26 abril 2009

Historia de humanidad


A todos los que escuchen esta oración y a todos los que llegue esta oración.

Esta oración tiene como propósito que despierten. Ya no es tiempo de dormir, ya no es tiempo de temores, ya no es tiempo de titubeos, es tiempo de despertar, es momento de ver la vida de cada uno y reflexionar qué se está haciendo con esa vida, dejándose sentir.

No pueden preguntarse qué están haciendo con su vida desde la mente, porque la mente les va a dar todas las explicaciones para convencerles de que realmente están haciendo lo que les corresponde, lo que toca, para hacerles sentir satisfechos.

Deben ir a buscar sus propias respuestas internas, que no sea la mente la que les de la contestación. Es fácil reconocer cuando es la mente la que les está respondiendo o cuando es su yo interno, cuando sus anhelos más íntimos, esos que a veces ni uno sabe darles forma pero que siente en lo más profundo una necesidad, un vacio, una inquietud o un algo que no se le sabe dar nombre, que hace al ser humano ir en busca de algo que tampoco sabe qué pero que no lo encuentra a través de la lógica ni de la mente.

Por eso decimos que háganse esa pregunta desde lo más profundo y reconozcan si es esa necesidad intima que ustedes anhelan. Si eso que es respondido les satisface internamente, o les calma internamente, o les hace sentirse en paz con su interior como si hubiesen encontrado la piedra filosofal, como si hubiesen dado con el secreto mas intimo y ultimo de la Creación, eso que no se sabe qué busca el hombre pero que aun hoy anda buscando y que no se lo puede dar el intelecto, que no se lo dan las formas creadas por los hombres, las necesidades creadas por los hombres, va mas allá, a eso nos referimos, esa es la historia que el hombre debe retomar y esculpir, esa es la historia de la humanidad.

No hay límites, el hombre, el ser de humanidad, tiene que despertar para darse cuenta que ha estado dormido durante toda su etapa o evolución en el planeta Tierra. Pero este planeta, sus planeta, sí, estos, este en concreto, les está pidiendo ese recuerdo para que esculpan en su interior su propia historia de ser de divinidad.

Ya no puede el hombre replicar como humano porque no es humano. Su cuerpo humano queda en la tierra, él es esencia divina y en este momento de la historia es su deber despertar para reforzar esa historia, vivir esa historia y romper con la historia de la humanidad, ¿comprenden?

El hombre, en cada encarnación en la Tierra, salvo excepciones que ha habido y las hay, vive únicamente una historia humana, se involucra tanto en esa humanidad que comienza a hacerse finito y comienza a dar forma, a escribir la historia de la humanidad con un comienzo y un final, con el nacimiento y la muerte. Así, encarnación tras encarnación, cada vez que retorna a la Tierra recoge de nuevo esa energía finita y de nuevo vuelve a escribir la historia de la humanidad. Pero ya no es momento de continuar con esa historia. El hombre debe reconocer –por eso decimos “deben de despertar ya”- esa esencia divina y comenzar a escribir su nueva historia de divinidad.

Para eso tienen que romper con lo aprendido, con lo escrito de la historia de esta humanidad. Ya no sirve la muerte, ya no sirve que el hombre se ponga sus propios límites y menos que acepte que se los pongan. El hombre ya tiene el deber de replicar como ser de divinidad, ese ser sin límites ni para su forma de pensar, ni para su modo de hacer, es único e irrepetible y tiene que comenzar a replicar de esa forma.

En todos sus nacimientos ha ido recogiendo los documentos -por decirlo así- de todos sus hermanos, ha ido impregnándose de su propia historia y de la historia de sus antepasados y las hecho propias, tanto que lleva un gran peso que no le deja volar y hace que se ancle en el planeta.

Él no es de aquí, él no pertenece a este planeta, llegó por decisión propia para escribir una nueva historia, para hacer ver que era posible hermanar, unificar, ampliar ese estado evolutivo de conciencia. Vino para enseñar, vino para mostrar, encarnó en cuerpo humano para mostrar que se podía con esa densidad cumplir con su historia de divinidad. O sea, vino para hacer ver la perfección dentro del pensar y del hacer del hombre, sacarlos de su forma rudimentaria, de esa forma salvaje en la que estaba. Vino para poder unificar la carne, lo material, con lo espiritual.

