18 agosto 2008

ORACION: El despertar de una nueva humanidad


¿Cómo se sienten cada uno de ustedes? ¿Podrían decir que se sienten distintos? ¿Han notado en sus ideas, en sus emociones, en su cuerpo físico, algún cambio que les haga decirse: “estoy extraño conmigo”?

Recuerden que a lo largo de todo este tiempo les hemos ido induciendo para que se sientan a ustedes mismos, para que noten qué ocurre en su interior, para que nadie ni nada de fuera de ustedes pueda decir o calificar de bueno o malo su estar, que sean ustedes mismos quienes sepan distinguir, diferenciar de un tiempo a otro en qué han cambiado -si han cambiado-.

¿Cómo son sus respuestas ante las circunstancias que la vida les pone? ¿Están satisfechos con esas respuestas?

Nos imaginamos en estos momentos, que cada uno de ustedes se hace estas preguntas y otras muchas para ver en qué momento es adecuada esa respuesta, en qué momento es ese pensamiento correcto, en ese momento, ante esas circunstancias.

A estas alturas, ustedes mismos deben profundizar y llegar a conocerse perfectamente, pero nosotros, como normalmente el hombre se miente, hacemos todas estas preguntas por si a través de ellas se observan a ustedes mismos pillados en alguna necesidad que hasta el momento no habían observado, alguna necesidad de cada cual.

En todas esas preguntas que se les han ido diciendo, su respuesta debería ser para cada una de ellas: perfecta, me conozco, he actuado correctamente, mi forma de pensar es más lúcida o clara, mi forma de expresar es directa, mi forma de hacer es contundente, mi expresión ante los demás es cariñosa, amorosa…, en definitiva, me siento bien conmigo mismo. Esa debería ser la respuesta correcta de cada uno de los seres orantes.

Ya no cabe aquello de la falsa modestia que tanto nos han inculcado. El hombre, para llegar a conocerse, tiene que dejar la modestia en un rincón y el ego en otro, pero sí debe ser osado consigo mismo y profundizar dentro de esa claridad, porque no estamos juzgando a nadie, estamos juzgándonos nosotros mismos a nosotros mismos, y ahí debe de haber claridad, contundencia, osadía para indagar en nuestras propias necesidades, pensamientos, sentimientos, emociones, y no auto engañarnos o auto mentirnos.

Por eso decíamos que a estas alturas las respuestas a cada una de las preguntas debería de ser “perfecto”, que cada uno de ustedes se sintiese a gusto consigo mismo, a gusto, que no quedase pendiente el “podía haberlo hecho mejor”. Eso es lo que el hombre debe de conseguir y no tiene todo el tiempo del mundo. Actualmente el hombre deja para mañana y se auto dice: la próxima vez lo haré mejor. No, es ya, esa respuesta debería -si no lo ha sido- haber sido ya. El hombre debe evaluarse a sí mismo constantemente, pedirse y exigirse la perfección en todo.

Recuerden que cada ser de humanidad, dentro de su independencia e individualidad, tiene formas de pensar individuales y distintas a los demás. No deben exigirse nunca ser igual que los demás, dar la misma respuesta, no, lo que sí deben exigirse es que después de un hecho, después de una respuesta, ustedes se sientan inmejorables, como si hubiesen actuado con la máxima perfección que saben. El hombre tiene que replicar con aquello que sabe, y aquello que sabe es lo autentico para cada uno de los seres de humanidad, autentico. Si es autentico para cada uno es lo perfecto para el momento y para él como ser de humanidad.

Ese es el despertar de la humanidad, no compararse con nada ni con nadie, ser en cada instante consecuente y perfecto con cada respuesta o hecho ante el prójimo y la vida, sentirse satisfecho en cada instante con aquello que ejecute, bien sea de palabra o de hecho. Ese es el despertar de la nueva humanidad y ese es el despertar que se espera con esperanza, de cada uno de los seres orantes. Esa es la respuesta que esperan los Servidores de Luz, sus compañeros, de cada uno de ustedes, que no haya ningún rincón en su interior que no replique con esa perfección y que no se den más tiempo de espera, que sean sabios con ustedes mismos, que sean en cada instante los únicos que se juzguen, que se aplaudan, que se critiquen, a ustedes mismos, para ver en qué y cómo está sucediendo ese cambio en cada uno.

