20 noviembre 2009

La trascendencia: un punto y aparte

Si sentimos la naturaleza podemos bien sentir la belleza, la abundancia. Si sentimos al hombre podemos sentir su magia. Si sentimos a la vida, sin lugar a dudas podemos vivir la trascendencia.
Y ahí, partiendo de ese punto trascendente, deben sentir las palabras y dejar su mente en blanco, recordando que todo lo que les resuene es porque está en su interior y es vital que trasciendan bajo ese punto aquello que les llegue, aquello que les haga sentir, aquello que les haga vibrar. Deben hacerlo suyo, vivirlo para que en ese instante comience la trascendencia. Deben saber qué es para poderla vivir en sus vidas partiendo de lo que hay en cada uno de ustedes, partiendo de la vida que cada cual ha elaborado. Deben reunir, religar todas y cada una de las oraciones que han escuchado.
De nuevo se les recuerda que se les está induciendo a través del conocimiento de su propio medio comenzando por ustedes mismos, por sus vidas, con lo que ustedes tienen, de nuevo partiendo de lo que hay para poder llegar a que el hombre se adentre en esa nueva dimensión.
Lógicamente venimos insistiendo. Por más que imaginen, por más que ustedes intuyan, escuchen o vean lo que está ocurriendo en el planeta, lo que está ocurriendo con los seres humanos, con el entorno, por más que ustedes lo imaginen y lo vean, nada es ni será con la auténtica vida.
Por tanto no tienen que coger esquemas mentales, porque no sirven, no tienen que repetir hábitos que tienen aunque crean que son correctos, porque no sirven. Es dejar ese vacío total para que puedan impregnarse de lo nuevo todos sus sentidos, todas sus percepciones. Porque está ocurriendo, seres humanos ya están recibiendo, no información, sino toda esa energía, esa vibración que les hace observar lo distinto, ya no lo equivocado, lo distinto que es lo que ocurre en base a lo que él creía o pensaba. Pero esos seres han dejado ese espacio para poder percibir esa nueva vibración. E insistimos, está ocurriendo.
Pero, ¿qué es lo que le pasa a la mayoría de los seres humanos?: les molesta el intelecto. Hemos dicho muchas veces que el hombre ha engordado demasiado lo que él llama conocimiento y no quiere para nada dejarlo a un lado. Y vuelve a repetir los mismos patrones de conducta porque aunque algo de lo que está ocurriendo le llegue, siempre lo filtra a través de su conocimiento, de lo que ha aprendido, de lo que cree haber aprendido. Pero lo que puede reflejar en la vida, en su vida, es más de lo que hay, más de lo mismo que ya no sirve.
Y volvemos a repetir: observen qué está ocurriendo con sus vidas, con su entorno, para que les cueste aceptar que lo que saben no es lo que hoy corresponde, no es lo que les va a poder ayudar a ver la autentica vida que ya se está plasmando, ¡ya se está plasmando!, y ustedes están viendo la misma vida antigua, están replicando en lo mismo.
Cuando está ocurriendo algo trascendente en el universo, y es el momento, el hombre tiene que sentirlo, y no basta con sentirlo, ha de vivirlo, ha de replicar en su vida, en su hacer diario, en cada instante interna y externamente ha de replicar en base a esa trascendencia que esta.
El hombre no lo vive como tal, está viviendo momentos como algo más. Sí que se plantea, se dice y se repite: “algo está ocurriendo, ¿qué está pasando?”. No sirve con decirse a uno mismo: “algo está ocurriendo, algo me estoy perdiendo”, claro que algo se están perdiendo, están replicando idénticamente igual que ayer, que el año pasado, están en lo finito. Ya se acabó, están replicando en algo que ya no existe. Ustedes viven un tiempo lineal y ese no es el verdadero tiempo. Lo que ustedes están hoy haciendo ya no existe, por eso la vida en el planeta no es vida, no es la autentica vida, es una vida empobrecida, entristecida.
