27 diciembre 2007

ORACION: LA ESPERA DEL HOMBRE ANTE LA VIDA


Comenzamos con una pregunta para que cada uno la responda para sí mismo:

¿cómo viven ustedes la vida?
¿qué sensación tienen ante la vida?
¿qué esperan de la vida?

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Cuando preguntamos por las sensaciones que cada uno tiene de la vida es porque no hay palabra adecuada para cada cual, para hacer esa pregunta, porque el hombre, el ser de humanidad, se mueve por sensaciones y cada uno tiene sensaciones distintas, pero ante la vida cada cual sí sabe dar nombre a esas sensaciones que tiene. Puede ser que una persona sienta -tenga esa sensación-, que está parado, que toda su vida se mueve siempre de la misma forma, con el mismo ritmo, con lo cual la sensación que tiene es de parón y muchas veces se dice a sí mismo: “esto no puede ser, porque yo tengo otras sensaciones”. Otras, la persona cree que hace mucho, otras el hombre no mas que está a la espera y se da cuenta, es consciente, que está esperando algo para moverse, no sabe qué, pero la sensación que tiene es la de espera.

Y así, cada ser humano tendrá esas sensaciones que le hagan ver su vida de forma distinta a los demás y le dará un nombre, y ese nombre que le dé, si es de que lo hace todo maravillosamente, que está perfectamente adecuado con su pensamiento, su sentir y su hacer y está satisfecho, lógicamente su sensación será la de hacer y estar haciendo, y ese ser no se sentirá a la espera, no pensará, aunque siempre el ser de humanidad espera algo porque no tiene todas las respuestas, por tanto él espera, espera a que algo le haga ver otra cosa, o a que alguien le dé una idea, o le venga una intuición, a esa espera nos referimos, que el hombre está llevando su vida, trabajando en el hogar, pero la sensación es de que a través de un instante, en un momento, puede tener una intuición o un sentir que le dé ese sentido que el necesita a su vida. Y así, con esas incertidumbres o respuestas o necesidades, está la gran mayoría de los seres humanos.

Y nosotros, seres que apoyan al hombre, que están velando por el hombre para que se decida a seguir esos atisbos de intuición, a coger sus riendas de la vida y que la dirija por donde sienta, intuya o necesite dirigirla, ahí estamos los servidores, a punto y dispuestos para aquel que lo solicita.

Pues bien, con esa intención de apoyo y claridad para aquel que quiera, que pida, que necesite, les decimos: hay cada vez más seres en el planeta que están preparados para dar respuestas autenticas, seres que están preparados para ver la vida de forma distinta a lo que hoy están viéndola.

Y ¿qué ocurre cuando un ser está preparado a todos los niveles, anímicamente, físicamente, mentalmente, emocionalmente, energéticamente, qué ocurre cuando ya está todo su cuerpo preparado para recoger esa nueva visión y no lo hace, y no lo muestra? Lo que ocurre es que el hombre que está totalmente preparado y no lo muestra se siente totalmente desconsolado, nada de lo que tiene a su alrededor le hace plenamente feliz, siempre está con la sensación de que en su vida falta algo fundamental, aunque no lo comente con nadie y se lo calle para sus adentros.

Pero cada vez se queda más a la espera, a la espera de que la vida le traiga, le lleve, le haga. Y como la vida no le puede traer, no le puede llevar y no le puede hacer, se siente desconsolado. Porque -no lo olviden- la vida no trae, la vida no lleva, eres tú el que trae a la vida, el que lleva la vida, porque la vida en sí es vida, el hombre, dentro de esa vida, es el que se tiene que configurar, el que se tiene que obligar a hacer de su vida, cada cual de su vida.

No puede el hombre estar a expensas y a la espera de que la vida le traiga. La vida no trae, la vida está, está a la espera de que el hombre coja sus riendas y dirija su propia vida tal y como él siente. Si quedan a la espera, se encontrarán cada vez mas desconsolados, mas frustrados, sentirán que la vida no tiene ningún fundamento. Y la vida sí tiene, la vida es vida, pero el hombre no la vive, el hombre pasa, la deja pasar, y ella está a la espera de que el hombre la atraiga, la atraiga y la configure en base a sus propias necesidades, en el más amplio sentido de la palabra, a sus propias necesidades sean las que fueren para cada uno de los seres humanos.

Y volvemos a repetir, cuando el hombre está preparado y no coge las riendas, no encontrará sentido a su vida, vivirá en esa frustración que en muchos momentos le hace caer en enfermedad, cuando no debería conocer la enfermedad. El hombre, si está preparado, no debería conocer la enfermedad. La enfermedad es sinónimo de frustración del alma, del espíritu, como quieran, es un reflejo de que en lo esencial no se le está dando cauce. Cuando se le da cauce, cuando el hombre, en base a su intuición, a su sentir, dirige su propia vida y hace de ella algo que le llena, algo que para sí mismo es inmejorable, no cabe la enfermedad.