Se sabe que por el momento el hombre está como imbuido en las tinieblas, que él, consciente o no, lo vive como desazón, cansancio físico, bajo de ánimo, quietud. Quizás eso sean síntomas de que la energía distinta que esta respirando el hombre se está adecuando poco a poco en él para dar esa respuesta, pero no deben -como muchas veces hemos dicho- prolongarlo demasiado, y eso está en ustedes.

Cuando el hombre es consciente de que un hecho es así, bien porque lo escucha, porque lo siente, porque se le dice y lo cree, y replica en consecuencia, debe actuar en base a lo escuchado, no prolongar algo si con un tiempo corto de días para el ser humano, tiene suficiente. Es como aquel que bebe unas copas de más y se siente mareado, se acuesta, se relaja y amanece totalmente nuevo.

Así deberían conducirse los seres humanos ante esta nueva energía que respiran. ¡Vale!, se sienten más lentos, mas en quietud, mas desmotivados, como se sientan, pero no lo prolonguen, denle nombre inmediatamente: “estoy así porque aunque no lo sepa estoy respirando algo novedoso para mí, lo asimilo y punto, y aunque no tenga ganas me voy a mover, voy a dar otra respuesta, y aunque un hecho no me motive voy a esforzarme por el momento hasta que se implante en mi ese nuevo despertar de ver y vivir distinto”.

Deben sentirse distintos, ¿cómo se sienten?, les hemos preguntado al principio. Aunque no sepan darle nombre deben sentirse distintos porque lo que están respirando es una energía nueva, distinta, que no la han respirado nunca, jamás, por tanto cuando comienza el hombre a inhalar nuevos vientos, se siente distinto. Y decimos distinto porque en un principio no sabe darle nombre, pero automáticamente, a poco que observe y se observe a si mismo, ya puede comenzar a dar nombre a esa nueva forma de estar: “pues me siento deprimido, me siento alegre y no sé por qué, me siento triste…”, ya debe dar nombre a esas sensaciones. Y tras ponerles nombre, recuerden siempre que tienen que obrar en consecuencia, dar forma a esa nueva forma de pensar y sentir.

Cuando preguntamos cómo se sienten, cuando les preguntamos si han observado cambios en ustedes, ¿qué respuestas han dado? Cuando les hacemos todas estas preguntas, damos por hecho -aun a sabiendas de que no es- que cada cual, cada uno de ustedes, cada uno de los seres orantes se han hecho estas mismas preguntas y aun otras mas y han tenido sus propias respuestas. Damos por hecho que es así, porque de no ser así plantéense qué están haciendo con sus vidas.

Eso es una decisión desde lo más profundo del corazón de luz de estos Servidores, qué están haciendo con sus vidas. Si no se llegan a hacer todas estas preguntas y mas y obtienen una respuesta y tras ella obtienen un hecho, porque hay una réplica inmediata ante un pensamiento y una necesidad de ese pensamiento, automáticamente el cuerpo debe hacer y dar forma a esa sensación, o forma de pensar o inquietud o lo que sea, no pueden permanecer igual, no deben, deben exigirse auto exigirse no permanecer igual, observar si en el día ha habido un ligero o gran cambio. Pero vamos a decir un ligero cambio, porque debe haber cada día un ligero cambio hacia ese despertar de humanidad que les expresamos.

Deben exigírselo ustedes, no pueden permanecer con la misma respuesta de ayer o anteayer, no deben permitírselo. En la medida que rompan esa inercia en que el cuerpo y la mente han vivido o subsistido, en esa medida comenzaran a ver otros nuevos horizontes, otras nuevas vías o caminos que les inducirán a otra forma de hacer.