Pero sí que es a raíz de ella que ustedes tienen que trascender ese momento y se les dice como a los niños chicos, se les corrige, se les insiste en que en las pequeñas cosas de sus haceres, de sus vidas, de su entorno, es donde tienen que sacar esa trascendencia. El hombre –recuerden- es el gran mago, puede hacer de esa vida triste e insulsa, pasada o caduca, puede hacer y dar esa trascendencia y servir a los instantes trascendentes del universo. Lo están deseando, lo perciben –se insiste-, se les dice y ustedes, en su mayoría, replican en lo viejo.
No les va a agradar lo que escuchen, no les va a hacer sentir bien, pero deben escucharlo, ¡deben escucharlo! Lo que hagan ustedes con lo que escuchen ya es tarea de cada cual, pero nada se puede comenzar nuevo si antes no se ha dejado todo lo que no sirve, y las vidas –en general- que llevan los seres humanos no sirven.
¿A quién está sirviendo la vida que cada cual lleva? Un instante de reflexión. ¿A quién –y cójanlo literalmente como lo escuchan-, a quien está sirviendo la vida que ustedes llevan?
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En la mayoría de casos están replicando en algo que no sirve ni a ustedes mismos ni a la humanidad, y muchísimo menos al universo. Ya deben soltar todo, pero no de palabra. Averigüen sus vidas, indaguen en sus vidas, observen sus vidas y hagan los arreglos que tengan que hacer ya, porque no se está haciendo.
Para sublimar un hecho, para llevarlo a la máxima vibración a un nivel físico, debe ser perfecto y llevar una armonía y belleza inigualables. Recuerden que decíamos “busquen la belleza en el otro, busquen lo más hermoso en el otro y sáquenlo”. Es aplicable a todo, escuchen, a todo. ¿Qué armonía hay en sus hogares?, ¿qué armonía hay en sus trabajos?, ¿qué armonía hay con los suyos?, ¿qué armonía con aquellos con quienes se rodean?, ¿dónde está la belleza?, ¿dónde tienen la belleza? Pónganse manos a la obra, involucren a toda la familia, a todos los amigos, a todos los seres a quienes conozcan y con los que se relacionen y hagan ese espacio de belleza y armonía, sublimen, porque es tiempo de sublimar el espacio, es tiempo de sublimarse cada ser humano y llegar a esa trascendencia.
Están haciendo unas vidas vulgares, vulgares, lentas y caducas. ¿Dónde está la belleza? Miren en su entorno, ¿sus hogares son hermosos, son bellos, son pulcros?, ¿recuerdan aquella oración de la pulcritud? ¿Dónde está la transparencia?, porque si no se rodean de transparencia en sus vidas, si no se rodean de transparencia no lo van a conseguir.
Se parte de lo que hay. Se les está diciendo y cogen aisladamente lo que les llega. Únanlo, ¡únanlo!, tienen todo, todo en su interior. Se les recuerda, ¿recuerdan?, se les dice casi siempre, lo único que se les hace es recordar porque ya el hombre en sí lo lleva todo en su interior, pero se les debe recordar porque no aúnan todo el conocimiento, van cogiendo retazos de aquí y de allá y se maravillan con un pequeño descubrimiento cuando el hombre es ese gran mago si ve todo el contexto de su vida, todo, si lo aúna todo, sus ganas, su fuerza, su belleza, su armonía, la necesidad de servicio, la necesidad de servir, la necesidad de estar y de descubrir en estos trascendentes instantes de la historia, y vuelven a replicar en lo mismo.
No es agradable escucharlo, y hay muchos seres humanos, cierto es, que están tomando esa nueva armonía, esa nueva vida, esa nueva frecuencia, y están dando giros en su vida, giros de 180º, pero están alineados.
