10 mayo 2009

La conexion


La semana anterior se expresaba que el hombre no tenía la necesidad de pretender o influenciar en algo como cosa suya o como cosa hecha, de su propia mente nos referíamos, que debería dejarse guiar sin meter la mente para sus ideas y haceres.

Decíamos que todo está ya en el interior del hombre y que nada dependía de él, que sí, en su inicio, en su momento, él se ofrendó para este tiempo que el planeta estaba pasando, para este tránsito o esta nueva evolución, pero que nada tenía que hacer, que lo más que se le pedía era que se tranquilizase.

Hoy hablamos de que cuando el hombre entra en esa paz interior, en esa tranquilidad mental, en ese no hacer haciendo, es cuando realmente conecta con su parte de divinidad. Mientras se hace preguntas, mientras la mente lo lleva y lo trae, está fuera de encontrar esa conexión tan necesaria para que encuentre su sentir en la vida, su hacer en el momento.

Les expresábamos que si no se obligan a querer desmenuzar cualquier sentir, si no se empeñan en dar nombre a todas sus sensaciones, les será fácil o más fácil llegar a saber, a sentir qué hacer en estos momentos y a estar más preparados para todo aquel que se acerque, con palabras o sin ellas, a pedir sosiego.

Cuando el hombre deja de pensar o se da una tregua con su pensamiento, entra en una conexión con su parte de divinidad que, conscientes muchos e inconscientes otros, van buscando a través de hacer cosas por fuera, de ir a lugares o a charlas o encuentros que siempre, en esos lugares, escucharán, pero serán de nuevo palabras externas a uno.

Cuando el hombre se da ese intervalo de calma mental es cuando realmente conecta con lo auténtico, con lo que va buscando fuera, y es cuando esa sensación le lleva a tener grandes ideas, novedosas ideas, sentires profundos, formas de encauzar su vida de acuerdo con esa conexión latente que hay en su interior.

Y les decíamos que eso es sencillo porque el ser humano no tiene que hacer ningún esfuerzo, no se ha de esforzar para nada, al contrario, ha de dejar que ese esfuerzo que hoy aplica para hacer las cosas -se esfuerza para llegar a ciertos lugares, para hacer determinadas cosas, para sacar tiempo, y siempre se está esforzando-, lo que debería hacer para poder conectarse con aquello que anda buscando es dejar de esforzarse, dejarse arrastrar por un sentir, sea interno o externo, dejarse arrastrar por un sentir, no por un pensar, por un sentir. Si el sentir es interno entrará en contradicción con su mente, recuérdenlo, la mente quiere que el hombre se quede como está, no quiere novedades. El hombre necesita hacer una tregua o alianza con su propia mente, debe de dejar la mente en un lado para poder conectar con ese estado latente.

Una y otra vez les aconsejamos, les inducimos a que prueben, a que vayan mas allá de lo que escuchan, a que lo vivan y muevan sus vidas y sus haceres teniendo la seguridad de que son ustedes los que mueven su vida. Escuchen: no dejen que la vida les mueva.

Si unen todas las oraciones se darán cuenta que les están guiando por un determinado camino. Si no las cogen aisladamente se darán cuenta que todas les llevan a un lugar: a su interior. Pero ese interior de cada cual en la mayoría está muy, muy escondido, por tanto se les lleva del mejor modo que se encuentra para que ustedes lo vean desde varias formas o puntos de vista, y unos se acoplaran mas con unas palabras, otros con otras, pero al fin algo les hará mover sus vidas al punto de que ustedes mismos encuentren el camino más directo para ustedes.

Una palabra que escuchen la tienen que incorporar a su forma de sentir sin desvirtuar esa palabra, pero sí, la tienen que llevar a su forma de sentir, ¿qué les quiere decir a ustedes esa palabra?

Si no cogen las oraciones aisladamente se darán cuenta de que todas les están llevando a un sitio, a su interior, de forma que a cada cual le despierte su don -por llamarlo de alguna forma-, su virtud. Claro que si las cogen sin hilarlas, aparentemente ayer se les decía algo y a la siguiente vez parece que se desdigan, pero si las unen todo tiene un porqué.

