23 enero 2009

Oración - 21 de enero de 2009


Están asistiendo a un primer reencuentro. Relájense, traten de abrirse plenamente. Dejen tranquila a la mente, no intenten comprender, eso no es cuestión de ustedes, sencillamente déjense llevar dentro de la tranquilidad, de la paz y la armonía de saberse entre un grupo de amigos.

Venimos tiempo haciéndoles hincapié en que todo lo que sus mentes traten de entender, de comprender, no lo van a conseguir, diciendo que todo lo que ocurre a partir de un tiempo es nuevo para el ser humano y por tanto no puede comprender, ni tan siquiera, su forma de pensar.

Tiempo atrás el hombre creía comprender. Creía comprender su mente, creía comprender sus reacciones y creía tener controlada parte de su vida porque así se lo habían dicho y así él lo creyó. Pero sin ir muy lejos, pueden ver en sus vidas que hasta su forma de aceptar ciertos acontecimientos sencillos y aparentemente normales les sobrepasa, y si se adentran un poco más en ustedes mismos verán que su forma de actuar y de sentir no corresponde a la de hace un tiempo.

Y así todo sucesivamente, en unos mas dependiendo de lo conscientes que sean, de lo que se vayan conociendo, podrán ir viendo que realmente no es una teoría lo que andamos expresando, no es una teoría que el hombre hoy no tiene referencia a donde agarrarse. Todo lo que el hombre hoy está viviendo es pasado y como es pasado no le sirve, como no le sirve se siente insatisfecho y como se siente insatisfecho se siente impotente para ver o sentir esa tranquilidad, tranquilidad.

Cuando el hombre se suelte podrá sentir en lo más profundo que ha de abrirse a nuevas ideas y conceptos, pero nuevos, pues no tiene referencia alguna, no puede elucubrar cómo serán, a qué se referirán, no, no la tiene, no la hay. Pero no ustedes, los seres humanos, todos los seres humanos no tienen un punto al que acogerse, un punto que les dé una luz, una guía o referencia para seguirla. De momento es así.

No obstante de no tener ese punto de referencia, el hombre tiene necesidad de abrirse totalmente a la esperanza, a la fe de que si él es un ser creado a través del amor nada puede ocurrirle que lo lleve a la oscuridad, si se deja. Si pierde ese punto interno, esa luz interna a la cual en estos momentos turbulentos de la humanidad tiene que cogerse, si pierde ese punto de referencia en su interior, lógicamente se adentrará en una oscuridad, enfermará, no acabará –recuérdenlo-, porque no se acaba, nada se acaba, pero sí que como cuerpo físico dejará de estar en este plano para pasar a otros. No se puede razonar, no sirve la mente para eso ahora, recuérdenlo, pero sí se puede sentir, el hombre tiene que tratar de sentir.

Son ejemplos que les vamos poniendo para que poco a poco, paso a paso vayan atisbando por dónde ir, pero han de ser ustedes quienes lo sientan, por eso siempre se les dice: no se entretengan en entender las palabras, sientan lo que estas quieren decirles, lo que quieren hacerles sentir, pues en este plano, al hombre, ni siquiera los órganos internos que tiene le van a servir, de hecho no le están sirviendo, y cada órgano interno ha de ser sustituido, ha de ser perfeccionado, ha de ser limpiado y renovado.

Recuerden que si no cogen aisladamente las oraciones, si cada encuentro que tienen lo aúnan y enlazan con los anteriores, verán toda la trayectoria que han hecho y atisbarán hacia dónde se les quiere dirigir. Mas si viven aisladamente lo que escuchan no le encontrarán sentido, no podrán ubicarlo, y han de ubicarlo en su interior para que sientan. Se trata de sentir, sentir sensaciones, es a lo único que el ser humano puede cogerse, a las sensaciones, sensaciones que le hagan sentirse vivo, que le inunden, porque esas sensaciones son las que podrán dar luz a todos los acontecimientos que están ocurriendo.

No pueden meter la razón, no es algo lógico, todo lo que está ocurriendo y cada vez más no pertenece a la lógica. La lógica que hasta ahora trabajaba el hombre se le ha desmoronado, la idea que el hombre tenía de lo que debería o no hacer se le está desmoronando, todo se le está desmoronando, hasta su propio cuerpo, recuerden, un cuerpo sano, ¿sano?: no lo es, el cuerpo no está sano, pero también –escuchen con atención- esas ligeras o importantes enfermedades que el cuerpo genera, que cada uno de ustedes está generando son necesarias para cambiar esos órganos que hoy tienen en su interior. Hablamos de órganos, no de sentires, órganos físicos y concretos.

Cada dolencia del hombre es necesaria para que le haga entrar en ese espacio de vacío, para que ese vacío resuene en su interior y pueda atisbar otras necesidades. El hombre se ha quedado anclado en las necesidades que hasta hoy tenía el cuerpo, el cuerpo, su vida, su entorno, su familia, el planeta. Y ha ido trabajando cada una de esas necesidades que ha ido teniendo, pero es que hoy las necesidades cambian.