Pero vamos mas allá, dando por sentado, por hecho, que ya se sabe que la enfermedad es un reflejo de que el hombre no está haciendo lo que realmente le corresponde por nacimiento, eso dejándolo ya bien sentado, cada vez que veamos a un ser enfermo, automáticamente no cabe ningún juicio ni valoración, no, sencillamente no está haciendo aquello a lo que vino, no está cumpliendo aquello por lo cual nació. Es más, se está alejando.

Vamos más allá. Cuando el hombre está preparado, ahí entra la palabra espiritualidad bien puesta y bien comprendida. Cuando el hombre está preparado, todo lo que le rodea, todo lo que ve, todo lo que toca, está impregnado -y así lo siente y lo vive- de esa espiritualidad que envuelve todo lo creado. Ya la siente, la vive.

Insistimos hasta la saciedad para que se les quede bien claro, para que no hayan dudas ni confusiones, cuando está preparado y no se impregna toda su vida, lo que toca, lo que hace, lo que piensa, lo que siente, de esta espiritualidad, de nuevo el hombre se siente frustrado y de nuevo no ve la salida por dónde ir, por donde caminar, por donde continuar. A eso, estos servidores llaman estancamiento. Sí, está preparado, pero no da el salto. Sí, todo está a su favor, pero no se atreve. Sí, todo lo tiene, todo lo tiene a punto pero no se decide, espera de nuevo.

Observen sus vidas. No vamos a entrar en individualismos ni en uno ni en otro. Todo aquel que escucha la oración, todo aquel que está siguiendo, continuando con una oración, debería saber que hoy ya, ya, está preparado, y que hoy ya se espera de él otras respuestas, se esperan de cada uno de ustedes otras respuestas.

Para todo ser orante, para todo aquel que escucha y vive la oración, se espera otra respuesta. ¿Qué no se atreven?, ¿que no se deciden?, ¿que les parece pronto?: eso cada cual debe observar su vida y si realmente está satisfecho con ella. Si realmente su vida en la mayoría de puntos la ve correcta y bien, perfecto, perfecto, pero para todo aquel que se introduce dentro de la oración y siente que a su vida le falta, aunque no sepa darle nombre, pero le falta sentido, para este ser o estos seres es para los que se les dice: están preparados, pero ustedes no quieren verlo porque verlo es tomar la responsabilidad de hacer, de hacer para mostrar, y ustedes no quieren coger esa responsabilidad.

Y se le podría poner muchos ejemplos a cada uno de ustedes. Se les podría y se les puede y se les contesta individualmente a cada una de las preguntas, pero ustedes las velan, no las quieren escuchar.

Observen sus vidas, sobre todo últimamente, ¿cuántas veces no han sentido como una llamada de alerta para hacer o decir algo y no lo han hecho? ¿Cuántas veces se han quedado a mitad de camino con una idea, una idea dada, regalada, y la han cortado antes de plasmarla? Muchas, pero aun así, ahí se apuesta porque en un momento pueda alguien atreverse a dar cauce a esa idea, a esa intuición, y se apoyará y se apoya.

Están a la espera. Y sus vidas no deberían de estar a la espera. Están todos dormidos y no se les exige ni pide nada, nada, porque ustedes automáticamente que escuchan estas palabras piensan: “¿bueno, y qué tengo que hacer, y qué tengo que decir, y qué…?”, automáticamente.

Pero, ¿están dormidos?, ¿acaso no han tenido la sensación o la intuición o la idea de hacer algo? Y lo han filtrado por su mente y lo han abortado antes de comenzar

Que un ser humano que no está -que no se puede decir orante- tenga esas respuestas, es lo normal, entre otras cosas porque su vibración está donde está, no está preparada para recibir esas intuiciones, para escuchar o tener esas ideas, es normal, muy normal la repuesta de ese ser humano. Pero que ustedes den todavía esas respuestas como si estuviesen dormidos, no hay compresión para ello, no lo comprende, ¿quién no comprende?: su espíritu, su alma, no comprende cómo teniendo esa fuerza en un instante, no lo han llevado a cabo, cómo a través de esa fuerza, de ese impulso momentáneo, no han dado rienda suelta.

