Muchas veces se ha hablado o hemos escuchado, sobre la libertad que tiene el ser humano, sobre el libre albedrio del hombre, que éste es capaz de caminar hacia el lugar que elija en el momento que elija, con seres que elija y ahí, dentro de esa libertad, como tantas veces hemos dicho, el hombre se ha perdido en ese mar de posibilidades, hasta no saber por qué camino dirigirse, con qué seres encontrarse, por donde y como caminar.
Va realmente errante. Hasta sus pensamientos los lleva y los trae sin dirección fija. Ya le cuesta, no es que no sea capaz, pero le cuesta mucho descifrar el sentir del corazón, canalizarlo por ese sendero hasta la mente y, en la mente, dar forma y plasmarlo, concretizarlo.
De nuevo se pierde con tantas y tantas formas de pensar. Le surge una idea, la analiza, le da forma en la mente, la deja, de nuevo la toma, le vuelve a dar forma, la deja…. Estamos en un nivel de pensamiento, con lo cual, a la tercera o cuarta vez de tomar y dejar la misma idea, la idea se marcha. De nuevo aparece esa sensación de arranque, de no tener una dirección firme, una dirección recta donde mente, sentimiento y espíritu van a una y van con la firmeza o seguridad de llegar a buen puerto, de llegar a ese lugar, físico o no, donde se regocija y recoge ese alimento para continuar, esas fuerzas para continuar con una nueva idea, con un nuevo sentir y hacia delante.
El ser humano hace tiempo, tiempo, que dejó de caminar firme y seguro hacia un lugar, hacia donde su sensación, su sentir o su pensar le marque. ¡Hace tanto tiempo…! que hoy en día se pierde en sus propios pensamientos, en sus propias sensaciones, se pierde.
Dentro de esa libertad que tiene el ser humano, para dejar de caminar errante debe saber distinguir cual es un pensamiento o un sentir firme y darle cauce, llevarlo hasta su culminación. No debe de dejar absolutamente nada, nada, en el pensamiento, nada en el corazón, debe de dar forma para dejar de ser un caminante errante, porque el hombre, el ser de humanidad, tiene un camino marcado, recto, al cual debe llegar ya.
Cada ser de humanidad tiene el camino frente a él y debe de estar ya metido dentro de ese camino, al principio, a mitad, casi en la llegada…, no importa, pero sí debe distinguir su propio camino y debe adentrarse en él sin pérdida de tiempo.
Debe de dejar todo a un lado, hasta conseguir adentrarse en ese espacio que es solo suyo. Es un recorrido únicamente para él. Todo ser humano llega al mismo lugar, pero cada ser tiene su propio recorrido. De ahí que ustedes, a un nivel inconsciente, lo confunden con la personalidad.
Cada ser humano tiene su personalidad, sí, pero no estamos hablando de ella. Cada ser tiene su recorrido, su camino, y aparentemente ese camino lo va a vivir bajo su forma, su necesidad, su personalidad, sonriente, entristecido, rápido, lento…, depende de su personalidad, pero no estamos hablando de personalidades sino de individualidades.
Cada ser de humanidad tiene un camino individual que recorrer, que le llevará a ese espacio en común con todos los seres que habitan el planeta. Pero debe dejarse de dar vueltas y vueltas, ya debe de tomar ese camino y poco a poco, cada cual a su paso, recorrerlo.
Y, ¿por qué se les dice todo eso?: en base a cómo hoy están los sentimientos, la vivencia y la convivencia de los seres humanos, se les va dirigiendo de forma que cada cual atisbe o vea clarísimo o intuya cual es su medio a seguir, cual es la forma que cada uno elige para llegar a ese camino, para llegar a ese fin o culminación con los demás seres.
Y se les van dando pautas de muchas formas, para que cada cual reconozca la más sencilla para él, la más sentida, pero al fin todas llevan al mismo lugar. El fin es que cada uno de los seres humanos sea capaz de recorrer ese sendero sin lastimar ni lastimarse siendo fiel a su sentir, audaz en su pensar, pronto en su hacer y cauto al recorrerlo.
El hombre, como tantas veces se ha dicho, siempre se acoge a lo que le resulta más cómodo, y la comodidad se la da lo que ya conoce. Todo lo que conoce y en lo cual se desenvuelve es, lógicamente, aquello por lo que apuesta. Pero tal y como el hombre se mueve en todo lo que ya conoce, como tantas y tantas veces les decimos, “observen cómo está la humanidad, observen qué comportamiento tiene el hombre con el hombre, cómo son sus relaciones, y observarán que esa forma de relacionarse, de vivir dentro de la comodidad, no está sirviendo, no sirve ni al hombre ni a la Divinidad”.