Recuerden que el hombre tiene que saber, sino ¿cómo va a introducir en su vida esos nuevos cambios? Debe de saber, pero una vez ha sentido en su interior ese conocimiento debe aplicarlo. Debe observar su vida, recuerden, su vida, no la vida de los demás, no se comparen a nadie, no juzguen a nadie, es ustedes mismos con ustedes y su entorno, y la ayuda que tienen desde fuera es impresionante, inmensa, pero muevan ustedes la primera pieza, muevan, acérquense a ese estado de conciencia porque el estado de conciencia, esa tasa de vibración más elevada, no puede bajar, ¿lo entienden?, no puede. Se está haciendo muy distante, muy distante. El que está arriba no puede bajar, moriría, físicamente moriría, es el que está abajo quien debe alcanzar solo un peldaño más, y ese peldaño lo alcanza observando su vida.
Observen su vida, observen cómo está, qué de belleza hay en ese interior, en esas relaciones con el entorno comenzando, lógicamente, por ese pequeño núcleo familiar. Pero no se queden en él, extiéndanlo, amplíenlo y observen ustedes, observen, sólo mirando con los ojos físicos, después ciérrenlos y sientan el espacio, huelan el espacio, muévanse por él, ¿con qué tropiezan?
No tienen tiempo para ello, están enfrascados en ese tiempo, en ese horario, en mas y mas y mas de lo mismo, van corriendo de aquí para allá, van apresurados sin detenerse un instante a ver qué hacen con su vida y qué hacen con lo que corresponde a una Vida con mayúsculas.
No se quejen, no se quejen para nada de ella, ¿lo recuerdan?, no se trata de fustigarse cuando uno vea que no es lo que él esperaba, se trata de reaccionar, sencillamente, reaccionen, ¡reaccionen!.
En último término cada ser de humanidad tiene su ritmo, su propio ritmo, por eso no debe compararse con ningún otro, tiene su propio ritmo. Por eso tampoco se le puede juzgar, nadie va más lento ni más rápido, sencillamente hay quien va y quien no va. Quien va eleva esa vibración y tiene otro sentir y otro hacer. Quien no va, quien está repitiendo lo mismo, su vibración es la misma, por tanto aunque escuche no ve, no va por tanto, por tanto no cambia, es esa gran incongruencia que tiene el hombre quiere saber, saber, saber, documentarse, documentarse, documentarse, y lo más sencillo, que es pararse, observar su propia vida, observar la armonía que hay en ella, no lo hace, pero sí pasa al siguiente paso de saber, saber, saber, querer acaparar, querer en definitiva compararse, y cada cual lleva su ritmo. Se sentirán mal, se agobiaran, verán al contrario, parecerá un retroceso si se comparan con otros seres humanos.
Deben de coger su punto, su propio punto, es tan sencillo, ¡tan sencillo! Si nadie les juzga, si ustedes no juzgan, qué más da que en un momento determinado se les ilumine y comiencen a cambiar y otros lo hayan hecho antes, ¡qué más da!, si lo que se trata, lo que se está intentando que comprendan es que el cambio lo va a hacer toda la humanidad entera, toda la humanidad. Lógicamente, unos a un tiempo, otros a otro, unos de un modo, otros de otro, unos con alegría, otros con sufrimiento, unos con enfermedades, otros con salud, pero el cambio, hagan lo que hagan, lo va a hacer toda la humanidad y lo está haciendo.
Se habla para aquel que quiere hacer el cambio con armonía y se les dan bases, únicamente bases, por eso no se han de sentir mal. Tienen que trabajar, observarse e inmediatamente ponerse al Servicio, con mayúsculas, primero a su auto servicio, después al de su entorno más inmediato y después ya serán requeridos.
Pero tienen que armonizar sus vidas. Deben armonizar sus vidas, lo deben, es el gran débito de la humanidad, llegar a dar lo mejor de ese ser cristalino para ayuda de sus semejantes y ayuda para el Gran Plan.
Así sea.

07 noviembre 2009

El reconocimiento

Tienen que reconocer en sus vidas, en su interior, la magia del momento.
Tienen que comprender que la vida, para que se sienta una vida en mayúsculas o la autentica vida, es como muchas veces les hemos ido diciendo, engrandezcan los acontecimientos, las palabras, las ideas, no las empequeñezcan.