Son palabras de su espíritu, necesidades que tiene su propia alma y no las dejan salir, no las plasman. Lógicamente nos sentimos en el deber de decirles: despierten, despierten porque sus cuerpos van a enfermar, porque están preparados para hacerlo y no quieren, han hecho lo que no deberían de hacer, comenzar. Aquel ser de humanidad que comienza por curiosidad, por salir, por reunirse, ya se les dice y se les dijo “están en tierras movedizas, si no se van a atrever a dar otra respuesta mejor déjenlo como está, no escuchen aquello que les va a hacer daño como no lo saquen, como no le den forma”

El hombre debe escuchar cierto tiempo, cada cual el que necesite, unos más otros menos, pero cuando ya su cuerpo y todo él está preparado para dar, preparado para esas respuestas perfectas, no casi perfectas o en una parcela de mi vida perfectas, no, exíjanse la perfección en todo lo que ven, en todo lo que tocan, sienten o piensan, no dejen pasarse nada.

Eso lo debe de hacer cada cual consigo mismo, no sean tolerantes con ustedes y sí sean tolerantes con los demás, sí tolerantes con los demás porque nadie sabe en qué punto o lugar está ese ser, pero uno de sí mismo sí lo sabe, sí lo sabe. No se puede permitir, no se debe, dar unas respuestas que surgen por la inercia de tanto y tanto tiempo con ellas pero que hoy ya no están en el interior, ya no le corresponde a uno.

Y en esta oración de la espera, al igual que el hombre espera, el Cielo espera sin esperar ¿comprenden? El Cielo espera sin esperar para derramar todos sus dones y toda su fuerza en aquel que se decide y apoyarle en cualquier empresa o idea. Esa es la espera del Cielo.

La espera del hombre es la de brazos cruzados. No, el hombre tiene que hacer su vida, modelarla, imagínense que pueden ustedes dibujar su vida y la dibujan, la dibujan, es un acto de hacer, hacen un dibujo, dan forma a un sentir y cauce a esa necesidad de ese sentir. Pero, ¿qué hace el hombre?: esperar, esperar a que unos u otros le muevan su vida, bien sea con gritos, con enfados, con alegría, con ilusiones, pero es el enfado de otro, la ilusión de otro, cuando el hombre se debería de fusionar con todo aquel con quien convive, fusionarse esas dos, tres, las que sean, fusionarse con esas ilusiones, esas necesidades y llevarlas a cabo, darles forma a través de la fusión de ideas. Ese es el caminar del hombre.

Hace tiempo se les dijo que estos servidores y otros están a la espera de cada uno de ustedes, seres de oración, seres que apuestan por otra calidad de vida. Se les dijo que se estaban preparando para poder ser cada cual su propia guía y que a no mucho tardar no necesitaríamos de esta persona que transmite, que ustedes podrían y deberían ser transmisores. Todo ser orante puede y debe ser transmisor porque está preparado para ello.

Cuando el hombre se siente con esa lucidez y se deja hacer es cuando realmente puede decir: no estoy a la espera, no sé qué ocurrirá, sé que puedo hacer maravillas, tampoco sé cuándo ocurrirá pero hago, y hago, y hago. A través de ese ser se puede proyectar, a través de los demás si ustedes se cierran, no podemos proyectar, y aun estando preparados no podemos proyectar.

Y cada ser de humanidad que despierta, cada ser orante, tiene el deber de dar aquello que recibe.

¿Qué dan ustedes?

Amén.

12 diciembre 2007

ORACION: LA GRANDEZA DEL HOMBRE Y LA GRANDIOSIDAD DEL CREADOR

En estos momentos en que se ubica la humanidad, ya muchos saben de la grandeza del hombre, ya muchos han experimentado que los conceptos que el mismo hombre se apropió de pequeñez, de invalidez, de imposible, ya tienen seguro que no son conceptos validos porque han experimentado que el ser de humanidad es más, mucho más de lo que nos han ido inculcando. Y ya hay muchos seres que viven con esa idea y con esos nuevos conceptos y lo han aplicado en el hacer diario, pero hay muchos más en la humanidad que aun viven en esa invalidez, que no creen en la grandeza del hombre como raza ni como individuo, que no se ven capaces de romper con las limitaciones que diariamente el propio hombre les ha puesto, ni tan siquiera con las limitaciones que uno mismo se pone a través del pensar y de la actuación.

La gran mayoría aun viven con todas esas limitaciones, la gran mayoría. Solo aquel que se atreve a pensar, aquel que se atreve a ir más allá de ese pensamiento, a cambiar las formas y conductas, formas de pensar y de actuar, solo esos pocos pueden decir que el hombre es, fue y será grandioso. Ellos ya viven sin limitaciones, ya viven sin fijarse en su entorno, ya viven con la seguridad que da el saber que uno crea ese propio destino, y lo están viviendo.