En base a que el hombre siempre se mueve dentro de esa comodidad que ha hecho de su vida, nada nuevo puede entrar y anda dando tumbos de allá para acá. De una idea salta a otra, de una emoción a otra, a otra, a otra…, sin dar forma ni cauce a esa energía, a ese hombre conformado, y al final se hace y se siente a sí mismo un ser sin sentido que vive sin dar un sentido autentico a su vida, sintiendo que está sin estar, cuando el hombre, una vez adentra un paso hacia ese camino, automáticamente reconoce que su vida y su movimiento tienen un sentido especial, y que ha de dar forma a ese sentido que solamente lo puede hacer él, es su sentido de la vida, de su vida, de su propia vida.
Pero tiene que adentrarse en su propio sendero, debe de dejar de errar y de estar errante, de probar y probar y probar, y adentrarse en uno y salir, ¡no! Ese es el tiempo en el que están la mayoría de ustedes, en un tiempo de picotear sin atreverse a dar forma a tanto y tanto alimento que llevan dentro, y a ver que surge, a ver qué forma surge. Porque esa forma, esa forma que tiene el pensamiento de ir y de ir y no darle cauce, es lo que hace que el hombre esté alejado de su vía, de su camino, y lo único que le puede dar luz para elegir y dejar de picotear es dar forma a los pensamientos, darles forma, que dejen de estar en el interior y se muestren al exterior.
Cuando hay una idea en el pensamiento y esta se lleva a cabo, la mente automáticamente se vacía, queda relajada, dispuesta a recoger de nuevo el mandato del corazón, y de nuevo a construir. Pero en la medida en que no salen las idea fuera, la mente es un caos, un caos de pequeñas ideas, de ideas sin importancia que nunca les hemos prestado la debida atención, que están ahí, pero que están años ahí sin dar forma y sacarlas fuera. Tanto, que el hombre está confundido, su mente no está clara, está totalmente confundida. Para dejar de estar confundida deben de conseguir dar forma a cada una de las ideas que le vengan a la mente, estén o no estén dirigidas por el corazón.
En su día se les dijo que primero el corazón siente, la mente recoge ese sentir y lo plasma. Pero en base a que el hombre continua confundido, cada vez mas confundido, a mas información más confusión, hoy se les dice: denle forma a cualquier pensamiento que les llegue, porque será la única forma de ver que están equivocados, la única forma de ver que eso que han construido y dado forma no les ha gustado y, quizá por descartes, encuentren su camino, el suyo propio.
De alguna forma estos servidores, en su empeño de servir y darse, llegaran a cada uno de ustedes. De alguna forma. En ustedes está recoger y dar forma a eso que han recogido.
Está costando llegar al ser humano porque éste quiere comodidad, no quiere soltar nada y menos adentrarse en alguna idea que le sea nueva. No quiere solar nada y menos adentrarse en alguna idea que le sea nueva. Quiere repetir de nuevo todo lo que ya sabe, y eso les va a hacer daño, no les va a dejar posibilidad para reencontrarse realmente en lo que cada uno de ustedes es. Les hará daño, dejen la comodidad, déjenla. Dejen que entre aire limpio y nuevo, ideas limpias y nuevas, y llévenlas a cabo. Pero si para ello tienen que vaciarse con todas las ideas antiguas, denles forma a las antiguas, denles forma, porque si no sacan tanto conocimiento que llevan en su interior dándole forma, es difícil que les llegue algo nuevo.
La humanidad esta errante, sí, pero como siempre decimos y sabemos, mientras la vida existe, es el punto de referencia que seres humanos han encontrado realmente su propio camino.
Y esa luz, esa energía de esos seres que están en su camino, es la guía inconsciente para el resto de la humanidad. Inconsciente para el resto de la humanidad pero que está latente, y mientras esos seres estén, la humanidad está.
Así de mágica es la fuerza que tiene el hombre. Así de profundo es el poder del ser humano, que con la fuerza y claridad de unos pocos pueden mantener un equilibrio en la raza humana.
Amén.
2 comentarios:
A veces como seres humanos tendemos a errar de un lado a otro y a veces espiritualemnte hablando lo hacemos, nos dejamos confundir y terminamos mas errantes que cuando comenamos.
El sentido de esta vida es encontrar el camino de regreso a casa.
saludos
Me han impresionado sus escritos y les encuentro mucha razón.
La humanidad cómoda,camina hacia atrás.
Es la primera vez que lo visito,volveré.
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