Y es posible y la Tierra, este planeta, dio varias oportunidades para que el hombre así lo sintiese y lo mostrara, pero no, no lo hizo, lo dejó para más hacia delante. La Tierra aletargó, el hombre aletargo esa culminación, pero hoy ya no puede haber ni hay más tiempo, lo que el hombre llama tiempo, ya ha culminado esa energía, ya ha evolucionado esa energía. Por eso hoy no se les pide que ustedes decidan, no, no pueden decidir, ya decidieron, tienen que recordar, tienen que despertar.

¿Por qué hacemos tanto hincapié en que el hombre ha de despertar si hace un instante decíamos que no puede decidir, que la Tierra ya ha llegado a su plena evolución de conciencia, ya es consciente, lo que es igual a que ya ha despertado? Si el hombre es un ser de divinidad y también es su tiempo, ya ha alcanzado ese nivel de conciencia, por tanto ya ha despertado.

Cuando decimos que deben despertar nos referimos a que deben hacer. Comprendan que si tanto tiempo se les dice que en su interior está ya todo, que nada pueden aprender porque todo está aprendido, si todo está aprendido y se les dice que tienen que despertar, sencillamente es actuar, actuar sin miedos y sin límites con la seguridad de que van a elevar sus brazos y van a recoger, a moldear o a escenificar aquello que ustedes estén necesitando, aquello que estén necesitando.

Pero comprendan, si ustedes están ensimismados en esta vida finita con la cual aun temen a la muerte, con la cual aun se apenan por todo lo que ocurre y las circunstancias que les llegan y las que ustedes fomentan, si están tan imbuidos e impregnados en esto que es finito no van a tener la necesidad de querer alcanzar otras posibilidades.

Por eso nos referíamos que escuchen a ese interior, ese que no está satisfecho con nada que les ofrezca esta vida de humanidad pero sí que anhela vivir –con mayúsculas- una vida plena, una vida unificada con la fuente, esa fuente de divinidad, esa transmutación que el hombre puede y debe hacer en estos momentos de un cuerpo humano con las necesidades que él ha conformado, con la vibración densa en la cual está sumergido, automáticamente en un instante tiene la posibilidad de elevar esas manos, esa necesidad de coger lo que le corresponde dentro de este cuerpo, dentro de esta Tierra, dentro de esta vida que él se ha configurado; no necesita absolutamente nada de fuera; todo, todo lo que él imagine, todo lo que él necesite para cumplir un sueño, un anhelo, una necesidad vitral, un… lo que sea a ese nivel de profundidad de querer llegar a lo mas divino de sí mismo, se le da, se le regala, pero tiene que quererlo.

No llega el hombre a comprender la trascendencia del instante, no la llega a comprender. Ha enmarañado tanto su mente y su vida que cree que dentro de lo más difícil, lo imposible, es donde va a encontrar esa felicidad, y es tan sencillo todo… Dentro de esa sencillez es donde el hombre debe hurgar para darse cuenta que no necesita absolutamente de nada, no les va a servir, pero vívanlo, escuchen las palabras y vívanlas, no las almacenen como tantas otras veces y continúen con la vida como si nada hubiesen escuchado.

El hombre cree que necesita saber y estudia para ello, cree que necesita economía y trabaja para esa economía, cree que necesita y necesita y necesita, y observen que todo lo que el hombre cree necesitar es de fuera, aun cree que es de fuera, que se lo van a proporcionar hechos o personas de fuera. No es así. A eso es a lo que deben despertar, a saber que está en su interior, en su necesidad. Si usted tiene una necesidad pobre eso es lo que obtendrá, si tiene una necesidad profunda eso es lo que tendrá. En toda necesidad –con mayúsculas- del alma, del espíritu, no hay trabas si no se las pone uno mismo. Necesito dinero para hacer esto, necesito trabajo para alcanzar dinero, necesito que me escuchen, necesito… Todos, todos se relacionan con hechos de fuera de uno mismo.