Para aquel hombre que todavía no se ha decidido a creer y actuar dentro de esa grandeza, para aquel se habla, pero no se cojan a la palabra. Como decíamos estos últimos encuentros, vayan acercándoselo a sus propias vidas el máximo posible. Observen que no decimos a su pequeño mundo, sino que sustituimos la pequeñez por el acercamiento. Acérquenlo a su vida cotidiana. ¿Recuerdan que hablábamos que todo lo que escuchen lo pongan en todos los ejemplos que se les presentan en el día a día? Porque es ahí, en ese acercamiento, donde van a poder entender por qué el hombre, siendo grandioso, vive en la pequeñez y vive en la prisión. Prisión de una mente totalmente encerrada en sí mismo y sus pensamientos, prisión de sentir, hacer y no mover absolutamente nada, prisión del verbo por no expresar aquello que se siente.

Acérquenselo en su totalidad desde el mismo instante en que se levantan hasta cuando termina el día. ¿Cómo se han relacionado?, ¿cómo han vivido sin limitaciones en un aspecto u otro del día? Y en todos los ámbitos en donde se mueven, trabajos, familias, amigos, conocidos. Todo lo que tocan, los alimentos, el agua, la tierra, háganlo lo más cercano posible para que no se les escape nada, todo lo que escuchen, y vayan mas allá de la propia palabra.

Se les sugiere que mientras escuchan no vayan haciendo ese trabajo de rutina mental clasificando las palabras, déjenlo, porque si al tiempo que escuchan van clasificando, no dejan espacio, no dejan ninguna apertura para poder introducir una nueva forma de pensar.

Recuerden también que les hemos hablado de los conceptos caducos de pensamiento con los cuales el hombre se mueve. Si ustedes mientras escuchan están pensando y clasificando, se van a quedar en sus propios pensamientos, no van a dar opción a que estos puedan cambiar. Lo que les sugerimos es que escuchen, sencillamente que escuchen, ya tendrán momento de poder poner en común y ampliar cualquier duda o sensación.

Si venimos diciéndoles mucho tiempo que el hombre ya está totalmente introducido en la nueva vibración de la Tierra, pueden pensar que el hombre actual debe cambiar sus formas de hacer, y no cesaremos hasta que el hombre cambie su forma de hacer. Para cambiar esa forma de hacer, antes tiene que cambiar su forma de pensar, y ahí es donde tenemos el deber de hacer mas hincapié, en esa forma de pensar que ya no se corresponde, y los cogeremos de un lado, de otro, de arriba, de abajo. Y escucharán lo mismo de miles de formas hasta dar con la apropiada para cada uno de los seres humanos del planeta.

Si el hombre no se atreve a vivir esa individualidad no puede haber un cambio de pensamiento y, por tanto, no cabe que haya un cambio de conciencia. Si no se da esa forma nueva de pensamiento, el hombre, como ya les hemos dicho y ahora lo van a escuchar de otra forma, tiene dos opciones: imbuirse, derretirse en ese ser individual que es, o dejarse llevar como raza de humanidad.

Nos explicamos. Cuando el hombre pone a su ser individual en el lugar que le corresponde, donde corresponde, le entra automáticamente una nueva forma de pensar y, por tanto, una nueva forma de actuar. Si el hombre no vive esa individualidad sino que hace en su vida según otros, bien sean jefes, esposos o esposas, familia, amigos, quien sea, si no toma su propia individualidad con su propia necesidad y sentir, no puede elevar ese estado de conciencia.

La Tierra ya alcanzó su nueva vibración y a la raza humana le corresponde dar otro salto, otra respuesta. Como en otras eras o épocas del planeta, en que hubo civilizaciones que sucumbieron y nacieron otras, estamos en la misma situación de cambio en la cual solo toman conciencia aquellos seres que viven su individualidad y no se dejan arrastrar por la humanidad.

Cuando decimos que hay dos posibilidades es porque el ser humano como raza, va a hacer el cambio y lo está haciendo. Cuando se toma voluntariamente la decisión de vivir dentro de esa individualidad, lógicamente no le atañe el resto de la humanidad.

Si la humanidad en general no cree, no quiere, no sabe, no se plantea absolutamente nada de cambios, vive las cosas como son y actúan en base a como le llegan, ahí es donde decimos “meterse con el resto de la humanidad”. Porque como raza igual tiene el hombre que hacer su evolución, idénticamente igual, pero como masa ¿entienden?, como masa.

O sea, somos un poco más claros para que no se confundan.

El hombre genera una vibración individualmente, sí, el hombre individualmente genera una vibración. Si se juntan cientos, miles, millones de hombres, generan una vibración a la cual se le llama masa. De ahí que es tan importante que el hombre viva su propia individualidad, sus propias necesidades y no las de los demás, y no las de la pareja, acérquenlo, y no las de los hijos, más cerca, y no las necesidades de los superiores como jefes, y aún pueden acercarlo mucho mas hasta llegar a vivir su propia individualidad con sus propios pensamientos sin tener en cuenta –escuchen las palabras pero vayan más allá- sin tener en cuenta lo que piense mi pareja, que es lo más cercano, o mis hijos, sin tener en cuenta lo que piense nadie.

