18 abril 2009

La ofrenda


Hay muchas cosas que el hombre debe de recordar. Debe de recordar porque en la mayoría de los casos ese recuerdo le puede ayudar, le puede ayudar a darse cuenta de todo el tiempo que ha estado únicamente pendiente de sí mismo, de su vida y de su pequeñez.

En el momento que el hombre trascienda ese estado de encerramiento -podríamos decir-, ese estado de cautiverio, ese estado de aislamiento y comience a recordar por qué decidió emprender este viaje, se dará cuenta que ha dejado muchas cosas atrás que realmente le ayudarían, cosas evidentes, sencillas.

El hombre ha apostado por las cosas complicadas, ha apostado por dar alimento a la complejidad, dar alimento a esa mente para enmarañar la vida cuando realmente ésta es sencilla y en sus inicios el hombre lo tenía muy fácil. Y dentro de esa evidencia que el hombre ha perdido de vista, está el planeta Tierra.

El hombre se pregunta: “¿qué hacer con mi vida?, ¿cómo ayudar a los demás?, ¿cómo encontrar mi camino?”. Son preguntas que las hace desde lo más profundo, de hecho siempre les hemos dicho: se eligió a seres por su intención, no por su conocimiento ni por lo que saben. Por tanto la intención es buena, esas preguntas son necesarias, pero observen que aun siendo preguntas profundas y necesarias lo evidente no nos lo preguntamos, quizás por eso -porque es evidente- lo hemos perdido de vista.

¿Por qué estamos aquí? Tan sencillo como decir: porque tú quieres, estoy aquí porque tú me dejas estar. Ese Tú -en mayúsculas- va dedicado a la Tierra, estoy porque Tú me dejas estar, estoy porque Tú apoyas mi hacer y siempre apostaste por mí.

Cuando nace un ser humano y vamos a ver a un bebe felicitamos a los padres, les damos la enhorabuena, vemos su felicidad. Pero no hay un sentimiento de gratitud, de devoción hacia la Tierra cuando, realmente, ese ser ha nacido porque la Tierra lo acoge. Hemos perdido de vista lo más evidente, hemos perdido de vista el trascender cualquier hecho hasta hacerlo rutinario. El hacer del hombre ha perdido su trascendencia, es rutina tras rutina.

Cuando el hombre recuerda que realmente él eligió estar en este momento de la historia en este planeta, no puede hacer otra cosa que rendirse ante tanto amor que este planeta le ha dado, ante tantas posibilidades que le está dando. Y sólo se nos ocurre mirar hacia arriba para dar las gracias a Dios, que está muy bien, pero es que quien nos está manteniendo es un ser, recuerden que la Tierra es un ser, tiene sus emociones, tiene su propia identidad y está en el mismo proceso que el hombre, está retomando esa parte virtuosa, esa parte trascendente, espiritual de la elevación de conciencia al igual que el hombre, y al igual que el hombre necesita del hombre para apoyarse, para elevar esa vibración, para motivarse, para enriquecerse, al igual la Tierra necesita de esa gratitud del hombre hacia ella.

Y sí, en estos momentos se la está teniendo un poco más en cuenta, tratando de reciclar las cosas, tratando de no dañar a la Tierra, y está bien, claro que está bien, se la está teniendo en cuenta. Pero ¿se la habla?, ¿realmente hablamos con la Tierra?, ¿realmente la tenemos en cuenta como un ser vivo?, ¿le damos las gracias como se las damos a la persona que tenemos al lado cuando tenemos un regalo o cuando sencillamente nos mira con amor y le damos un abrazo?, ¿qué ofrendamos a la Tierra?

Damos por hecho que nos va a mantener, que nos va a sujetar, y tanto damos por hecho que ya es para ella una obligación mantenernos. Pongámonos un instante en su lugar: cuántas veces no dice el hombre: ¡basta de obligaciones!, quiero dar y recibir, quiero, necesito una caricia o una mirada de amor. ¿Cuántas veces le expresamos nuestra gratitud?