Cuando hablamos de que el hombre debe de unirse, debe de ligarse, debe de unificarse a esa parte divina que lleva para llegar a esa divinidad, observen cuánto trabajo tiene por delante. Desde su vida compuesta por miles y miles y millones de detalles, entran personajes ajenos a él, dificultades –entre comillas-, pero que él vive como dificultades para llegar a su interior, ¡cuánto le cuesta al hombre dejarse sentir cuando todo su entorno lo saca fuera de sí, las conversaciones, las miradas, el trabajo, todo!

El hombre está entremezclado con todo, y para llegar a su lado más íntimo, más profundo, mas divino, le cuesta de reconocer. Por tanto, a estos servidores les cuesta llegar a cada uno de ustedes con la palabra correcta, que sea esa y no otra la que les haga mover su interior. Por eso en ocasiones les decimos que ya no vale la escucha, que esa escucha ya está en su interior más o menos arraigada, que ahora tienen que ponerse a hacer para que eso germine en su interior y los lleve por ese camino único para cada ser, pero al sitio que al fin todos han de llegar, a la parte de divinidad que tiene el ser humano.

Parece lejano. Al hombre, hoy, aun hoy, después de haberlo escuchado, leído, con lo que vive lo ve lejano. Pero si realmente paran sus mentes, se quedan en vacío un espacio corto de tiempo, observarán que no están tan alejados de poder hallar, encontrar, conectar con esa parte divina. Ya no es una teoría, ya no lo es. Para muchos de los seres humanos ya ha dejado de ser una teoría, y son ellos y no otros los que están moviendo o haciendo que se muevan todas estas ideas, todas estas formas de pensar.

Pero si el hombre no sale un poco de su propio caparazón, si no deja que su mente le deje en paz o tranquilo, no puede observar todo lo que está ocurriendo. Hay miles y miles de seres humanos que ya han despertado, que ya se están reencontrando y que están formando una nueva visión de la vida. Ya no está en libros. Pero estos seres, al igual que ustedes, comenzaron por escuchar y continuaron por hacer. Lo que les ha dado esa visión o ese reencuentro o esa conexión ha sido su vivencia. De una palabra, de una idea vivenciada es cuando han recogido cada cual su visión, su única, su genuina visión, y han encontrado esa conexión o ese don que solo uno -cada cual- tiene, y de nuevo lo han puesto y lo están poniendo a la disposición, lo están ofrendando a los demás seres humanos que buscan. Por eso les hablamos de los reencuentros, de las sincronizaciones.

Todo se está dando, todo. Y ya, aunque a uno no le haya tocado y no lo haya vivido, no quiere decir que los demás no lo estén viviendo. Hay muchos seres humanos que ya están viviendo una nueva forma de vivir, de pensar y de hacer.

Hace tiempo se les decía que los pioneros son los que se llevan realmente esos halagos y también los que se llevan los primeros impedimentos, bofetadas o todo lo que los demás seres humanos puedan decir o tachar de inconscientes, de locos… Pero no deja de ser un gran privilegio que el hombre se atreva a dar esos primeros pasos, ya que alguien tiene que ser quien tire momentáneamente y a cada cual le resonó de forma distinta.

Entonces -no hace mucho- se vivía como una teoría, y cada vez se les dice que no es ninguna teoría, que es ya un hecho. Y a poco que despierten y salgan de su propia mismidad observarán que sí, hay mucho caos, mucha preocupación, mucha desazón, mucha angustia, pero hay un movimiento que está arrastrando a todo lo demás, hay un movimiento que está cobrando mucha más fuerza que toda la negatividad que el hombre arrastra.

Y llegará un momento en que cada uno de ustedes desde sus hogares tendrá la necesidad, esa llamada interna, interna, que puede venir desde muchos lugares pero que será escuchada internamente. Y tendrán que dar respuesta a esa llamada, y tendrán que ir hacia esa llamada la escuchen donde la escuchen, cueste llegar a ella lo que cueste.