Pero tienen que romper con esa inercia de replicar siempre lo sabido, lo aprendido, están replicando como hace un mes, un año o toda la vida, no les sirve, tienen que replicar de forma distinta, dar otra respuesta, y no van a poder darla si no la sienten, y no la van a sentir si no rompen la inercia.

El hombre tiene que obligarse a romper con esa inercia que le esta anquilosando, una inercia que no solo es física, es mental de pensar siempre igual, es una inercia emocional de quedarse enganchado en los mimos sentires, es una inercia corporal, en definitiva, es una muerte en vida y no pueden permitir que en el tiempo de la luz, en este nuevo despertar, seres orantes caigan en esa inercia de vida. No se espera eso de ustedes ni ustedes mismos lo esperan de ustedes.

Como el hombre percibe -porque eso lo percibe- que ya nadie lo enjuicia, como percibe que ya nadie repara en él, como percibe de alguna forma que está siendo dejado de lado ante otros seres de humanidad, y no le gusta porque hasta el instante ha sido y se ha creído como el centro del universo, y ahora la energía terrestre pone como excepcional a la Tierra misma y no ya al hombre, de alguna forma quiere hacerse notar ante él y ante los propios hombres y las respuestas son desorbitadas, fuera totalmente de lugar, ya no tiene esa fuerza, ya no hiere a los demás, únicamente se hieren y se hacen daño a sí mismos.

Y como seres de oración que les dirigen, como Seres de Luz que están constantemente apoyándoles se les dice: no se dejen pasar absolutamente nada, porque en tiempos anteriores el hombre tenía temor por un castigo o por un premio, hoy no lo tiene, hoy no tiene un punto de referencia con el cual guiarse y va como dando palos de ciego porque su punto de referencia es él mismo, y tiene que aprender a ser él mismo ese puntal, tiene que aprender a saber que en cada momento tiene que exigirse esa perfección hasta en su forma de pensar y sentir, no permitirse absolutamente ningún pensamiento que no sea positivo para él y para todo aquel que le rodea, no puede permitirse ningún estado emocional que pueda dañar su cuerpo y, por tanto, dañar a los demás.

Y cada cual, cada uno de ustedes, sabe qué le agrada, cada uno de ustedes debe de conocerse ya para saber hacerse su espacio perfecto para sentirse totalmente en paz. Y debe comenzar haciéndose esas preguntas: qué necesito, qué no tengo, qué me falta. Y dárselo.

La semana anterior y las anteriores les decíamos que el hombre no cree en su propia capacidad, no cree que pueda ser realmente un reflejo de Dios y, por tanto, mucho menos cree que es Dios.

Si el hombre creyese que todo aquello que necesita -después de saber qué necesita, por supuesto-, si el hombre creyese que es Dios, automáticamente tendría aquello que necesita, fuese lo que fuese. Si el hombre es su propio puntal de referencia, el que se premia y se castiga, si es autosuficiente para todo, ¿no lo va a ser para darse aquello que realmente necesita?, ¿comprenden?, ¿si el hombre es Dios, si ustedes creyesen que son dioses, no se darían aquello que realmente necesitan? Por supuesto, por supuesto que después de saber lo que yo necesito me lo regalaría, claro que sí, porque no tendría ninguna barrera ni obstáculo para alcanzarlo, sería un pensamiento fuerte y un hecho concreto, sea lo que sea que necesite.

No se pongan limites, todo es energía. Por más que ustedes observen que una cosa es material no deja de ser energía, y la energía se modela a voluntad de Dios, a voluntad del hombre. Si yo necesito una energía sanadora para sanar mi economía, para sanar mi cuerpo, para sanar mi espíritu, para sanar mis circunstancias, la tendré, tendré esa salud porque será tan fuerte la energía que yo modele en mi mente, tan fuerte que automáticamente mis manos la obtendrán. Pero si el hombre no comienza por saber quién es, qué es y creérselo, es tan débil su energía, tan débil, que no forma nada, no forma ni un pensamiento autentico y mucho menos puede formar un hecho concreto.