El hombre tiene que unificar. Recuerden que estamos tratando de que comprendan, de que integren que el hombre debe de unificarse, que ya no puede vivir en su individualidad, debe de unificarse hasta sentir que es un único ser, un único ser. Recuerden que tienen que elevar y trascender todo lo que escuchan. Si decimos que el hombre ya no puede vivir en su individualidad, que debe de unificarse como si de un solo ser se tratase, estamos incluyendo al planeta Tierra; es un ser vivo, no lo tengan como una teoría, es un ser vivo con sus sentires, con sus emociones, con su corazón, y es más, recuérdenlo, si deciden mantenerse en esta planeta éste tiene que abrirles el corazón, tiene que abrirles el corazón y admitirlos en su parte más íntima.

Si nos ponemos en su lugar como madres o padres, ¿hasta cuándo acogeríamos a un hijo si este ni nos conociese?, ¿hasta cuándo abriríamos nuestro corazón? Si le damos salud y este nos abandona, ¿cómo le podemos abrir el corazón a alguien que no se acerca a nosotros?

En los momentos de tránsito en que el planeta se está sumiendo tienen que refugiarse, si esta les deja, en el corazón del planeta. De momento escúchenlo, créanlo o no lo crean pero, como siempre en los últimos tiempos les expresamos, no es necesario que lo crean, es y lo verán. Que después cuando sea y lo vean comprendan, que después cuando sea y lo vean haya o no lo que ustedes llaman tiempo eso ya nadie lo sabe. De ahí que venimos encauzándoles para que no sea un día especial, un día puntual, que sea algo que se implante en su interior y que al igual que ustedes amanecen y dan gracias por estar vivos, agradézcanle a la Tierra, agradezcan a este ser que les acoge todas las posibilidades que les brinda ese nuevo día, vívanlo, no lo hagan como un ejercicio, como una teoría, acostúmbrense a que ésta sea participe de su vida, participe de sus decisiones, involúcrenla para que amplíen esa forma de amar.

Hoy están acostumbrados a amar a un ser humano. El ser humano se expresa como ustedes y sienten que es reciproco, pero tienen que trascender ese estado de amar a algo que aparentemente, aparentemente, no se expresa como ustedes, pero en la medida que ustedes la integren en sus vidas, en sus pensamientos, en sus emociones, en sus sentidos, irán comprendiendo porque ella les hará ver y sentir cual es el auténtico amor.

Dentro de lo difícil que les resulta, les resulta más fácil mostrar amor a otro ser humano, pero en el fondo, salvo excepciones, es porque tienen una respuesta. Si los seres humanos no respondieran a esa llamada de amor también les resultaría difícil. O sea, que ese amor es limitado puesto que siempre está esperando una respuesta, una reciprocidad.

Cuando aprendan a amar a la Tierra comprenderán a qué amor nos estamos refiriendo y comprenderán cuando se les dice “trasciendan”, que es lo que quiere decir la palabra trascender. Es ir más allá de lo que me resulta sencillo o lo que he aprendido. Recuerden que les decimos que no hay nada que enseñarles, que todo está en su interior, nos limitamos a recordarles qué hacer para que ustedes lo sientan, lo vean y den ese paso evolutivo.

Esa forma de amar está en su interior. Todo lo que les expresamos esta dentro de ustedes, pero no han llegado hasta allí. Han de trascender esa forma de vivir que tienen, esa forma de pensar que tienen, esa forma de amar que tienen, todos sus sentidos han de trascenderlos para que comprendan y puedan ir un paso mas allá, y este es el momento, y están preparados, por supuesto, el hombre está preparado para escucharlo y para hacerlo, está dentro de él con las posibilidades de sacarlo en este momento de la historia, hoy, ya, no hay nada para mañana. No crean que lo tienen que aprender, no, no tienen que aprender nada, ya lo saben, está guardado y en muchos ya no está tan guardado, está a punto de salir, a punto de reconocerlo.

Cuando el hombre se ofrende a la Tierra, cuando todo su hacer y toda su vida pase por ese filtro como así debió de ser y así fue durante un tiempo, la humanidad nada hacía, nada pensaba que no pasara por el filtro de la Tierra, ella era la primera en saber qué iba a hacer, cuál era el siguiente paso del hombre, porque se le hacía ver, se le ofrendaba cada instante de la vida, el hombre reconocía la importancia porque sin ella él no existiría y ésta era todo abundancia con el hombre, había un amor reciproco y nada le faltó al hombre.

