¿Qué es para ustedes la alianza?
¿Dónde aplicarían cada uno de ustedes esa palabra en sus vidas?
¿Consideran realmente que el hombre cumple con las alianzas?
¿Estaría realmente el hombre comprometido consigo mismo para poder cumplir con una alianza?
Decimos todo eso porque, realmente, el hombre entiende hasta cierto punto el compromiso, pero, ¿entiende realmente lo que es una alianza? Creemos que no. Conoce la palabra pero no creemos que conozca, y menos que viva, su significado. Y decimos todo esto porque, si el hombre con su compromiso ante la vida y ante él está perdiendo fortaleza ese compromiso, ¿cómo puede entender una alianza?
La alianza es, quizás, el compromiso de la Divinidad hacia el hombre. Para que entiendan el significado. Y el hombre debería tener presente y vivido ese compromiso. Pero en las relaciones humanas los compromisos han perdido toda su fuerza, hoy pocos seres humanos se comprometen a hacer determinadas cuestiones, y muchos menos los cumplen.
Si se parte de la base que para que haya un cambio dentro de la naturaleza de la humanidad, y ese cambio sea una réplica de la perfección en el planeta, se debería comenzar, entre otras cosas, cumpliendo los compromisos que las personas, los seres humanos, forjasen, cualquiera de ellos, puesto que entraría al cien por cien el conocimiento de uno mismo y su propia naturaleza, sabría de donde proviene y sabría hacia dónde va.
Eso es así de sencillo. Cuando el hombre retoma ese poder de la palabra o el verbo y se compromete, toma automáticamente, sin ser consciente, la alianza con la Creación, se aúnan, se sumergen las dos vibraciones o entidades en una. La alianza le susurra al oído cual es el origen de su naturaleza, puesto que se siente, la siente, y el hombre retoma y susurra de igual forma a la Divinidad con su forma de hacer, con su forma de comportarse con los demás seres humanos. En caso contrario el hombre no es capaz de llevar a cabo ese compromiso adquirido por él mismo, puede ser la palabra dada u otras cosas en las cuales entra un compromiso humano con la propia humanidad.
Por ejemplo, una pareja tienen un bebé. Automáticamente se compromete, hay un compromiso de vida en dar a ese nuevo ser una educación, un amor, durante equis tiempo. No se ha usado la palabra, pero está ese compromiso. Y así, el hombre, desde su nacimiento, durante toda la estancia por la vida, tiene que cumplir con compromisos adquiridos voluntariamente para llegar a atisbar lo que realmente le va a llevar ese comportamiento de dar cumplimiento a los compromisos para vivir la alianza de su propia naturaleza con la Divinidad.
¿Cuántas veces no habrán oído que el hombre eligió voluntariamente permanecer y nacer en la Tierra? Y ¿cuántas no habrán escuchado que el hombre, el ser de humanidad, no pertenece a este planeta?, vive y convive en él para elevar su vibración pero no pertenece a este planeta. Muchas veces lo habrán oído o leído, pero quizás no lo habrán entendido, quizás lo han dejado únicamente como una teoría, no han intentado vivirlo.
¿Por qué el hombre no pertenece aquí?, ¿en que se basan para decir que el hombre no pertenece aquí?: en la alianza que hizo con la Creación. Tuvo que comprometerse y formar una alianza para poder permanecer en este planeta voluntariamente durante un tiempo indefinido, hasta que el planeta tomara su vibración para poder ser usado por otros seres, seres humanos o no, otros seres. Y tuvo ese compromiso con la naturaleza, con la Divinidad. Pero se sumergió perdiendo su propia identidad y perdiendo poco a poco esas capacidades de recordar por qué vino, a qué vino, y por tanto fue perdiendo su palabra, su fuerza, su poder, sumergiéndose como tantas veces decimos, en un ensueño o letargo, haciéndole olvidar que a través de esa palabra, a través de ese compromiso llegará a reconocer de nuevo esa alianza que en un día se fundió con el Creador.
Y volverá a ver el sentido auténtico del ser humano, volverá a ver que no es un hombre únicamente de carne y hueso, que no es únicamente un hombre con una mente y un corazón, verá que hay mucho mas que le hace sentir, latir y replicar sin saber, en otras direcciones. Y podrá entender, quizás, en momentos determinados, algunos comportamientos de si mismo que por momentos se le escapan, podrá entender reacciones de otros seres humanos con respecto a él mismo que de otra forma no les ve sentido. Quizá sea una forma de poder retornar por ese sendero, que dé un sentido a la vida de cada cual.
Y muchos podrán pensar “¿cómo, sólo por comprometerme a cumplir lo dicho o a cumplir lo hecho?” Lo hecho, sí, traer a un ser a esta vida es un hecho, el comprometerse a traer del verbo es otro hecho, el decidir voluntariamente hacer o no hacer determinadas cosas ante la vida es otro hecho, pero se han de cumplir, se le ha de dar la fuerza que tiene, se ha de dar fuerza a ese compromiso, a esa alianza, a ese verbo, a ese hombre, para que no pase siendo un ser simple, para que no pase siendo una humanidad sin destino, para que no pase a formar parte de una energía sin conciencia.
