. A ese es al que se refiere, a esos seres que necesitan otra forma, y a ellos van dedicados cada uno de los encuentros.

No enjuicien. Observen sus conversaciones porque en ellas encontraran muchos juicios y muchos más prejuicios ante los demás. Obsérvense en sus pensamientos, en sus palabras, en sus actitudes. Sus vidas están teñidas de un juicio y ese juicio -entre otras cosas pero hoy es a él al que nos dedicamos- les está encadenando, les está parando, les está confundiendo.

Cuando ven un acontecimiento sencillamente obsérvenlo, pero aparten cualquier comentario porque ese comentario va teñido de juicio. Para que el hombre despierte ya les hemos dicho que es muy fácil, pero al mismo tiempo esa facilidad después de tanto tiempo con pensamientos viciados, con actitudes viciadas, si no cambian esa forma tan incrustada en sus interiores, lógicamente les resultara difícil.

En sí el hecho no es difícil, es sencillo tomar una elevación de conciencia superior, muy sencillo, tan sencillo como dejar la mente quieta, tan sencillo como vivir la vida sin ningún prejuicio ni juicio, tan sencillo como darse a los demás antes que a uno mismo, tan sencillo como elevar cada mañana la mirada al cielo y dar las gracias, pero al mismo tiempo esa sencillez el hombre la ha complicado con sus necesidades, con sus prejuicios, con sus juicios.

Solo tienen que recordar. Para recordar imagínense a todos los seres humanos como una gran familia, sin prejuicios ni juicios, una grandísima familia, una grandiosa y maravillosa familia. Porque así son, es increíble pero así son. Es maravilloso porque el ser humano es una gran familia.

No hace mucho hablábamos sobre la necesidad que tiene la humanidad de apoyo de otros seres que les den nuevas esperanzas, la gran necesidad de acercarse al dolor sin llanto, la gran necesidad de ver seres que les acontecen igualmente a los unos que a los otros desgracias, lo que ustedes llaman desgracias, pero unos lo viven serenamente, templadamente, y otros se sumen en una desesperación. Hablábamos de que es importante estar templados para poder ser apoyo para esos seres dolientes que no saben vivirlo de otro modo.

Y hoy se les recuerda aquellos encuentros que hablábamos de ello, porque conforme pasan sus tiempos, conforme acontece ese nuevo advenimiento, el hombre se sumerge más en las catástrofes y en el dolor y vienen momentos en que ustedes deben de estar fuertes, templados, serenos y, sobre todo, sintiéndose una grandísima familia.

Amén.

1 comentario:

Alma dijo...

El plan de Dios es perfecto, ayudarnos, confortarnos, en resumidas cuentas amarnos y mimarnos, porque fuimos creados para amar y ser amor benevolente, los unos para con los otros.

Amor recíproco qué se da y recibe.

Por eso no enjuiciaré nada, todo lo que sucede está programado por la misma perfección.
¿Quién soy yo para criticarlo?
¿Quién soy yo para dañarlo?

Lo único que me queda que es todo....es tan simple como acallar mi mente, aquietarla, para poder comprender todo lo que aún se me escapa y poder llegar algún día a estar iluminada.

Dede mi amor.

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