Aunque el hombre no crea en ello, es un ser de luz. Aunque el hombre niegue ser parte de la Divinidad es un ser divino. Aunque el hombre se comporte con crueldad, con egoísmo, es un hombre puro. Aunque el hombre reniegue de todos sus ancestros, hasta incluso del Creador, el hombre es Dios.
En la medida que cada ser, cada hombre, vaya necesitando recuperar su lugar, en esa medida comprenderá las palabras que hoy escucha.
Cada ser de humanidad tiene un ritmo, un latido, una vibración la cual le hace comportarse de determinada forma, sea o no él consciente. De ahí que en las últimas veces les decíamos que tienen que aprender o recuperar lo aprendido, aquello que olvidaron, para poder ponerse en sintonía con esa necesidad que cada ser humano tiene.
Pero cada hombre tiene su tiempo y no puede modificarlo, como tampoco puede modificar sus respiraciones. Cada ser de humanidad tiene su tiempo, y para poder encontrar ese Dios en su interior éste tiene que unificar su tiempo con su necesidad y acoplarlo a través de la respiración.
Cada latido, cada respiración, es un tiempo que lo va acercando o alejando de ese Centro de Luz, de esa Divinidad que hay en su interior. Cuando el hombre se sumerge de lleno en los problemas cotidianos que tiene en su vida, se ralentiza esa vibración, se acelera ese corazón y acorta su tiempo de estar en el planeta.
Cuando el hombre entiende que soy, o somos, o son un conjunto de necesidades y cumplimientos y se aúna a ver más allá de lo meramente cotidiano, comienza a alterar involuntariamente su vibración, con lo cual el corazón tiene un latir más pausado, por tanto el hombre conserva esa energía por más tiempo.
¿Por qué se les dice todo esto si realmente, en última instancia, el tiempo que permanezcan en el planeta es un tiempo relativo en base a las mentes humanas, relativo? Se les dice todo esto para comenzar a entrar en otra vibración de oraciones que vayan nutriendo ese conocimiento para llegar a ser una sabiduría, y que esta sabiduría les ayude a encontrarse a Dios en su interior.
Se ha trabajado quizás con otros nombres, quizá sin saberlo ninguno de ustedes, con las emociones, con el sentir, con la mente, pero en este instante vamos a trabajar con esa octava superior que existe, que da la sabiduría, la sabiduría que conlleva todo lo existente, no del hombre ni de la tierra, de lo existente, de todo aquello que existe.
Cuando el hombre comience a tener atisbos de esa sabiduría comenzará a reubicar en su interior los tiempos, tiempos de respiración, por tanto tiempos de latidos de su corazón, tiempo vibracional para que conscientemente eleve esa vibración que le haga tener conocimiento de otros estados de conciencia, porque es momento de que comience a manejarse en otras esferas.
De seguro que muchos pensarán: “si aun en esta no me considero consciente, ¿cómo puedo entrar en otra?”. Eso es lo que el hombre en su gran mayoría va a pensar, pero no olviden que llevamos mucho tiempo diciéndoles que el planeta Tierra, su planeta, tiene otra vibración, vibra de distinto modo, con lo cual los seres que habitan en él han de vibrar de distinto modo.
Si el hombre actual, en base a todo lo aprendido, no modifica esos tiempos, esa vibración, no podrá continuar en este planeta. Por tanto se les dan todos los medios que deben conocer e incorporar, y en la medida que sientan y necesiten, tomándose sus tiempos deben incorporar todo el conocimiento, toda la sabiduría, para poder terminar su trabajo en el planeta.
Quieran o no quieran, recuérdenlo, el hombre debe modificar su vibración. Bien puede ser a través de la voluntad, del conocimiento que va adquiriendo y por supuesto libremente, o bien dejando el cuerpo y tomando otro.
Lo que debe ocurrir en el planeta está ocurriendo y, como ustedes pueden observar, todo está bien, todo está en su lugar, no depende del hombre que el planeta, el universo, tome su lugar, no depende del hombre. Lo que sí depende del hombre es que él permanezca allá donde quiera estar, eso sí depende de él, por lo tanto se les dan las pautas de conocimiento para que si ustedes quieren, dentro de ese libre albedrio que tienen, puedan permanecer en el planeta. Ahora bien, éste les exige un cambio, voluntario o involuntario.
Cuando el hombre es consciente de que existen otros niveles de conciencia a los cuales él no puede llegar, porque la vida actual que lleva y el recorrido que él ha hecho le han mostrado de distintas formas que existen otros estados de consciencia, se los ha mostrado, porque en momentos puntuales ha atisbado, ha sentido, ha intuido que esto solo es un comienzo, que hay mucho más que a él se le escapa.