Es ese movimiento el que el hombre ha de hacer, ese, y ya se está haciendo. Por tanto les decíamos y continuamos diciendo: relájense, tranquilícense, no vayan mas allá, no cojan demasiado trabajo, no cojan demasiados esfuerzos, cosas que les cuesten esfuerzos de pensar, de hacer, vívanlo como si fuese lo último que vayan a vivir pero sin angustia, como si quisieran poner su sello en cada cosa que hacen, en cada idea que tienen, personalícenlo con ese sello de don, sí, es un don reconocer que el hombre puede dar, puede regalar parte de ese hacer, no de ese trabajo, de ese hacer, y pone su firma, se siente tranquilo y deja que su mente se pare, se tranquilice y ya ha hecho, ha hecho.

Si profundizan cada cual en sus vidas observarán que siempre, aquello que hacen les parece poco. Y siempre están con la necesidad de pensar en algo, pensar en algo para hacer, para dar, para… Y ahí, en ese pensamiento entra la insatisfacción porque se sienten faltos de algo, entra la insatisfacción porque creen que no están a la altura de otros y ahí, constantemente, sus mentes les llevan a estar fuera del lugar que deben estar para escuchar mínimamente o para sentir mínimamente esa conexión con lo único que importa, con la divinidad que hay en el interior del hombre.

Tanto se ha dejado el hombre llevar por su mente que esta lo ha sacado de su centro dándole una constante insatisfacción y una necesidad de búsqueda de todo, de aprobación, de mas conocimiento, de mas hacer… Y es un hacer que les lleva a ningún lugar, a una insatisfacción con ustedes mismos. Ese otro hacer al cual nos referimos entra dentro de esa quietud mental que lo que se haga, poco o mucho, queda como un sello personal de aquel don que cada cual trae.

Pero ese don que cada uno de los hombres trae no se encuentra en el dialogo mental, no se encuentra en las necesidades que la mente nos ha generado, no se encuentra fuera de nosotros mismos, porque lo que encontremos fuera será de otro ser humano, no nuestro. Debemos reconocer el nuestro porque cada uno es distinto, y ese se encuentra cuando el hombre se aquieta, cuando lo que hace lo hace con conciencia y no con pensamientos, cuando se da tiempo para la quietud y el silencio y lo que salga de él, sea mucho o poco, será auténtico. Y ahí, es hacia donde tienen que ir.

También recuerden, y todo esto que a partir de ahora serán recordatorios, recordatorios, se les recuerda algo que ustedes ya saben, el hombre todo lo tiene dentro, son recordatorios. Se les recuerda que lo que ustedes llaman tiempo -de nuevo se les vuelve a repetir- está de más, es un tiempo regalado. Y se les recordara hasta que ustedes lo asimilen en su interior y repliquen en sus vidas con conciencia de que ese tiempo está regalado y está siendo reconocido, “como me lo han regalado voy a disfrutarlo, como nada me ha costado voy a disfrutarlo y a que mi disfrute lo vean otros seres humanos”, ser esa replica de una perfección en un mundo en principio caótico, y constantemente se les recordará hasta que retomen esa nueva forma de vivir.

Muchos ya la han retomado y otros están en vías de ello, pero ya el hombre tiene que retomar una nueva forma de vivir y se tiene que dar cuenta que está repitiendo lo mismo que ayer. En cuanto ustedes se den cuenta de que es una repetición háganse esta reflexión, hágansela: “estoy repitiendo más de lo mismo y eso no me va a llevar a ningún lugar, no me va a llevar a mi reencuentro conmigo y con mi virtud, conmigo y con mi divinidad, he de cambiar algo”.

Nadie se lo va a decir, tienen que ser ustedes mismos quienes se den cuenta que están en el mismo lugar con la misma forma de pensar y hacer que en tiempos anteriores, y eso en este tiempo no se les va a permitir, escuchen bien, hemos dejado un lapsus de tiempo, no se les va a permitir.

¿Recuerdan cuando les hablaban de que el libre albedrio en el cual el hombre se sumergió no existía? Se les dejó que creyeran en la libertad del hombre, de hecho sus culturas actuales están regocijadas de ser libres. Llámenle como ustedes quieran, pero esa libertad de la cual están tan satisfechos no existe, todo forma parte de un Plan Divino.