El hombre quizás, así a bote pronto, aun ni tan siquiera se haya dado cuenta de que está mal, que está enfermo porque está haciendo lo mismo que hacía hace un tiempo y no atribuye su mal a ello, y es que lo que cada uno estaba haciendo ya no corresponde. Pero tiene que llegar este ser por sus propios medios a ver que ya no corresponde dedicarse a lo mismo, y no corresponde porque en su interior están cambiando los conceptos, están cambiando todos y cada uno de esos conceptos, por tanto lo que antes le servía, a lo que antes se dedicaba en cuerpo y alma -que decía él- hoy no le está sirviendo. Y siente que no le sirve porque entra en un sin sentido, no le encuentra sentido, no le emociona aquello que hace, no le exalta aquello que piensa. Eso es entrar en un sin sentido en su vida, y ahí es cuando el hombre reconoce que lo que hace un tiempo tanto le agradaba y tan pleno le hacía sentir hoy le está dejando vacío. Claro, estamos dentro de ese cambio, el hombre, la naturaleza del hombre está cambiando, por eso no tiene donde cogerse, porque todo está cambiando.

El hombre se tiene que abrir a esa nueva dimensión, a esa nueva vibración, no sabiendo lo que va, porque no puede saberlo su mente, sino con la confianza y la fe de que algo superior está por encima de él llevándole, dirigiéndole. Tienen que sentir que no están solos, recuerden que hemos viniendo insistiendo en que no se sientan solos, que perciban de alguna forma que les están protegiendo y dirigiendo, porque en esa medida no se van a desesperar.

El hombre se puede sentir solo y no solo de personas, pues puede estar rodeado de millones de seres humanos como él, tan confundidos como él, y sentirse verdaderamente solo y desesperado. Pero no hablamos de esa compañía, hablamos de una compañía superior que ya el hombre tiene que sentir, porque no está solo en este universo, no está solo en la Tierra, paralelamente a él hay otros seres que aun hoy no los puede ver pero sí puede percibirlos y en él está percibirlos más o menos.

Deben dejarse guiar. Si no quieren dejarse guiar por alguien que ustedes no ven, no perciben, déjense llevar por ese sentir de lo más profundo que hay en cada uno de ustedes, pero para llegar a ese sentir profundo tienen que limpiarse tantas cosas, tantas cosas…

El ser humano se ha ido cerrando a voluntad poco a poco, cada vez más en sí mismo, cada vez se ha ido metiendo más en su propia necesidad, en su propia mismidad, tanto que le va a ser difícil llegar a lo más profundo de él. Pero si a nada se quieren acoger de fuera porque no tienen fe en ello, si a nada quieren dedicar ese sentir o esa fe, deben de comenzar a soltar ideas que tenían, conceptos que tenían; hasta en sus cuerpos se ha de ver que están soltando cargas que llevan para que así queden ligeros y puedan percibir que en su interior puede estar la guía y puedan sentir que en su entorno, no con los ojos físicos pero sí con el sentir del alma, no están solos, es más, pueden sentir que les están dirigiendo para lo que están preparados, para una nueva vida, para un resurgir nuevo del ser de humanidad.

Esta humanidad tal y como piensa y actúa no cabe, y al no caber -por lo que ya explicamos la vez anterior- su vibración ya no corresponde con la del planeta. Lógicamente, si el hombre no entona su vibración con la del planeta, el planeta lo tirará o él se marchará. Cuántas veces decimos: está en la opción del hombre el quedarse y ser parte de este nuevo amanecer en el planeta o retirarse para de nuevo formar esa potencia energética para todos aquellos que se queden en el planeta.

Claro, el hombre siempre piensa: hasta que llegue yo me voy a coger a mi trabajo, a mi familia, a mi mundo, a mi vida, yo lo he conformado y ahí me siento arropado, porque de aquí que llegue…

¡Cuántas veces nos están diciendo que vienen las nuevas eras!, ¡cuántas veces nos están diciendo que esto es un caos y que es el fin del mundo!, ¡claro que sí!, muchas veces se ha hablado porque realmente, desde los comienzos, cuando el hombre es concebido no nace al instante, tiene un tiempo para desarrollarse y nacer y así ocurre con todo.

Pero llegado ya este momento nadie les va a tener que decir nada, no se trata de eso, eso ya se ha dicho, ya se ha venido diciendo unos 48 años de su tiempo tal como el hombre controla el tiempo. Hoy no se trata de decir. Hoy, la idea que los seres más evolucionados que ustedes tienen, es arroparles para ayudar a hacer el tránsito que ya cada cual está sintiendo. No se trata de decir que viene, que viene, que viene; está, y en la medida que uno siente que su vida no le funciona tiene el deber de conocer qué hacer.