Cuando sean capaces de vivir cada momento como mágico será cuando se acerquen a lo que nosotros llamamos la autentica vida, porque se darán cuenta que de lo que están viviendo en su mayoría, quejándose de lo que ocurre, quejándose de su entorno, quejándose de su propia vida y de los demás.
En eso que ustedes viven como queja, si descubren el sentido en todos esos acontecimientos que no les gustan, es cuando automáticamente surge la magia y todos los instantes se engrandecen y pasa de ser una vida simple a una vida grandiosa, y no han cambiado absolutamente nada físico o concreto, han cambiado su forma de ver y sentir el instante.
Hacen de sus instantes de vida una rutina ordinaria y eso empequeñece la vida. Esperan y esperan esa grandiosa vida, esa auténtica vida, y esperan encontrarla deslumbrante, pero lo están viviendo, o mejor dicho, lo tienen ante ustedes y no lo han descubierto por su forma de ver sus vidas y por tanto de vivirlas. En ese espacio concreto y con esos seres concretos con quienes ustedes han formado lo que llaman su vida, pueden descubrir la autentica vida.
Lo que les queremos expresar es que están acostumbrados por hábito a desear cosas de fuera, cosas que según la mayoría no tienen, y pierden la magia del instante, no reconocen que en esa pobre vida, en esa pequeña vida, pueden estar la magia y la grandeza.
Y lo que queremos que descubran es que, para coger las riendas de sus vidas es a partir de ahí, tienen que habituarse a recrearse en lo que hay, en lo que son, partiendo de sus limitaciones o no limitaciones, partiendo de lo que son y lo que hay. Pues partiendo de esa vida de queja, de esa vida que han hecho oscura, en su gran mayoría, es donde pueden encontrar la grandeza y donde sus espíritus se deben de recrear.
No busquen fuera, no alimenten otras vidas que no sean las que ustedes han creado. Como tantas veces les decimos, andan buscando equivocadamente, andan anhelando equivocadamente aquello que creen no tener y ansían las vidas de los demás, ansían las personalidades de los demás, no se han centrado, no han aceptado que la Vida con mayúsculas comienza a crearse a partir de lo que hay, a partir de lo que son. Pero, lógicamente, no con esa visión que tienen ustedes de la vida. Está todo dentro de ustedes, lo que no saben es buscarlo y buscan fuera tratando de alimentarse de cosas externas cuando deben –repetimos- buscar en su interior pero de otra forma, deben aprender a buscar de otra forma en sus vidas.
En primer lugar deben reconocer lo que tienen, un buen reconocimiento. De hecho, estos que hablan están reconociéndoles, están reconociendo sus energías para potenciarlas. Ustedes deben reconocer sus espacios, su entorno, lo que ustedes llaman su vida, reconocerla, observarla. Y automáticamente creerán que deben cambiar, formas, actitudes, para ir mejorando, pero ¿cómo?, ¿cómo van a comenzar ese cambio?, ¿fustigándose?, ¿pensando: “¡qué mal lo he hecho! o ¡qué mal lo estoy haciendo!”?, ¿dejando un espacio para el día siguiente, para pensarlo más concienzudamente?, ¿cómo?
Porque, con toda la trayectoria que el hombre lleva, aun no ha encontrado el modo correcto de reconocer su vida y realmente comenzar a ordenarla para que sea ensalzada, para que sea realmente grandiosa, gran diosa, una vida perfecta en el planeta Tierra.
Son pequeñas reflexiones que deben hacerse, porque para buscar en lo que hay, o partir desde lo que hay, si lo que hay esta caduco, enfermo o no válido y tenemos que partir de lo que hay, ¿qué debemos hacer para que deje de ser esa reflexión obsesiva que al hombre no le ha llevado a despegar, esa obsesión que constantemente le lleva al mismo punto de partida y le hace estar con una gran insatisfacción con su entorno y con lo que es?
Si en estos momentos actuales les estamos insistiendo en que van a ser reconocidos, alineados y traídos a otros espacios con otras vibraciones, tendrán ustedes que reconocer su propio espacio y elevar en ese hábitat toda la energía, toda, las suyas y las de los que convivan en ese lugar.