Ustedes y todos los seres existen porque están cumpliendo una función divina. Lo crean o no todos tienen una función que hacer, que dar, que mostrar, y se les deja que ustedes la conformen, le den forma, pero sin salirse de esa función para la cual fueron creados. Y ahí el hombre se siente libre y esa es la libertad que tiene, pero no es la auténtica, la auténtica libertad esta cuando el hombre reconoce lo que es y se reconoce como parte de ese Plan de Divinidad.

Por tanto, el hombre está siguiendo unas formas o unas leyes universales. Que sea o no consciente no quiere decir que no las este siguiendo. Así, de nuevo se les dice: no se va a permitir que en este tiempo el hombre replique con lo viejo, con lo que no sirve, puesto que en él está la auténtica sabiduría, en él está esa bondad infinita, ya no hay más tiempo para replicar con esa falta de fe, con ese egoísmo o con esa forma de vivir estrecha que solo su vida parece importar. El hombre tiene que abrirse a esa nueva forma de saberse parte del universo, uno más del universo con una función específica que hacer pero no más que otros, ni mejor ni peor que otros, por tanto la necesidad vital de uno es la necesidad vital del otro, y no muevo absolutamente nada para alcanzar ese don necesario para mi si tengo que perjudicar a otro. Ahí es donde el hombre alcanza esa –como les decíamos días anteriores- templanza, cuando sus movimientos, sean lentos o rápidos, no dañan a nadie, al contrario, potencian a todo aquel que es observador.

Esa es la nueva forma de ver y de vivir, y ahí sí que el tiempo regalado se pone a la disposición del ser humano. Pero cuando el hombre ya en el momento que está, con todo ya en su interior, con esa arcilla a punto de ser diseñada por él mismo, replica con los moldes antiguos, esos moldes se romperán. Y es natural, ¿no creen que es natural? Cuando entra la guía, esa guía que reconoce el hombre como divinidad, ¿no creen que es natural que se rompa todo lo que no genere esa divinidad?, ¿todo lo que no potencie esa divinidad? Toda forma de escasez, tanto mental, como física, como concreta de ideas y de haceres, tiene que romperse. Esos moldes están cerrados a la vida únicamente de una persona, de una familia, aun hay muchos seres humanos que solo miran por su familia cuando hay toda una familia de humanidad, ¿comprenden donde se les quiere llevar?

Hasta que el hombre no se quite su pan de la boca para dar de comer a otros no tiene ninguna posibilidad, porque ya es estrecho de miras, ya solamente vive para él y no hay capacidad ya para aquel que mira para él. Tiene que abrir su mente, tienen a abrir su corazón, tiene que expandir esa vida y ya no es la vida de uno, es la vida de todos. Yo muevo y me muevo hacia esta idea porque sé que va a dar vida a muchos seres humanos en forma de pensar, de sentir, de ver…

No se encasillen con la parte económica, vayan a lo grande como se les ha dicho muchas veces, piensen en grande, no piensen en pequeño. El hombre hoy cree que si no puede dar una parte de su economía no puede ayudar, cree que si no puede dar de comer a una persona ya no puede ayudar. El hombre puede y debe ayudar con esa mente amplia que hace que su movimiento en su vida concreta no se mueva por él mismo, sino se mueva con un fin de humanidad, humanitario, ahí, haga lo que haga.

Tienen que recobrar esa conexión. Es vital y se les dice y se les repite de mil formas, con miles de palabras que unas les llegarán y otras no, unas les sonaran repetidas y otras novedosas, pero tienen que ir, tienen que mover sus vidas. El ir es mover sus vidas, no pensar, mover, recuerden el pensamiento, déjenlo, lleguen a un acuerdo con él, muévanse por un sentir pero muévanse. Tienen que dirigir sus vidas para conectar con su parte divina.

