10 diciembre 2009

La llamada

Si escuchan la voz del silencio sentirán que ya está ocurriendo, todo el universo está sintiendo la llamada.
Pero esa llamada que el hombre se empeña en buscar fuera de sí, solamente la van a poder sentir si son capaces de escuchar desde el silencio más profundo de su corazón.
¿Cómo pueden saber todas las orugas que es el momento de encerrarse en un capullo para empezar a convertirse en mariposas? ¿Cómo pueden saber las plantas cual es el momento de florecer? Hay una voz en el interior, en ese silencio profundo en el que nada distrae, en que el ser siente la llamada, siente el momento y tiene la opción de acudir.
Pero el hombre está demasiado ocupado escuchando las voces que, como las sirenas, le llaman desde todas partes, modificando cada dos por tres su rumbo, persiguiendo lo que atrae a sus sentidos, lo que llama su atención, lo que más le convence, porque no entra dentro de sí y escucha su propia voz.
En este tiempo en el que todo se está revelando, el hombre debe escuchar esa llamada y debe decidir, porque así se le deja, si sigue escuchando esas llamadas del exterior o trata de volver sus sentidos hacia adentro para dejar de escuchar esos cantos de sirena y ser capaz de reconocer su voz interior, esa voz que no es sino el reflejo de todo el universo que esta también dentro de él y que si la escucha y la siente, él sabe lo que tiene que hacer.
Pero, claro, es más fácil ajustarse a la costumbre, hacer lo de siempre, confiar en lo de afuera, más fácil que confiar en lo que uno mismo siente, más fácil que parar su propia cabeza. Y ahí está la dificultad de este momento en que la fuerza de la costumbre es el mayor impedimento para que el hombre escuche esa llamada, para que responda y decida cuál va a ser el camino a seguir.
De tantas maneras el hombre es llamado, que cuando no quiere escuchar esa llamada es su propio cuerpo doliente quien le llama. Y aun así, hace todo lo que está en su mano para dejar de escucharlo, para acallar ese grito, para mitigar ese dolor, para no torcer sus planes y seguir con la misma vida que lleva.
Parece que la solución esté en tratar de salvar a los demás, en salvar al planeta, en salvar a los que tienen hambre, en definitiva, siempre fuera de uno. Y no es el hombre consciente de que su propia experiencia es el reflejo de lo que él lleva dentro, que aunque no le guste, aunque lo rechace, aunque no lo acepte, todo lo que le ocurre es una creación suya consciente o inconsciente.
Y esa llamada que convoca a un nuevo momento en el que todo va a ser revelado no tiene referencia anterior, el hombre no puede planificar ahí nada, no puede tratar de entender ni siquiera hacia adonde va porque hasta su propio cuerpo, lo que él conoce como su propio cuerpo, si fuera capaz de imaginar cómo acabará siendo, ahora mismo no se lo creería.
Tienen la necesidad de quererlo entender todo para dar el siguiente paso y eso ahora no vale. Ahora se les pide que escuchen dentro de ustedes, que recurran a ustedes mismos aunque les cueste confiar, porque no están habituados, que traten de actuar sin cabeza, que se dejen llevar por lo más profundo de su sentir en cada instante, ante cada momento de su vida cotidiana.
No es difícil, no tienen que saber nada, simplemente ante cada circunstancia tratar de sentir desde el interior y decidir qué respuesta quieren ustedes dar, la respuesta que sienten desde su alma o la respuesta fácil, cómoda y cotidiana, la respuesta del miedo o la respuesta de la vida. Porque no hay otra, sepan que en la verdadera vida no tiene cabida el miedo, y cada vez que estén actuando con miedo esa respuesta no va a favor de la vida. No valen reservas, no valen comodidades, no valen reglas, realmente nada de lo que ustedes conocen vale ahora, solamente vale la respuesta del alma.
Y ninguna de las dificultades que ustedes crean tener va a ser un impedimento porque esas dificultades no existen en realidad, las pone solamente su mente. Por muy real que a ustedes les parezca el problema que estén viviendo, el impedimento que cada uno tenga, nada de eso es real, recuerden, es la ilusión que ustedes han decidido vivir. Hace falta valor para dar el siguiente paso sin ninguna seguridad, sin ningún control, pero acaso sea lo único que merece la pena, porque vivir con miedo es más bien morir.
Es el tiempo de la llamada, el momento en que se convoca a cada ser de humanidad a dar el siguiente paso para entrar en la nueva vida en la que no valen las referencias que ahora hay, y cada uno de ustedes decidirá si responde y cuál es su respuesta. Se respetará la decisión de cada cual.
La llamada ya ha sido hecha y el tiempo de la respuesta es ya.
Amén.

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