Pero ese tiempo paso y el hombre olvidó, olvidó porque se dedicó a otras tecnologías también necesarias, escuchen bien, todo lo que el hombre lleva aprendido es necesario, lo que quizás olvidó fue el unirlo todo, el no dejar nada, el no dar nada por sentado y por hecho, el aprender y aprender y aprender sin dejar nada atrás, todo sirve, todo sirve cuando lo unifico, todo me sirvió y todo me servirá.

Por eso les decimos: no cojan las palabras aisladas, no cojan las oraciones puntuales, hay un seguimiento, desde que comenzó la humanidad, desde su primera trayectoria todo es importante y trascendente en el hombre, todo, pero éste cada vez más se coge a lo último, desarrolla lo último y siempre está en lo último.

Unifiquen. Así como ustedes ya no deben pensar aisladamente para nada, deben de unificarse como un solo ser humano, como un solo ser. Esa conciencia grandiosa de millones y millones de identidades, pero con una sola conciencia, sabiéndose lo que cada cual es, sabiendo que mi sentir es tu sentir y mi necesidad es tu necesidad, y que si yo cubro una de mis necesidades estoy cubriendo las tuyas, incluyendo la Tierra. No dejen nada atrás, tienen que mirar hacia arriba, sí, ver la belleza, también, pero miren el suelo, el suelo que les acoge, miren el suelo y den gracias constantes por estar cuidando de cada uno de sus pasos y pídanle, pidan que les continúe acogiendo.

Nos adentramos un poco más. ¿Recuerdan? Decíamos: miren qué necesitan ustedes para comprender cuál es la necesidad de los seres humanos. Si nos adentramos un poco mas y sentimos al planeta como un ser, ¿qué necesita este ser?

Cuando el hombre -y más en la actualidad- sale a la calle hay momentos en que todo le sobrepasa, los ruidos, las personas, la actividad… porque necesita un tiempo de descanso o un tiempo de interiorización o un tiempo de silencio. Vean al planeta, a su planeta, como un ser y comprendan que habrá días en que también se sienta saturada, también necesite ese silencio.

El hombre está acostumbrado a decir: ¿qué puedo hacer yo ante tanta humanidad?, ¿qué puedo hacer yo si no soy nadie? Esa limitación tienen que abortarla ya. Un pensamiento de un ser perfecto como es el ser humano no puede tener esa forma. A estas alturas deben saber ya que su forma de pensar, una forma de pensar armónica, una forma de pensar con amor, puede romper todas las barreras que los demás seres pongan, no hay limitación cuando un sentir es profundo y recto. Con su forma de pensar un ser humano puede hacer que la Tierra no se sature más de lo que está, que no le cabe más. Es como cuando ustedes dicen: es la gota que colma el vaso, no le cabe más en su interior.

¿Qué hacer? Ya no se trata de no tirar más basura, ya no se trata porque ya no hay mas marcha atrás, ya está la cosa hecha. Ustedes, sus cuerpos y el cuerpo del planeta ya han llegado a su culminación, no les cabe más, ¿comprenden? No cabe ni un pensamiento negativo más en ustedes ni en ella. Por más que ustedes ahora quisieran limpiarse, cuando ya están enfermos, ¡ya están enfermos!

No se trata de fustigarse porque han enfermado o porque la Tierra está enferma, se trata en la medida que cada uno de ustedes vaya sintiendo esa llamada de devoción ante ustedes y el planeta, ante este ser grandioso, de no fustigarla más, de que cada uno de sus pensamientos sea de armonía, de amor, de belleza, de gratitud, de devoción hacia sus cuerpos y hacia ella.

Recuerden que les decíamos: no den culto a sus cuerpos, ¿lo recuerdan? No se trata de limpiar las calles, que también, no se trata de ponerse pinturas en los rostros ni buenos vestidos, ni buenos perfumes, que también si así se necesitan, pero no se trata de eso. Trasciendan las palabras, se trata de ir a lo profundo, al corazón de la Tierra, al corazón del ser de humanidad, no se entretengan en la forma, la forma no sirve, la forma sirve únicamente para mantener la energía.