El hombre tiene que retomar su forma de conciencia, su energía, y replegarla para formar su identidad, sí, a través de ese conocimiento, a través de esas pequeñas cosas que no les da ninguna importancia, que forman parte de cada individuo o que deberían de formar parte de la naturaleza del ser humano, ser consecuentes con su verbo, dar cumplimiento a esa palabra y a ese compromiso de vida. Cosas que deberían de ser tan naturales, hoy se les tienen que mostrar a la humanidad como puntos de referencia para retomar lo un día ustedes fueron, toda la humanidad, seres de divinidad que por elección propia vinieron a elevar esta vibración a este planeta. Y ¿cómo, con una misión tan elevada, pudo el hombre en un instante perderla de vista hasta el punto de dejarse y perder el poder del verbo, perder el compromiso de vida y la gran alianza con la Divinidad?
Y aun hoy muchos seres humanos creen que la llamada espiritualidad, que la llamada elevación de conciencia, les va a venir dada por una varita mágica cuando es, o debería de ser, parte de la cotidianidad de sus vidas en esos haceres naturales, sencillos, auténticos, que ese hacer lo hace el hombre a golpe constante de su voluntad, nadie te lo va a dar, nadie puede darlo, porque el ser humano lo tiene, lo único que debe es retomarlo dentro de esa sencillez, que la sencillez no le nuble la vista, que no hay grandes ni magníficos fuegos artificiales, es en su día a día, en su momento a momento, en su entorno más inmediato, en sí mismo con su forma de ver, de sentir, de hacer su vida.
Tan sencillo como retomar el compromiso que un día se hizo, ese y todos los que vinieron detrás, detrás con la humanidad, y todos los que continuará y que sin darse cuenta, por haber perdido ese sentido auténtico de verbo, hace y no da cumplimiento. Eso que el hombre inconscientemente, instante a instante, minuto a minuto, a lo largo de la vida ha ido diciendo pero no haciendo, hasta el punto de perder y quedarse por el camino olvidado.
Tantas cosas sencillas ha perdido el hombre por el camino, y son tan cotidianas que el hombre no las tiene en cuenta porque siempre piensa que lo importante tiene que ser trascendente y pierde de vista lo natural y cotidiano, esa respuesta diaria con ese ser que esta día a día en nuestro entorno.
No se comporten como hombres o mujeres simples. Denle a su vida esa trascendencia que merece cada cual. No vivan una vida simple, porque no son seres simples, son seres de divinidad con un gran compromiso adquirido voluntariamente por cada cual.
No pueden dejar que pasen sus vidas sin retomar esa esencia y mostrarla.
Soy un ser que vino con un propósito y debo reflejarlo con mis semejantes, debo reflejarlo con los seres humanos, intachable.
Mi palabra es una palabra auténtica, mi compromiso es un compromiso auténtico, mi hacer es digno.
Ese es, ese y no otro, el compromiso del hombre con el propio hombre y la alianza con la Divinidad.
Amén.
3 comentarios:
Amistad
O
I love you!
Amistad… cuídame y no me hieras
Cuídame y no me ofendas
Cuídame y piensa en mí
Cuídame y no te canses de quererme…
Amistad…
Difícil, verdad?
Pero que lindo es sentirlo,
Cuanta alegría te da al corazón
Cuán feliz te hace saber que tu dolor es su dolor
Que tu hambre es su hambre
Que tus triunfos son los de ella
Amistad, amiga mía que te escondes
Detrás de una risa
De una oferta de pastel
Que te ríes a carcajadas
O te sonríes con ternura
Cuídame y no te canses de quererme,
Así como yo te quiero…
Amiga/amigo mío…
Por Janett Camps 14 de febrero del 2008
Yo también me encontre con un Milagro de Dios!!
Maravilloso blog!! Bellas y ciertas palabras!!
Dan ganas de salir a gritar para que todo el mundo oiga!!
Quede maravillada!!
Ahora si: Gracias por pasar por mi humilde blog, pero hecho con muchísimo Amor!!
Yo no se escribir lindo, copio y trato de agregar alguna linda imágen!!
Será mi misión!!
Podré Yo, tomar algo de este hermoso blog y publicarlo en el mio?? Si dices no, esta todo bien igual!!
Te seguiré visitando!
Plenamente Feliz!! Silvia
Silvia: gracias por esos comentarios, me alegro mucho de que te lleguen esas palabras que están escritas con mucha y muy buena intención. Tu blog es muy bonito también, aunque no sean tuyos los escritos, pero eres tu quien los selecciona y los ofrece a muchas personas que los encontraran y les inspirarán. Yo creo que Dios se fija mas en el corazón y las intenciones que en las grandes cosas, y tu corazón demuestra estar lleno de amor. Puedes tomar de aquí lo que desees para publicarlo, si es lo que quieres, con mucho gusto. Yo también te seguiré visitando. Recibe un beso muy fuerte...
Publicar un comentario