Así es como se vive la individualidad y, ¿qué ocurre cuando enseguida les asaltan las dudas? “tengo que pensar en mi pareja, en mis hijos, porque si no voy en contra de mi conciencia, me siento un ser egoísta, me siento un ser…“ Ya están haciendo que esa grandeza del hombre se quede en lo más pequeñito, y así es como está la humanidad salvo un grupo de seres, en lo pequeñito, en lo acotado.

Cuando el hombre da esplendor a esa grandeza y se acerca a la grandiosidad a través de su forma de pensar, la suya propia, que no está teñida con ninguna forma de pensar distinta a la suya y no ha tenido en cuenta ninguna forma de pensamiento a excepción del suyo, es cuando realmente puede vivir la grandiosidad del Creador y la grandeza del hombre.

Hemos comenzado acercándolo a lo cotidiano y ahora lo estamos alejando sin contar la lejanía como la cuenta el hombre. Pero el hombre, viviendo su pequeñez, ha alejado al Creador de sus vidas, lo ha alejado tanto que no lo siente, y muchos, muchos seres humanos, no tienen la menor idea ni sensación ni creencia de que exista un Creador.

Siendo así, ¿cómo se les puede pedir que se acerquen a la grandiosidad de Él? Por eso no hablamos para esa masa, introduzcan la palabra masa como se les ha explicado: ese acumulo de vibraciones que no tienen individualidad.

Aquel ser que vive su individualidad, ese sí cree que exista un Creador, sí cree que ese Creador pueda ser su aliado, su amigo, su compañero, llámenlo como quieran y acérquenlo mucho, Está deseándolo. Está deseando que el ser humano acerque esa grandiosidad a su vida, porque es el hombre quien se alejo de Él, es el hombre quien inculcado por la misma raza, fue creyendo en la pequeñez y en la esclavitud del propio hombre. Y aun hoy, la esclavitud con mayúsculas la vive la gran mayoría. La inmensa mayoría de los seres humanos están esclavos a un trabajo, no un hacer, un trabajo, están esclavos a una convivencia que no saben cómo arreglarla, están esclavos a unos conceptos de pensamiento que no corresponden con la grandeza del hombre. Y todo porque el hombre no se atreve a creer que es grandioso. Todo porque no se atreve a vivir esos instantes, pequeños o grandes pero instantes, que tiene cada ser humano grandiosos, no se atreve a darles cauce, “¿cómo, yo, con esta preparación, cómo yo con esta escasez?”. Todo lo que el hombre se pone son limitaciones porque vive esclavo de la limitación, porque vive esclavo de sus propios pensamientos limitados.

Se les invita a que cambien esa forma de pensar, y ¿cómo se cambia es forma de pensar?: actuando, dando forma, moldeando y modelando esa idea o ese pensamiento. Por eso les decimos: no se queden en las palabras, las palabras son palabras, tienen que ir más allá, hagan de las palabras su vida. Para hacer de las palabras la vida de cada individuo, de cada ser de humanidad, tiene que recomponer las palabras, amoldárselas a su propia vida, a la vida de cada cual, darles forma y cauce, forma y cauce, cada cual con su propia individualidad.

Cuando el hombre se siente individual, real, auténtico, para nada se siente egoísta, para nada. Eso solo lo sienten los que escuchan con oídos de juicio, sí, cuando enjuician las palabras. Porque el ser que vive en esa individualidad es más solidario, mas entregado, mas amoroso que aquel que dice vivir para los demás.

Aquel ser que ya ha descubierto que es grandioso, que su propia naturaleza, su propia individualidad es lo que le lleva a hacer esa grandiosidad y lo que le lleva a acercarse al Creador, se vuelve sumiso ante Él y ante el hombre, no cabe el egoísmo, no cabe, pero es un hecho, se ve, se nota, se siente, se escucha, se… todo, porque es todo cuando el hombre recupera lo que es.

¿Cuántas veces no se les dice y se les dijo y se les dirá que el Creador creó al hombre dotado de ese libre albedrio que es su propia individualidad y Él respeta esa libertad? Es el hombre quien no respeta la libertad del ser, quien no quiere que seamos seres libres. Y el hombre es quien tengo al lado, hombre o mujer, marido o mujer, hijos o hijas. Son aquellos con quienes nos relacionamos.