Pues eso es lo que el hombre tiene que alcanzar, a poder manejarse en esos estados de consciencia, conscientemente o inconscientemente. Pero si lo trabaja inconscientemente, igual debe de influir en su forma de actuar en la vida, en su personalidad, en su carácter y en la forma de relacionarse con la vida misma.
Poco importa que el hombre sea consciente del trabajo que está haciendo, porque puede ser perfectamente a través del sueño, puede ser, hay muchas formas en que el ser de humanidad puede trabajar alterando esa vibración y no ser consciente, pero sí se muestra y eso le hace ser consciente que algo está ocurriendo en él y en su vida, porque ya no se comporta igual, sus necesidades ya no son las mismas, ya ve y actúa ante la vida con otros valores. Y aquel que es consciente porque ha querido trabajarlo de esa forma, ha querido no perderse la emoción y el entusiasmo de dar un paso sin saber qué viene después, quiere ser consciente de ese cambio de hombre a hombre-Dios.
Actualmente ese hombre-Dios se está viviendo. Los maestros, los místicos, viven en esa vibración y son conscientes. Claro está que para hacerse consciente lo primero que el hombre tiene que hacer es conocerse, conocer donde se está metiendo, tener conocimiento para llegar a moverse dentro de la sabiduría. A esas alturas nos referimos en cuanto a la evolución del hombre, ya es imposible pensar que haya un ser de humanidad que crea estar solo en este planeta. Creo que ya no ha lugar que el hombre pueda pensar que solamente existe la raza humana. En estos momentos evolutivos, debe entender que es parte de una Totalidad que él llama seres humanos pero que tras esos seres humanos hay otros seres, que no está habitado únicamente éste planeta y que cuando las vibraciones de los planetas, de las galaxias, entran en ese punto de despegue en el que está la tierra, lógicamente ya es un despertar para saberse acompañados de muchas formas.
Cuando decimos que el hombre tiene esa vibración que llaman octava superior, todo lo existente, todo lo que él controla, cualquier cosa de la vida tiene su vibración alta, su octava superior, el hombre y el super hombre, o el hombre-Dios, por ejemplo, un cuerpo físico con sus necesidades físicas, pero que en un momento determinado eleva la vibración siendo el mismo hombre y estando en el mismo cuerpo, pero que en un momento dado vibra de distinta forma, lo cual le hace entrar en unas necesidades distintas y en una comprensión totalmente distinta sin dejar de estar aquí. Eso es la octava superior de todo lo que existe.
Cuando muchas veces les hablamos de elevar (“eleven cualquier palabra que escuchen, cualquier hecho que hagan, elévenlo al máximo, ensálcenlo”), nos referimos a esa octava superior.
La palabra es palabra, el verbo es su octava superior. Cuando la palabra se manifiesta como hasta hoy la está manifestando el hombre, la palabra puede confundir, puede dejar de tener fuerza, puede perder su sentido, porque la deteriora esa densidad del hombre denso. Cuando la elevamos, cuando se transforma en verbo, la palabra tiene la fuerza necesaria para poder transmutar cualquier hecho, cualquier situación, recoge todo su poder, el poder del verbo, y puede crear, puede ser creadora de formas nuevas, de pensamientos nuevos, de actitudes nuevas. A eso nos referimos cuando decimos “eleven”, y a eso también nos referimos cuando constantemente se les ha ido induciendo a que piensen que entran en situaciones y etapas novedosas en las que no pueden replicar de la misma forma conocida porque ya no es tiempo.
Es lo mismo que estar diciéndoles: la palabra como tal ya no sirve, tienen que elevarla para que la vibración resuene en su interior y se transforme en verbo, para que ustedes puedan regenerar, para que ustedes puedan sanar, para que ustedes puedan ser dioses. Está en su interior, no deben buscarlo fuera. Todo resuena en el interior de su cuerpo, en el interior de su mente, y a través del conocimiento pueden tener acceso a saber quiénes son.
En la medida que ustedes hagan suyo el verbo, que quieran profundizar en esa octava superior, en esa vibración superior del hombre, tienen que dejar atrás la que tienen actualmente, y eso -les repetimos- puede ser voluntario o involuntario, consciente o inconsciente.
En la medida que quieran ser conscientes deben dejar atrás los viejos hábitos como, por ejemplo: la mentira, la vanidad, el egoísmo, la falsedad, el egocentrismo, el odio. Para que el hombre pueda atisbar conscientemente y acelerar su proceso de sanación, con mayúsculas, SANACIÓN, cuando hablamos poniendo énfasis en las palabras, a estas alturas ya tienen que pensar que estamos hablando de una octava superior de la sanación. La sanación, como todo, no es lo que ustedes piensan de un cuerpo enfermo, no solamente es un cuerpo enfermo, es una mente enferma, son unas emociones enfermas, es una forma de comportarse enfermiza, a eso nos referimos cuando decimos “eleven las palabras, eleven lo que escuchan, no lo encasillen con la palabra únicamente que escuchan”.