El hombre reflexiona y se obsesiona al instante, y siempre comienza a pensar, hasta con las mismas palabras, en qué hacer para cambiar, pero siempre lo coge desde el mismo ángulo. En principio sería bueno que cortaran las rutinas, porque de la forma que el hombre siente cuando todo es rutinario, es pobre, muy pobre, y lógicamente no puede enriquecer ni dar luminosidad a esa vida porque está girando y girando y girando en un sin sentido.
Entonces debería romper con las rutinas, cortar con las rutinas, huir de las rutinas, y para eso la mayoría pensaran: “¿y qué puedo hacer con los horarios?”. Lógicamente, se les va indicando poco a poco, paso a paso, pero tienen la necesidad de ir sintiéndose –no pensando, sintiéndose- capaces o capacitados para comenzar a actuar sin ningunas direcciones.
Para ello les decimos: “siéntanse, sientan qué desean, sientan qué necesitan”. Si deben cortar con las rutinas y deben cambiar horarios o deben dar un giro de 180 grados a sus vidas háganlo, ¡háganlo!, hagan todo aquello que necesite cada uno de ustedes para no sentirse atrapados dentro de una misma rutina con una vida pobre y empequeñecida. En sus manos y en sus vidas esta la grandiosidad, y de esa vida a veces no tienen que cambiar o cortar absolutamente nada, deben de cambiar su forma de ver y coger lo que ustedes llaman “el problema”.
Con aquello que no estén a gusto, con aquello que deseen cambiar, la forma es romper con las rutinas. Si yo me pongo a pensar por la noche qué hacer, no lo voy a hacer por la noche, lo voy a hacer a mediodía; si tengo que llevar una vida de horarios por trabajo, voy a ver cómo arreglarlo para romper con esos horarios.
No se les da nada que no puedan hacer, nada. Lo que hoy les parece una gran montaña es sencillísimo, todo va a ir en función del punto evolutivo en que esté cada ser humano.
Si el hombre se plantea engrandecer su vida, llegar a esa culminación de evolución como raza con su vida, ante ese planteamiento es que ese ser está preparado para poder hacer todos los cambios, por difíciles que a uno le parezcan.
Ahora bien, si escuchan las palabras, si leen las palabras, si les llegan de alguna forma y no se han planteado engrandecer sus vidas porque no tienen la necesidad de ver y vivir esa grandiosidad con los seres que les rodean, y prefieren su vida porque lo llevan bien o mejor, es que no están en el momento y no pueden encontrar ese camino dentro de sus vidas, por tanto no van a hacer el cambio.
Pero si el que escucha, aquel que le llega toda la información y quiere, porque lo ve lógico, porque siente que debe ser así, pero en él no está, no se fustiguen, vivan sus vidas y dentro de su necesidad vivirán bien, continuaran deseando vivir de otro modo, reconocerán constantemente que otros, según ustedes, viven o les va –como se suele decir- mejor la vida, sí, todo eso lo verán, pero no traten de contemplarlo de forma para poder cambiar su vida, no lo van a conseguir. El hombre no eleva su estado de vibración o su conciencia a través de su voluntad, no es así, no se obsesionen buscando una salida cuando todavía no están preparados.
Tienen que comprender y reconocer el punto en que cada uno está, hacerse sus preguntas no obsesivamente, sus preguntas. Para ello tienen el tiempo de meditación, el tiempo de oración, el tiempo de quietud, el tiempo de contemplación. Háganse sus preguntas: “¿Yo quiero cambiar de vida?, ¿necesito cambiar de vida?, ¿me gustaría que fuese de otra forma mi vida?, ¿estoy dispuesto a cambiar esa vida?, ¿qué quiero ofrecer yo?”.
Háganse todas esas preguntas. Si en algunas de ellas sienten en lo más profundo que se puede, que deben, ahí están preparados, por tanto no les costara encontrar el modo de organizar para poder hacer de su vida ese instante de grandiosidad, pero no para un momento pasajero, sino para conformar una nueva vida en la que estén totalmente complacientes y complaciendo a todos los que participen de ella.