Cuando en las relaciones humanas haya un pero o un por qué, háganselo ver. En las relaciones humanas no puede haber peros ni por qué: es porque es, te amo porque te amo, convivo porque quiero convivir contigo, no hay intereses, no hay condiciones. Cuando surge un pero o un por qué, sea de donde sea, venga de donde venga, háganlo ver, si lo detectan háganlo ver.

Atrévanse a vivir su propia individualidad porque será de la única forma que puedan llegar conscientemente a vivir la grandeza del hombre. Y cuando el hombre vive esa grandeza, observa cuánto tiempo ha estado confundido, cuánto tiempo ha estado dejando de hacer aquello que podía haber hecho en cualquier instante de su vida, en cualquier momento, qué forma de pensar tan limitada que nos ha dejado totalmente encajonados sin creernos que somos seres sin ninguna limitación.

Ahí está la grandiosidad del hombre, no hay limitaciones en él, no existen, es su mente la que les pone la limitación, pero su mente hoy no sirve, atrévanse a romperle a la mente esos conceptos creados por el propio hombre, por ustedes mismos, porque en su momento optaron por creerlos y por vivir conforme a esa creencia.

De nuevo les tenemos que recordar: son ustedes mismos los que eligen qué hacer. El hombre, quizá, los hombres o mujeres con quien se relacionen quizá no respeten esa libertad, pero sin lugar a dudas, sin ningún lugar a dudas que el Creador respeta y admira la decisión que cada cual tome.

Dejen de vivir en lo pequeño, es un consejo, sólo un consejo, dejen de vivir en lo pequeño porque si lo hacen dejarán de vivir en la pobreza, pobreza de espíritu, pobreza de economía, pobreza de salud, pobreza, pobreza. ¡Atrévanse a vivir en la grandiosidad, atrévanse.!

Amén.

05 diciembre 2007

ORACION: EL HOMBRE, UN PROYECTO VITAL DEL CREADOR


Recuerden que días atrás se les hablaba de que el hombre es co-creador del Creador. Recuerden que decíamos que el hombre es Dios, en cuanto que Éste se vale del hombre para manifestar la perfección.

Hasta ahora el hombre ha creído ser su propio creador sin tener en cuenta quien le creó, por qué fue creado, y en esa ignorancia se maneja la mayoría de seres humanos. Le dan la palabra ateísmo, que usan sin conocimiento alguno, todo por rechazar que él no se creó a sí mismo. Rechaza todo lo que tenga que ver con el Creador o la Creación, con Dios, quizás por ese tilde religioso o por otras causas, pero que lo rechaza es un hecho, y en ese ambiente se desarrolla, vive y convive el ser humano.

Si hacemos recuerdo a ese instante de oración que el hombre era creado a la imagen y semejanza de Dios, porque El se servía para manifestar conscientemente la armonía en el planeta, ¿cómo puede el hombre no atisbar tan siquiera que, lógicamente, si fue un proyecto vital del Creador, éste ser humano debe proyectar su idea con la misma valoración y empuje que el mismo Creador?

Y ¿cuál es el proyecto del hombre? El hombre, aquel que proyecta, proyecta a muy largo plazo, proyecta a años, ¡años, no año!, si tiene proyectos los proyecta a muy largo plazo.

Queremos que piensen en sus vidas, que hagan ligeramente un recorrido a los proyectos que cada uno tiene.

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Todo aquel proyecto que sea a largo plazo, tengan por seguro, lo crean o no, estamos explicándoles y llevándoles hacia un seguimiento para que sean conscientes de lo que ocurre y, por supuesto, lo que ocurre tiene unos resultados. Y queremos que sean conscientes de lo que está ocurriendo para que ustedes mismos puedan valorar los resultados que obtendrá el hombre.

Cuando proyectan a largo plazo, tengan por seguro que no se cumplirá ninguno. Y ¿por qué? Si uno estructura en su idea, bajo su mentalidad, bajo sus conceptos idea un proyecto y no lo ve viable a un corto plazo, por supuesto el hombre, bajo esas premisas tiene que proyectarlo a un plazo mayor.

Y decimos que no se cumplirá ¿por qué -se preguntarán- verdad?: porque el Proyecto Divino es ya y está ocurriendo ya.

Cuando el hombre idea de ya para ya, se cumplirá siempre proyecte lo que proyecte. Si esa idea, ese proyecto lejano lo acortan, y aunque crean que no es viable lo acercan, se cumplirá. Si proyectan a largo plazo, repetimos, no se cumplirá ninguno. ¿Por qué?: porque se va acotando al hombre, le van recortando el espacio que hasta hoy él controlaba, se va cortando las ideas y la mentalidad que hasta hoy el hombre controlaba para que así, por si mismo, se dé cuenta de que lo que hay que hacer es ya, no mañana, ya. Y quitar los conceptos de no puedo, no es momento, no hay dinero, no es viable… Es viable, hay dinero aunque no lo crean.