Y les decíamos y se les repite hasta la saciedad cuando se les dice que es un tiempo regalado, y detrás de la palabra tranquilícense quiere decir mucho mas, quiere decir no tienen tiempo, su tiempo, ese que ustedes controlan de días, meses y años no existe, ya no existe. Unifiquen este tiempo como este instante, se les ha regalado y no se sabe si será de una hora, de un día, de un año, de diez, de cien, no se sabe pero ya no se mide, comprendan, ya no se mide el tiempo tal y como ustedes lo entienden. Hoy hay millones de personas con esa forma novedosa de sentir, con esa evolución, hoy, pero dentro de unas horas, no ya mañana, ni la semana que viene ni el mes que viene, puede haber el doble. ¡Es todo tan acelerado…!

Se les quiere llevar para que ustedes mismos muevan sus vidas, que no sea esta la que les mueva a ustedes porque si es la vida la que les mueve van a sufrir, y ¿para qué sufrir si no existe el sufrimiento?, ¿por qué dejan que la vida les haga sufrir o que ustedes no entiendan a la vida y la vivan como un sufrimiento cuando tenían y tienen la ocasión de moverse en ella, de llegar a pactos con su mente, con sus sentires, con la vida realmente?

¿Qué es la vida?: la vida son ustedes, son sus amigos, sus familiares, la naturaleza como parte de ella. Lleguen a un acuerdo, a una alianza con ella, dense para recibir, tranquilicen a su mente y aliméntenla, aliméntenla con amor, con palabras dulces hacia ella, pero lleguen a un pacto de quietud para poder encontrar ese que les está esperando, ese espíritu, esa alma, ese Dios o esa Divinidad.

Es tiempo, y a eso –recuérdenlo- es a lo que deben de ir porque para eso es para lo que se les ha y se les está regalando el tiempo, no para que hagan grandes proyectos con la vida, no para que comiencen ahora a buscar nuevos haceres o nuevos trabajos, no. Busquen en su interior, encuentren la plenitud, si necesitan de cosas externas está bien, no desechen nada, pero que el fin, que la culminación sea o sirva para llegar a la parte más divina de ustedes mismos, y ahí, con ese fin o con esa intención todo se les dará si esa es la intención; si necesitan cosas de fuera para poder llegar a lo más profundo se les dará, pero si no tienen en cuenta, si ese no es el fin de llegar a ese lado más profundo ya pueden tener ideas, ya pueden llegar a tener pactos, que no se cumplirán si es solo lo de fuera lo que les mueve, sean ideas, haceres, si es solo para su pequeñez, si es solo para su personalidad no se van a cumplir, no es tiempo de ello.

Ahora, si tienen una visión amplia, si tienen una visión donde entran todos los seres humanos, si tienen una idea donde puedan tener cabida todos sin excepción, esa se cumplirá por difícil o imposible que les parezca, porque es necesario que el hombre llegue a esas conclusiones, llegue a tener esas grandes necesidades, “yo tengo una idea revolucionaria en la cual todos los seres humanos que estén con esa necesidad se van a poder beneficiar”, por difícil o imposible que les parezca, esa idea se les pondrá tan fácil, tan sencilla que la llevaran a cabo. Pero si un proyecto pasa por "mi familia", empiécenlo si quieren, empiécenlo, pero no llegará a nada, se diluirá, no llegará a ningún fin -si se termina.

Comprendan que el deber de los que les hablan es infundir en ustedes una necesidad de globalidad, no mueven otros hilos, no hay otro fin. Es que en su interior esté, nazca o se formalice una forma de pensar en la cual entren todos los elementos que existen, todos, desde el ser que ustedes llaman humano a todos los demás seres que ustedes no llegan a ver. Tiene que abarcar todo lo que ven, todo lo que sienten, todo lo que intuyen, todo lo que piensan, y ponerlo a la disposición de todos sin excepción.

Así sea.

1 comentario:

Alma dijo...

Todo se dá como una nueva forma de vida.
Recojo el sentir de mi corazón y me pongo en marcha, esta es mi única vía.

Llenándome de reposo y calma, ahora ya sin prisas, el tiempo no existe, el vacío me llena de quietud y me da la alegría de poder conectar desde un solo latido, mi parte Divina.

Ahora ya puedo decír que en mi, se deslumbra y resuena el proposito de Dios.
Algo estraño pero real.
Ahora ya sé para que fuí creada....
Y esto me produce mucha alegría.

Amen.

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