Y eso es lo que se les está tratando de enseñar en estos encuentros, qué hacer cuando surgen en el ser humano esas preguntas, cuando surgen esas inquietudes. Se les está dirigiendo para aquellos que quieren saber qué hacer, no se les está diciendo que la cosa acaba y que ha llegado el fin de todo. No existe el fin de nada, ni el comienzo ni el principio, es una secuencia y consecuencia de actos desde el nacimiento, desde la Creación, una consecuencia de actos de los seres. Y esas consecuencias van evolucionando y en base a esa evolución los cuerpos en cada momento tienen que adecuarse, alinearse a la nueva vibración o nuevo nacimiento, llámenlo como quieran.

Y donde sí hacemos hincapié por el bien de cada uno de ustedes, es en que eleven en la mayor parte posible que puedan las palabras para que aunque no las entiendan las sientan, eleven al máximo porque hasta las palabras se quedan cortas y no las hay para poderles inducir poco a poco qué tienen que hacer. Es dejarse llevar, abrirse al máximo, soltar ideas que ya no corresponden. A eso es a lo que nos referimos con soltar lastre, soltar carga de ideas que ya no pueden evolucionar aquí, porque aquí la evolución ya es otra y esas ideas no sirven, es dejarse y dejarse y dejarse, arrastrados, eso sí, por un sentir que van en la dirección correcta hacia el auténtico amor.

Tienen que sentir y no nos cansamos de decir: cambien el razonamiento por el sentir, por las sensaciones, todo lo que ocurra en su entorno a partir de hoy no lo razonen, siéntanlo, pero no hoy ni mañana ni pasado, siempre.

Cambien el concepto de la mente, oblíguense a que el sentir que hasta hoy hemos localizado en el centro del pecho suba hasta el centro mismo de la cabeza. Lleven ahí su sentir, muévanse por él, es el otro aspecto que le falta a la mente para poder desarrollarse en estos tiempos venideros.

Lleven el sentir a lo alto de la cabeza. No piensen, sientan y ese sentir elévenlo y actúen, actúen, no existe la equivocación. Actúen en base a ese sentir, no esperen organizar nada con la mente, no esperen hacer un proyecto por cercano que esté a través de la lógica de la mente, no se cumplirá, no puede, ya no tiene paso, pero sí tiene paso este nuevo nacimiento, sí tiene y mucho que ofrecernos ese nuevo sentir.

Traten de sentir cierta tranquilidad en sus cuerpos, traten de alinearse para que las emociones no se disparen, para que el sentir no les sofoque, para que el pensar no les arrastre. Unifíquense dentro de esa tranquilidad de saberse arropados, entendidos y guiados.

Apóyense, apóyense en todo y mas allá de lo que puedan los unos con los otros, aparte de sentirse apoyados por estos seres que están a su disposición constantemente. Sientan que en sus cuerpos físicos tienen seres que pueden apoyarlos, porque eso les hará vivir este tránsito que está ocurriendo con mucha más armonía.

No dejen que la soledad física ni interna les invada el cuerpo. En la medida que su cuerpo se sienta arropado, en la medida que su cuerpo –hablamos de cuerpo, el cuerpo que tocan, que ven- se siente totalmente vencido, pero vencido con la seguridad que otros velan por él, en esa medida el cuerpo se armoniza, y es importante que el cuerpo este en armonía para que todos los órganos internos puedan adecuarse a la nueva vibración.

Es necesario, si no quieren pasar por ese tránsito que ustedes llaman muerte, que el hombre acople en su interior cada cosa en su sitio y esté en condiciones para que todo ocurra dentro de una gran armonía.

Ámen.

4 comentarios:

Silvia Cristina Cuesta dijo...

Totalmente de acuerdo con lo que dices...Deben dejarse guiar. Si no quieren dejarse guiar por alguien que ustedes no ven, no perciben, déjense llevar por ese sentir de lo más profundo que hay en cada uno de ustedes, pero para llegar a ese sentir profundo tienen que limpiarse tantas cosas, tantas cosas…

Ando rapidito por mi poco tiempo...

Cariños

Silvia...simplemente feliz

Anónimo dijo...

"Traten de sentir cierta tranquilidad en sus cuerpos, traten de alinearse para que las emociones no se disparen, para que el sentir no les sofoque, para que el pensar no les arrastre".

Un puntito de sal....

Jayja para tí... dijo...

yo soy flor, soy espina, soy una mezcla de tierra, con agua fría...
yo soy naturaleza
viva
integra
sin leyes
costumbres

soy flor, soy espina

soy flor, eso soy flor

Unknown dijo...

"...que el hombre acople en su interior cada cosa en su sitio y esté en condiciones para que todo ocurra dentro de una gran armonía", pido por ello, para todas las personas de mi vida, incluida yo, lo que tenga que ser, será. Un abrazo Adonai!

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