Lógicamente, el hablarles de todo esto y que lo crean y lo hagan suyo no es fácil. No es fácil que el hombre cambie los conceptos de un instante a otro, por eso les decimos que ustedes mismos observen la frustración con la que el hombre convive hoy, frustración que se convierte en crueldad, en miedo, frustración por la que el mismo hombre quita la vida al propio hombre porque no ve ninguna otra salida.

¿Qué nos quiere decir todo lo que ocurre en el planeta? Creo que es evidente que aunque no crean que todo se puede hacer de ya para ya, aunque no lo crean, lo que sí que estarán con nosotros sin ninguna duda es que los conceptos con los que se está moviendo la generalidad del ser no sirven, que ha de cambiarlos. Como el hombre no cree sino en él mismo, lógicamente el que escuche que es momento de cambiar, tal como lo escucha lo olvida porque no lo puede, no ve la viabilidad de incorporarlo, y entonces les decimos, dentro de la observación del planeta, si el hombre está respondiendo como vemos y escuchamos siendo vital, siendo un proyecto vital para el creador, ¿cómo es posible que la propia raza esté totalmente equivocada hasta el punto de agredirse y quitarse la vida unos a otros? ¿Será que el concepto que tiene y maneja hoy el ser humano no sirve, no es así? Y por la libertad que el creador incorporó en cada ser humano, la total libertad de hacer, deja que el hombre haga o deshaga la vida, cuando es viable porque es un proyecto divino y el proyecto divino no tiene fisuras, la raza humana no tiene fisuras.

Si ante esa perfección sin fisuras el hombre, con su libre albedrio, se marcha por decisión propia o ajena, únicamente muestra que los conceptos con los que se ha hecho solidario no sirven, y ante algo que no sirve es el hombre el que ha de cambiarlos. Por eso nos van acortando el espacio y no dejan que se cumplan esos proyectos a largo plazo porque el cambio es ya, la necesidad de que el hombre tenga nuevos conceptos, nuevas normas de conducta y nuevos pensamientos es de ya.

Si el hombre hiciera la prueba, por aquello que dice el ser humano “vamos a ver qué pasa”, si hiciera la prueba y comenzara a estructurar su idea y a estructurarla a corto plazo, se asombraría. Si no dudara, si no proyectara para dentro de diez, quince, o un tiempo, déjenlo así, todo lo que esté proyectado para un tiempo no ocurrirá porque lo que está proyectado para un tiempo, nada se parece, nada, nada, ni conceptos, ni hombres, a lo que ustedes manejan. El Gran Proyecto Vital nada se parece a lo que ustedes hoy manejan.

Si decimos que es ya para ya, lógicamente ese Proyecto Vital del Creador no está muy lejos, ¿entienden, verdad?, no puede estar muy lejos. Si no está lejos para el hombre y el hombre es Dios, si no está lejos parta el hombre y Dios es el hombre, la idea de Dios y su proyecto no está lejano.

Estructuren sus vidas, sí, estructúrenlas, pero no proyecten ni tan siquiera a un año, cambien esos conceptos porque si no los cambian observarán que, como dice el hombre, “parece que nada me sale bien”, parece que todo se complica, parece que todo lo que dependa de otros seres humanos no puede cuajar. Pero no lo miren así, no lo observen así. Si ese proyecto que uno tiene, sea el que fuere, lo hubieran ideado para el presente, esos hilos intermediarios que parece que estén en contra se pondrían a favor y el resultado sería el que uno ha ideado. Pero seguro, segurísimo, que esa idea no pasa por el “ya”, pasa por el “dentro de un año, dentro de… tiempo”, o más, quizás más. El hombre proyecta muchísimas veces para el día de mañana, pueden ser muchos años, y el día de mañana, no ya por el tiempo sino porque el mañana es y será distinto, distinto totalmente y no les serviría lo que hoy están ideando, por lo que hoy están apostado, es que no les serviría. Por eso están esos hilos, hilos o seres humanos que parece que se pongan en contra de nosotros para no hacer viable esa idea o proyecto.

Estamos hablando y expresándoles proyectos, ideas o ideales que el hombre tiene, pero acérquenlo, acérquenlo a su vida cotidiana, a su vida del día a día, de hora a hora, de momento a momento y obsérvense como relajan y posponen cualquier necesidad. Lo relajan, “bueno pues a la noche, pues mañana, pues dentro de dos días…”. Acérquenlo y acérquenlo a todo, a la expresión, al acercamiento corporal, a la palabra… Vayan acercándolo, se lo expresamos como proyecto, pero si decimos que es de hoy para hoy, aunque no lo tengan como un proyecto maravilloso que pasa por una economía grande, que a eso el hombre llama proyecto, pero al día a día, a la convivencia, a la relación humana, el hombre no la tiene ni la contempla como proyecto.