No necesitan más culto, recuérdenlo. Podemos embellecer las calles de la Tierra, claro que sí, pero no se queden ahí, ella está enferma, tienen que llegar al sentir, tienen que llegar a su corazón, arrópenla y arrópense mutuamente porque si ustedes se arropan la arroparán, si ustedes la arropan ella les arropará, es mutuo. Nunca, nunca les ha faltado absolutamente nada, siempre ésta les ha dado lo mejor de sí, si no lo han tenido es porque ustedes se han alejado demasiado de ella y aun así aún habitan en sus brazos, aun así aún habitan en sus brazos.

Pero no se trata únicamente de estar. El hombre, en cada instante se va a dar más y más cuenta de que no se trata sólo de existir sino de que esa existencia tenga un sentido para la vida. Recuérdenlo porque si no esta forma dejará de existir con esta forma. No se trata únicamente de estar, se trata de estar con sentido, ahí pueden involucrar la palabra trascendente. ¿Qué hacer con la palabra trascendente? No se trata ni más ni menos que de estar haciendo lo que uno hace pero dando ese sentido auténtico de lo que es en cada aspecto de la vida, si se habla de la naturaleza sobre la naturaleza, si se habla del hombre del hombre, si se habla del trabajo del trabajo, que no sea automático, que no sea algo pesado, trascender ese peso, trascender esos límites se hable de lo que se hable, eso es lo que el hombre debe de hacer.

Cuando preguntan y preguntan “¿qué hacer?, ¿cuál es mi hacer?”, es ese, pero lo deben ustedes de sentir. Es ese, es trascender esa apatía, esa forma de pensar limitada, esa forma de hacer caduca para postrarse en primer lugar ante el ser que nos mantiene: ¡gracias, gracias por mantenerme, a partir de ya cuento contigo desde lo más profundo como mi madre, como mi amiga, como mi maestra, como mi vida!

Ahí -repetimos y culminamos-, cuando ustedes den esa trascendencia a la Tierra, descubrirán el auténtico amor, y es más, a partir de ese instante lo reconocerán porque se sentirán uno con todo lo que existe, ¡uno con todo lo que existe!, ya no necesitaran más preguntas, ya no necesitaran sino vivir, regocijarse por haber recordado y reconocido.

Gracias a ti.

3 comentarios:

Alma dijo...

Ofrendar la Tierra, acariciarla, amarla, respetarla y mil cosas más....

Me quedo aquí en esta bella oración, creo que es la más bonita, para mí.

Muchas veces siento que viajo a través del universo y es ella quien me transporta, quien me cuida, me alimenta y me sustenta, viajo acompañada de miles de estrellas girando para poder contemplarlo todo, unida a infinidad de galaxias, siento que toda yo estoy en el mismo cielo y no es un sueño, es real, hay algo más bello que esto???

Yo, mecida por una madre fértil, incondicional que me ama y me alimenta de mil formas diferentes se convierte en hogar, comida, agua, calor, noche, día....en mi vida.

Siempre cuando voy al campo con mis manos la acaricio y con mis labios le he dado más de mil besos y no me siento ridícula, me siento ella desde mi yo....gracias, mi amor.

Me quedo con lo que has dicho - Es un ser vivo - igual que yo -

UN BESO.

Alma dijo...

Dios te cuida
la Tierra te mece
el amor te guía
a su ley, todo obedece.



Con tu mismo amor.

Grupo dijo...

LA OFRENDA ES LO MAS LINDO QUE SE ENCUENTRA EN EL SER, ES ESA ENTREGA, ESA RENUNCIA, ES LA SIMPLICIDAD DEL SER, DONDE SE MANIFIESTA ESA ESENCIA DIVINA, ESA MISTICA DEL CORAZON DE LA DIVINA MADRE, TE FELICITO GRANDES ESCRITOS TE INVITAMOS A NUESTRO BLOG
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