No se dejen atrapar en la queja por muy sutil que esta parezca. No se quejen, no se adapten a algo por miedo, no se adapten a esa vida por alguien o alguienes, sean lo más sinceros y transparentes con ustedes mismos para saber que son ustedes los que han decidido y deciden qué hacer con su vida.
Pero no a través de “podría ser de otra forma, debería ser de otra forma pero es lo que me toca, pero es lo que ahora tengo que vivir, ya pasará”. No es el momento de esas reflexiones, porque si comienzan con estas quejas y reflexiones van a llevarles al mismo sitio en el cual están, y si realmente quieren por necesidad vital hacer el cambio, no es la forma correcta de recrearse en esa vida porque no van a encontrar salida por ahí. Eleven a aquel, a aquellos que tienen alrededor, elévenlos, vean lo más hermoso que ese ser tiene y sáquenlo, sáquenselo.
En la medida que ustedes, con los seres con los cuales se relacionan, con los cuales han creado una familia, unos amigos, un entorno, eleven al máximo toda la potencia que tienen como seres y les muestren esos dones que en muchas ocasiones ni uno mismo se cree, en la medida que ese entorno vaya elevando esa vibración a través de uno que le hace ver lo hermoso que es, la belleza que hay en su interior, la forma tan maravillosa en la cual se puede comportar, puede pensar, puede idear, en esa medida va engrandeciendo su propia vida, va reconociéndose hacedor de esa maravilla porque ahí está creando la vida, la magia, está sacando de una vida simple y vulgar, y disculpen, una vida simple y vulgar esta elevándola al máximo a través de los componentes de ese entorno, de esa vida.
Y ¿qué hace el hombre actual en su gran mayoría?: empobrecer las relaciones, mostrar lo feo que tiene, por tanto, uno mismo ve la fealdad. Deben potenciar todo el entorno sacando la belleza. Les va a resultar más grato, más enriquecedor, mostrar la belleza de los demás, hacerles sacar esa belleza, que descubrir la propia. Es más, potenciando a todos los seres que a uno le rodean se engrandece tanto el alma que ya no recurre absolutamente a nada de fuera, ve la belleza interna y tiene esas ideas luminosas y tiene esos sentires hermosos.
Pero el hombre vuelve a replicar de la misma forma para ver qué hacer con su vida y vuelve a sentarse y a decirse: “¿por dónde y cómo lo hago?”, y “no puedo, ¿por qué?”, y “claro, si yo no tuviera y tuviese”, “claro es que otro puede pero yo no”, “cada uno tiene sus problemas…”
¿Dónde están?, ¿qué están haciendo con esas vidas? Si es lo que quieren, adelante, continúen con ellas. No se habla para aquel que está durmiendo, se habla para aquel que quiere escuchar. Tienen que partir de lo que hay, pero lo que tienen hoy, hoy es pobre, hoy sus vidas, en la inmensa mayoría, no sirven, ¡no sirven!, entiendan la palabra, no dan servicio ni a ustedes mismos y cuanto menos a la humanidad. Es un reflejo de decrepitud, un reflejo de lo que no se debe hacer, un reflejo de lo que ya está caduco para el sentir que comienza a tener este ser.
Pero si –repetimos hasta la saciedad-, si vuelven a entrar en sus mismas preguntas lo único que van a obtener son las mismas respuestas, van a estar enclaustrados sin saber por dónde tirar, con mucha información que les va a llegar por todos los sitios, por todos, porque es momento de hacer una nueva vida dentro de la que hay, con los mismos cuerpos, con los mismos seres.
No pueden escuchar otras cosas porque es momento de lo que están escuchando, y deberán escuchar hasta que ese que sabe de su interior no dé el salto evolutivo y vibre de determinada forma para poder ser, ¡para poder ser! Ser ese hombre complaciente, esa mujer femenina, creativa, esa belleza grandiosa, esa sensibilidad que da muestras en cada instante de que sabe.