El hombre debe hacer para darse cuenta de que lo tiene todo en sus manos, todo a su alcance, eleva la mano y lo coge. Tengo una idea, elevo la mano y la cojo, la desarrollo y no tengo ningún límite porque mi mente no me limita y mis sentidos me muestran que no existen los limites.

Y hace un instante les decíamos: no es tiempo de limitaciones, es un tiempo pasado el de la limitación, es un tiempo pasado el del miedo. Hoy el hombre ya puede avanzar hacia delante porque es para ello para lo que se han puesto todas las fuerzas del universo, para ese gran cambio. De ahí que decíamos: no hay tiempo, están fuera de tiempo, el hecho, aunque ustedes crean haberlo escuchado muchas veces, está ocurriendo ya. Aunque por su pequeñez voluntaria no vean más allá de un palmo de ustedes, el hecho está ocurriendo en el planeta y en el infinito. Todo, planetas, galaxias, todo se está conformando para dar paso a este nuevo planeta y a este nuevo ser que nació.

Observen que si continúan con la misma forma de pensar, si no han hecho un pequeño cambio en esa forma de pensar, todos los acontecimientos les van a sobrepasar, todo lo que está ocurriendo con los seres humanos y con el propio planeta les va a sobrepasar y les va a hacer vivir momentos con mucha pena, con mucha insatisfacción, o bien optarán por marcharse. Si ven que todo lo que está ocurriendo a su alrededor con personas, con la propia Tierra, con ustedes mismos, forma parte de ese despertar, forma parte de esa nueva historia que está escribiendo parte de la humanidad, vivirán los acontecimientos como necesarios para poder dar esa nueva respuesta, para poder poner nuestra rubrica, ser participes del momento que están viviendo la Tierra y los seres.

Ser conscientes no quiere decir estar despiertos para escuchar. Ser conscientes quiere decir recoger todo lo que el hombre debe de hacer, la parte que a cada cual le corresponde, “yo me hago consciente de este despertar y asumo mi hacer para ayudar al planeta y a los seres humanos a que puedan con armonía hacer el cambio”.

No quiere decir que yo esté escuchando, que yo asuma lo que oigo y me quede de brazos cruzados. Algo me corresponde hacer, tendré que trabajar con mi mente para que se relaje y vea otra forma de vivir, tendré que trabajar con mi cuerpo para que este me ayude a poder servir al momento, algo tendré que hacer. No puedo escuchar o identificarme con lo que oigo y continuar sin mover absolutamente nada de mi vida, porque de nuevo recordamos, aunque ustedes como han escuchado tantas veces que ya no hay tiempo, que el tiempo se les regala, aunque no lo hayan asimilado es real, es real, sus tiempos y los nuestros no coinciden. Lo que ustedes llaman tiempo es un instante, pero un instante puede ser lo que ustedes en el tiempo llaman instante. Todo se les está dando pero se les da para que ustedes hagan, no pueden almacenar conocimientos, no pueden almacenar bienes materiales, deben dejar fluir todo.

Cuando el hombre decida, cuando él decida comenzar a actuar desde esta nueva forma de ver sin límites, sin tiempos, sin muerte, cuando se unifique con el hacer únicamente, con el hacer, con el disfrutar, con el vivir, con la alegría de estar realmente cumpliendo con un plan divino con el cual él, en un momento de su historia como ser de divinidad estuvo de acuerdo, cuando el hombre comience a dar muestras de ello, ¿se imaginan por un instante lo que ocurrirá en el planeta?

Cuando desde ya no echemos mano de cosas ajenas a nuestro interior, cuando todo salga desde lo más profundo de nuestro ser, las respuestas, las necesidades, los haceres… No existe equivocación posible, el hombre está dentro de esa firmeza, de esa rectitud y de esa perfección donde no existe el error ni la equivocación.

Son historias pasadas que la humanidad escribió, y como humanos impregnados de esa humanidad estamos replicando, pero no nos corresponde continuar con esta historia, es tiempo de escribir una historia de divinidad.

Tengan la seguridad de que todos los seres están pendientes del planeta y de ustedes, están contemplándolos, están apoyándolos desde lo más profundo del corazón.

Amen.

1 comentario:

Alma dijo...

He pasado a leeros, gracias.

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