Si yo tengo un pensamiento débil por miedo, por falta de seguridad, por miles de cosas que hasta hoy me han enseñado a tener dudas hasta de lo que siento, si el hombre se envuelve dentro de esas dudas es tan débil su pensamiento que no puede proyectar nada, nada. Si el hombre creyese y replicase en consecuencia, observaría –como últimamente venimos diciendo- que es el gran mago del universo, es Dios y puede crear de la nada, de la nada, de esa energía que está latente para, aquel que sabe, crear su necesidad.

Este tiempo de Luz, este tiempo que se le da al ser de humanidad para que vaya habituándose, acostumbrándose a través de la respiración a esta nueva forma, se le da para que pueda ver y sentir quien es, pero lo tiene que respirar él mismo. Tiene que adecuar esa respiración a ese latir del corazón y adecuarlo para que cuando salga al exterior en forma de vida sea realmente uno con él mismo.

O sea, cuando a mi me dan un tiempo para adecuarme a la nueva vibración del planeta y yo no replico en consecuencia, pierdo esas puertas o ventanas de las que hablábamos por las cuales puedo sentir qué es, y no tengo que fiarme de nada ni de nadie, puedo sentir lo que es. Hoy no puedo alcanzarlo porque no tengo la suficiente energía, pero puedo sentirlo y en mí está el alcanzar esa energía, adecuar esa energía con la energía del cosmos, del universo, para poder replicar en consecuencia.

Es un tiempo que se les está regalando, recuérdenlo, y ustedes deben ver qué hacen con ese regalo, ¿lo guardan?, ¿lo usan?, ¿qué hacer con él?

El hombre se ancla, se obstina en replicar con sus mismos pensamientos una y otra vez aunque observe que no le sirven, porque observa que no le sirven, que no le hacen feliz, que no se siente a gusto consigo mismo, pero aun así no abre un poco esa mente y ese cuerpo para decir o decirse: aunque no lo crea voy a replicar a ver qué pasa.

Dense la opción, porque este tiempo de transito –podríamos decir- es el momento que se les regala para que puedan adecuar sus cuerpos a esta nueva vibración, pero tienen que replicar en consecuencia.

No me están entendiendo. Observen sus vidas, es más sencillo. Observen sus vidas y quédense solamente con aquello que les haga sentir que han hecho lo correcto y se sienten satisfechos. Quédense con ello y poco a poco, quizás, puedan absorber algo más.

Quédense con lo que en cada instante de la vida les haga sentir que lo han hecho perfecto, que no pueden mejorarlo. Cuando ustedes tengan esa sensación todo lo demás sobrará, porque ante la sensación de perfección no hay nada más, ahí está todo el entendimiento que el hombre necesita para dar este gran cambio hacia la Luz de una Nueva Humanidad.

Si ustedes son con ustedes mismos auto indulgentes y se dan todo el permiso del mundo, todo el tiempo del universo, en estos momentos no les va a servir, se van a sentir decepcionados con ustedes mismos y no les va a servir, se van a sentir apartados de ustedes mismos y del resto.

No sean exigentes con los demás, exíjanse a ustedes mismos.

Así sea.

3 comentarios:

Recursos para tu blog - Ferip - dijo...

Mucho para pensar.
Gracias por tu amistad!
Un abrazo

Siry Pérez dijo...

Adonai que artículos tan preciosos, cada día son mas para sentir la vida.

Gracias por ser, estar y principalmente por darnos tanto material para pensar y ser mejores.

Un besos

Alma dijo...

De nuevo, gracias por esta oración, en la que nos estais pidiendo que seamos exigentes con nosotros mismos.

exigir disciplina, es algo que nos cuesta, pero, todos los frutos siempre terminan siendo dulces.

Gracias.

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