Y ahora les decimos: ¿por qué el hombre es proyecto vital para el Creador, ¡proyecto vital!? El hombre no tiene ni idea de lo que el Creador proyectó para él, ni idea, pero ante la perfección no puede haber proyectado lo que el hombre está hoy viviendo, por eso, como no entra dentro de ese Proyecto, está recortando los medios para que la necesidad vital del hombre sean la relaciones humanas, como proyecto vital. Y ese proyecto vital es en cada momento, en cada lugar, en cada instante. Eso es lo que el hombre, y hasta ahí y desde ahí, tiene que abordar si quiere realmente fundirse con la idea que en su día proyectó conscientemente con el Creador antes de nacer.

El proyectó dar muestras, mostrar a través de él la perfección del Creador. Y si el Creador creó al hombre para poderse expresar, para poderse comunicar con otros seres, ¿no será que es vital saber que el primer proyecto que el hombre debería tener es relacionarse con todos y cada uno de los seres que habitan el planeta elevando a la máxima perfección esa relación?

Y aun el hombre se entretiene con proyectos a largo plazo… No se realizarán, lo irán observando. No es ninguna sentencia, observen que no les va a salir, que van a perder, lo que ustedes llaman de pérdida y ganancia. O lo proyectan a corto plazo, que sea viable para muchísimos seres de esta humanidad, incluidos el que proyecta, o no se realizará y en pérdidas y ganancias que el hombre se mueve, perderán totalmente, se sentirán estafados, calumniados, sí, se sentirán, porque no tienen en cuenta que todo lo que se está enlazando es porque el Creador ha optado por ir cortando todos los largos plazos.

Y no se sientan ni mal ni bien, es porque así tiene que ser, porque ya es momento de que el hombre vea la vida con los ojos que debe de verla, que viva la vida tal y como tiene que vivirla. Y acérquenlo, por favor, a toda la cotidianidad, a todo lo que ustedes tocan y, sobre todo, al ser humano, a todo lo que el hombre toca en relación al hombre, porque el planeta, lógicamente, claro que necesita de sus proyectos, claro que necesita de su armonía, pero él se basta por sí mismo, y ustedes no se bastan por sí mismos, porque si se bastaran por sí mismos sólo existiría uno de ustedes, y son millones. El hombre, para evolucionar, necesita del hombre. El hombre, para llegar donde el Creador pensó, donde el Creador proyectó, solo puede hacerlo a través del propio hombre, de las relaciones humanas. Y descuiden, que automáticamente se van a ir dando cuenta de que sus relaciones humanas pueden y deben mejorar, que no pueden posponerlas ni a la noche ni al día siguiente. Deben de ser pulcros, muy pulcros, porque es a través de esas interrelaciones como van a poder cumplir lo que en su día vinieron a hacer, a través de las interrelaciones con el propio ser humano.

No busquen más allá. No busquen ideales elevados, a esos llegarán a través de lo pequeño. No busquen proyectos maravillosos, porque a estos también llegaran a través del ser humano. Busquen y no paren, hasta encontrar la forma y el medio de sentirse en armonía total y plenamente con todo aquel ser que forma parte de su vida inmediata, porque también se alejará cada vez mas y se expandirá cada vez más, pero comiencen con lo inmediato, y en el momento inmediato.

¡Si es tan sencillo! Y el hombre tan sencillamente se escapa, busca grandezas, busca ideas maravillosas para encontrarse. Quizás en otros momentos o en otras historias les haya servido, pero en esta estos servidores les piden, por favor, vayan a lo inmediato de sus vidas, a lo inmediato de ustedes y del que tienen delante, para que se pueda ir expandiendo a todo aquello con lo que ustedes se manifiestan, con palabras, con hechos, con obras. No lo retrasen, no pueden retrasarlo, no se les va a dejar retrasarlo, y esta palabra tómenla como ustedes crean que deben de tomarla. Si les hace sentir bien el que al escuchar “no me dejarán” lo encasillan en que algo ocurrirá, está bien, encasíllenlo donde quieran, donde ustedes quieran. Realmente, dentro de su gran libertad con sus vidas pueden hacer lo que quieran, cuando quieran, y de nuevo todo estará bien, todo.

Pero no olviden que el proyecto vital del hombre no es la imperfección, es la perfección puesta al servicio del hombre, que es como decir “si Yo Soy Dios, si Dios está en mí, Él es perfecto, yo no puedo repetir sino la perfección”.

Amén.

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