No pueden continuar con esas vidas limitadas, con sus mismos hogares, sin ningún cambio. Por favor, airéense, rompan rutinas, si quieren realmente ser servidores rompan rutinas, no se encasillen, están encasillados en: ”no sé cómo”, en ”todo se pondrá cuando sea momento”, en ”me están ayudando”.
Sí, les están ayudando, y sí, todo cuando sea el momento, sí. En todo eso está, pero no olviden lo siguiente: el momento lo ponen ustedes, el sufrimiento lo ponen ustedes, con lo cual, si se recrean en una vida que no les complace es porque ustedes están poniendo el momento. Ya se les dijo que el momento es ya, ¡ya!, el apoyo es ¡ya!, ¿Qué ustedes dicen: “ya”?, en instantes, ni minutos ni horas, instantes, verán la forma para adecuar esas vidas con lo que conlleva la vida de cada cual para engrandecerlas. Pero mientras estén con sus limitaciones, lógicamente pueden aplazarlo y dirán y se dirán: “ya llegará el momento”. Todo está en sus manos, todo.
Dentro de ese reconocimiento -como hemos dicho hace unos instantes- somos una gran familia, lo que ustedes consideran una gran familia, somos una gran familia de almas. Y los componentes o los dirigentes de esa gran familia de almas también están reconociendo cómo hacer que ustedes se engrandezcan, que el hombre eleve esa vibración.
Al igual que sus vidas, cuando hablamos de la gran familia de almas imagínense con sus mismos medios pero a un nivel de almas. Hablamos de almas, hablamos de espíritus, hablamos de seres de luz. Pueden o no estar encarnados, pueden o no residir en este planeta, pueden o no ser humanos, recuerden que esto no tiene fin, es una constante, una constante evolutiva.
Pues cuando se plantea a ese nivel ocurre lo mismo pero engrandecido: ¿cómo hacer para elevar la conciencia de estos seres para que el momento de transito planetario puedan realmente hacerlo con armonía, para que puedan escucharnos, para que podamos tener mutuamente una constante comunicación? Porque es necesaria la comunicación de los seres que habitan el planeta y los seres de otros lugares, es necesario que cada cual esté en esa sintonía para que cuando sea el instante de marchar puedan escuchar.
Pero ese ejercicio que es tan sencillo en palabras, escuchar, hablar, comunicarse, cuando se trata de la materia que tiene el hombre hay pasos a seguir como es elevar su estado de vibración para que puedan escuchar, para que puedan sentir, para que puedan percibir. Y el estado de vibración no se cambia si la vida física concreta que son sus vidas no las elevan, porque, ¿de qué respiran ustedes?, ¿de qué se conforman ustedes? Se conforman de su entorno, de la belleza del entorno, o la no belleza. Se alimentan de los que forman esas familias, se alimentan de salir, se alimentan de ideas. Pero si todo ello está con una vibración densa y baja, la cual no les gusta y por eso se quejan, entran dentro de esa densidad que ni escuchan, ni perciben ni atisban, solo se quejan.
No se quejen. Realcen sus vidas, vean la grandeza que tienen en su entorno con todo, seres, espacios… Háganlo bello.
El hombre se irrita, el hombre se enfada, el hombre no está satisfecho con su vida y hace culpable al resto, se hace culpable a sí mismo, se anulan. No es tiempo de anularse, es tiempo de potenciarse, tiempo de que aquel que sabe, aquel que siente, aquel que esta mas despierto potencie su vida, su entorno y a los seres que componen su vida. Poténcienlos, porque eso es lo que les va a enriquecer y hacer llegar a donde cada cual siente que debe de llegar.
Esa sería una buena forma de ver un cambio en la vida de cada cual, ¿cómo cambiar mi vida?: potenciando a los seres que en ella habitan, haciéndoles sacar lo más hermoso que tiene cada cual. Eso, por sí solo, engrandecerá sus vidas, y partiendo de esa vida insignificante crear esa vida grandiosa.
Así sea.

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