Tenemos que emplear sus palabras porque no nos entenderían de otra forma, pero cuando se les dice “elévenlo”, usen el verbo, es usar la perfección, por tanto, cuando se pone énfasis en una palabra es porque su significado va mas allá de la palabra usada. Cuando decimos sanación es porque nada tiene que pasar por ustedes ni mental, ni emocional, ni físicamente que les haga caer de nuevo en la vibración en la cual están.
La vibración que actualmente tienen la mayoría de seres humanos no les decimos que tiene que cambiar, no, ha cambiado, es un hecho que ha cambiado, por tanto el hombre ha de modificar su forma de pensar. Automáticamente cambiara su forma de hacer, su forma de actuar y su forma de ver y vivir la vida. Y vamos mas allá, si quieren ser conscientes y acelerar ese proceso, que todos los cambios le cuestan al ser humano, en todos los cambios se rezaga un poco y es en momentos dolorosos, pues decimos, hacemos hincapié que si quieren acelerar ese proceso tienen que usar conscientemente y no dejarse en absoluto arrastrar por su carácter o forma actual. Sobre todo, repetimos, con la mentira, la falsedad, la envidia, el egoísmo, el odio. Ese es el esfuerzo que el hombre debe hacer en la actualidad. Mientras no haga ese esfuerzo, porque tiene que ser esfuerzo, está muy habituado a dejarse llevar por esas formas y corrientes que hasta hoy le han servido, debe de hacer el esfuerzo de frenarse en sus pensamientos, el esfuerzo de frenarse en sus palabrerías y usar el verbo como corresponde. Y ese esfuerzo, repetimos, tiene que hacerlo el hombre, nadie puede hacerlo por él.
En el caso de la inconsciencia, en el caso de querer hacer este cambio sin ser conscientes, que pueda ocurrir a través del sueño como así hemos dicho, también puede, pero ahí van a tener que ser ustedes mismos quienes estén alertas de ver en sus comportamientos, en su forma de pensar si se está generando el cambio, porque de no ser así, de estar resistentes a ese cambio, de resistirse a ese cambio sus cuerpos enfermarán para dejarlos y hacer ese tránsito de otro modo. Tienen que estar conscientes, alertas de ver que en sus haceres diarios y en sus formas de pensar algo está cambiando, porque si ustedes mismos se vuelven a observar como antaño, enfermarán, insistimos, enfermarán.
Y no es que se les está diciendo “van a pasar con un premio o van a pasar con un castigo”. Recuerden que no existe el premio ni el castigo, recuerden que se les están dando opciones ni mejores ni peores, son formas de llegar al mismo lugar, al mismo, porque van a llegar al mismo lugar, la Tierra les va a llevar al mismo lugar consciente o inconscientemente.
Simplemente les estamos haciendo ver que conscientemente ustedes tienen las riendas de su destino para poder ir hacia la derecha, la izquierda, el centro, arriba, abajo, ahora o ya. E inconscientemente la vida les va a llevar, no mas, no es ni bueno ni malo.
Hablamos, eso sí, para que nos entiendan y dejen de pensar que la enfermedad es un castigo. Y no es, no es que han actuado mal o bien, no, es que se han dejado arrastrar. Pero sean conscientes de que se han dejado o se quieren dejar arrastrar, sean conscientes decidan lo que decidan, hagan lo que hagan, sean conscientes de lo que están eligiendo aunque ustedes en este instante no se pronuncien con el verbo.
Aunque no se pronuncien con el verbo tienen que elegir entre lo que se les está ofreciendo.
El hombre -repetimos -, ha de llegar donde le corresponde, a ser hombre-Dios, a saberse creador de la Divinidad, no con la Divinidad, él es un Ser Divino, él es Dios en su interior pero lo ha de mostrar.
Quizás ahí está resumida toda la oración, lo ha de mostrar, es tiempo de mostrarlo y se les dan dos vías, la consciente y la inconsciente, pero cualquiera de las dos que elijan les va a llevar al mismo lugar: a ser hombre-Dios, o a ser Dios.
Así sea.
3 comentarios:
A mi me interesa ser caca día más consciente...
Es lo que intento, con cada aliento...
Cariños,
Lidia
Siempre inspirándonos con tus reflexiones. Gracias.
Shanty
ME ENCANTAAAAA ME ENCANTA TU BLOG TE FELICITO NO SABES LO FELIZ QUE ME HACE SABER QUE EXISTEN SERES COMO TU TE FELICITO
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